Elcómic de autor fue un movimiento devanguardia dentro de la historieta occidental de los años sesenta y setenta del siglo XX que defendía una concepción delhistorietista como autor completo, es decir, como undibujante/guionista que no tuviese más cortapisas que su propio gusto. Estas historietas de vanguardia crearon, por otro lado, un sentimiento de grupo, con una serie de autores que quisieron renovar loslenguajes de la historieta y emplear sus códigos para contar historias o expresar sentimientos, emociones, contenidos… que antes consideraban fuera de su alcance.
El fenómeno del cómic de autor surgió en Francia a finales de los años 1960, aunque se arguye que su origen se remonta a las obras producidas porautores como el dibujanteitalianoHugo Pratt, elguionistaargentinoHéctor Germán Oesterheld, el dibujanteAlberto Breccia y otros a fines de los años 50 enBuenos Aires,
Lo cierto es que la historieta de autor, como banderín de enganche, se extendió a principios de los años 70 desdeFrancia aItalia y a finales de esta década aEstados Unidos yEspaña. En este último país, que vivía suboom del cómic adulto, destacaronAlfonso Font,Víctor de la Fuente,Carlos Giménez oJosé M. Beá.[1]
Se puede decir que este término es poco apropiado, ya que supone una minusvaloración de loshistorietistas anteriores. Ya en 1983,Jaime Juez afirmaba que conllevaba el riesgo de «amanerarse, o repetirse, recurriendo a los temas que le son más propicios de dibujar al “autor”.[2] A la larga, serviría frecuentemente solo para evidenciar el vacío o la pretenciosidad que el dibujante albergaba tras novedosas soluciones de estilo».[3]