La Revolución islámica en Occidente es un ensayo histórico del historiadorespañolIgnacio Olagüe donde en lugar de la clásica historia deconquista musulmana de la península ibérica en el siglo VIII propone la idea de «revoluciónislámica», que sería el resultado de una larga evolución desde la llegada delarrianismo a la Península en el siglo IV.
En 1966, Ignacio Olagüe entregó el manuscrito aFernand Braudel, quien a su vez se lo remitió aJean Baert que publicó una versión reducida en francés del libro en 1969 en París, con el título deLes arabes n'ont pas envahi l'Espagne. Esta versión gozó de gran éxito en Francia. La versión completa del libro no sería publicada en España hasta 1974, ya con el título escogido por Olagüe.
Las razones de su éxito en España deben mucho a que fue favorablemente recibida por los conversos españoles al islam -en 1975 se crea el primer núcleo morabitún en España, en el que estáMansur Escudero, fundador de laJunta Islámica-. Olagüe pretendía con este texto, demostrar que España nunca fue sometida por un pueblosemita, aunque su obra fue utilizada posteriormente por elnacionalismo andaluz para desacreditar el relato de lareconquista.[1]
Fue reeditado en 2004, por la Editorial Plurabelle, con ayuda de laJunta de Andalucía.
El libro, en su versión completa, consta de un prólogo, tres partes (El problema histórico,La revolución islámica yEl arte andaluz), un epílogo y unos apéndices. Procede en éstos al análisis de las fuentes documentales.
Ignacio Olagüe niega que se produjera unaconquista musulmana de la península ibérica en el siglo VIII, debido a la escasa poblaciónárabe y la pobreza de sus medios logísticos, que no le permitirían realizar grandes operaciones militares, ya sea a través del mar o del desierto, y, aún menos, derrotar a tantos pueblos en tan poco tiempo.
Para explicar laAlta Edad Media española, Ignacio Olagüe propone que elarrianismo y, en menor medida, elpaganismo o elgnosticismo, no desaparecieron de España con la conversión del rey visigodoRecaredo. Era también frecuente lapoligamia, no sólo entre losjudíos. En el siglo VIII, lo que habría tenido lugar es el fracaso del Estado visigodo, seguido por una guerra civil entre dos bandos irreductibles: los partidarios deRodrigo, a los que hace defensores delcatolicismo (cristianismo trinitario), y los partidarios de los hijos deWitiza, adscritos alarrianismo (cristianismo unitario), con la intervención de caudillos provinciales, rebeldes al poder central. Este período de caos habría coincidido con un aumento de aridez provocado por el mismo cambio climático que había ido desecando elSahara desde hace milenios. Como resultado de todo ello, tuvieron lugar varias crisis de subsistencia en la Península durante los siglosVII yVIII.
De acuerdo con su teoría, habría sido un guerrero visigodo, por más señas pelirrojo y de ojos azules, quien, tras apoderarse deCórdoba en el 755, sometería la mayor parte de la Península antes de morir en el 788. Los cronistas árabes posteriores lo denominaronAbd Al Ramán y le atribuyeron la condición deOmeya. En el siglo IX, debido a las relaciones comerciales con el Mediterráneo oriental, la política pro-islámica deAbd Al Ramán II, la difusión de literatura y la predicación de propagandistas árabes, se fue produciendo un lento fenómeno dearabización (sustitución dellatín y los idiomas romances por elárabe e invención de ascendencias árabes con cambio de apellidos) en ciertas élites urbanas, seguido de una fusión de estas influencias islámicas con el arrianismo. Estas habrían penetrado desde el Levante (el puerto deAlmería era el más importante del Mediterráneo Occidental en la Alta Edad Media) y no desde elEstrecho de Gibraltar, difundiéndose luego por el sur y el noroeste.
El momento de aparición de las primeras manifestaciones externas del islam se fecharía en torno a 856, pues es entonces cuando se habría tenido constancia de que Eulogio (posteriormenteSan Eulogio de Córdoba) y Álvaro (San Álvaro de Córdoba), apologetasmozárabes (católicos) de Córdoba, que hasta entonces habían centrado sus críticas en los arrianos o losacéfalos, pasan a escandalizarse con las llamadas a la oración de los almuédanos. Según Olagüe, hasta los años 850–851, éstos yJuan de Sevilla habrían ignorado la existencia del mismoMahoma.[cita requerida]
Esta fusión del islam con el arrianismo daría lugar hacia el siglo X a lacultura arábigo-andaluza, un mahometanismo de tinte liberal que alcanzaría su cénit en los siglosXI yXII, antes entrar en decadencia por culpa del dogmatismo introducido por lainvasión almorávide.
Las hipótesis de Olagüe no cuentan con apoyo significativo en la historiografía actual. Ya en 1974,Pierre Guichard señalaba la paradoja de negar la conquista árabe y afirmar la «orientalización». Aunque el libro es citado abundantemente por historiadores que reconocen algunas de sus aportaciones, pero no el conjunto de su teoría. Es el caso deThomas F. Glick enCristianos y musulmanes en la España medieval (1991).
En 2006,Emilio Ferrín, director del Departamento de Filologías Integradas en la Universidad de Sevilla, publicóHistoria General de Al Andalus,[2] con las mismas conclusiones que Olagüe.
Laarabista Maribel Fierro, profesora de investigación en el Instituto de Filología, CSIC, ha señalado el perfil ideológico de Olagüe, vinculado a los orígenes delfascismo en España.[3] Atañe a la polémica historiográfica toda vez que laagenda política de Olagüe parece haber influido fuertemente en el desarrollo de sus teorías. La misma especialista criticó estas ideas desde el punto de vista historiográfico en una conferencia del año 2008.[4]
Para el historiadorEduardo Manzano Moreno:
Lo más sorprendente de la tesis de Olagüe no es lo descabellada y disparatada que resulta. Teorías históricas absurdas y peregrinas producidas por aficionados, publicistas o, incluso, historiadores académicos se cuentan por decenas o centenares. Normalmente, suelen ser olvidadas con la misma rapidez con la que provocan un cierto revuelo inicial. En cambio, la idea de que los musulmanes no invadieron realmente Hispania, aunque no despertó excesivo eco en su momento, parece estar recibiendo en los últimos tiempos una renovada atención. A ello ha contribuido en parte su difusión y discusión en ciertos de foros de Internet, donde es bien conocida la preferencia que algunos de sus cultivadores manifiestan por todo cuanto tenga que ver tanto con teorías conspirativas, como con aquello que ponga en cuestión el conocimiento adquirido.[5]
En 2014Alejandro García Sanjuán publica una crítica extensa de las tesis de Olagüe sobre la conquista musulmana.[6] En dicha obra se analiza la manipulación del período musulmán de la península ibérica a través de una corriente negacionista, que pretende desvincular el origen de al-Ándalus de la conquista y representa, según el autor, un "fraude historiográfico ejecutado sobre la manipulación, en unos casos, y el soslayo, en otros, de los testimonios históricos".