Lapolicromía es elarte depintar o decorar con varios colores tanto las obras bidimensionales (pictóricas) como ciertas partes de obras tridimensionales (escultóricas oarquitectónicas).[1] Lo opuesto es lamonocromía (uso de un solo color). En lasartes gráficas, tienen uso también los términosbicromía,tricromía otetracromía, según el número de colores empleados.
En la Antigüedad, losasirios ycaldeos pintaron de brillantes colores sus estatuas y aparte de esto decoraban las paredes de sus edificios sea conazulejos, sea con pinturas murales de color vivo cuyo perfil quedaba dibujado por una raya gruesa negra o de color. Losegipcios cubrieron depinturas jeroglíficas sus templos y palacios.
Losgriegos fueron asimismo maestros en policromar sus monumentos y lo mismo puede decirse de los antiguasculturas precolombinas.
Los descubrimientos hechos durante el siglo XIX han permitido cerciorarse de que los helenos cubrían con un sólido estuco, generalmente rojo, las gradinatas y el suelo de sus templos. Loscapiteles yarquitrabes recibían un tono carmín; lascornisas eran azules, realzadas con adornos rojos, pardos, amarillos y verdes; el tímpano era azul; los canales tejas,acroteras,antefijas y todos los barros cocidos ofrecían brillantes colores, hábilmente armonizados. Los edificios civiles o profanos estaban decorados también con pinturas murales.
Los romanos emplearon mucho las columnas monolitas demármol de diversos matices y losmosaicos. Los bizantinos, herederos del arte helénico, continuaron la tradición y transmitieron la policromía a los árabes y a los pueblos de Occidente.
En el estilorománico y después en elgótico fue costumbre decorar con pinturas de tonos vivos y simples lascapillas y estatuas generalmente sobre fondo rojo o azul. A veces, se pintaban de azul, con estrellas lasbóvedas a cuyos efectos policrómicos contribuían por su parte lasvidrieras de colores y dorados.
En elRenacimiento, se emplearon toda suerte de mármoles de colores, mosaicos yfrescos, haciendo lo mismo la arquitectura contemporánea.