El trabajo argumenta el significado que ha de tener la centralidad de la vida en la construcción de un nuevo modelo de convivencia social basado en el "Buen Vivir", tal como hoy ya aparecen en las constituciones de Bolivia y Ecuador. Se enfrenta críticamente aquellas posturas que niegan la centralidad del ser humano para afirmar la de la naturaleza en esos nuevos modelos sociales.