Memento Mori (1746). Grabado en piedra situado en la Iglesia Parroquial St Cuthbert, enEdimburgo.
Memento mori ([mɛˈmɛn.tɔ ˈmɔ.rɪ] enLatín clásico;[meˈmen.to ˈmo.ri] enLatín eclesiástico; traducido como «Recuerda que morirás», enespañol) es una frase o locución enlatín usada para evocar el recuerdo de la mortalidad del ser humano.[1][2] La frase se utilizaba con bastante frecuencia durante elMedievo como un recordatorio de lafugacidad de la vida, y es común encontrarla en estatuas, obras de arte y objetos que representan la muerte, como los sepulcros. El tópico fue asumido por elcristianismo para advertir cómo las personas deberían estar siempre preparadas para una muerte incierta de la que no sabemos el día ni la hora.[3]
El motivo más común es una calavera, a menudo acompañada de huesos. A menudo, esto por sí solo es suficiente para evocar eltropo, pero otros motivos incluyen un ataúd, un reloj de arena o flores marchitas para significar laimpermanencia de la vida. También suele usarse para denominar a las representaciones de difuntos en lahistoria del arte.[cita requerida]
Se cree que la frase proviene de una peculiar costumbre de laAntigua Roma, que quizás tenga origensabino. Cuando algúngeneraldesfilaba victorioso por las calles de Roma, tras él unsiervo se encargaba de susurrarle al oído la frase de manera repetida, para recordarle las limitaciones de la naturaleza humana, con el fin de impedir que incurriese en lasoberbia y pretendiese, a la manera de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre. Aunque según el testimonio deTertuliano probablemente la frase empleada era:[3][4]
El concepto de “recordar la muerte” se expresa en toda la filosofía griega y romana antigua. En elFedón dePlatón, Sócrates afirma que el único propósito de la práctica de la filosofía “es practicar para la muerte y la muerte”. La declaración aboga por dominar el miedo a la muerte mediante el reconocimiento de la realidad mortal del cuerpo y la búsqueda del conocimiento, que nutre el alma inmortal. Losestoicos enseñaban la virtud de mantener la muerte en primer plano en nuestros pensamientos como un recordatorio de que nada es permanente. Según los estoicos, al meditar sobre la inevitabilidad de la muerte, uno puede vivir más plenamente en el momento presente.[5]
En elcristianismo, la práctica del «memento mori» aparece a menudo en lasSagradas Escrituras, el arte, la arquitectura y en diversos ritos. Los conceptos de moralidad, juicio divino y penitencia se reflejan en pasajes bíblicos como:«En todo lo que hagas piensa en el final, y nunca pecarás.» (Eclesiástico 7:36).[6]
En elcatolicismo, laCuaresma comienza con elMiércoles de Ceniza, en el que un sacerdote esparce cenizas sobre las frentes de losfeligreses como recordatorio de su mortalidad. Siendo la ceniza un recordatorio de que el hombre proviene del polvo y en polvo se ha de convertir (en la biblia se lee la frase«quia pulvis es, et in pulverem reverteris» (Génesis 3:19)[7]). Las meditaciones sobre la muerte han sido una forma común de escritura por parte de muchos santos yteólogos cristianos. LosEjercicios espirituales deSan Ignacio de Loyola, por ejemplo, recomiendan meditar sobre la muerte, la propia y la deJesucristo, para ayudar a acercarse a Dios.[8]
En elbudismo se tiene el concepto delMaraṇasati, una meditación que tiene como objetivo que las personas despierten a la realidad de la vida corpórea y desafíen el apego a la juventud, la salud y la vida misma, que es la fuente de tanto sufrimiento.[9] La atención plena a la muerte es la práctica final de la sección “Cuerpo” de los fundamentos de lameditación de conciencia.[10]
En 2011 se popularizó el términoYOLO en lasredes sociales (siendo un fragmento de la canción «The Motto», del rapero canadienseDrake).Acrónimo de «Sólo se vive una vez» (por sus siglas en inglés:You Only Live Once). El término enredes se convirtió en unmeme, siendo utilizado entre los jóvenes para promover que las personas disfruten la vida, aunque ello implique tomar riesgos, insinuando que no existe otra vida después de la muerte y que las oportunidades que se dan en vida podrían no volver a existir.
En 2017, por medios digitales y redes sociales, la hermanaTheresa Aletheia Noble, una monja católica romana, acumuló un gran número de seguidores enTwitter después de que comenzara a publicar citas e ideas inspiradas en el tema dememento mori.[11]
Efectivamente, la pintura debodegones, que surgió en Europa con loslibros religiosos ilustrados, cumplió en esa época con una función similar a la de la frase durante elimperio romano: subrayar lavanitas de la existencia. Su mensaje era claro: la naturaleza se descompone, mas el alma esinmortal; el espíritu habita brevemente en cada cuerpo. La forma más extrema del mensaje moral que ofrece la vida aún se encuentra en las obras artísticas del génerovanitas, que toma su nombre delíncipit Eclesiastés:Vanitas Vanitatum et omnia vanitas (Eclesiastés 1:2;12:8).[12][13]
El detalle que a menudo revela la presencia de una “pintura devanitas” es la presencia de un cráneo humano, acompañado generalmente por otros símbolos alusivos a la temporalidad de la vida y la inutilidad del esfuerzo humano: flores caídas, frutas podridas, relojes de arena y otros. En muchos cuadros devanitas, se agrupan los elementos que representan la actividad humana (libros, instrumentos científicos) y los placeres humanos (pipas, instrumentos musicales) que marcan la futilidad de lo material en una vida tan corta. La pintura de bodegones simboliza lo que seguirán siendo los seres humanos cuando han abandonado el escenario de la vida:vanitas.[cita requerida]
Una de las representaciones más famosas de la idea que evoca la frase es la encontrada en el famoso «Mosaico de la Rueda de la Fortuna». Encontrado en una casa dePompeya (y que ahora se encuentra en elMuseo de Nápoles), el cual muestra una calavera pendiendo de un hilo situado en el centro de una escuadra, situada sobre una rueda que tiene alas de mariposa (que simbolizan el alma del ser humano). A los lados hay vestimentas de rico y de pobre, queriendo dar a entender que una vez que se rompa el hilo de la vida, la muerte alcanzará a todos por igual, liberando el alma de las personas.[14]
El abad. Grabado en madera de la serieLa danza de la muerte deHans Holbein el Joven.
Ladanza macabra (del francés:danse macabre) es un conceptoalegóricomedieval que se encuentra en el teatro, la poesía y la música, así como en las artes visuales. Se representa tradicionalmente como una procesión de figuras vivas y muertas, con las figuras vivas ordenadas según su rango vital (desde elpapa o un emperador, hasta un niño o infante) siendo conducidas por figuras muertas hasta una tumba. La representación más antigua conocida de la danza macabra fue una serie de pinturas en elCementerio de los Santos Inocentes enParís, que fueron destruidas en 1699. Los dibujos de la danza macabra del pintor alemánHans Holbein el Joven a principios del siglo XVI son considerados por muchos como el culmen de este motivo.[5]
En el siglo XX,memento mori comenzó a expresarse a través de nuevas formas de medios, como el cine y la fotografía. Un ejemplo popular es en la película de 1957,El séptimo sello, del director suecoIngmar Bergman. La película ambientada en una Suecia devastada por la peste en tiempos delmedievo, presenta a un caballero que juega una partida de ajedrez con la Muerte y termina con los personajes de la película tomados de la mano en una colina en una danza macabra.[15]