Altar consagrado en honor deJúpiter y deJuno, del Palatinado
Lamitología romana (engriego: Ρωμαϊκή μυθολογία, enlatín:Mythologia Romana) es decir, las creenciasmitológicas de los habitantes de laAntigua Roma, puede considerarse formada por dos partes: la primera, mayoritariamente antigua y ritualista, representaba los mitos y cultos autóctonos;[1] la segunda, principalmente tardía y literaria, consiste en la fusión de la anterior con varios préstamos, procedentes de lamitología griega.
Los romanos no tenían relatos secuenciales de sus dioses, comparables a laTitanomaquia o la seducción deZeus porHera, hasta que sus poetas comenzaron a adoptar los modelos griegos a finales del periodorepublicano. Sin embargo, lo que sí tenían era:
Un sistema muy desarrollado de rituales, escuelas sacerdotales y panteones de dioses relacionados.
Un rico conjunto de mitos históricos sobre la fundación y auge de su ciudad por parte de actores humanos con ocasionales intervenciones divinas.
Dado que elritual desempeñaba en la religión romana el papel central que el mito tuvo para los griegos, a veces se duda de que los romanos tuvieran una mitología autóctona. Esta percepción es producto delRomanticismo y de la erudición clásica del siglo XIX, que valoraba la civilización griega como más "auténticamente creativa"[2] Desde elRenacimiento hasta el siglo XVIII, sin embargo, los mitos romanos sirvieron de inspiración sobre todo para la pintura europea.[3] La tradición romana es rica en mitos históricos, oleyendas, relativos a la fundación y auge de la ciudad. Estas narraciones se centran en los actores humanos, con sólo la intervención ocasional de las deidades, pero con un omnipresente sentido del destino divinamente ordenado. En los primeros tiempos de Roma, la historia y el mito mantienen una relación mutua y complementaria.[4] Como señala T. P. Wiseman:
Los romanos tenían una rica panoplia de leyendas sobre la fundación y primera expansión de su propia ciudad. Además de estas tradiciones de origen mayoritariamente local, a este surtido se añadió material procedente de las leyendas heroicas griegas en una época temprana, haciendo por ejemplo aEneas antepasado deRómulo y Remo.
LaEneida y los primeros libros deLivio son las mejores fuentes exhaustivas para estosMitos fundacionales de Roma. El material de la leyenda heroica griega se injertó en este tronco nativo en una fecha temprana. El príncipe troyanoEneas fue presentado como esposo deLavinia, hija del reyLatino, antepasado patronímico de losLatini, y por tanto, a través de una enrevesada genealogía revisionista como antepasado deRómulo y Remo. Por extensión, los troyanos fueron adoptados como antepasados míticos del pueblo romano.[5]
Mucius Scaevola en presencia de Lars Porsenna (principios de la década de 1640) deMatthias Stom.Polifemo se entera de lallegada de Galatea; antiguofresco romano pintado en el "Cuarto Estilo" de Pompeya (45-79 d. C.).
Los mitos característicos de Roma suelen ser políticos o morales, es decir, tratan del desarrollo del gobierno romano de acuerdo con la ley divina, expresada por lareligión romana, y de demostraciones de la adhesión del individuo a las expectativas morales(mos maiorum) o de los fracasos en hacerlo.
Rapto de las sabinas, explicando la importancia de lasSabinas en la formación de la cultura romana, y el crecimiento de Roma a través de conflictos y alianzas.
Numa Pompilio, el segundorey de Roma sabino que se asoció con laninfaEgeria y estableció muchas de las instituciones legales y religiosas de Roma.
Servio Tulio, sexto rey de Roma, cuyos misteriosos orígenes fueron libremente mitificados y de quien se decía que había sido amante de la diosaFortuna.
LaRoca Tarpeya, y por qué se utilizaba para la ejecución de traidores.
Lucrecia, cuyo sacrificio provocó el derrocamiento de los reyes de Roma y el establecimiento de la República.
Clelia, una mujer romana tomada como rehén porLars Porsena. Escapó del campamento clusano con un grupo de vírgenes romanas.
Horacio Cocles|Horacio en el puente]], sobre la importancia del valor individual.
Cayo Mucio Escaevola, que metió la mano derecha en el fuego para demostrar su lealtad a Roma.
El modelo romano tenía una forma muy diferente a la de los antiguos griegos de definir y concebir a los dioses. Por ejemplo, en la mitología griegaDeméter era caracterizada por una historia muy conocida sobre su dolor por el rapto de su hijaPerséfone a manos deHades. Los antiguos romanos, por el contrario, concebían a su equivalenteCeres como una deidad con un sacerdote oficial llamadoFlamen, subalterno de losflamines deJúpiter,Marte yQuirino, pero superior a los deFlora yPomona. También se le consideraba agrupado en una tríada con otros dos dioses agrícolas,Liber yLibera, y se sabía la relación de dioses menores con funciones especializadas que le asistían:Sarritor (escardado),Messor (cosecha),Convector (transporte),Conditor (almacenaje),Insitor (siembra) y varias docenas más.
Así pues, la «mitología» romana arcaica, al menos en lo referente a los dioses, no estaba formada por relatos sino más bien por el entrelazamiento y las complejas interrelaciones entre dioses y humanos.
Lareligión original de los primeros romanos fue modificada por la adición de numerosas y contradictorias creencias en épocas posteriores, y por la asimilación de grandes porciones de lamitología griega. Lo poco que se sabe sobre la religión romana primitiva no es gracias a relatos de la época sino a escritores posteriores que buscaron preservar las viejas tradiciones del olvido en el que estaban cayendo, como el estudioso del siglo I a. C.Marco Terencio Varrón. Otros escritores clásicos, como el poetaOvidio en susFastos (‘calendario’), fueron fuertemes por los modeloshelenísticos, y en sus obras se recurre con frecuencia a las creencias griegas para rellenar los huecos de las tradiciones romanas.
Rómulo y Remo amamantados por la loba (Museo Nuovo, Palazzo dei Conservatori, Roma)
Hay una muchedumbre de dioses que pertenecen al amplísimo grupo de los llamadosIndígetes (hasta ciento sesenta nombres) o dioses invocados en las preces llamadasindigamenta, y enumerados en diversos textos, muy especialmente, tomados de lasAntiquitates rerum divinarum y otras obras deVarrón, enLa ciudad de Dios deSan Agustín.
Las prácticas rituales romanas de los sacerdotes oficiales distinguían claramente dos clases de dioses: losdi indigetes y losdi novensides onovensiles. Losindigetes eran los dioses originales del estado romano (véaseDi indigetes), y su nombre y naturaleza están indicados por los títulos de los sacerdotes más antiguos y por las fiestas fijas del calendario. Losnovensides eran divinidades posteriores cuyos cultos fueron introducidos en la ciudad en el periodo histórico, normalmente en una fecha conocida y como respuesta a una crisis específica o necesidad percibida.
Las divinidades romanas primitivas incluían, además de losdi indigetes, un montón de los llamados dioses especialistas cuyos nombres eran invocados al realizar diversas actividades, como la cosecha. Los fragmentos de los viejos rituales que acompañaban a estos actos como el arado o la siembra revelan que en cada parte del proceso se invocaba a una deidad diferente, estando el nombre de cada una de ellas derivado regularmente del verbo para la operación. Estas divinidades pueden ser agrupadas bajo el término general de dioses asistentes o auxiliares, que eran invocados junto con las deidades mayores. Los antiguoscultos romanos eran más un polidemonismo que un politeísmo: los conceptos que los adoradores tenían de los seres invocados consistían en poco más que sus nombres y funciones, y elnumen o ‘poder’ del ser se manifestaba en formas altamente especializadas.
Una cabeza de Minerva hallada en las ruinas de losbaños romanos deBath (Inglaterra)
El carácter de losindigetes y sus fiestas muestran que los antiguos romanos no solo eran miembros de una comunidad agrícola sino que también estaban orgullosos de luchar y muy involucrados con la guerra. Los dioses representaban distintivamente las necesidades prácticas de la vida diaria, como las sentía la comunidad romana a la que pertenecían. Se entregaban escrupulosamente a los ritos y ofrendas que consideraban apropiados.Así,Jano yVesta guardaban la puerta y el hogar, losLares protegían el campo y la casa,Pales los pastos,Saturno la siembra,Ceres el crecimiento del grano,Pomona la fruta, yConsus yOps la cosecha. Incluso el majestuosoJúpiter, rey de los dioses, era honrado por la ayuda que sus lluvias daban a las granjas y viñedos. En su más amplio carácter era considerado, a través de su arma de rayos, el director de la actividad humana y, por su amplio dominio, el protector de los romanos en sus expediciones militares allende las fronteras de su propio país. Prominentes en la época más antigua fueron los diosesMarte yQuirino, que a menudo se identificaban entre sí. Marte era un dios de la guerra al que se honraba en marzo y octubre. Los investigadores modernos creen que Quirino fue el patrón de la comunidad militar en tiempos de paz.
A la cabeza del panteón primitivo se encontraba la tríada Júpiter, Marte y Quirino (cuyos tres sacerdotes, oflamines, tenían el mayor rango), y Jano y Vesta. Estos dioses antiguos tenían poca individualidad, y sus historias personales carecían de matrimonios y genealogías. A diferencia de los dioses griegos, no se consideraba que funcionaban de la misma forma que los mortales, y por ello no existen muchos relatos de sus actividades. Este culto primitivo está asociado conNuma Pompilio, el segundo rey de Roma, de quien se creía que tuvo como consorte y consejera a la diosa romana de las fuentes y los partos,Egeria, a quien a menudo se identifica como unaninfa en las fuentes literarias posteriores. Sin embargo, se añadieron nuevos elementos en una época relativamente temprana. A la casa real de los Tarquinios se atribuyó en las leyendas el establecimiento de la granTríada Capitolina, Júpiter, Juno yMinerva, que asumió el lugar supremo en la religión romana. Otras adiciones fueron el culto aDiana en elmonte Aventino y la introducción de losLibros Sibilinos, profecías de la historia del mundo que, según la leyenda, fueron compradas por Tarquinio a finales del siglo IV a. C. a laSibila de Cumas.
La absorción de deidades locales vecinas tuvo lugar a medida que el estado romano conquistaba el territorio vecino. Los romanos solían conceder a los dioses locales del territorio conquistado los mismos honores que a los dioses antiguos que habían sido considerados propios del estado romano. En muchos casos las recién adquiridas deidades eran invitadas formalmente a llevar su domicilio a nuevos santuarios en Roma. En 203 a. C., la figura de culto representativa deCibeles fue retirada dePesino (Frigia) y acogida ceremoniosamente en Roma. Además, el crecimiento de la ciudad atrajo a extranjeros, a los que se permitía continuar con la adoración a sus propios dioses. De esta forma llegóMitra a Roma y su popularidad en las legiones extendió su culto hasta tan lejos como Bretaña. El diosSol Invictus deriva del mitraísmo, tuvo un culto bastante extendido entre los militares a partir del siglo III, aparece representado en algunas monedas acuñadas porConstantino I el Grande. Además deCástor y Pólux, los asentamientos conquistados enItalia parecen haber contribuido al panteón romano con Diana, Minerva,Hércules, Venus y otras deidades de menor rango, algunas de las cuales eran divinidades itálicas, procediendo otras originalmente de la cultura griega deMagna Grecia. Las deidades romanas importantes fueron finalmente identificadas con los másantropomórficos dioses y diosas griegos, y asumieron muchos de sus atributos y mitos.
Los dioses más importantes de los romanos —dioses Consentes—, al menos en la mitología, son solo los mismos dioses griegos con nombre latino y con algún que otro atributo o anécdota específicamente romanos o itálicos.
En la mitología romana y griega, Júpiter coloca a su hijo nacido de una mujer mortal, el niñoHeracles, en el pecho deJuno mientras ella duerme para que el bebé beba su leche divina y así se vuelva inmortal, acto que dotaría al bebé de cualidades divinas. Cuando Juno se despertó y se dio cuenta de que estaba amamantando a un bebé desconocido, lo empujó, parte de su leche se derramó y la leche que brotaba se convirtió en laVía Láctea. En otra versión del mito,Minerva le da el Heracles abandonado a Juno para que lo alimente, pero la contundencia de Heracles hace que Minerva lo arranque de su pecho con dolor. La leche que sale a chorros forma la Vía Láctea.[12][13][14]
↑Bremmer y Horsfall, pp. 89-104; Larissa Bonfante,Etruscan Life and Afterlife: A Handbook of Etruscan Studies (Wayne State University Press, 1986), p. 25.