 | Este aviso fue puesto el 9 de agosto de 2011. |
Optimates (dellatínoptimātes, «los óptimos» o «los mejores»; singular:optimas),[1] también llamadosboni («hombres buenos»), es un apelativo aplicado a políticos, grupos políticos, tradiciones, estrategias o ideologías en laRepública romana tardía.[2] Existe una «acalorada discusión académica» sobre si los romanos habrían reconocido un contenido ideológico o una división política en la etiqueta.
Los optimates constituyeron la facción aristocrática de laRepública romana tardía. Deseaban limitar el poder de lospopulares (del latín para «partidarios del pueblo», singularpopularis; nucleados en las asambleas populares romanas) y aumentar el delSenado romano, y el poder denobiles(familias nobles) y se opusieron a la ascensión de los«hombres nuevos» (plebeyos, romanos normalmente nacidos en lasprovincias, cuyas familias no tenían ancestros ilustres) dentro de la política romana y a los populariio«patronos de la plebe».
Losoptimates han sido vistos como partidarios de la autoridad continuada delsenado, políticos que operaban principalmente en el senado, u opositores de los populares.[3]
Por su parte, lospopulares que eran vistos como centrados en operar ante las asambleas populares. Los optimates dieron un golpe de Estado en el año 81 tras marchar sobre Roma. El líder de los optimates Sila celebró su triunfo y adoptó elcognomen Félix (afortunado). Se estableció como dictador en el año81 a. C. y a diferencia de en ocasiones anteriores, por un periodo indefinido.[4]Los primeros años del régimen silano fueron especialmente sangrientos, se cometieron miles de ejecuciones de sus enemigos políticos. Sila a petición de uno de sus múltiples seguidores horrorizados por la multitud de la masacre creó una lista de los condenados a muerte que colgó en elForo, en la que se incluía a todos los líderes del régimen de los Marios. Las propiedades de los condenados fueron confiscadas y a sus hijos y nietos se les prohibió presentarse a cargo público.[5]
Las propiedades confiscadas eran vendidas en subastas, donde los seguidores de Sila las compraban a precios desorbitadamente bajos, llevando a cabo una política basada en arruinar a sus enemigos y enriquecer a sus seguidores.[4]Se redactaron más listas que sucedieron a la primera, en las que se incluyeron miles de nombres.[6] En los listados comenzaron a incluirse nombres de ciudadanos sin vinculación alguna con los Marios, pero cuyas propiedades y estatus los convirtieron en objetivos para las expropiaciones, y sus posesiones eran compradas fácilmente por los acérrimos seguidores de Sila. Uno de los partidarios silanos que mayor provecho sacó de esta situación fue Craso que se convirtió en poco tiempo en unos de los ciudadanos más ricos de Roma[6]
En política Sila se dedicó a dar todo el poder al Senado y a disminuir la influencia y el poder de todo lo que contribuyese al detrimento de la autoridad del Senado, reduciendo notablemente los poderes de lostribunos. Designó nuevos senadores todos ellossenadores conservadores También dobló el tamaño del senado aumentando el número de senadores instalando en sus puestos a familiares y amigos hasta los 600 e incluyó entre ellos a numerososéquites, reforzando los lazos entre losterratenientes (senadores) y loscomerciantes (équites).
Referencias a losoptimates ypopulares se encuentran en los escritos de los autores romanos del siglo I a. C. La distinción entre los términos se establece más claramente en elPro Sestio deCicerón, un discurso pronunciado y publicado en el año 56 a. C., en el que contrapone los dos adjetivos.[7]
Además de perseguir los objetivos políticos anteriormente descritos, los optimates se opusieron a la extensión de laciudadanía romana a territorios situados fuera de lapenínsula itálica e incluso a nacidos en la misma. Favorecierontipos de interés altos, se opusieron a la expansión de lacultura helenística dentro de la sociedad romana ysoldados licenciados, creyendo que así, era menos probable que apoyasen a sectores rebeldes.[8]
Los optimates alcanzaron su hegemonía durante la dictadura deLucio Cornelio Sila Felix (81 a. C.-79 a. C.). Este volvía desde Oriente tras derrotar al reyMitrídates VI, obligándole a firmar laPaz de Dárdanos en 86 a. C. Su vuelta a Italia precipitó laprimera guerra civil (88-81 a. C.), en la que derrotó a los líderes popularesCneo Papirio Carbón yCayo Mario el Joven.
Durante su mandato, las asambleas populares fueron despojadas de casi todo su poder, el Senado pasó de 300 a 600 miembros, miles de soldados ocuparon el norte de la península itálica y miembros de la facción popular fueron ejecutados mediante las listas de proscritos. No obstante, tras la renuncia y muerte de Sila, muchas de sus políticas fueron congeladas.
Con la publicación deRömische Geschichte (Historia de Roma) en la década de 1850, el historiador alemánTheodor Mommsen estableció la interpretación duradera y popular de que losoptimates y lospopulares representabanpartidos políticos, que él comparaba implícitamente con los partidos liberales y conservadores alemanes de su propia época. El paradigma de Mommsen, sin embargo, ha sido criticado por varias generaciones de historiadores, primero porFriedrich Münzer, y después porRonald Syme, quienes consideraban que la política romana estaba marcada por ambiciones familiares e individuales, y no por partidos. Otros historiadores han señalado[cita requerida]la imposibilidad de aplicar tales rótulos a muchos individuos, que podían pretender serpopularis uoptimas según les conviniera; las carreras deDruso oPompeyo son, por ejemplo, imposibles de encajar en un «partido». El uso antiguo tampoco era nada claro: incluso Cicerón, a la vez que relacionaba a losoptimates con laaristokratia (ἀριστοκρατία) griega, también utilizaba la palabrapopulares para describir la política que fuera «completamente compatible con... un comportamiento aristocrático honorable».[9]
En consecuencia, los historiadores modernos no reconocen ningún «partido político coherente» ni bajo la denominación depopulares ni bajo la deoptimates.[10] esos rótulos se prestan fácilmente a la comparación con una división moderna entre izquierda y derecha.[11] Interpretaciones democráticas de la política romana, sin embargo, han impulsado una revaluación que atribuye a las etiquetas una tendencia ideológica – por ejemplo, que lospopulares creen en lasoberanía popular.[12]
- ↑Real Academia Española.«optimate».Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Consultado el 16 de abril de 2014.
- ↑Robb, 2010, p. 33.
- ↑Yakobson, 2016, "Summary" para 1.
- ↑abHolland, Tom.Rubicón, Auge y caída de la República Romana, p. 125.
- ↑Holland, Tom.Rubicón, Auge y caída de la República Romana, p. 123.
- ↑abHolland, Tom.Rubicón, Auge y caída de la República Romana, p. 124.
- ↑Robb, 2010, p. 42.
- ↑Everitt, Anthony (30 de noviembre de 2001).Cicero: The Life and Times of Rome's Greatest Politician. Random House Publishing Group. p. 400.ISBN 9781588360342.
- ↑Robb, 2010, p. 99.
- ↑Mackie, 1992, p. 49.
- ↑Gruen, 1974, p. 500.
- ↑Mouritsen, 2017, p. 116. "El reavivamiento del modelo ideológico de Mommsen, si bien sin las estructuras formales de 'partido', coincide con el ascenso de interpretaciones 'democráticas' de la política romana, a las que lógicamente complementa".