Durante los primeros siglos del Imperio romano, las provincias occidentales fueronromanizadas, pero las partes orientales mantuvieron sucultura helenística.Constantino I (r. 306-337) legalizó elcristianismo y movió la capital a Constantinopla.Teodosio I (r. 379-395) hizo del cristianismo la religión estatal y el griego gradualmente reemplazó al latín para usos oficiales. El imperio adoptó una estrategia defensiva y, a lo largo de su historia restante, pasó por ciclos recurrentes de declive y recuperación.
Durante este milenio de existencia, el Imperio fue un bastión del cristianismo e impidió el avance delislam haciaEuropa Occidental. También fue uno de los principales centros comerciales del mundo, estableciendo una moneda de oro estable que circuló por toda el área mediterránea. Influyó de modo determinante en las leyes, los sistemas políticos y las costumbres de gran parte de Europa y de Oriente Medio, y gracias a él se conservaron y transmitieron muchas de las obras literarias y científicas del mundo clásico y de otras culturas.
En tanto que es la continuación oriental del Imperio romano, su transformación en una entidad cultural diferente de Occidente puede verse como un largo proceso que se inició cuando el emperadorConstantino I el Grande trasladó la capital imperial aConstantinopla en el año 330. Continuó con la división definitiva del Imperio tras la muerte deTeodosio I en 395 y la posterior caída en 476 delImperio romano de Occidente, y alcanzó su culminación durante el siglo VII, bajo el emperadorHeraclio I, con cuyas reformas el Imperio adquirió un carácter marcadamente diferente al del viejoImperio romano. Algunos académicos, comoTheodor Mommsen, han afirmado que hastaHeraclio puede hablarse con propiedad delImperio romanode Oriente, pues este sustituyó el antiguo título imperial de «augusto» por el debasileus (palabra griega que significa 'rey' o 'emperador') y reemplazó ellatín por elgriego como lengua administrativa en el 620, tras lo cual el Imperio tuvo un marcado carácter helénico.
En todo caso, el términoImperio bizantino fue creado por la erudición ilustrada de los siglosXVII yXVIII y nunca fue utilizado por los habitantes de este imperio, quienes lo continuaron denominandoImperio romano (engriego:Βασιλεία Ῥωμαίων,Basileía Romaíon oῬωμανία,Romanía) durante toda su existencia.
La expresión «Imperio bizantino» (de Bizancio, antiguo nombre de Constantinopla) fue una creación del historiadoralemánHieronymus Wolf, quien en 1557 —un siglo después de lacaída de Constantinopla— lo utilizó en su obraCorpus Historiae Byzantinae para designar este período de la historia en contraste con las culturasgriega yromana de la Antigüedad clásica. El término no se hizo de uso frecuente hasta el siglo XVIII, cuando fue popularizado por autores franceses tales comoMontesquieu.
El éxito del término puede guardar cierta relación con el rechazo histórico de Occidente a reconocer al Imperio romano de Oriente como continuación legítima de Roma, al menos desde que, en el siglo IX,Carlomagno y sus sucesores esgrimieron el documento apócrifo conocido como «Donación de Constantino» para proclamarse, con la connivencia delpapado, emperadores romanos. Desde esta época, en las tierras occidentales el títuloImperator Romanorum ('Emperador de los Romanos') quedó reservado a lossoberanos delSacro Imperio Romano Germánico, mientras que el emperador de Constantinopla era llamado, de manera un tanto despectiva,Imperator Graecorum ('Emperador de los Griegos'), y sus dominios,Imperium Graecorum ('Imperio Griego'), o inclusoImperium Constantinopolitanus ('Imperio de Constantinopla'). Está de más decir que los emperadores en Constantinopla nunca aceptaron estos nombres. Esta distinción tampoco existió en el mundo islámico. El imperio bizantino fue conocido por los turcos comoروم (Rûm, 'tierra de los Romanos') y sus habitantes comorumis, calificativo que por extensión acabó aplicándose a los cristianos en general, y en especial a aquellos que se mantuvieron fieles a su fe en los territorios conquistados por el islam.
El adjetivo «bizantino» adquirió después un sentido despectivo, como sinónimo de «decadente», debido a la obra de historiadores comoEdward Gibbon,William Lecky o el propioArnold J. Toynbee, quienes, comparando la civilización bizantina con la Antigüedad clásica, vieron la historia del Imperio bizantino como un prolongado período de decadencia. Influyó seguramente también en esta apreciación el punto de vista de loscruzados de los reinos deEuropa occidental que visitaron el Imperio desde finales del siglo XI.
La visión de los bizantinos como hombres sutiles y frívolos sobrevive en la expresión italiana «discusión bizantina», en referencia a cualquier disputa apasionada sobre una cuestión intrascendente, seguramente basada en las interminables controversiasteológicas sostenidas por los intelectuales bizantinos.
Bizancio puede ser definido como un Imperiomultiétnico que emergió como un Estadocristiano y terminó sus más de 1000 años de historia en 1453 como un Estado griegoortodoxo, adquiriendo un carácter verdaderamente nacional. Los bizantinos se identificaban a sí mismos comoromanos, y continuaron usando el término cuando se convirtió en sinónimo dehelenos. Prefirieron llamarse a sí mismos, engriego,romioi (es decir,pueblo griego cristiano con ciudadanía romana), al tiempo que desarrollaban una conciencia nacional como residentes deRomania.
El patriotismo se reflejaba en la literatura, particularmente en canciones y en poemas como elDigenis Acritas, en el que las poblaciones fronterizas (de combatientes llamadosakritai) se enorgullecían de defender su país contra los invasores. Con el tiempo, el patriotismo se volvió local, porque no podía ya descansar en la protección de los ejércitos imperiales. Aun cuando los antiguos griegos no fueran cristianos, los bizantinos se enorgullecían de estos ancestros. Aun en los siglos que siguieron a las conquistas árabes y lombardas del siglo VII y la consecuente reducción del Imperio a losBalcanes y Asia Menor, donde residía una muy poderosa y superior población griega, continuó este carácter multiétnico. A pesar de todo, desde el siglo IX se agudizó el proceso de identificación con laantigua cultura griega.
A medida que avanzó la Edad Media pasaron de referirse a sí mismos comoromioi ('romanos') ahelenoi (que tenía connotaciones paganas tanto como el deromios) ograekos ('griego'), término que fue usado frecuentemente por los bizantinos, para su autoidentificación étnica, en especial en los últimos años del Imperio. La disolución del Estado bizantino en el siglo XV no deshizo inmediatamente la sociedad bizantina. Durante la ocupaciónotomana, los griegos continuaron identificándose comoromioi y helenos, identificación que sobrevivió hasta principios del siglo XX y que aún persiste en la moderna Grecia.
La partición demográfica y geográfica del Imperio oriental tiene mucho que ver con la fisonomía que había adquirido la herencia que dejaron las conquistas deAlejandro Magno (356-323 a. C.). Tras su muerte, elimperio helenístico quedó fraccionado enGrecia,Anatolia,Media, yEgipto. Los herederos (diádocos), mantuvieron enfrentamientos por más de 100 años. Las pujas constantes terminaron debilitando a todos los reinos en cuestión, acudiendo a Roma como mediador entre sendas partes, fueron ocupadas paulatinamente y luego invadidas, entre los siglosI yII a. C. Lo que a Alejandro Magno le llevó doce años, Roma lo hizo en 150 años: pasaron a ser todasprovincias romanas (a excepción dePersia y Media oriental). Los rasgos característicos de todas las regiones eran su origen multiétnico, la pluralidad religiosa (predominaba el politeísmo de cada región), y la gran diversidad de idiomas. Se destacaba principalmente la ciudad que el macedonio fundó, Alejandría, centro de proliferación del saber y la ciencia. En sí, Roma optó en dejar «todo tal como estaba», pero importando recursos económicos, ingenieros, cientistas y pensadores trabajando para su imperio.
Para asegurar el control delImperio romano y hacer más eficiente su administración, el emperadorDiocleciano, a finales del siglo III, instituyó el régimen de gobierno conocido comotetrarquía, consistente en la división del Imperio en dos partes, gobernadas por dos emperadoresaugustos, cada uno de los cuales llevaba asociado un «vice-emperador» y futuro herederocésar. Tras la abdicación pacífica de Diocleciano, el primer tetrarca, el sistema perdió su vigencia y se abrió un período deguerras civiles que no concluyó hasta el año 324, cuandoConstantino I el Grande unificó ambas partes del Imperio.
Constantino reconstruyó la ciudad deBizancio como nueva capital en 330. La llamó Nueva Roma, pero se la conoció popularmente como Constantinopla oConstantinópolis ('La Ciudad de Constantino'). La nueva administración tuvo su centro en la ciudad, que gozaba de una envidiable situación estratégica y estaba situada en el nudo de las más importantes rutas comerciales del Mediterráneo oriental.
Constantino fue también el primer emperador en adoptar elcristianismo, religión que fue decretada como oficial y obligatoria (bajo pena de muerte caso contrario) por el emperadorTeodosio I, en el año380 d. C. tras promulgar elEdicto de Tesalónica, lo que llevó a una fuerte resistencia y una larga serie de enfrentamientos de carácter religioso. Las regiones subordinadas por tantos siglos bajo un régimen imperial que permitía la libertad religiosa y las prácticas culturales propias de cada etnia, estaba ahora bajo una larga lista de nuevas prohibiciones.
A la muerte del emperadorTeodosio I en 395, el Imperio se dividió definitivamente:Flavio Honorio, su hijo menor, heredó Occidente, con capital en Roma, mientras que a su hijo mayor,Arcadio, le correspondió Oriente, con capital en Constantinopla. Para la mayoría de los autores, es a partir de este momento cuando comienza propiamente la historia del Imperio bizantino. Mientras que la historia delImperio romano de Occidente concluyó en 476, cuando fue depuesto el jovenRómulo Augústulo por el germano (del grupohérulo)Odoacro. En cambio la historia del Imperio bizantino se prolongó aún durante casi un milenio.
En tanto que el Imperio de Occidente se hundía de forma definitiva, los sucesores de Teodosio fueron capaces de conjurar las sucesivas invasiones de pueblos bárbaros que amenazaron el Imperio de Oriente. Losvisigodos fueron desviados hacia Occidente por el emperadorArcadio (395-408). Su sucesor,Teodosio II (408-450) reforzó las murallas de Constantinopla, haciendo de ella una ciudad inexpugnable (de hecho, no sería conquistada por tropas extranjeras hasta 1204), y logró evitar la invasión de loshunos mediante el pago de tributos hasta que se disgregaron y acabaron de representar un peligro tras la muerte deAtila, en 453. Por su parte,Zenón (474-491) evitó la invasión del reyostrogodoTeodorico el Grande, dirigiéndolo haciaItalia, contra el reino establecido por Odoacro.
La unidad religiosa fue amenazada por lasherejías que proliferaron en la mitad oriental del Imperio, y que pusieron de relieve la división en materia doctrinal entre las cuatro principales sedes orientales: Constantinopla,Antioquía,Jerusalén yAlejandría. Ya en 325, elConcilio de Nicea había condenado elarrianismo que negaba la divinidad deCristo. En 431, elConcilio de Éfeso declaró herético elnestorianismo. La crisis más duradera, sin embargo, fue la causada por la herejíamonofisista que afirmaba que Cristo solo tenía una naturaleza, la divina. Aunque fue también condenada por elConcilio de Calcedonia, en 451, había ganado numerosos adeptos, sobre todo enEgipto ySiria, y todos los emperadores fracasaron en sus intentos de restablecer la unidad religiosa. En este período se inicia también la estrecha asociación entre la Iglesia y el Imperio:León I (457-474) fue el primer emperador coronado por el patriarca de Constantinopla.
A finales del siglo V, durante el reinado del emperadorAnastasio I, el peligro que suponían lasinvasiones bárbaras parecía definitivamente conjurado. Los pueblos germánicos, ya asentados en el desaparecido Imperio de Occidente, estaban demasiado ocupados consolidando sus respectivas monarquías como para interesarse por Bizancio.
Mapa del Imperio bizantino en el año 550, bajo el reinado de Justiniano.
Durante el reinado deJustiniano I (527-565), el Imperio llegó al apogeo de su poder. El emperador se propuso restaurar las fronteras del antiguo Imperio romano, para lo que, una vez restaurada la seguridad de la frontera oriental tras la victoria del generalBelisario frente al expansionismopersa deCosroes I en labatalla de Dara (530), emprendió una serie de guerras de conquista en Occidente:
Entre 533 y 534, tras sendas victorias enAd Decimum yTricamarum, un Ejército al mando de Belisario conquistó el reinovándalo, ubicado en la antigua provincia romana de África y las islas del Mediterráneo Occidental (Cerdeña,Córcega y lasBaleares). El territorio, una vez pacificado, fue gobernado por un funcionario denominadomagister militum. En 535Mundus ocupóDalmacia. Ese mismo año Belisario avanzó hacia Italia, llegando en 536 hasta Roma tras ocupar el sur de Italia. Tras una breve recuperación de los ostrogodos (541-551), un nuevo ejército bizantino, capitaneado esta vez porNarsés, anexionó nuevamente Italia, creándose elexarcado de Rávena. En 552 los bizantinos intervinieron en disputas internas de laHispania visigoda y anexionaron al Imperio extensos territorios del sur de la península ibérica, llamándolaProvincia de Spania. La presencia bizantina en Hispania se prolongó hasta el año 620.
La época de Justiniano no solo destaca por sus éxitos militares. Bajo su reinado, Bizancio vivió una época de esplendor cultural, a pesar de la clausura de laAcademia de Atenas, destacando, entre otras muchas, las figuras de los poetasNono de Panópolis yPablo Silenciario, el historiadorProcopio, y el filósofoJuan Filopón. Entre 528 y 533, una comisión nombrada por el emperador codificó elDerecho romano en elCorpus Iuris Civilis, permitiendo así la transmisión a la posteridad de uno de los más importantes legados del mundo antiguo. Otra recopilación legislativa: elDigesto, dirigido porTriboniano, fue publicado en 533. El esplendor de la época de Justiniano encuentra su mejor ejemplo en una de las obras arquitectónicas más célebres de la historia del Arte, laiglesia de Santa Sofía, construida durante su reinado por los arquitectosAntemio de Tralles eIsidoro de Mileto.
Dentro de la capital se quebrantó el poder de los partidos delcirco, donde las carreras decuadrigas se habían convertido en una diversión popular que levantaba pasiones. De hecho, eran usadas políticamente, expresando el color de cada equipo divergencias religiosas (un precoz ejemplo de movilizaciones populares usandocolores políticos). La Iglesia reconoció al señor de Constantinopla como rey-sacerdote y restauró la relación con Roma. Surgió una nueva Iglesia de la Divina Sabiduría (Hagia Sophia) como signo y símbolo de un esplendor magnífico y majestuoso.
Las campañas de Justiniano en Occidente y el coste de estos actos de esplendor imperial dejaron exhausta la hacienda imperial y precipitaron al Imperio en una situación de crisis, que llegaría a su punto culminante a comienzos del siglo VII. La necesidad de más financiación permitió que su odiado ministro de hacienda,Juan de Capadocia, impusiera mayores y nuevos impuestos a los ciudadanos de Bizancio. Larevuelta de Niká (532) estuvo a punto de provocar la huida del emperador, que evitó la emperatrizTeodora con su famosa frase «la púrpura es un sudario glorioso» (obello, obuen sudario).Procopio, en suHistoria secreta reproduce así las palabras de Teodora:
... quien ha recibido el poder soberano no debe vivir si se lo deja quitar. Tú César, si quieres huir, nada es más fácil... en cuanto a mí, Dios no permita que abandone la púrpura y aparezca en público sin ser saludada como Emperatriz. Aprecio mucho esta antigua sentencia: «La púrpura es un glorioso sudario».[5]
Así mismo, un desastre se cernió sobre el Imperio en el año543 d. C. Se trataba de laPeste de Justiniano. Se cree que provocada por el baciloYersinia pestis, también conocida como "la peste negra". Sin duda fue un elemento clave que contribuyó a agudizar la grave crisis económica que ya sufría el Imperio. Se estima que un tercio de la población de Constantinopla pereció por su causa.
Los siglosVII yVIII constituyen en la historia de Bizancio una especie de «Edad Oscura» acerca de la cual se tiene muy escasa información. Es un período de crisis, con tremendas dificultades externas (el hostigamiento delislam que conquistó las regiones más ricas, los continuos ataques debúlgaros yeslavos desde el norte y la reanudación de la lucha contra los persas en el este) e internas (las luchas entreiconoclastas eiconódulos, símbolo de los enfrentamientos internos entre poder temporal y religioso). A pesar de ello, el Imperio salió de este periodo transformado y reforzado.
Justino II trató de seguir los pasos de su tío y su misma mente sucumbió bajo el intolerable peso de administrar un Imperio amenazado desde varios frentes. Su sucesor,Tiberio II abandonó la política militar de Justiniano y permitió que Italia cayera bajo el poder de loslombardos y los bárbaros ocuparan el Tíber, y se replegó a África.Mauricio llegó a hacer un tratado favorable con Persia (590), volvió una vez más a la defensa de las fronteras del norte, pero el Ejército se negó a soportar las inclemencias de la campaña y Mauricio perdió con el trono la vida. ConFocas, las invasiones de los persas, de los bárbaros y las luchas internas estuvieron a punto de destruir al Imperio. Sin embargo, la revolución de algunas provincias logró salvarlo.
Desde África, donde era más fuerte el elementolatino, zarpóHeraclio para rescatar a los últimos restos del Imperio romano. Este viaje era a sus ojos una empresa religiosa y durante todo su reinado ese interés fue capital. El siglo VII comienza con la crisis provocada por la espectacular ofensiva del monarcapersaCosroes II que, con sus conquistas en Egipto,Siria yAsia Menor, llegó a amenazar la existencia misma del Imperio. Esta situación fue aprovechada por otros enemigos de Bizancio, como losávaros yeslavos, que pusieron sitio a Constantinopla en 626. El emperadorHeraclio fue capaz, tras una guerra larga y agotadora, de conjurar este peligro, repeliendo el asalto de ávaros y eslavos, y derrotando definitivamente a los persas en 628. En su guerra contra los persas, Heraclio logró hacerles retroceder hasta el corazón de su patria y debilitarlos al punto que no fueron capaces de sobrevivir el ataque árabe sucesivo. En su misión de salvar el Imperio y consolidarlo tuvo un gran respaldo por parte de la Iglesia.
Sin embargo, apenas unos años después, entre 633 y 645, la rápidaexpansión musulmana arrebataba para siempre al Imperio, exhausto por la guerra contra Persia, las provincias deSiria,Palestina yEgipto. Pero el Imperio de Heraclio sobrevivió a los ataques árabes (aunque perdiendo casi toda su romanidad y tomando características completamente helenísticas en el área balcánico-anatólica), mientras que los Persas fueron conquistados totalmente por los Árabes.
A mediados del siglo VII, las fronteras se estabilizaron. Los árabes continuaron presionando, llegando incluso aamenazar la capital, pero la superioridad naval bizantina, reforzada por su magníficas fortificaciones navales y su monopolio del «fuego griego» (un producto químico capaz de arder en el agua) salvó al Imperio bizantino de la destrucción.
En la frontera occidental, el Imperio se ve obligado a aceptar desde la época deConstantino IV (668-685) la creación dentro de sus fronteras, en la provincia deMoesia, del reino independiente deBulgaria (véasePrimer Imperio búlgaro). Además, pueblos eslavos fueron instalándose en losBalcanes, llegando incluso hasta elPeloponeso. En Occidente, la invasión de loslombardos hizo mucho más precario el dominio bizantino sobre Italia.
Entre los años 726 y 843 el Imperio bizantino fue desgarrado por las luchas internas entre losiconoclastas, partidarios de la prohibición de las imágenes religiosas, y losiconódulos, contrarios a dicha prohibición. La primera época iconoclasta se prolongó desde 726, año en queLeón III (717-741) suprimió el culto a las imágenes, hasta 783, cuando fue restablecido por elII Concilio de Nicea. La segunda etapa iconoclasta tuvo lugar entre 813 y 843. En este año fue restablecida definitivamente la ortodoxia.
No fue un simple debate teológico entre iconoclastas e iconódulos, sino un enfrentamiento interno desatado por elpatriarcado de Constantinopla, apoyado por el emperadorLeón III, que pretendía acabar con la concentración de poder e influencia política y religiosa de los poderosos monasterios y sus apoyos territoriales (puede imaginarse su importancia viendo cómo ha sobrevivido hasta la actualidad elMonte Athos, fundado más de un siglo después, en 963).[6] Según algunos autores, el conflicto iconoclasta refleja también la división entre el poder estatal —los emperadores, la mayoría partidarios de laiconoclasia—, y el eclesiástico —el patriarcado de Constantinopla, en general iconódulo—; también se ha señalado que mientras enAsia Menor los iconoclastas constituían la mayoría, en la parte europea del Imperio eran más predominantes los iconódulos.
La recuperación de la autoridad imperial y la mayor estabilidad de los siglos siguientes trajo consigo también un proceso dehelenización, es decir, de recuperación de la identidad griega frente a la oficial entidad romana de las instituciones, cosa más posible entonces, dada la limitación y homogeneización geográfica producida por la pérdida de las provincias, y que permitía una organización territorial militarizada y más fácilmente gestionable: lostemas (themata) con la adscripción a la tierra de los militares en ellos establecidos, lo que produjo formas similares alfeudalismo occidental. A principios del siglo IX, el Imperio había sufrido varias transformaciones importantes:
Uniformización cultural y religiosa: la pérdida frente al islam de las provincias de Siria, Palestina y Egipto trajo como consecuencia una mayor uniformidad. Los territorios que el Imperio conservaba a mediados del siglo VII eran de cultura fundamentalmente griega. El latín fue definitivamente abandonado en favor delgriego. Ya en 629, durante el reinado deHeraclio, está documentado el uso del término griegobasileus en lugar del latínaugustus. En el aspecto religioso, la incorporación de estas provincias al islam dio por concluida la crisismonofisita, y en 843 el triunfo de los iconódulos supuso por fin la unidad religiosa.
Reorganización territorial: en el siglo VII —probablemente en época deConstante II (641-668)— el Imperio fue dotado de una nueva organización territorial para hacer más eficaz su defensa. El territorio bizantino se organizó en losthemata, distritos militares que eran al mismo tiempo circunscripciones administrativas, y cuyo gobernador y jefe militar, elestrategos, gozaba de una amplia autonomía.
Ruralización: la pérdida de las provincias del Sur, donde más desarrollo habían alcanzado la artesanía y el comercio, implicó que la economía bizantina pasara a ser esencialmente agraria. La irrupción del islam en el Mediterráneo a partir del siglo VIII dificultó las rutas comerciales. Decreció la población y la importancia de las ciudades en el conjunto del Imperio, en tanto que empezaba a desarrollarse una nueva clase social, la aristocracia latifundista, especialmente en Asia Menor.
La mayoría de estas transformaciones se dio como consecuencia de la pérdida de las provincias de Egipto, Siria y Palestina, que pasaron a dominio musulmán.
El final de las luchas iconoclastas supone una importante recuperación del Imperio, visible desde el reinado deMiguel III (842-867), último emperador de la dinastía Amoriana, y, sobre todo, durante los casi dos siglos (867-1056) en que Bizancio fue regido por laDinastía Macedónica. Este período es conocido por los historiadores como «renacimiento macedónico».
Durante estos años, la crisis en que se ve sumido elCalifato Abasí, principal enemigo del Imperio en Oriente, debilita considerablemente la ofensiva islámica. Sin embargo, los nuevos Estadosmusulmanes que surgieron como resultado de la disolución del califato (principalmente losaglabíes del Norte de África y losfatimíes de Egipto), lucharon duramente contra los bizantinos por la supremacía en el Mediterráneo oriental. A lo largo del siglo IX, los musulmanes arrebataron definitivamente Sicilia al Imperio.Creta ya había sido conquistada por los árabes en 827. El siglo X fue una época de importantes ofensivas contra el islam, que permitieron recuperar territorios perdidos muchos siglos antes:Nicéforo II Focas (963-969) reconquistó el norte de Siria, incluyendoAntioquía (969), así como Creta (961) yChipre (965).
El gran enemigo occidental del Imperio durante esta etapa fue el Estado búlgaro. Convertido al cristianismo a mediados del siglo IX,Bulgaria alcanzó su apogeo en tiempos del zarSimeón I (893-927), educado en Constantinopla. Desde 896 el Imperio estuvo obligado a pagar un tributo a Bulgaria, y, en 913, Simeón estuvo a punto de atacar la capital. A la muerte de este monarca, en 927, su reino comprendía buena parte deMacedonia yTracia, junto conSerbia yAlbania. El poder de Bulgaria fue, sin embargo, declinando durante el siglo X, y, a principios del siglo siguiente,Basilio II (976-1025), llamadoBulgaróctonos ('Matador de búlgaros') invadió Bulgaria y la anexionó al Imperio, dividiéndola en 4temas.
Uno de los hechos más decisivos, y de efectos más duraderos, de esta época fue la incorporación de lospueblos eslavos a la órbita cultural y religiosa de Bizancio. En la segunda mitad del siglo IX, losmonjes deTesalónicaCirilo y Metodio fueron enviados a evangelizarMoravia a petición de su monarca,Ratislav I. Para llevar a cabo su tarea crearon, partiendo del dialecto eslavo hablado en Tesalónica, una lengua literaria, elantiguo eslavo eclesiástico o litúrgico, así como un nuevo alfabeto para ponerla por escrito, elalfabeto glagolítico (luego sustituido por elalfabeto cirílico). Aunque la misión en Moravia fracasó, a mediados del siglo X se produjo laconversión de la Rus de Kiev, quedando así bajo la influencia bizantina un Estado más amplio y extenso que el propio Imperio.
Las relaciones con Occidente fueron tensas desde la coronación deCarlomagno (800) y las pretensiones de sus sucesores al título de emperadores romanos y al dominio sobre Italia. Durante toda esta etapa, a pesar de la pérdida de Sicilia, el Imperio siguió teniendo una enorme influencia en el sur de Italia. Las tensiones conOtón I, quien pretendía expulsar a los bizantinos deItalia, se resolvieron mediante el matrimonio de la princesa bizantinaTeófano, sobrina del emperador bizantinoJuan I Tzimiscés, conOtón II.
Separación de la iglesia cristiana oriental y occidental (1054)
Tras la resolución del conflicto iconoclasta, se restauró la unidad religiosa del Imperio. No obstante, hubo de hacerse frente a la herejía de lospaulicianos, que en el siglo IX llegó a tener una gran difusión en Asia Menor, así como a su rebrote en Bulgaria, la doctrinabogomilita.
Durante esta época fueron evangelizados los búlgaros. Esta expansión delcristianismo oriental provocó los recelos de Roma, y a mediados del siglo IX estalló una grave crisis entre el patriarca de Constantinopla,Focio y el papaNicolás I, quienes se excomulgaron mutuamente, produciéndose la separación definitiva de las iglesias oriental y occidental. Además de la rivalidad por la primacía entre las sedes de Roma y Constantinopla, existían algunos desacuerdos doctrinales. El Cisma de Focio fue, sin embargo, breve, y hacia 877 las relaciones entre Oriente y Occidente volvieron a la normalidad.
La ruptura definitiva con Roma se consumó en 1054, conocido comoCisma de Oriente y Occidente, con motivo de una nueva disputa sobre el texto del Credo, en el que los teólogos latinos habían incluido lacláusula Filioque, significando así, en contra de la tradición de las iglesias orientales, que elEspíritu Santo procedía no solo delPadre, sino también delHijo. Existía también desacuerdo en otros muchos temas menores, y subyacía, sobre todo, el enfrentamiento por la primacía entre las dos antiguas capitales del Imperio.
Tras el período de esplendor que supuso elRenacimiento Macedónico, en la segunda mitad del sigloXI comenzó un período de crisis, marcado por su debilidad ante la aparición de dos poderosos nuevos enemigos: losturcos selyúcidas y los reinos cristianos de Europa occidental; y por la crecientefeudalización del Imperio, acentuada al verse forzados los emperadoresComneno a realizar cesiones territoriales (denominadaspronoia) a la aristocracia y a miembros de su propia familia.[7]
En la frontera oriental, los turcos selyúcidas, que hasta el momento habían centrado su interés en derrotar alEgipto fatimí, empezaron a hacer incursiones en Asia Menor, de donde procedía la mayor parte de los soldados bizantinos. Con la inesperada y aplastante derrota en labatalla de Manzikert (1071) deRomano IV a manos del sultánAlp Arslan, la hegemonía bizantina en Asia Menor llegó a su fin. Posteriores emperadores de ladinastía Conmena lograrían reconquistar parte de los territorios perdidos, pero tras 1204 esto fue imposible. Más aún, un siglo después,Manuel I Comneno sufriría otra humillante derrota frente a los selyúcidas enMiriocéfalo en 1176.
En Occidente, losnormandos expulsaron de Italia a los bizantinos en unos pocos años (entre 1060 y 1076), y conquistaronDirraquio, enIliria, desde donde pretendían abrirse camino hasta Constantinopla. La muerte deRoberto Guiscardo en 1085 evitó que estos planes se llevasen a efecto. Aprovechando la ausencia normanda y la pacificación temporal de lospechenegos en Bulgaria, el emperadorAlejo I Comneno buscó la ayuda del papaUrbano II para reclutar un ejército que le ayudara a reconquistar Anatolia. Esto tuvo como resultado el inicio de lasCruzadas, que, irónicamente, terminarían causando el declive final del Imperio.
La intervención cruzada terminó generando problemas al Imperio. A pesar de haberse comprometido a ponerse bajo la autoridad bizantina, los cruzados terminaron por establecer varios Estados independientes enAntioquía,Edesa,Trípoli yJerusalén. Los alemanes delSacro Imperio y los normandos de Sicilia y el sur de Italia siguieron atacando el Imperio durante el siglo XII. Las ciudades-estado y repúblicas italianas comoVenecia yGénova, a las cuales Alejo I había concedido derechos comerciales en Constantinopla, se convirtieron en los objetivos de sentimientos antioccidentales. Los europeos en conjunto eran denominados despectivamente como "francos", pueblo recordado por conquistar los antiguos territorios del Imperio occidental durante la época de Carlomagno. A los venecianos en especial les importunaron sobremanera dichas manifestaciones del pueblo bizantino, teniendo en cuenta que su flota de barcos era la base de la marina bizantina.
Federico I Barbarroja, emperador del Sacro Imperio, intentó conquistar sin éxito el Imperio durante laTercera cruzada, pero fue lacuarta la que tuvo el efecto más devastador sobre el Imperio bizantino. La intención expresa de la Cruzada era conquistar Egipto, aunque los cruzados terminaron haciendo de mercenarios para laRepública de Venecia, que les prometió riquezas a cambio de tomarZara (Hungría). La ciudad fuesitiada y cayó en 1202. Fue entonces que intervinoAlejo IV Ángelo, quien estaba involucrado en una guerra civil en contra del incompetenteAlejo III Ángelo. Sin tomar en cuenta el precario estado del tesoro imperial, Alejo IV prometió soldados y dinero a cambio de instaurarlo en el trono, y así lo hicieron. Cruzados y venecianostomaron la ciudad sin muchas dificultades, puesto que el emperador había huido y los ciudadanos habían liberado al ex-emperadorIsaac II, restaurado junto a su hijoAlejo IV. Sin embargo, estos fueron incapaces de pagarle a los cruzados, quienes en respuesta volvieron a atacar la ciudad.
Constantinopla cayó a los cruzados en 1204. Le siguieron tres días de pillaje y destrucción de importantes obras de arte; por primera vez desde su fundación por Constantino I, más de ochocientos años antes, la ciudad había sido tomada por un ejército extranjero. Los cruzados y venecianos firmaron elPartitio terrarum imperii Romaniae ("Partición del Imperio romano"), con el cual Imperio dejó de existir para dar lugar a una serie de estados cruzados. El más importante de estos fue elImperio latino (1204-1261).
El Imperio hacia el año 1265, terminó siendo casi una representación geográfica de la Grecia Clásica del siglo V a. C.
El poder bizantino pasó a estar permanentemente debilitado. En este tiempo, Serbia, bajoEsteban Dushan, de ladinastía Nemanjić, se fortaleció aprovechando el desmoronamiento imperial e inició un proceso que culminaría con el establecimiento delImperio serbio en 1346. Sin embargo, existieron tres remanentes griegos herederos del Imperio bizantino fuera de la órbita latina: elImperio de Nicea, elImperio de Trebisonda, y elDespotado de Epiro. El primero, gobernado por ladinastía Paleólogo,reconquistó Constantinopla en 1261 y derrotó al Epiro, revitalizando el Imperio, pero prestando demasiada atención aEuropa cuando la creciente penetración de los turcos en Asia Menor constituía el principal problema.
La historia del Imperio bizantino tras la reconquista de la capital porMiguel VIII Paleólogo es la de una prolongada decadencia. En el lado oriental el avance turco redujo casi a la nada los dominios asiáticos del Imperio, convertido en algunas etapas en vasallo de los otomanos, mientras en los Balcanes debió competir con los Estados griegos y latinos que habían surgido a raíz de laconquista de Constantinopla en 1204. En el Mediterráneo, la superioridad naval veneciana dejaba muy pocas opciones a Constantinopla. Además, durante el siglo XIV el Imperio, reducido a ser uno más de los numerosos Estados balcánicos, debió afrontar la terrible revuelta de losalmogávares de laCorona de Aragón y dos devastadoras guerras civiles.
Durante un tiempo el Imperio sobrevivió simplemente porque selyúcidas,mongoles ypersas safávidas estaban demasiado divididos para poder atacarlo, pero finalmente los turcos otomanos invadieron todo lo que quedaba de las posesiones bizantinas, a excepción de unas cuantas ciudades portuarias. Los otomanos —núcleo originario del futuroImperio otomano— procedían de uno de los sultanatos escindidos del Estado selyúcida encabezado por un jefe llamadoOsmán I, que daría el nombre a la dinastía otomana uosmanlí.
El Imperio bizantino hacia 1400 ya no era un imperio: terminó reducido aLaconia,Salónica yConstantinopla, aisladas entre sí.
El Imperio solicitó el socorro de Occidente, pero los diferentes Estados pusieron como condición la reunificación de la Iglesia católica y la ortodoxa. Los mandatarios bizantinos estudiaron la unión de las Iglesias y ocasionalmente incluso llegaron a imponerla por decreto, pero los ortodoxos no la aceptaron. Algunos combatientes occidentales llegaron en auxilio de Bizancio, pero muchos prefirieron dejar al Imperio sucumbir, y no hicieron nada cuando los otomanos conquistaron los territorios restantes.
Constantinopla parecía en principio inexpugnable debido a sus poderosas defensas, pero, con el advenimiento de los cañones, las murallas —que habían sido impenetrables excepto para los integrantes de la Cuarta Cruzada durante más de mil años— ya no ofrecían la protección adecuada frente a los otomanos. Lacaída de Constantinopla se produjo finalmente el 29 de mayo de 1453, después de un sitio de dos meses llevado a cabo porMehmet II. El último emperador bizantino,Constantino XI Paleólogo, fue visto por última vez cuando entraba en combate con las tropas dejenízaros de los sitiadores otomanos, que superaban de manera aplastante a los bizantinos. Los últimos remanentes bizantinos independientes,Morea yTrebisonda, fueron también conquistados por Mehmet en 1460 y 1461 respectivamente. El último titular de la Corona del Imperio bizantino,Andrés Paleólogo, sobrino de Constantino XI, vendió su título imperial a losReyes Católicos antes de su muerte en 1502, aunque nunca fue usado por los monarcas españoles.[8]
Son muy pocos los datos que pueden permitirnos calcular la población del Imperio bizantino. J. C. Russell indica que a finales del siglo IV la población total del Imperio romano de Oriente era de unos veinticinco millones, repartidos en un área de aproximadamente 1 600 000 km². Hacia el siglo IX, sin embargo, tras la pérdida de las provincias de Siria, Egipto y Palestina y la crisis de población del siglo VI, se cree que habitaban el Imperio alrededor de trece millones de personas en un territorio de 745 000 km². Hacia el siglo XIII, con las importantes mermas territoriales sufridas por el Imperio, no es probable que elbasileus rigiese los destinos de más de cuatro millones de personas. Desde entonces el territorio del Imperio —y, por ende, su población— fue reduciéndose rápidamente hasta lacaída de Constantinopla en 1453. Las mayores concentraciones de población estuvieron siempre en la parte asiática del Imperio, especialmente en el litoralegeo deAsia Menor.
En cuanto a las ciudades, el crecimiento de Constantinopla fue espectacular en los siglosIV yV. Mientras que la capital de Occidente,Roma, había declinado considerablemente desde el siglo II (llegó a tener un millón y medio de habitantes, que conservó hasta el sigloV), Constantinopla, con solo unos cien mil —en el momento de su fundación, contaba escasamente con treinta mil habitantes—, llegó en época de Justiniano a los cuatrocientos mil. Pero Constantinopla no era la única gran ciudad del Imperio. La población de Alejandría en esa misma época se ha calculado en torno a los trescientos mil habitantes, algo mayor que la deAntioquía (un cuarto de millón). A estas les seguían en tamaño otras ciudades menores comoÉfeso,Esmirna,Pérgamo,Trebisonda,Edesa,Nicea,Tesalónica,Tebas yAtenas.
El sigloVI supuso un importante retroceso de la urbanización debido tanto a las guerras como a una desdichada sucesión de epidemias y catástrofes naturales. En el siglo siguiente, tras la pérdida de Siria, Palestina, Egipto yCartago, solo quedaron dos grandes ciudades en el Imperio: la capital y Tesalónica. Parece que la población de Constantinopla decreció considerablemente durante los siglosVI yVII (a causa, entre otras razones, de lapeste) y solo comenzó a recuperarse a mediados del sigloVIII. Se calcula que su población sería de trescientos mil habitantes durante el renacimiento macedónico, y de no menos de medio millón bajo ladinastía Comnena.
En los últimos tiempos del Imperio las ciudades sufrieron un pronunciado declive. Se calcula que, en el momento de su conquista por los turcos, la población de la capital estaba en torno a los cincuenta mil habitantes, y la de la segunda ciudad del Imperio, Tesalónica, rondaba los treinta mil.
Como en el resto del mundo en laEdad Media, la principal actividad económica era laagricultura que estaba organizada enlatifundios, en manos de la nobleza y el clero. Cultivaban los cereales, frutos, las hortalizas y otros alimentos. La principal industria era latextil, basada en talleres deseda estatales, que empleaban a grandes cantidades de operarios. El Imperio dependía por completo del comercio con Oriente para el abastecimiento de seda, hasta que a mediados del siglo VI unos monjes desconocidos —quizánestorianos— lograron llevar capullos de gusanos de seda a Justiniano. El Imperio comenzó a producir su propia seda —principalmente en Siria—, y su fabricación fue un secreto celosamente guardado y desconocido en el resto de Europa hasta al menos el siglo XII.
Hay que destacar la gran importancia del comercio. Por su situación geográfica, el Imperio bizantino fue un intermediario necesario entre Oriente y el Mediterráneo, al menos hasta el siglo VII, cuando el islam se apoderó de las provincias meridionales del Imperio. Era especialmente importante la posición de la capital, que controlaba el paso de Europa aAsia, y al dominar elestrecho del Bósforo, los intercambios entre el Mediterráneo (desde donde se accedía a Europa occidental) y elmar Negro (que enlazaba con el norte de Europa y Rusia).
Una segunda ruta, mucho más difícil, evitaba Persia, e iba del mar Negro, a través de los puertos deCrimea, alCaspio, y de ahí a Asia Central. Esta ruta fue abierta en época deJustino II.
Por mar, desde la costa de Egipto, a través delmar Rojo y delocéano Índico, aprovechando losmonzones, hastaSri Lanka. Esta ruta marítima posibilitaba no solo el comercio con la India, sino también con elreino de Aksum, en la actualEritrea. Una pormenorizada relación de las vicisitudes de esta ruta se encuentra en la obra del viajeroCosmas Indicopleustes. El comercio bizantino por esta ruta desapareció cuando en el siglo VII se perdieron las provincias meridionales del Imperio.
El comercio bizantino entró en decadencia durante los siglosXI yXII, a causa de las ruinosas concesiones que se hicieron aVenecia, y, en menor medida, aGénova y aPisa.
Un importante elemento en la economía del Imperio fue sumoneda, elsólido bizantino y elbesante, de extendido prestigio en el comercio mundial de la época.
El jefe supremo del Imperio bizantino era elemperador (basileus), que dirigía el Ejército, la Administración y tenía el poder religioso. Cada emperador tenía la potestad de elegir a su sucesor, al que asociaba a las tareas de gobierno confiriéndole el título decésar. En algún momento de la historia de Bizancio (concretamente, durante el reinado deRomano I Lecapeno) llegó a haber hasta 5 césares simultáneos.
El sucesor no era necesariamente hijo del emperador. En muchos casos, la sucesión fue de tío a sobrino (Justiniano, por ejemplo, sucedió a su tíoJustino I y fue sucedido por su sobrinoJustino II). Otros personajes llegaron a la dignidad imperial a través del matrimonio, comoNicéforo II oRomano IV.
Si bien el emperador elegía a su sucesor, fueron muchos los que llegaron al poder al ser proclamados emperadores por el Ejército (comoHeraclio I oAlejo I Comneno), o gracias a las intrigas cortesanas, a veces aderezadas con numerosos crímenes. Para evitar que los emperadores depuestos y sus familiares reivindicaran el trono eran con frecuencia cegados y, en ocasiones, castrados, y confinados en monasterios. Un caso peculiar es el deJustiniano II, llamadoRhinotmetos ('Nariz cortada'), a quien el usurpadorLeoncio cortó la nariz y envió al destierro, aunque recuperaría posteriormente su trono. Estos crímenes atroces fueron sumamente frecuentes en la historia del Imperio bizantino, especialmente en las épocas de inestabilidad política.
La figura del emperador estaba especialmente relacionada con la Iglesia, que se convirtió en un factor estabilizador, y especialmente con elpatriarca de Constantinopla. La monarquía bizantina tenía un carácter cesaropapista —uno de los títulos del emperador eraIsapóstolos ('Igual a los Apóstoles'), y ciertas prerrogativas de su cargo remiten alRex sacerdos ('Rey sacerdote') de la monarquía israelita—. El emperador y el patriarca tenían una relación de mutua interdependencia: si bien el emperador designaba al Patriarca, era este el que sancionaba su acceso al poder mediante la ceremonia de coronación. Entre uno y otro hubo en la historia de Bizancio muchos momentos de tensión, pues los intereses del Estado diferían a veces de los de la Iglesia. En la última etapa del Imperio, por ejemplo, cuando los emperadores, para obtener la ayuda de Occidente frente a los turcos, intentaron restaurar la unidad religiosa de su Iglesia con la de Roma, se encontraron con la tenaz resistencia de los patriarcas.
Una de las principales bazas del emperador era su control sobre una eficaz administración, que se regía por elCorpus Iuris Civilis, recopilado en época de Justiniano. La organización territorial se basaba, desde el siglo VII, en losthemata ('temas'), provincias al mando de unstrategos o general.
El Ejército bizantino fue durante siglos el más poderoso de Europa. Continuación delEjército romano, en los siglosIII yIV fue sustancialmente reformado, desarrollando sobre todo lacaballería pesada (catafracta), de origen persa. La armada bizantina tuvo un papel preponderante en la hegemonía del Imperio, gracias a sus ágiles embarcaciones, llamadasdromones (dromos) y al uso de armas secretas como el «fuego griego». La superioridad naval de Bizancio le proporcionó el dominio del Mediterráneo oriental hasta el siglo XI, cuando empezó a ser sustituida por el incipiente poder de algunas ciudades-estado italianas, especialmenteVenecia.
En un primer momento existían dos tipos de tropas: loslimitanei (guarniciones de frontera) y loscomitatenses. A partir del siglo VII el Imperio fue organizado enthemata, circunscripciones tanto administrativas como militares dirigidas por unstrategos, cuya existencia mejoró sustancialmente la capacidad defensiva de Bizancio frente a sus numerosos enemigos exteriores. En la defensa de Bizancio jugó un importante papel la hábil diplomacia de sus emperadores. Los pagos de tributos mantuvieron mucho tiempo alejados a los enemigos del Imperio, y su servicio de espionaje logró salvar situaciones que parecían desesperadas.
Una de las debilidades del Ejército bizantino, que fue acentuándose con el tiempo, fue la necesidad de recurrir a tropas mercenarias, de fidelidad dudosa. Entre los cuerpos mercenarios más conocidos está la famosaguardia varega. La crisis más terrible que los mercenarios causaron en el Imperio fue seguramente la revuelta de losalmogávares, en el siglo XIV. El arte de laestrategia alcanzó un gran auge en época bizantina, e incluso varios emperadores, como es el caso deMauricio escribieron tratados sobre el arte militar. Estas doctrinas ensalzaban el sigilo, la sorpresa y el liderazgo de los comandantes.
Uno de los rasgos más característicos de la civilización bizantina es la importancia de la religión y del estamento eclesiástico en su ideología oficial, Iglesia y Estado, emperador ypatriarca, se identificaron progresivamente, hasta el punto de que el apego a la verdadera fe (la «ortodoxia») fue un importante factor de cohesión política y social en el Imperio bizantino, lo que no impidió que surgieran numerosas corrientes heréticas.
Elcristianismo primitivo tuvo un desarrollo mucho más rápido en Oriente que en Occidente. Es muy significativo el hecho de que elConcilio de Calcedonia reconociera en 451 cinco grandespatriarcados, de los cuales solo uno (Roma) era occidental; los otros cuatro (Constantinopla,Jerusalén,Alejandría yAntioquía) pertenecían al Imperio de Oriente. De todos ellos, el principal fue elPatriarcado de Constantinopla, cuya sede estaba en la capital del Imperio. Las otras tres sedes fueron separándose paulatinamente de Constantinopla, primero a causa de laherejía monofisita, duramente perseguida por varios emperadores; luego, con motivo de la invasión del islam en el siglo VII, las sedes de Alejandría, Antioquía y Jerusalén quedaron definitivamente bajo dominio musulmán.
Durante el siglo VII, hubo algunos intentos de la Iglesia ortodoxa por atraerse a los monofisitas, mediante posturas religiosas intermedias, como elmonotelismo, defendido porHeraclio I y su nieto Constante II. Sin embargo, en los años 680 y 681, en elIII Concilio de Constantinopla se retornó definitivamente a la ortodoxia.
La Iglesia ortodoxa sufrió otra crisis importante con el movimientoiconoclasta, primero entre los años 730 y 787, y luego entre 815 y 843. Se enfrentaron dos grupos religiosos: losiconoclastas, partidarios de la prohibición del culto a las imágenes oiconos, y los iconódulos, que defendían esta práctica. Los iconos fueron prohibidos porLeón III, queordenó la destrucción de todas las representaciones de Jesús, la Virgen María y de todos los santos, comenzando así las más agrias disputas. Esto no se resolvió hasta que la emperatrizIrene convocó el II Concilio de Nicea en 787 que reafirmó los iconos. Esta emperatriz consideró una alianza matrimonial conCarlomagno que hubiera unido ambas mitades de la cristiandad, pero que fue desestimada.
El movimiento iconoclasta resurgió en el siglo IX, siendo derrotado definitivamente en 843. Todos estos conflictos internos no ayudaron a resolver el cisma que se estaba produciendo entre Occidente y Oriente.
En el siglo IX destaca la figura del patriarcaFocio, que por primera vez rechazó el primado de Roma, abriendo una historia de desencuentros que culminaría en 1054, con el llamadoCisma de Oriente y Occidente. Focio se esforzó también en equiparar el poder del patriarca al del emperador, postulando una especie de diarquía o gobierno compartido.
El cisma contribuyó, sin embargo, a la transformación de la Iglesia ortodoxa en una Iglesia nacional. Esto se reforzó más aún con la humillación sufrida en 1204 por la invasión de los cruzados y el traslado temporal de la sede patriarcal aNicea.
Durante el siglo XIV se desarrolló una importante corriente religiosa, conocida comohesicasmo (del griegohesychía, que puede traducirse como 'quietud' o 'tranquilidad'). El hesicasmo defendía el recogimiento interior, el silencio y la contemplación como medios de acercamiento a Dios, y se difundió sobre todo por las comunidades monásticas. Su máximo representante fueGregorio Palamás, monje deAthos que llegaría a ser arzobispo de Tesalónica.
Desde finales del siglo XIII hubo varios intentos de volver a la unidad religiosa con Roma: en 1274, en 1369 y en 1438, para conseguir la ayuda occidental frente a los turcos. Sin embargo, ninguno de estos intentos llegó a prosperar.
En los orígenes del Imperio bizantino existió una situación dediglosia entre el latín y el griego. El primero era la lengua de la administración estatal, en tanto que el griego era la lengua hablada y el principal vehículo de expresión literaria. La Iglesia y la educación utilizaban también el griego. A esto debe añadirse que algunas regiones del Imperio empleaban otras lenguas, como elarameo y su variante, elsiríaco, en Siria y Palestina y elcopto en Egipto.
Con el tiempo, el latín fue definitivamente desplazado por el griego, que, en la primera mitad del siglo VII, se convirtió también en la lengua de la administración imperial. Es significativo que ya en época deHeraclio el título deAugustus, en latín, haya sido sustituido por el debasiléus, en griego. El latín, sin embargo, continuó apareciendo en inscripciones y en monedas hasta el siglo XI.
La invasión delislam y la pérdida de las provincias orientales propiciaron una mayor helenización del Imperio. El griego hablado en el Imperio era el resultado de la evolución del griego helenístico, y suele denominarsegriego medieval o griego bizantino. Existían grandes diferencias entre el lenguaje literario, deliberadamente arcaico, y el lenguaje hablado, lakoiné popular, muy rara vez utilizada en la literatura.
La literatura, como en general la cultura bizantina en todos sus aspectos, se caracteriza por tres elementos:helenismo,cristianismo e influjo oriental. Helenismo porque continúa la tradición de la Grecia clásica pese a los intentos romanizadores deJustiniano, de lengua materna latina,[9] y su sobrinoJustino II, que solo alcanzaron alderecho. Cristianismo porque esa fue desdeConstantino la religión del Imperio, a pesar de la oposición intelectual hasta bien entrado el siglo VI; influjo oriental por la estrecha relación con pueblos asiáticos y africanos.
La historia tuvo representantes eminentes, comoProcopio de Cesarea, secretario que fue del célebre generalBelisario durante el reinado deJustiniano y a la vez panegirista del emperador en los seis libros de susHistorias y su detractor en la llamadaHistoria secreta. En lalírica destaca el género delepigrama con figuras comoPablo Silenciario yAgatías, este último antologista e historiador del periodo que siguió a Justiniano.Jorge de Pisidia compuso poesía épica y epigramas. Existe un interesante libro de viajes deCosmas Indicopleustes. Del siglo VII destaca un historiador,Simocata, que no llegó a la importancia de Procopio; en este siglo se hizo famoso el poetaRomano el Mélodo, autor dehimnos religiosos. Entre el siglo VIII y elXI se compila la ya mencionadaepopeya nacionalDigenis Acritas, compuesta en una lengua semiculta; también se elaboran epopeyas sobre las hazañas deAlejandro Magno y se componenenciclopedias como laSuda, de no siempre acendrada veracidad. Se recopiló en esta época el más importantecorpus de epigramática griega que se conserva, laAntología Palatina. El cristianismo entra en el género tradicional pagano con la obra del monjeTeodoro Estudita y de la monja poetisaCasia. Algunos emperadores se dedicaron a las letras, comoLeón VI el Sabio, que fue poeta, así como su hijo,Constantino VII Porfirogéneta.San Juan Damasceno compuso tratados teológicos y polémicos en oscuro estilo; el citado Teodoro escribe también sobre la cuestión iconoclasta, así como obrasascéticas y de exégesis.
En el último periodo, desde finales delXI, existe una gran cantidad de literatura polémica religiosa, pero también escribenFocio yMiguel Psellos sobre temas más variados y se propicia un renacimiento de las letras griegas, renacimiento que pasó a Europa con la dispersión de los eruditos bizantinos por la península itálica tras la conquista de Constantinopla por los otomanos. En Italia renacerá el estudio del griego y elHumanismo y de ahí pasará al resto del mundo.Tzetzes escribe poemas didácticos y eruditos. El epigrama alcanza cumbres enCristóbal de Mitilene oJuan Mauropo. Se escribennovelas en Grecia y proliferan los bestiarios ylapidarios, y crónicas como la célebreCrónica de Morea, que mandó traducir alaragonés el gran maestre de laOrden de San Juan de JerusalénJuan Fernández de Heredia. El inquieto e inconformista poetaTeodoro Pródromo escribe cuatro poemas satíricos en la lengua popular y escribe suCatomiomaquia, o Lucha de los Gatos contra los Ratones a modo deparodia épica. Hay excelentes historiadores que dejan testimonio de lasCruzadas, como los hermanosMiguel y sobre todoNicetas Acominato,Paquimeras,Nicéforo Brienio o su mujerAna Comneno, princesa imperial autora deLa Alexiada, historia de su padreAlejo I Comneno. Durante la época de losPaleólogos la literatura entra en decadencia, pero después surge con fuerza lafilología.
La arquitectura bizantina es heredera de laarquitectura romana y laarquitectura paleocristiana. Es una arquitectura esencialmente religiosa, aunque no faltaron los edificios civiles de importancia. Muestra una marcada predilección por el ladrillo como material de construcción (aunque disimulado por lajas de piedra en el exterior y por suntuosos mosaicos en el interior). Aunque utiliza la columna (destaca la sustitución delábaco por elcimacio), su innovación más característica es el uso sistemático de la cubierta abovedada. Los tipos de bóveda más utilizados sonla de cañón yla de arista, pero destaca sobre todo lacúpula, con su característica base sobrepechinas (aunque también se empleó ocasionalmente la cúpula sobretrompas). En cuanto a la planta, la más frecuente en los templos es la decruz griega, con una cúpula en la intersección de las naves. Es frecuente que los templos, además del cuerpo de nave principal, posean unatrio onarthex, de origen paleocristiano, y elpresbiterio precedido deiconostasio, llamada así porque sobre este cerramiento calado se colocaban los iconos pintados.
En la historia del arte y la arquitectura bizantinas suelen distinguirse tres períodos o «Edades de Oro». LaPrimera Edad de Oro tiene su momento más representativo en la época de Justiniano, y sus edificios más destacados son laiglesia de los Santos Sergio y Baco, lade Santa Irene y, sobre todo, lade Santa Sofía, todas ellas en Constantinopla.
LaSegunda Edad de Oro coincide con el renacimiento macedónico (siglosIX,X yXI). Sigue siendo la iglesia de planta central cubierta con cúpula el modelo fundamental. Son frecuentes las iglesias de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado, con los brazos de la cruz cubiertos con bóvedas de cañón, y cinco cúpulas, una en el centro y otras cuatro en los ángulos. El prototipo era la Nueva Iglesia (Nea) construida porBasilio I, hoy desaparecida. Algunas iglesias destacadas son laiglesia de los Santos Apóstoles en Constantinopla,Santa Catalina de Salónica, la catedral deAtenas y labasílica de San Marcos de Venecia.
LaTercera Edad de Oro comienza tras la recuperación de Constantinopla en 1261. Es una época de difusión de las formas bizantinas, tanto hacia el Norte (Rusia) como hacia Occidente. Las novedades de este período son más bien decorativas que estructurales. Destacan iglesias como Santa María Pammakaristos en Constantinopla, las iglesias delmonte Athos o el conjunto de iglesias de Mistra, en el Peloponeso.
El estilo bizantino quedó definido a partir del siglo VI. Anteriormente dominaba el estilo romano tardío, aún en la misma Constantinopla, según lo evidencian diversas estatuas erigidas por toda la ciudad. No obstante, otros monumentos de la época iniciaban ya el gusto bizantino, comoDisco de Teodosio de Madrid que ostenta en bajorrelieve las figuras del emperador y su corte (393).
El estilo Bizantino en escultura debe considerarse como una derivación del Helenico, bajo la influencia asiática. Le caracterizan, en general, cierto amaneramiento, uniformidad y rigidez o falta de naturalidad en las figuras junto con la gravedad la cual suele consistir en esmaltes, en imitaciones de piedras y sartas de perlas, en trazos geométricos y en follaje estilizado o desprovisto de naturalidad.[1]
Cultivó el arte bizantino muy poco el bulto redondo, pero abundó en relieves sobre marfil, plata y bronce y no abandonó del todo el uso de camafeos y entalles en piedras finas. En los relieves, como en las pinturas y mosaicos se presentan las figuras mirando de frente.
De la cultura Helenica[10] Bizancio heredó la decoración mediantemosaicos que llegaron a su máximo esplendor con este imperio. Los mosaicos eran figuras formadas por pequeños trozos de piedra o vidrio coloreado (llamadas tambiénteselas). Seguían estrictas normas para ilustrar pasajes de la vida de los emperadores y escenas religiosas. Estas últimas cubrían las murallas y cielos rasos de las iglesias.
De esa habilidad alcanzada con respecto a los mosaicos resurge el interés de los vidrieros de Bizancio por la imitación de las piedras preciosas, con lo que llegaron a alcanzar una habilidad tan grande que resultaba bastante difícil poder distinguirlas de las auténticas.
El Imperio bizantino fue un Imperio multicultural, que nació como cristiano y heredero de la tradición romana, comprendiendo la zona de Oriente y que desapareció en 1453 como un reino griegoortodoxo. El escritor británicoRobert Byron lo describió como el resultado de una triple fusión: un cuerpo romano, una mente griega y un alma oriental.
Bizancio fue la única potencia estable en la Edad Media. Su influencia sirvió de factor estabilizador en Europa, sirviendo de barrera contra la presión de las conquistas de los ejércitos musulmanes y actuando como enlace hacia el pasado clásico y su antigua legitimidad.
La caída del Imperio fue traumática, tanto que durante mucho tiempo se consideró 1453 como la división entre la Edad Media y laEdad Moderna. El conquistador otomano,Mehmet II, y sus sucesores se consideraron a sí mismos herederos legítimos de los emperadores bizantinos hasta el derrumbamiento del Imperio otomano, a principios del siglo XX. Sin embargo, el papel del emperador bizantino como cabeza de la ortodoxia oriental fue reclamado por losgrandes duques de Moscú empezando porIván III. Su nietoIván IV el Terrible se convertiría en el primerzar deRusia (el título de zar proviene del latíncaesar, 'césar'). Sus sucesores apoyaron la idea de queMoscú era la heredera legítima de Roma y Constantinopla, laTercera Roma —una idea mantenida por elImperio ruso hasta su propio fin a principios del siglo XX—.
Desde el punto de vista comercial, Bizancio era el punto de partida de laRuta de la Seda, el eje económico que uníaEuropa conOriente, importando materias de lujo como seda y especias. La interrupción de esta ruta con motivo de la desaparición del Imperio bizantino provocó la búsqueda de nuevas rutas comerciales, llegando españoles y portugueses a América y África en busca de rutas alternativas. Los portugueses, que acabaron laReconquista antes y dispusieron de los recursos necesarios con antelación crearon un Imperio atlántico que permitía alcanzar la India al circunnavegar África. Los españoles, posteriormente, patrocinarían aCristóbal Colón y a losconquistadores, que supondrían la creación de un imperio que transformaría a España en la primera potencia mundial.
Bizancio desempeñó un papel inestimable para la conservación de los textos clásicos, tanto en el mundo islámico como en la Europa occidental, donde sería clave para elRenacimiento. Su tradición historiográfica fue una fuente de información sobre los logros del mundo clásico. Hasta tal punto fue así, que se cree que el resurgir cultural, económico y científico del siglo XV no hubiera sido posible sin las bases establecidas en la Grecia bizantina.
La influencia de Bizancio en asuntos como la teología sería vital para pensadores europeos como SantoTomás de Aquino. Asimismo se ha de mencionar que el Imperio fue clave en la extensión del cristianismo, que definiría Europa durante siglos. De los cuatro mayores focos de esta religión, tres (Jerusalén,Antioquía y Constantinopla) se hallaban en su territorio y hasta que no aconteció elcisma de Oriente fue su mayor foco espiritual. También fue responsable de la evangelización de los pueblos eslavos, gracias a misioneros tan célebres comoCirilo y Metodio, que evangelizaron a los pueblos eslavos y desarrollaron un sistema de escritura que aún hoy en día se sigue utilizando en muchos países, elalfabeto cirílico. Por último es notable su influencia en las Iglesiascopta,etíope, y la dearmenia.