EnJapón, con el términooffice lady («señora de oficina», enjaponés:オフィスレディー,romanizado: Ofisuredī), a menudo abreviado aOL (enjaponés:オーエル,romanizado: Ōeru,pronunciado /o̞ːe̞ɾɯ̟ᵝ/), se hace referencia a una trabajadora que realiza tareas deoficina tradicionalmente atribuidas a las mujeres, comosecretaría, recepción u otras tareas administrativas menores. Lasoffice ladies son, por lo general, jóvenes solteras con uncontrato fijo ajornada completa, si bien los trabajos que desarrollan suelen tener relativamente pocas posibilidades de promoción, y existe la expectativa tácita de que dejarán el trabajo una vez se casen.[1]
Debido a la influencia de la cultura popular japonesa en laChina continental,Taiwán yHong Kong, el término también se utiliza allí, aunque con un significado ligeramente diferente.
La expansión de lasoffice ladies se remonta al período posterior a laSegunda Guerra Mundial, paralelamente al crecimiento delsector terciario. Al principio se conocían como «BG» (deBusiness Girls, «chicas de negocios»), pero más tarde se constató que los angloparlantes utilizaban unacrónimo similar,B-girls, para referirse a las mujeres que trabajaban en bares («bargirls»). La revista femeninaJosei Jishin organizó un concurso para encontrar un nombre más apropiado y en 1963 se eligió el términooffice lady.[2]
En la década de 1980, el trabajo más habitual para las mujeres japonesas era el deoffice lady. Representaban aproximadamente un tercio de lamano de obra femenina.[2]
Según la antropóloga Miyako Inoue, la Ley de Igualdad de Oportunidades Laborales promulgada en 1986 estableció vías legales para que las empleadas pudieran reclamar en caso de sufrir discriminación en el puesto de trabajo oacoso sexual. Aunque la ley apenas contribuyó a cambiar las prácticas empresarialesdiscriminatorias, el gobierno la promovió a nivel nacional.[3]
Elestereotipo de laoffice lady aparece con frecuencia en elmanga y elanimejosei, a menudo representado por chicas atractivas, inteligentes y melancólicas, que se aburren en su trabajo y que sufren problemas psicológicos y presiones por parte de sus familias.[4]
A finales del siglo XX, lasoffice ladies solían ser vistas como pasivas y sumisas porque parecía no importarles ladiscriminación por sexo que padecían en el puesto de trabajo. A pesar de que muchas de ellas contaban con una buena formación, se las seguía tratando como trabajadoras poco cualificadas, y el hecho de que fueran ellas las encargadas de servirles el té a los jefes y a los empleados varones ilustraba los prejuicios y el sexismo imperantes en las grandes empresas japonesas.[5] También el hecho de que, a menudo, se las denominarashokuba no hana («flores de oficina»).[6]
Dado que existía la costumbre de que abandonaran la empresa después de casarse, los empresarios eran reacios a invertir dinero para formarlas.[6] No obstante, muchas se conforman con su baja posición y salario porque la mayoría vivencon sus padres y no tienen que preocuparse por los gastos diarios, por lo que pueden gastarse todo su sueldo en viajes y artículos de lujo.[7][8]
La tasa de participación femenina en lapoblación activa japonesa ha ido en aumento desde 1960. En 1995, casi el 40% de la población activa eran mujeres. Los patrones de edad de los hombres y mujeres ocupados difieren considerablemente. El 75% de las mujeres de veinte años tiene trabajo, y el porcentaje disminuye significativamente cuando se acercan a la treintena, edad en la que la mayoría se casan y comienzan a formar una familia (el porcentaje descendió hasta el 55% en las mujeres de treinta años). Además, existe una tendencia de las mujeres mayores de 34 años a volver al mundo laboral con untrabajo a tiempo parcial, lo que hace que latasa de ocupación de las mujeres que superan la treintena aumente. Los hombres, en cambio, permanecen de manera ininterrumpida en el mercado laboral desde que consiguen un empleo en la veintena. Por tanto, la tasa de ocupación masculina sigue siendo alta (95%) a los 30, 40 y 50 años.[8]
Cabe destacar que casi un tercio de todas las mujeres empleadas en 1995 tenían trabajos administrativos, siendo la mayoría de ellasoffice ladies. En cambio, esta proporción es mucho menor en el caso los hombres, pues sólo el 15% realiza tareas administrativas. Aunque muchas mujeres trabajan en oficinas, siguen teniendo muchas menos oportunidades de promoción que los hombres. Sólo el 1% de las empleadas son directivas o jefas, cifra que asciende a casi una séptima parte en el caso de los hombres.[8]
En las empresas japonesas, la antigüedad es un factor fundamental, pues no sólo determina los salarios, sino también la posición dentro de la empresa. Los empleados con menor antigüedad deben mostrar respeto a los que tienen más antigüedad.[8]
Para describir la relación entre los que entran en la empresa el mismo año o tienen la misma antigüedad se utiliza la palabradoki. Si dos empleados sondoki, se supone que tienen la misma posición. Del mismo modo, los términossenpai (sénior) ykohai (júnior) se emplean con frecuencia para describir la jerarquía de las empresas japonesas.[8]
Una empleada júnior debe utilizartérminos corteses comodesu ymasu cuando habla con susenpai. Lasenpai, en cambio, puede dirigirse de manera más informal a sukohai.[8] Los diferentes niveles de formación de lasoffice ladies pueden provocar tensiones entre ellas: lasoffice ladies que son graduadas universitarias pueden optar a puestos de mayor rango que las que sólo tienen el bachillerato, incluso aunque estas últimas tengan mayor antigüedad.[8]
En ocasiones, unakohai puede tener un salario y un rango más alto que susenpai debido a su mayor nivel de estudios. Por ello, lakohai puede no querer mostrar deferencia con susenpai, mientras que ésta considerará injusto que a ella se le pague un sueldo más bajo. Estas disputas entre las propiasoffice ladies dificultan que se unan para hacer frente común contra la discriminación por género.[8]