Por ello, el Papa señaló que "ser discípulos de Jesús es caminar por la vía de la santidad y, ante todo, dejarse transfigurar por la fuerza del amor de Dios. No olvidemos la primacía de Dios sobre el yo, del Espíritu sobre la carne, de la gracia sobre las obras".
En esta línea, el Santo Padre explicó que "nuestros compañeros de viaje, hoy canonizados, vivieron la santidad de este modo: se desgastaron por el Evangelio abrazando con entusiasmo su vocación -de sacerdote, de consagrada, de laico-,descubrieron una alegría sin igual y se convirtieron en reflejos luminosos del Señor en la historia".
"Estamos llamados también nosotros a servir al Evangelio y a los hermanos y a ofrecer nuestra propia vida desinteresadamente, sin buscar ninguna gloria mundana (…) Intentémoslo también nosotros, porque todos estamos llamados a la santidad, a una santidad única e irrepetible. Sí, el Señor tiene un proyecto de amor para cada uno, tiene un sueño para tu vida. Acógelo. Y llévalo adelante con alegría", invitó el Papa.
Charles de Foucauld nació en 1858 en una familia acomodada en Estrasburgo (Francia), quedó huérfano de padre y madre cuando tenía cinco años y su abuelo materno, que era coronel, se hizo cargo de él.
Perdió la fe y eligió la carrera militar, en donde vivió numerosos excesos. Dilapidó la gran fortuna heredada de su abuelo en fiestas.
En 1880 fue enviado a Argelia, pero poco después fue despedido por su indisciplina y mala conducta. Sin embargo, al saber que su regimiento participaba en una arriesgada acción en Argelia, pidió reincorporarse y durante ocho meses demostró su capacidad militar.
La calidad de su trabajo en el reconocimiento de los territorios de Marruecos hizo que le concedieran la medalla de oro de la Sociedad Geográfica de París.
Luego renunció al ejército y quedó viviendo en el norte de África, donde le impresionó enormemente el encuentro con los musulmanes que vivían "en la presencia continua de Dios" y, al volver a Francia, el 30 de octubre de 1886 decidió confesarse en la iglesia de Saint-Augustin, en París.
Durante una peregrinación a Tierra Santa decidió ingresar en el monasterio trapense de Notre-Dame des Neiges. Siete años después, en 1897 abandonó la orden para entrar como siervo de las Clarisas de Nazaret. Durante los tres años que permaneció en ella, escribió la famosa "Oración del abandono".
En 1900 comenzó a prepararse para ser sacerdote en Francia, fue ordenado el 9 de junio de 1901, cuando tenía 43 años. Fue enviado al monasterio trapense de Akbes, en la actual Turquía.
En 1905 vivió en Tamanrasset, en el sur de Argelia, y construyó una ermita con sus propias manos. Allí ofreció su vida por la conversión de los pueblos del Sáhara. Luchó contra la "monstruosidad de la esclavitud" y para ello utilizó dinero que le mandaba su familia desde Francia para comprar y liberar esclavos.
Escribió el primer diccionario tuareg-francés, que es una obra fundamental para el conocimiento de la cultura tuareg.
Murió por un disparo durante un secuestro cuando tenía 58 años. De su carisma surgieron diez congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual.
Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI en 2005 y canonizado por el Papa Francisco en 2022.
Mercedes De La Torre es una periodista mexicana radicada en Roma, que informa sobre el Vaticano desde 2006. Ha cubierto en televisión, radio y prensa diversos viajes internacionales de los pontificados de Benedicto XVI y del Papa Francisco. Licenciada en Pedagogía y Comunicación con maestría en Comunicación Institucional de la Iglesia y especialidad en Evangelización a través de las redes sociales. Forma parte del equipo de Redacción de ACI Prensa desde octubre de 2018.
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