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Edad Moderna

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(Redirigido desde «Historia moderna»)
Adán y Eva deAlberto Durero. Elantropocentrismohumanista simboliza la modernidad en laFilosofía, laCiencia y elArte. No obstante, la paulatina imposición de nuevos criterios secularizados y pragmáticos en política y relaciones sociales no impidieron –sin duda utilizaron– los conflictos religiosos.
De un mundo cultural muy distinto al de Durero, uno de losBronces de Benín del Museo del Louvre. Puede fecharse entre 1450 y 1550. No conocemos el nombre de su autor, al contrario que el de otrosbroncistas contemporáneos suyos, comoGhiberti oBenvenuto Cellini, porque la función social del artista era muy diferente en elÁfrica subsahariana y laItalia del Renacimiento.

LaEdad Moderna es el tercero de losperiodos históricos en los que se divide convencionalmente lahistoria universal, comprendido entre el siglo XV y elXVIII. Cronológicamente, alberga un periodo cuyo inicio puede fijarse en eldescubrimiento de América (1492), lacaída de Constantinopla (1453), el fin de las Cruzadas, el comienzo delRenacimiento o laEra de los Descubrimientos; y cuyo final puede situarse en laRevolución francesa (1789),[nota 1]​ laRevolución estadounidense (1776) o elascenso de Napoleón al poder (1799). Con esto dicho, si se contabiliza desde el descubrimiento de América hasta el comienzo de la Revolución Francesa, la Edad Moderna abarcó 296 años. En esta convención, la Edad Moderna se corresponde al período en que se destacan los valores de lamodernidad (elprogreso, lacomunicación, larazón) frente al período anterior, laEdad Media, que es generalmente identificada como una edadaislada eintelectualmente oscura. El espíritu de la Edad Moderna buscaría su referente en un pasado anterior, laEdad Antigua identificada comoÉpoca Clásica.

En el siglo XIX se añadió una cuarta edad a la historia de la humanidad, la denominada comoEdad Contemporánea, en la cual no solo no se aparta, sino que también se intensifica extraordinariamente la tendencia a lamodernización, ya que sus características sensiblemente diferentes, fundamentalmente porque significa el momento de éxito y desarrollo espectacular de las fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna se iban gestando lentamente: elcapitalismo y laburguesía; y las entidades políticas que lo hacen de forma paralela: lanación y elEstado.

En la Edad Moderna se vincularon los dos "mundos" que habían permanecido casi absolutamente desvinculados desde laPrehistoria: elNuevo Mundo (América) y elViejo Mundo (Eurasia yÁfrica). Cuando se consolidó laexploración europea de Australia se habló deNovísimo Mundo.

La disciplina historiográfica que la estudia se denominaHistoria Moderna, y sus historiadores, "modernistas".[nota 2]

Localización en el espacio

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Para su tiempo se consideró que la Edad Moderna era una división deltiempo histórico de alcance mundial, pero actualmente suele acusarse a esa perspectiva deeurocéntrica (verHistoria eHistoriografía), con lo que su alcance se restringiría a la historia de laCivilización Occidental, o incluso únicamente deEuropa. No obstante, hay que tener en cuenta que coincide con laEra de los descubrimientos y el surgimiento de la primeraeconomía-mundo.[nota 3]​ Desde un punto de vista todavía más restrictivo, únicamente en algunasmonarquías deEuropa Occidental se identificaría con el período y laformación social histórica que se denominaAntiguo Régimen.

Localización en el tiempo

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La fecha de inicio más aceptada por los historiadores para fijar la Edad Moderna es en la cual ocurrió la toma deConstantinopla y caída definitiva de todo vestigio de la antigüedad, esta ciudad fue destruida y tomada por losotomanos en el año 1453 –coincidente en el tiempo con el comienzo del uso masivo de laimprenta de tipos móviles y el desarrollo delHumanismo y elRenacimiento, procesos que se dieron en parte gracias a la llegada aItalia de exiliadosbizantinos y textos clásicosgriegos–. Tradicionalmente también se toma elDescubrimiento de América (1492) porque está considerado como uno de los hitos más significativos de la historia de la humanidad, el inicio de la globalización y en su época una completa revolución.[nota 4]

En cuanto a su final, algunos historiadores anglosajones como Stephen Toulmin[1]​ defienden que no se ha producido y que todavía estamos en la Edad Moderna (identificando al período comprendido entre los siglosXV alXVIII comoEarly Modern Times –temprana Edad Moderna– y considerando los siglosXIX,XX yXXI como el objeto central de estudio de laModern History),[cita requerida] mientras que las historiografías más influidas por la francesa denominan el periodo posterior a laRevolución francesa (1789) comoEdad Contemporánea. Como hito de separación también se han propuesto otros hechos: laindependencia de los Estados Unidos (1776), laGuerra de Independencia Española (1808) o lasguerras de independencia hispanoamericanas (1809-1824). Como suele suceder, estas fechas o hitos son meramente indicativos, ya que no hubo un paso brusco de las características de un período histórico a otro, sino una transición gradual y por etapas, aunque la coincidencia de cambios bruscos, violentos y decisivos en las décadas finales del siglo XVIII y primeras del XIX también permite hablar de laEra de la Revolución.[nota 5]​ Por eso, deben tomarse todas estas fechas con un criterio más bien pedagógico. La Edad Moderna transcurre más o menos desde mediados del siglo XV a finales del siglo XVIII.

Secuenciación

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ElTaj Mahal, prueba tanto de la pervivencia de civilizaciones distintas a la europea como de la gran comunicación que se había producido a nivel mundial: su bellísima estética integra elementos de orígenes asiáticos islámicos, hindúes, árabes, persas, turcos e incluso europeos (aunque la intervención de arquitectos italianos parece que se ha demostrado falsa)

La Edad Moderna suele secuenciarse por sussiglos, pero en general los historiadores la han definido como una sucesión cíclica, que algunos han intentado identificar conciclos económicos similares a los descritos porClement Juglar yNikolái Kondrátiev, pero más amplios, con fasesA de expansión yB derecesión secular.

Los señores Andrews (1748) posan displicentemente paraThomas Gainsborough ante su campo de trigo. Larevolución agrícola ya se estaba produciendo, y laindustrial la sigue. En Inglaterra, los comerciantes y financieros de lacity londinense, lagentry rural y los primeros industriales fabriles no tenían idénticos intereses de clase, pero son claramente aspectos de una misma clase dominante, que pueden denominarse comoburguesía (categorizado porCarlos Marx como la propietaria de losmedios de producción), y que puede identificarse con más claridad si se observa a quién representa elParlamento a través de las sucesivas reformas electorales que perfeccionan el sistema político de laMonarquía Parlamentaria; a excepción de la parte que no integrará: lasTrece Colonias norteamericanas. Loscampesinos desposeídos y desarraigados del campo por la política decercamientos (enclosures) y lasLeyes de pobres están alimentando elproletariado de las ciudades industriales. Enseguida se convirtió en eltaller del mundo, cuyos océanos estaban en posesión de la (Rule, Britannia). El continente europeo seguirá sus pasos en cuanto se cayeran las estructuras del Antiguo Régimen.

En el siglo XVI, tras la recuperación de laCrisis de la Baja Edad Media, en economía se produjo lo que se denominaRevolución de los Precios, coincidente con laEra de los Descubrimientos que permitió una expansión europea posibilitada en parte por los adelantos tecnológicos y de organización social que surgieron.[2]​ Pocos hechos cambiaron tanto la historia del mundo como lallegada de los españoles a América y la posteriorConquista y la "apertura" de las rutas oceánicas que castellanos y portugueses lograron en los años en torno a 1500. Elchoque cultural supuso el colapso de lascivilizaciones precolombinas. Paulatinamente, el océano Atlántico gana protagonismo frente al Mediterráneo,[3]​ cuyacuenca presencia un reajuste de civilizaciones: si en la Edad Media se dividió entre un nortecristiano y un surislámico (con una frontera que cruzabaal-Ándalus,Sicilia yTierra Santa), desde finales del siglo XV el eje se invierte, quedando elMediterráneo Occidental, (incluyendo las ciudades costeras clave deÁfrica del Norte) hegemonizado por laMonarquía Hispánica (que desde 1580 incluía aPortugal), mientras que enEuropa oriental elImperio otomano alcanza su máxima expansión. Las civilizaciones orientales de carácter milenario (India,China yJapón), reciben en algunas ciudades costeras una presencia puntual portuguesa, (Goa,Ceilán,Malaca,Macao,Nagasaki misiones desan Francisco Javier), pero tras los primeros contactos se mantuvieron poco conectados o incluso ignoraron totalmente los cambios de Occidente; por el momento se lo podían permitir. Lasislas de las especiasIndonesia yFilipinas serán objeto de una dominación colonial europea más intensiva. Frente a la continuidad oriental, los cambios sociales se concentran en los vértices del llamadocomercio triangular: notables en Europa (donde comienzan a divergir un noroeste burgués y un este y sur en proceso derefeudalización), y cataclísmicos enAmérica (colonización) yÁfrica (esclavismo). El crecimiento de población en Europa probablemente no compensó el descenso en esos continentes, sobre todo en América, en que alcanzó proporciones catastróficas y ha sido considerado como el mayor desastre demográfico de la Historia Universal[4]​ (varios investigadores[5]​ han estimado que más del 90 % de la población americana murió en el primer siglo posterior a la llegada de los europeos, representando entre 40 y 112 millones de personas).[6]​ Las convulsiones políticas y militares son asimismo espectaculares. En la míticaTombuctú, elAskia Mohamed I (1493-1528) produce el apogeo delImperio songhay, que entra en la órbita del islam y decaerá en el período siguiente. Simultáneamente, elRenacimiento da paso a los enfrentamientos de laReforma y lasguerras de religión. La expansión ideológica de Europa se manifiesta en el avance delcristianismo por todo el mundo, excepto en losBalcanes, donde retrocede frente alislam, con el que también entra en contacto enExtremo Oriente, tras dar la vuelta al globo.

Elreal español deplata, opeso duro (este acuñado en las míticas minas dePotosí en 1768) fue la primera moneda del comercio internacional y antepasado deldólar estadounidense (su símbolo deriva del escudo español "Plus Ultra", a su vez un lema muy apropiado, por el alcance mundial).
Esculturaazteca que representa a un hombre portando el fruto delcacao.Alimento de los dioses (se tradujoTeobroma como nombre científico), fue usado como moneda en época precolombina. Su consumo fue rápidamente adoptado en Europa, como el deltabaco; más lenta fue la incorporación de cultivos, como el delmaíz, eltomate o lapatata. Museo Nacional de Antropología e Historia de México.
Don Quijote carga contra el rebaño de ovejas. El equilibrio de laganadería ovina con laagricultura cerealista y con laindustria textil no fue solo un asunto de vital importancia paraCastilla, que se encontraba dominada por laMesta, y para sus clientes enFlandes, verdadera metrópolis comercial de sus materias primas (lana y metales preciosos), sino también paraAmérica, donde sin puede afirmarse que «las ovejas se comieron a los hombres». Esta expresión se aplicó también enInglaterra, que desde un paisaje similar al de castilla en la Baja Edad Media optó por el desarrollo agrícola e industrial.

En el siglo XVII la humanidad presenció posiblemente unacrisis general (quizá provocada por laPequeña Edad del Hielo) que se conoce comocrisis del siglo XVII, que además del descenso de población (ciclos de hambres, guerras, epidemias) y del descenso de la serie deprecios o de la llegada de metales de América, fue muy desigual en la forma de afectar a los distintos países, incluso en Europa: catastrófica para laMonarquía Hispánica (crisis de 1640) yAlemania (guerra de los Treinta Años), pero impulsora paraFrancia eInglaterra una vez resueltos sus problemas internos (Fronda yguerra civil inglesa). Durante este período, se produjeron en Europa del Este numerosas guerras entrePolonia,Rusia yTurquía, después tambiénSuecia. Durante el período comprendido entre 1612-1613 el ejército polacoocupó Moscú, y hasta mediados del siglo XVII,Polonia continuó dominando dicha parte de Europa. Laépoca dorada delimperio polaco finalizó después de dos hechos acaecidos, el primer hecho, laRebelión de Jmelnytsky y el segundo,el Diluvio. ElImperio otomano perdió en labatalla de Viena su última oportunidad de expandirse frente a Europa, y comenzó un lento declive, en parte para el beneficio de unaPolonia que enseguida pasará el relevo al gigantescoImperio ruso. En su frente oriental, resurge elImperio persa con ladinastía safávida que lleva a un breve apogeo elSahAbbás Iel Grande, que convirtió aIsfahán en una de las ciudades más bellas del mundo. Al mismo tiempo, en laIndia, que mantuvo la presencia colonial europea en la costa, se levanta un gran imperio continental y comenzó a desmembrarse conAurangzeb. Todos estos movimientos tienen que ver con el vacíogeoestratégico formado en elAsia Central, que loskanatos herederos deHorda de Oro son incapaces de ocupar. En China los intemporalesciclos dinásticos se renuevan con el acceso de la dinastíamanchú: losQing. Japón expulsó a los portugueses (no así a los holandeses) y se cerró en el relativo aislamiento del períodoTokugawa, que incluyó el exterminio de los cristianos, pero que posiblemente haya sido un factorque evitara que la sociedad japonesa fuese colonizada y permitió un desarrollo endógeno que en el siglo XIX la hará irrumpir abruptamente en lamodernización. En este período, las embarcaciones pertenecientes alImperio español transitan en menor medida por los océanos (que había llegado a su cúspide, temporalmente unido alportugués) en beneficio delneerlandés y elbritánico. En el período existía un alta práctica de lapiratería, que provocaba el efímero auge de un modo de vida violento y excesivo, pero románticamente percibido como unautopía libre en elCaribe (isla de la Tortuga).

Lapimienta, objeto de lujo en la Edad Media, provocó la codicia comercial que empujó a la búsqueda de las rutas hacia las Islas de las Especias.Carlo Cipolla, enAllegro ma non tropo, desarrolló en clave irónica una interpretación de la Historia moderna basada en ello.

El siglo XVIII comenzó con lo quePaul Hazard definió comocrisis de la conciencia europea (1680-1715), que posibilitó laRevolución científica newtoniana, laIlustración, laCrisis del Antiguo Régimen y la que propiamente puede llamarseEra de las Revoluciones, cuyo triple aspecto se categoriza como laRevolución industrial (en el desarrollo de lasfuerzas productivas, lo tecnológico y lo económico incluyendo el triunfo del capitalismo), laRevolución burguesa (en lo social, con la conversión de la burguesía en nueva clase dominante y la aparición de su nuevo antagonista: elproletariado) y laRevolución liberal (en lo político-ideológico, de la que forman parte laRevolución francesa y lasrevoluciones de independencia americanas). El desarrollo de esos procesos, que pueden considerarse como consecuencias lógicas de los cambios desarrollados desde el fin de la Edad Media, pondrán fin a la Edad Moderna. En Europa se encuentra de nuevo en ascenso demográfico, que se convierte esta vez en el comienzo de latransición demográfica, superadas las mortalidades catastróficas: la últimapeste negra en Europa Occidental (Marsella, 1720) se extinguió gracias a la presencia de larata parda, que sustituyó biológicamente a la pestíferarata negra;[7]​ y con lavacuna de Jenner se obtiene el primer recurso para el tratamiento de epidemias. En cuanto al hambre, no desaparece, de hecho en el siglo ocurren numerososmotines de subsistencia (que en Inglaterra anteceden al nuevo tipo de protesta, ligado al naciente proletariado industrial),[nota 6]​ pero que en las zonas que desarrollan precozmente una agricultura capitalista y un sistema de transportes modernizado pueden salvarse (en Inglaterra, Francia y Holanda el sistema de canales fluviales antecede en un siglo al trazado del ferrocarril). En otras continuó habiendo hasta bien entrado el XIX, como España (hambruna de 1812, cuando se recurrió al consumo masivo de la tóxicaalmorta, que por las mismas fechas también fue detectado por los ingleses en la India)[8]​ o Irlanda (monocultivo de lapatata que llevará alhambruna irlandesa de 1845 y a la emigración masiva). El equilibrio europeo iniciado en elTratado de Westfalia (1648) se recompone en el deUtrecht (1714) y se mantiene no sin conflictos (varios de ellos llamadosGuerra de Sucesión), con hegemonía continental paraFrancia (vinculada a España por losPactos de Familia de ladinastía Borbón) y hegemonía marítima paraInglaterra, certificada más tarde enTrafalgar (1805). Las exploraciones deJames Cook y la ocupación de Oceanía concluyen la era los descubrimientos geográficos[nota 7]​ La integración mundial avanza y surgen las primerasguerras mundiales ya que los imperios coloniales europeos se reparten territorios distantes (India,Canadá) al tiempo que se dirimen otros repartos en Europa (como el dePolonia). Las posesiones europeas llegaron a su máxima expansión en América previo a laIndependencia de Estados Unidos (1776) y de laEmancipación Hispanoamericana (1808-1824), anticipada por laRevolución de los Comuneros en 1737 y laRebelión de Túpac Amaru II en 1780. Para recoger el testigo de la sumisión colonial, África yExtremo Oriente habrán de esperar al siglo XIX, pero en elAsia Central se asiste a una carrera por la ocupación de un espacio geoestratégicamente vacío entre Rusia y China. Simultáneamente, en elPacífico norteamericano la emprenden Rusia, Inglaterra y España, mientras la colonización deAustralia es iniciada por Inglaterra sin apenas oposición.

Caracterización

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El carácter más trascendental que posee la Edad Moderna es lo que Ruggiero Romano y Alberto Tenenti denominan«la primera unidad del mundo»:

En 1531, al abrirse la nueva Bolsa de Amberes, una inscripción advertía que erain usum negotiatorum cuiuscumque nationis ac linguae: para uso de los hombres de negocios de cualquier nación y lengua. Es en un hecho como éste y en muchos otros de naturaleza semejante, más todavía que en los aspectos externos del gigantismo político o económico, donde nos parece que debe buscarse el sentido profundo del período...Se creaba una primera unidad del mundo: las técnicas circulan velozmente; los productos y los tipos de alimentación se difunden; la cocina española, el trigo, el carnero, se introducen los bovinos en América; a más o menos largo plazo, el maíz, la patata, el chocolate, los pavos llegan a Europa. En los Balcanes, las pesadas confituras turcas van penetrando lentamente; las bebidas turcas –o la manera turca de prepararlas– se consolidan. Por todas partes, los paisajes cambian: los templos de las religiones de la América precolombina derribadosy en su lugar se construyen iglesias católicas, y en las encrucijadas de los caminos de América se colocaban cruces; en los Balcanes, los alminares se alzan al lado de las iglesias ortodoxas. Intercambios de técnicas, de culturas, de civilizaciones, de formas artísticas: la rueda –desconocida en América– se introduce en el nuevo mundo; los pintores italianos llegan a las cortes de los sultanes (así, Gentile Bellini termina, en 1480, el finísimo retrato de Mohamed el Conquistador). Una vasta economía mundial extiende sus hilos alrededor del globo: el camino de las monedas del Imperio español, los famosos «reales de a ocho», acuñadas en las casas de moneda americanas, se hace cada vez más largo y, tras el viaje tras atlántico, llegan en pequeñas o grandes etapas hasta el Extremo Oriente, para ser cambiadas por especias, sedas, porcelanas, perlas ... El trigo del Báltico llega hasta la región atlántica de la península ibérica, y hacia 1590 entrará masivamente hasta el Mediterráneo; el azúcar, de las islas atlánticas o del Brasil, empieza a llegar en grandes cantidades a los mercados europeos; se democratizan algunos productos –como la pimienta– considerados hasta entonces de lujo o, por lo menos, privilegiados. La modernidad de esta época, en torno a la cual generaciones enteras de historiadores han discutido para captar su presencia en mil aspectos, en mil ideas, se afirma, precisamente, en esta primera unidad del mundo. Pero ésta es todavía demasiado frágil: si las líneas de navegación enlazan ya con gran regularidad los distintos continentes, la piratería o las dificultades técnicas de la navegación rompen aquella regularidad; si los anhelos imperiales –y unificadores– de un Carlos V parecían, por momentos, hacerse realidad a raíz de las victorias, se descartaban muy fácilmente con las derrotas… y en las grandes escisiones internas que aparecen en Europa en el plano religioso, o en los gérmenes de… la conciencia nacional que ahora empieza a desarrollarse.[9]

El elemento consustancial de Edad Moderna, especialmente en Europa, es la presencia de una ideología transformadora, paulatina, incluso dubitativa, pero decisiva, de las estructuras económicas, sociales, políticas e ideológicas propias de laEdad Media. Al contrario de lo que ocurrió con los cambios revolucionarios propios de laEdad Contemporánea, en la que se aceleró la dinámica histórica extraordinariamente, en la Edad Moderna el legado del pasado y el ritmo de los cambios son lentos, propios de los fenómenos delarga duración. Como se indicamás arriba, no hubo un paso brusco de laEdad Media a la época moderna, sino una transición. Los principales fenómenos históricos asociados a laModernidad (capitalismo,humanismo,estados nacionales, etcétera) venían preparándose desde mucho antes, aunque fue en el paso de los siglosXV aXVI en donde confluyeron para crear una etapa histórica nueva.Estos cambios se produjeron simultáneamente en varias áreas distintas: en lo referente a lo económico con el desarrollo delcapitalismo; en lo político con el surgimiento de estados nacionales y de los primeros imperios ultramarinos; en lo bélico, con los cambios en la estrategia militar derivados del uso de lapólvora; en lo artístico con elRenacimiento, en el plano religioso con laReforma Protestante; en el filosófico con elHumanismo, el surgimiento de una filosofía secular que reemplazó a laEscolástica medieval y proporcionó un nuevo concepto del hombre y la sociedad; en el científico con el abandono delmagister dixit y el desarrollo de la investigación empírica de la ciencia moderna, que a largo plazo se interconectará con la tecnología de la Revolución industrial. En el siglo XVII, estas fuerzas disolventes habían cambiado la faz de Europa, sobre todo en su parte noroccidental, aunque estaban todavía muy lejos de relegar a los actores sociales tradicionales de la Edad Media (elclero y lanobleza) al papel de meros comparsas de los nuevos protagonistas: elEstado moderno, y laburguesía.

Desde una perspectiva materialista, se entiende que este proceso de transformación empezó con el desarrollo de las fuerzas productivas, en un contexto de aumento de la población (con altibajos, desigual en cada continente y con existencia de índice de mortalidad catastrófica propia del elAntiguo Régimen demográfico, por lo que no puede compararse a laexplosión demográfica de la Edad Contemporánea). Se produce el paso de una economía abrumadoramente agraria y rural, base de un sistema social y políticofeudal, a otra que sin dejar de serlo mayoritariamente, añadía una nueva dimensión comercial y urbana, base de un sistema político que se va articulando enestados-nación (lamonarquía en sus variantesautoritaria,absoluta y en algunos casosparlamentaria); cambio cuyo inicio puede detectarse desde fechas tan tempranas como las de la llamadarevolución del siglo XII y que se precipitó con lacrisis del siglo XIV, cuando se abre latransición del feudalismo al capitalismo que finalizó en el siglo XIX.[nota 8]

Fachada de labasílica de San Pedro, Roma. La inscripción del friso es curiosa: se hizoen honor del Príncipe de los Apóstoles, Paolo Borghese, Romano Pontífice Máximo. Año 1612, séptimo de su pontificado. Es notable vanidad la que supone enaltecer el apellido familiar junto al nombre que adoptó como papa (Paulo V tenía como nombre Camilo Borghese), y apropiarse de un monumento que llevaba cien años construyéndose por iniciativa de muchos papas. Curiosamente, las tres palabras que quedan sobre la entrada resumen (sin duda involuntariamente) las claves de la Edad Moderna:PAVLVS BVRGHESIVS ROMANVS, la herencia clásica (greco-romana), elcristianismo expansivo dePablo de Tarso (el judío apóstol de los gentiles) y la enigmática presencia, central, de laburguesía. Sin embargo, nada más antiburgués que la aristocrática familiaBorghese en el epicentro del clero católico.
Los Síndicos del Gremio de los Pañeros,Rembrandt, 1662. La burguesía neerlandesa, tras laRevuelta de Flandes, se ha convertido por primera vez en la historia en la clase dominante a cuyos intereses sirve un estado de dimensiones nacionales. Esto es excepcional no solo en el mundo sino en Europa, donde incluso Inglaterra, en plenaRestauración inglesa, todavía no ha solucionado sus conflictos sociales y políticos, mientras que en el resto triunfa elAntiguo Régimen en mayor o menor medida.

En este período, surge la burguesía, una clase social que puede asociarse los nuevosvaloresideológicos (elindividualismo, eltrabajo, elmercado, elprogreso...). No obstante, el predominio social de clero y nobleza no es discutido seriamente durante la mayor parte de la Edad, y los valores tradicionales (elhonor y lafama de los nobles, lapobreza,obediencia ycastidad de losvotos monásticos) son los que se conforman comoideología dominante, que justifica la persistencia de unasociedad estamental. Hay historiadores que niegan incluso que la categoría social declase (definida con criterios económicos) sea aplicable a la sociedad de la Edad Moderna, que prefieren definir como una sociedad de órdenes (definida por el prestigio y las relaciones clientelares).[10]​ Pero desde una perspectiva más amplia, considerando el periodo en su conjunto, es innegable que poderosas fuerzas, aquella en que se basan esos nuevos valores, estaban en conflicto y chocaron, a la velocidad de los continentes, con las grandes estructuras históricas propias de la Edad Media (laIglesia católica, elImperio, losfeudos, laservidumbre, elprivilegio) y otras que se expandieron durante la Edad Moderna, como lacolonia, laesclavitud y elracismoeurocentrista.

Mientras en Europa se desarrollaba este conflicto secular, la totalidad del mundo, conscientemente o no, fue afectada por la expansión europea. Como se ha visto enSecuenciación, para el mundo extraeuropeo la Edad Moderna significa la irrupción de Europa, en mayor o menor medida según el continente y la civilización, a excepción de una vieja conocida, la islámica, cuyo campeón, el Imperio Turco, se mantuvo durante todo el periodo como su rivalgeoestratégico. Según la perspectiva de América, la Edad Moderna significa tanto la irrupción de Europa como la gesta de la independencia que dio origen a los nuevos estados nacionales americanos.

El rol de la burguesía

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Losburgueses, nombre que se dio en la Edad Media en Europa a los habitantes de losburgos (los barrios nuevos de las ciudades en expansión), tenían una posición ambigua en la Edad Moderna. Una visión lineal, que le interese los hechos hasta la Revolución Burguesa, les buscará emplazándose a sí mismos fuera del sistema feudal, como hombres libres que, en Europa, se hicieron poderosos gracias a la creación de redes comerciales que la abarcaban de norte a sur. Ciudades que habían conseguido una existencia libre entre el imperio y el papado, comoVenecia yGénova, crearon verdaderos imperios comerciales. Por su parte, laHansa dominó la vida económica delMar Báltico hasta el siglo XVIII. Lasciudades eranislas en el océano feudal, pero el que la burguesía fuera realmente un factor que disolviera el sistema feudal, o más bien un testimonio de su dinamismo, al expandirse con el excedente que los señores extraen en sus feudos, es un tema que ha discutido extensamente la historiografía.[11]​ El mismo papel de la ciudad europea durante la Edad Moderna puede considerarse un proceso delarga duración dentro del milenarioproceso de urbanización: la creación de unared urbana, preparación necesaria para el cumplimiento de las funciones sociales del mundo industrial moderno. A la línea de meta llegaron con ventaja metrópolis comoLondres yParís en el siglo XVIII; por el camino quedaron rezagadas, sin capacidad de articular una economía nacional de dimensiones suficientes para el despegue industrial, ciudades relegadas a la condición desemiperiféricas:Lisboa,Sevilla,Madrid,Nápoles,Roma oViena; o, con otras características funcionales, independientemente de su tamaño, las de laperiferia euro-mediterránea:Moscú oSan Petersburgo,Estambul,Alejandría oEl Cairo; y las de laarena exterior, tanto en espacios ajenos a la colonización europea (Pekín) como lasciudades coloniales.[12]

Aunque fue enorme la diferencia de posición económica entrealta burguesía,baja burguesía yplebe empobrecida, no lo estaba en muchos extremos por su condición social: todas eranpueblo llano. La diferenciación entre burguesía ycampesinado todavía era más significativa, pues fuera de las ciudades es donde vivía la inmensa mayoría de la población, dedicándose a actividades agropecuarias de muy escasa productividad, lo que las condenaba al anonimato histórico: la producción documental, que se desarrolla de forma extraordinaria en la Edad Moderna (no solo con la imprenta, sino con el auge burocrático del estado y de los particulares: registros económicos, protocolos notariales...) es esencialmente urbano. Los fondos de los archivos europeos empiezan ya a competir en densidad defuentes documentales con enorme ventaja frente a los chinos, de milenaria continuidad.

También puede verse a la burguesía como un aliado del absolutismo, o como un agregado social sin verdadera conciencia de clase, cuyos individuos prefieren la "traición" que les permite el ennoblecimiento por compra o matrimonio, sobre todo cuando la ideología dominante persigue el lucro y santifica la renta de la tierra.[13]​ Su papel como agente revolucionario había ocasionado lasrevueltas populares urbanas de la Edad Media, y continuará vivo pero errático en las de la Edad Moderna, algunas teñidas de ideología religiosa, otras de revuelta antifiscal o incluso demotines de subsistencia.[14]​ Dentro de la Monarquía Hispánica, se estableció todo un complejo sistema de dinámica social, lo que dentro de la historiografía se ha establecido como el Cambio Inmóvil. Este se desarrolla, con base en el servicio de la corona, los matrimonios mixtos, como en el resto de Europa. No obstante, lo más relevante será la suplantación de la nobleza, a través de asimilar las distintas formalidades, modos de vida de las clases nobiliarias. Pasando en cuestión de una o dos generaciones a considerarse tanto ellos mismos como el resto de su comunidad.[15]​ Con base en estos movimientos y la necesidad de la financiación por parte de la Monarquía Hispánica, dio pie a una continua venta tanto de cargos como de títulos nobiliarios en contra de los propios territorios de la corona.

En otros continentes, la caracterización social de una clase definida por su actividad urbana, su identificación con el capital y la condición de no privilegiada, es mucho más problemática. No obstante, se ha aplicado el término en Japón, cuyaformación económico-social ha sido asimilada al feudalismo, y con muchas más dificultades en China, aunque lasinterpretaciones de su historia están muy vinculadas a posiciones ideológicas. En el caso concreto de Japón, debemos de destacar la constitución de una sociedad estamental completamente estanca, mantenida por parte del Shogunato Tokugawa. En ella la casta militar mantuvo su importancia a pesar de ir tendiendo a la pobreza, manteniéndose hasta el siglo XIX[16]

El mundo islámico tenía desde sus orígenes una fuerte componente comercial, con un desarrollo impresionante de las rutas a larga distancia (navieras y caravaneras), y una artesanía superior a la europea en muchos aspectos, pero el desarrollo de las fuerzas productivas demostró ser menos dinámico, y con éstas la dinámica social. Los mercaderes árabes o elzoco, sin dejar de ser bullicioso y reflejar el descontento popular en periodos de crisis, no estuvieron nunca en condiciones de significar un desafío a las estructuras.

América fue, desde el comienzo de su colonización, una tierra de promisión donde se hacían experiencias de ingeniería social. Lasreducciones jesuíticas o los peregrinos delMayflower son casos extremos, siendo el fenómeno más importante la ciudad colonial hispánica, con su urbanismo trazado a cordel a partir de una ampliaPlaza Mayor sobre tierras vírgenes o ciudades precolombinas, a veces incluso convirtiéndose enciudad peregrina, cambiando su emplazamiento por terremotos o condiciones sanitarias. Es posible encontrar la formación de una burguesía en América durante la Edad Moderna, en lascolonias británicas del norte, y en loscriollos hispanoamericanos, que impulsarán los procesos de independencia y contribuirán decisivamente al final del Antiguo Régimen y la plasmación de los valores de la Edad Contemporánea.

Las exploraciones financiadas por las monarquías europeas (en Portugal, el caso precoz deEnrique el Navegante), y llevadas a cabo por personajes comoCristóbal Colón,Juan Caboto,Vasco de Gama oHernando de Magallanes, surcaron mares hasta ese momento inexplorados y llegaron a tierras que eran desconocidas por los europeos, posibilitados gracias a una serie de adelantos en materia de náutica: labrújula y lacarabela. La relación que el espíritu individualista y la búsqueda de prestigio pudieran tener con los valores burgueses no es tan clara: no supone ninguna variación desde tiempos deMarco Polo y tiene posiblemente más relación con el espíritu caballeresco y los valores nobiliarios de la Baja Edad Media.[17]​ Aprovechando sus descubrimientos,España,Portugal yHolanda primero, yFrancia eInglaterra después, construyeronimperios coloniales, cuyas riquezas, sobre todo la extracción de oro y plata de América, estimularon todavía más la acumulación decapital y el desarrollo de la industria y el comercio, aunque a veces más fuera del propio país que dentro, como fue el caso de la castellana, que sufrió las consecuencias de laRevolución de los Precios y una política económica, elmercantilismo paternalista que busca más laprotección del consumidor (y de los privilegiados) que la del productor.

Fuera de Inglaterra y Holanda, en el siglo XVII, la burguesía tenía un poder económico relativo, y ningún poder político. No sería propio decir que llegó a sus manos ni siquiera cuando reyes comoLuis XIV empezaron a llamar a burgueses como ministros de estado, en vez de la vieja aristocracia.

El Sultán delImperio otomanoSolimánel magnífico, vencedor de labatalla de Mohács (1526), tras la que ocupa Hungría y sitia Viena. Los soldados que le sirven de guardia son losjenízaros. Su expansión militar y territorial le convirtieron en un monarca tan poderoso como pudiera serloCarlos V del Sacro Imperio, y con un control interno sobre sus dominios no menor en cuanto a supremacía. No obstante, su sistema político no es comparable con la monarquías autoritarias de la Europa Occidental, que están en una dinámica muy diferente.
El papaPaulo III reconcilia aFrancisco I de Francia con elemperador Carlos V (Tregua de Niza, 1538), en un cuadro de Sebastiano Ricci (1688). La enemistad de los dos soberanos trajo como consecuencia el inicio de un siglo de hegemonía de laMonarquía católica, pero también en la imposibilidad de una restauración delSacro Imperio romano. El poder papal, desafiado por laReforma, subsistirá.
La familia de Felipe V, deLouis-Michel van Loo, nos recibe en estudiada pose en un ambientebarroco. La imagen sirvió como comunicación familiar con los Borbón de Francia. Elpacto de familia que mantuvieron ambas ramas de la dinastía hasta la ejecución de Luis XVI demuestra cómo los intereses nacionales (de unas naciones todavía no construidas) se postergaban ante los dinásticos. Territorios y súbditos podían intercambiarse por un tratado sin consultar a nadie más que a su soberano. Algún rey prefería perder sus estados antes que gobernar sobre herejes (Felipe II de España) mientras que otro compraba París por el buen precio de una misa (Enrique IV de Francia).
El emperador chinoKangxi, cuyo reinado, de 1662 a 1722 fue comparable en duración al deLuis XIV de Francia, aunque indiscutiblemente, China era mucho más poderosa y extensa. La existencia de las potencias europeas ya no podía ser ignorada, y se vio forzado a mantener un equilibrio fronterizo con Rusia en Asia Central y a frustrar las pretensiones proselitistas del papado. La formación económico-social china no podrá sostener la presión expansiva de Europa en el siglo siguiente.

El poder de los reyes

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EnEuropa Occidental, desde finales de la Edad Media algunas monarquías tendieron a la formación de lo que podría denominarse comoestados nacionales, en espacios geográficamente definidos y con mercados unificados y con una dimensión adecuada como para la modernización económica. Sin llegar a los extremos delnacionalismo del siglo XIX yXX, se evidenciaba la identificación de algunas monarquías con un carácter nacional, y se buscaban y exageraban esos rasgos, que podían ser las leyes y costumbres tradicionales, la religión o la lengua. En ese sentido iban la reivindicación de la lengua vernácula para la corte de Inglaterra (que durante toda la Edad Media hablaba francés) o la argumentación deNebrija a los Reyes Católicos en suGramática Castellana de que, deben imitar a Roma y al latín porquela lengua va con el imperio (originándose una serie de orgullosas defensas del español en actos diplomáticos).[nota 9]

Este proceso no fue ni continuo ni sin altibajos, y no estaba claro en sus comienzos si habría de prevalecer laIdea Imperial deCarlos V, el mosaico multinacional dinástico de losHabsburgo o la expansión europea delImperio otomano. Si en el siglo XVIII parecían fuertemente establecidos los actuales Estados deEspaña,Portugal,Francia,Inglaterra,Suecia,Holanda oDinamarca, nadie podía haber previsto el destino dePolonia, repartido entre sus vecinos. Los intereses dinásticos de las monarquías eran cambiantes y produjeron a lo largo de la Edad Moderna inacabables intercambios de territorios, por razones bélicas, matrimoniales, sucesorias y diplomáticas, que hacían que las fronteras fueran cambiantes, y con ellas los súbditos.

El aumento del poder de los reyes se centró en tres direcciones: eliminación de todo contrapoder dentro del Estado, expansión y simplificación de lasfronteras políticas (el concepto defronteras naturales) en competencia con los demás reyes, y eliminación de estructuras feudales supranacionales (lasdos espadas: el papa y el emperador).

Lasmonarquías autoritarias intentaron anular toda posible oposición. En el siglo XVI aprovecharon laReforma Protestante para separarse de laIglesia católica (principados alemanes ymonarquías escandinavas) o bien para identificarse con ella (la monarquía delRey Cristianísmo de Francia o la delRey Católico de España), aunque no sin conflictos (como prueba las polémicas en torno alregalismo, o elgalicanismo). La monarquía inglesa delDefensor de la Fe (Enrique VIII,María Tudor eIsabel I) intentó alternativamente una u otra opción para decantarse finalmente por una salida intermedia entre ambas (elanglicanismo). Los reyes intentaron imponer la unidad religiosa a sus súbditos: en España losReyes Católicos expulsaron a losjudíos yFelipe III a losmoriscos, en Inglaterra elanglicanoEnrique VIII persiguió a los católicos, y en FranciaRichelieu persiguió a los protestantes. El principiocuius regio eius religio (la religión del rey ha de ser la religión del súbdito) fue el director de las relaciones internacionales desde laDieta de Augsburgo, aunque no consiguió evitar lasguerras de religión hasta la firma de losTratados de Westfalia (1648).

Otro frente de batalla fue la nobleza, que en ocasiones se resistió al aumento del poder real, como en laGuerra de las Comunidades de Castilla (1521), laFronda francesa de 1648, o las conspiraciones con ocasión de lacrisis de 1640 contra elConde-Duque de Olivares en distintos puntos de laMonarquía Hispánica. No debe interpretarse esto como una identificación de los intereses de clase de la burguesía y la monarquía, que puede apoyarse en ella, sabiendo que es su principal fuente de ingresos, pero, al menos en las zonas en que puede hablarse de sociedades de Antiguo Régimen, se identifica mucho más claramente con los intereses de la clase dominante: los privilegiados (nobleza y clero). En esas mismas ocasiones las revueltas también mostraron un componente de particularismo regional que se opone a la centralización, la resistencia de instituciones que pueden funcionar como contrapeso a la corona (Parlamentos judiciales o legislativos), o un carácter antifiscal. En el caso más favorable al poder real, el francés, resultó en unamonarquía absoluta identificada con el estado unitario y centralizado. Mientras tanto, primero en Holanda (tras su independencia) y luego en Inglaterra (tras laguerra civil inglesa) se experimentó el funcionamiento de lamonarquía parlamentaria en respuesta a otra formación económico-social.

Elregicidio delincaAtahualpa, tal como la dibujóFelipe Guamán Poma de Ayala, en suNueva Crónica y Buen Gobierno, un excepcional documento de la visión indígena de laConquista de América, descubierto en 1908.
El rey donSebastián I de Portugal, que a pesar de haber muerto en Alcazarquivir, junto a otros dos reyes (estos musulmanes), "reapareció" en la figura de unpastelero de Madrigal y permaneció siempre vivo y eternamente joven en el imaginario popular, como los héroes homéricos o elChe Guevara en el siglo XX (sin olvidarnos de héroes populares comoElvis Presley,Marilyn Monroe,James Dean,Jim Morrison oJohn Lennon).

En lo externo, los imperios europeos buscaron ampliar sus dominios territoriales. España se construyó unImperio enAmérica. Portugal y Holanda fundaron factorías, núcleos de futuras ciudades, en diversos puntos costeros diseminados por todo el mapa terrestre. Francia e Inglaterra intentaron entrar en laIndia, al tiempo que fundaban colonias en lo que después seránEstados Unidos yCanadá. La pugna por el complejo mapa de político europeo fue incesante, desgastando las energías sociales extraídas a través de los impuestos en cruentas conflagraciones cuyo fin podía ser el predominio dinástico, religioso o el mantenimiento o la discusión de la hegemonía continental, en la que se sucedieron España y Francia, con la irrupción local de potencias locales (Dinamarca,Suecia,Polonia...). Los escenarios de las conflagraciones europeas fueron preferentemente los atomizados espacios políticos de la península italiana y Europa Central, surgiendo en ésta las potencias rivales deAustria yPrusia, cuyo futuro no se dilucidará hasta bien entrada la Edad Contemporánea.

Frente a todo esto, se generó una crisis en las viejas estructuras supranacionales. LaIglesia católica fue incapaz de mantener consolidada a Europa bajo su predominio aunque losEstados Pontificios subsistieron con una influencia incomparablemente superior a su peso temporal, y elSacro Imperio Romano Germánico, después del frustrado intento por restaurarlo deCarlos V, fue prácticamente desmantelado por elTratado de Westfalia de 1648. El Imperio siguió existiendo teóricamente hasta 1806, pero en los hechos no era más que una presencia nominal en el mapa internacional, sin poder efectivo.

El Rey ha muerto, ¡viva el Rey!

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Esta expresión, que garantizaba la continuidad de la monarquía hereditaria, es también un indicio de los límites delEstado que se pretende construir por una monarquía con aspiraciones absolutistas.[18]​ En todas las civilizaciones, el momento de la muerte de los reyes (o su agonía, o su falta de sucesión) ha dado históricamente origen a problemas sucesorios, e incluso guerras.

ElcondottieroBartolomeo Colleoni, con gesto adusto contempla Venecia desde su caballo en el famoso bronce deVerrocchio. Los ejércitos mercenarios, verdaderas empresas dirigidas con criterios protocapitalistas, se alquilaban al mejor postor en la Italia del Renacimiento. Lacaballería medieval quedaba para los ejercicios literarios.
Guerrero japonés fotografiado porFelice Beato en la década de 1860. Tras una primera apertura, que incluyó la evangelización hispano-portuguesa, Japón se cerró a todo tipo de contactos con los extranjeros en 1641 con la políticasakoku (con la mínima excepción de la importación de libros y el consentimiento de intercambios con los holandeses de la isla artificial deDejima), y siguió considerando las armas de fuego como bárbaras y primitivas, prefiriendo las tradicionales delsamurái hasta larestauración Meiji del siglo XIX.

La posibilidad de dar muerte al rey era un hecho todavía más grave, y lalesa majestad sancionada con la peor de las condenas (el suplicio de los regicidas comoRavaillac era particularmente doloroso). La mera consideración de ese argumento en la ficción garantizaba el interés de las truculentas tragedias deShakespeare, en las que el usurpador encuentra su merecido castigo (Hamlet oMacbeth) sobre todo en la corte deIsabel I de Inglaterra, siempre vigilante contra reales o imaginarias conspiraciones contra su vida.

En la mayor parte de las culturas, dar muerte al rey estaba reservado como mucho a los enfrentamientos caballerescos con otro rey en elcampo de batalla (por ejemplo, a pesar de algunos detalles ruines, elfratricidio deEnrique de Trastamara sobrePedro Iel cruel), cosa que en la Edad Moderna raramente se producía pues no solían arriesgarse (la muerte deEnrique II de Francia en un torneo entra dentro de los accidentes deportivos, y el apresamiento en labatalla de Pavía de Francisco I, que se quejaba de que Carlos V no entrara en liza personalmente con él, es algo excepcional). Por eso impactó tanto a toda Europa la temprana muerte deSebastián I de Portugal en labatalla de Alcazarquivir. Este hecho además, estuvo en el origen de la decadencia portuguesa (el ejército quedó destruido y su tíoFelipe II se impuso como heredero incorporando el reino a la Monarquía Hispánica, que desperdició lo mejor de la flota en laArmada Invencible y enfrentó el imperio colonial a la rapiña de sus enemigos ingleses y holandeses). También fue el origen de un curiosísimomovimiento social, elsebastianismo, muy popular entre los campesinos y clases bajas, que reivindicaba su presencia oculta y su mesiánica vuelta. Un movimiento idéntico tuvo lugar en Rusia, donde periódicamente aparecíanfalsos Dimitris reclamando ser elzarevitch heredero deIván el Terrible. Estos movimientos (similares a otros movimientosmilenaristas omesiánicos, como los asociados alimán oculto en la religión islámica) acogían todo tipo de reivindicaciones populares que aprovechaban la oportunidad de expresarse en asociación con un concepto idealizado de la monarquía paternalista. Era difícil concebir que de la sagrada figura de un rey pudiera realizar actos de tiranía. Toda tiranía se atribuye a los malos consejeros, o al secuestro de la voluntad del rey (la leyenda deLa máscara de hierro). Losvalidos son las figuras más odiadas. En la Edad Moderna la discrepancia más atrevida solía ser el gritoViva el rey y muera el mal gobierno. En otras civilizaciones, se opta por separar radicalmente la figura del gobernante de derecho, que pasa a ser una figura únicamente decorativa (elCalifa en el islam y elEmperador en Japón) y el gobernante de hecho, que pasa también a ser hereditario y solemnizarse (elsultán otomano o elshōgun enJapón)

La rendición de Breda oLas Lanzas, deVelázquez, 1636. Uno de los episodios gloriosos que se celebraban en elSalón de Reinos delPalacio del Buen Retiro de Madrid.[19]​ Lostercios deAmbrosio de Spínola, que exhiben enhiestas sus picas, consiguieron desalojar de la plaza fortificada que se adivina humeante al fondo, a las tropas neerlandesas deJustino de Nassau, en uno de los últimos triunfos de las armas españolas, abocadas al fin de su hegemonía.
Maqueta de laCitadelle deLille (1667).Louis Le Grand la voulut, Vauban la dessina, Simon Vollant l'édifia (Luis XIV la quiso,Vauban la diseñó y Simon Vollant la edificó). Uno de los ejemplos más acabados de las fortificaciones contra la artillería, que superaban el concepto medieval demuralla (fosos y murosalmenados que rodeaban una ciudad, con cubos otorres a intervalos regulares) por una ingeniosa geometría (que comenzó llamándose "traza italiana") a la que se añadían baluartes avanzados y contramedidas para las minas que excavaban loszapadores asaltantes.

Lo que es una gran novedad de la Europa de la Edad Moderna es convertir la muerte del rey en algo teorizable, entroncándolo con laAntigüedad clásica. Eltiranicidio se justificó por elpadre Mariana, de laEscuela de Salamanca, en un libro[20]​ que dedicó a la instrucción del futuroFelipe III, y que fue ampliamente divulgado más fuera que dentro de España, utilizándose sus argumentos en la justificación de larebelión de los Países Bajos y más adelante incluso, en las dos grandes revoluciones del siglo XVIII (americana y francesa), que siempre pusieron buen cuidado de legitimarse por oposición a la pérdida delegitimidad del rey contra el que se rebelan, de una manera no tan distinta a comovasallos y señores feudales se aplicaban recíprocamente el concepto defelonía. En elhimno de Holanda,Guillermo de Orange dice: "al rey de España siempre honré" -Den Koning van Hispanje/ Heb ik altijd geëerd, y los revolucionarios americanos dedican toda la primera parte de suDeclaración de Independencia a convencer al mundo de que no les queda otra salida.

El respeto sacral que a la figura de los reyes se guardaba en Europa no se aplicaba por los conquistadores a loscaciques, reyes o emperadores americanos, todos ellos considerados por los europeos como«indígenas paganos», cuya soberanía podía ser discutida solo con que se negaran a atender elRequerimiento. Así no hubo mayor inconveniente en extorsionar, torturar y matar aHatuey,Atahualpa yMoctezuma (menos todavía en sofocar las revueltas posteriores a la conquista, incluso en fechas tan tardías como la deTúpac Amaru II, que enlaza ya con los gritos de laindependencia americana). Pero andando el tiempo también el Viejo Continente presenció algunosregicidios notables, como los deGuillermo de Orange,Enrique III yEnrique IV de Francia, a manos de fanáticos, y los judiciales deMaría Estuardo yCarlos I de Inglaterra. Cuando la guillotina caiga sobreLuis XVI, la Edad Moderna ya habrá terminado, comprobándose que la sangre azul es igual que cualquier otra.

EnAmérica lasrevoluciones independentistas que comenzaron en 1776 con la sublevación de lastrece colonias británicas que dieron origen a losEstados Unidos y se extendió con laGuerra de Independencia Hispanoamericana (1809-1824), que dieron origen a las primeras naciones latinoamericanas, fusionaron la idea deindependencia con la oposición radical a lamonarquía y el derecho alregicidio. El resultado fue la aparición de una cantidad derepúblicas sin precedente en la Historia Universal.

Revolución militar

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También elarte militar experimentó profundos cambios, que fueron correlativos a los cambios políticos que se vivían en ese tiempo. La introducción de lasarmas de fuego marcó el final de la época de loscaballeros feudales, y el inicio del predominio de lainfantería. Aunque los primeros usos de lapólvora fueron en China, su empleo militar fue fundamentalmente europeo durante la Edad Moderna. El código delhonor del caballero medieval veía las armas de fuego como un insulto a la valentía, que permitía abatir al mejorcaballero por el más ruin villanomercenario, pero su aceptación, desarrollo y sofisticación en Europa es una de las claves de su expansión durante la Edad Moderna. Los cambios sociales que produjo en su interior terminaron, paradójicamente, incluyendo su uso en losduelos por honor.

Labatalla de Lepanto, vista porVeronés, es una confusión de galeras que se embisten tras el duelo artillero, cuya suerte se decide en el plano celestial, por la intercesión ante laVirgen María de los santos patrones de cada miembro de la Santa Liga (por elpapa, con las llaves del reino de los cielos,Pedro; porEspaña, con equipo de peregrino,Santiago; porGénova, con corona y espada,Catalina; y porVenecia, con su león,Marcos).

Ya laguerra de los Cien Años había supuesto una humillación de la nobleza francesa frente a losarqueros ingleses, pero fue laartillería, que se experimentó en las últimas fases de laReconquista (parece ser que los defensores musulmanes la usaron en la toma deNiebla en el siglo XIII, y los cristianos desde la época deAlfonso XI), la que demostrará ser el arma decisiva, cuyo coste, inasumible por ningún noble particular, solo podía ser sufragado por los crecientes recursos de las monarquías autoritarias, con lo que elejército moderno pasará a ser uno de sus atributos. LaGuerra de Granada será decisiva para la conformación de una unidad militar compleja y bien articulada: lostercios, que se probarán exitosamente en Italia bajo el mando delGran Capitán frente a los ejércitos franceses, al tiempo que se internacionalizan con mercenarios de todas las nacionalidades. Los suizos y loslansquenetes alemanes serán los más afamados. Por primera vez desde el Imperio romano, las guerras europeas se libraban con una visión estratégica continental que ponía a su servicio crecientes aparatos estatales: era mayor proeza "poner una pica en Flandes" desde el punto de vista económico que desde el puramente táctico, y las batallas diplomáticas no fueron menos decisivas que las reales para cerrar o mantener abierto el llamadocamino español.[21]

LaArmada Invencible partiendo del puerto deFerrol. La tecnología naval de élite europea se batió en elcanal de la Mancha, prevaleciendo la inglesa sobre la española (que desde 1580 incluía también a la portuguesa, o sea, a las dueñas de las dos mitades del mundo desde elTratado de Tordesillas). Ninguna marina extraeuropea pudo competir hasta laGuerra Ruso-Japonesa de 1905: la famosa flota china del siglo XV dirigida porZheng He no tuvo continuidad.

Al mismo tiempo, laingeniería tuvo gran adelanto, perfeccionando una nueva táctica de defensa: elbastión. Impulsados por el desafío de los artilleros, ingenieros militares entre los que se encontraba el propioLeonardo da Vinci entablan con ellos unacarrera de armamentos que no ha parado hasta el siglo XXI.

Como consecuencia, las campañas medievales, enfrentamientos dehuestes reclutadas por los lazos delvasallaje se transformaron en verdaderas guerras de asedio y desgaste del enemigo, utilizando tropas profesionales, mercenarias, lo que en parte explica la enorme crueldad creciente de los conflictos hasta el siglo XVII. Para el siglo XVIII, las guerras, sometidas a método y cálculo académico, experimentaron un notable cambio, transformándose en campañas atemperadas, voluntariamente limitadas y con prolijas maniobras, en donde los generales arriesgaban poco y cuidaban mucho a sus tropas (famoso fue en ello elrey sargento,Federico Guillermo I de Prusia). Los uniformes, las banderas y la música militar se codifican de forma exquisita (elhimno y labandera de España provienen de esta época). Este esquema regiría los campos de batalla europeos hasta la llegada deNapoleón Bonaparte, primer general que aprovechó a gran escala el reclutamiento masivo producto delservicio militar obligatorio onación en armas, ignorando los rangos aristocráticos que en los ejércitos de las monarquías absolutas reservaban los puestos directivos a gente de no probada valía, mientras que para él «cada soldado lleva en su mochila el bastón de mariscal». Pero eso fue ya en un periodo histórico diferente, la Edad Contemporánea, en el que, tras el intento debloqueo continental contra la industria inglesa y las teorizaciones deClausewitz, se terminará hablando de laguerra total, un concepto ajeno al periodo de la Edad Moderna, en que la vida económica y social seguía en buena parte ajena a las batallas.

La guerra naval

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Confucio presenta al niño-Buda aLao Tse, en una singular recreación pictórica de épocaQing. Mientras el islam y cristianismo se expandían en conflicto por la mayor parte del mundo, elbudismo había conseguido implantarse con fuerza enExtremo Oriente, en cada caso sobre un sustrato distinto (en China y Japón, las religiones tradicionales,confucionismo yshinto, en Indochina, elhinduismo); al mismo tiempo, en su India natal, losmogoles musulmanes y elhinduismo justificador del sistema social decastas lo hacen prácticamente desaparecer.

Laguerra naval conoce un salto cualitativo con la incorporación de la artillería y de las mejoras técnicas de lanavegación. La capacidad de maniobra rápida yabordaje de la propulsión a remo (todavía útil en 1571 enLepanto) quedará obsoleta, en beneficio de la planificación estratégica en un escenario planetario, donde flotas oceánicas llevan la presencia militar a distancias enormes con una agilidad creciente. «La mayor ocasión que vieron los siglos», como la calificóCervantes, que allí perdió su mano izquierda (para mayor gloria de la derecha), significó de hecho el mantenimiento delstatu quo en el Mediterráneo: el oriental para los turcos y el occidental para los españoles, pero el conjunto delMare Nostrum había perdido ya su centralidad en beneficio del Atlántico. Hasta la derrota de laArmada Invencible (1588) nadie desafiaba la hegemonía naval hispano-portuguesa más allá de enfrentamientos irregulares (los holandesesmendigos del mar o lospiratasberberiscos o ingleses, poco importantes hasta el siglo XVII).

BulaExurge Domine,Contra Errores Martine Lutheri et sequatium: contra los errores deMartín Lutero y sus seguidores (15 de junio de 1520), por la que el papaLeón X le amenazaba con la excomunión si no se retractaba de 41 puntos incluidos en sus famosas 95 tesis del 31 de octubre de 1517. Lutero quemó públicamente la bula (10 de diciembre de 1520) y la excomunión se hizo efectiva (3 de enero de 1521). Cualquiera de esas fechas son hitos para la Edad Moderna, aunque no habrían pasado de ser una disputa teológica si no hubieran encontrado el formidable eco que la difusión de la imprenta permitió a los argumentos de ese "oscuro fraile", y no se hubieran acogido por una sociedad madura para recibirlos y unos agentes políticos dispuestos y capaces de aprovechar su potencial.

Consciente de poseer un imperiodonde no se ponía el sol, Felipe II ofreció una recompensa fabulosa a quien le ofreciera unreloj mecánico que permitiera a sus barcos calcular con precisión lalongitud cartográfica, cosa que no se consiguió hasta el siglo XIX; pero para entonces elmeridiano cero era el deGreenwich y no el de Cádiz ni el de París, a pesar del esfuerzo científico que supuso elsistema métrico decimal. Labatalla de Trafalgar (1805) vino a sancionar indiscutiblemente la hegemonía marítima que Inglaterra ya había alcanzado, al menos desde laguerra de sucesión española, que le proporcionóGibraltar yMenorca, además de ventajas comerciales en América (1714). Olvidado quedaba el reparto hemisférico del mundo entre españoles y portugueses (Tratado de Tordesillas, 1494) y que había provocado el enojo deFrancisco I de Francia, que pidió que le enseñaran la cláusula del testamento de Adán que preveía tal cosa. Entretanto, los bosques ibéricos de la ardilla deEstrabón (que cruzaba la península sin tocar el suelo) se habían convertido en tablones de barco o en tallas de santos (destinos para los que se seleccionaban las piezas más escogidas), lo que tuvo decisivas consecuencias económicas y ecológicas: se dice que buena parte de los sedimentos depositados en elDelta del Ebro se deben a ladeforestación del Pirineo en la Edad Moderna.

Laorfebrería sagrada americana, como ésta de la culturaMuiscas, donde aparece la barca ritual que sumergirá ofrendas en un lago, excitó de tal manera el ansia de oro de los conquistadores que creó la leyenda deEl Dorado. Es enormemente simbólico que el destino de la mayor parte de la producción artística precolombina fuese el saqueo y la fundición en monedas, que circulando de Sevilla a Génova o Amberes cambiaron para siempre la economía mundial. En la antigüedad, una profanación semejante se atribuye aJerjes, que transformó el oro de Babilonia en arqueros (los numismáticos y los de verdad).
Mezquita delSahAbbás Iel grande, del imperio persasafávida enIsfahán,Irán. En este caso, el impresionante pórtico acoge a loschiítas.
LasMisiones Jesuíticas enAmérica del Sur establecieron un sistemateocrático-guaraní de tipoigualitario que ha sido mencionado como antecedente de las ideassocialistas.

La religión

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Como probaban lasherejías urbanas medievales apaciguadas por laInquisición y laOrden Dominicana, laIglesia católica se encuentra en conflicto con la nueva vida urbana, y había mirado sus transformaciones con reticencia, aunque también demostró una gran capacidad de asimilación de los elementos disolventes (Orden Franciscana ydevotio moderna deTomás de Kempis). En el siglo XIV había vivido laCautividad de Aviñón y elCisma de Occidente, y en elXV vivió un proceso de acrecentamiento del poder temporal. Ejemplos depapas mundanos fueron, por ejemplo,Alejandro VI yJulio II, este último apodado, y no sin razón, el «Papa guerrero». Para financiarse, recurrió de manera cada vez más escandalosa a la venta deindulgencias, lo que excitó las protestas deJohn Wycliff,Jan Hus yMartín Lutero. Este último, cuando la Iglesia lo llamó a someterse, rehusó, señalando que la única fuente de autoridad eran lasSagradas Escrituras. Era esta una nueva visión de la relación entre el hombre yDios, personalista e intimista, más acorde con los valores de la modernidad y muy diferente a la idea social y comunitaria de la religión que tenía elcatolicismo medieval. Entre los numerosos seguidores de Lutero no fue posible la uniformidad (la interpretación libre de la Biblia y la negación de autoridad intermedia entre Dios y el hombre lo hicíeron imposible), y asíUlrico Zwinglio,Juan Calvino oJohn Knox, fundaron iglesias reformadas que se expandieron geográficamente convirtiendo a Europa en un conglomerado de personas con creencias muchas veces contradictorias. Se ha propuesto[22]​ que elcalvinismo y la doctrina de lapredestinación son posiblemente una contribución esencial a la conformación del espíritu burgués capitalista, al exaltar el trabajo y el triunfo personal. No obstante, no es imposible encontrar una versión católica del mismo espíritu, como fue eljansenismo; lo que abundaría en la tesis materialista de que más que una determinación ideológica fueron las diferentes condiciones de la estructura económica del norte y el sur de Europa las que influyeron en su divergente historia a lo largo de la Edad Moderna.

La Iglesia católica reaccionó tardíamente, a finales del siglo XVI, imponiendo una serie de cambios internos en elConcilio de Trento (1545-1563). Los principales exponentes de esta reforma fueronIgnacio de Loyola y laCompañía de Jesús. Sin embargo, en general no pudo regresar a la fe católica a numerosas naciones reformadas. En general, la Alemania del norte, Escandinavia y Gran Bretaña ya no volvieron al catolicismo, mientras que Francia se debatiría durante años de conflictos internos por causa religiosa, hasta que en 1685 Luis XIV revocó elEdicto de Nantes, que garantizaba la tolerancia católica hacia loshugonotes, y los expulsó. El éxito de la Contrarreforma se dio en la Europa danubiana, la Alemania del sur y Polonia.Irlanda, las penínsulasibérica eitálica, además de los recién conquistados dominios ultramarinos españoles en América, permanecieron católicos.

Todo esto sucedió en medio de un fuerte periodo deguerras de religión: en Alemania, los príncipes católicos se apoyaron enCarlos V contra los príncipes protestantes, al tiempo que surgían movimientos sociales como laguerra de los campesinos o losanabaptistas, perseguidos sangrientamente por ambos bandos, con la bendición expresa tanto delpapa como deLutero; en Francia, la no menos violentaMatanza de San Bartolomé (1572) fue solo un episodio de su particular y prolongada serie deguerras de religión, en las que la distintos grupos sociales se encuadran en bandos nobiliarios con opuestas pretensiones políticas, dinásticas y alianzas exteriores; laguerra de los Ochenta Años que supone la separación de losPaíses Bajos en un norte protestante y un sur católico; en su última fase (tras unaTregua de los doce años) simultánea a laguerra de los Treinta Años (1614-1648) en elSacro Imperio, que terminó transformándose en un conflicto europeo generalizado.

La expansión europea significó la desaparición o sumisión de muchas religiones indígenas en los territorios ocupados por los europeos. Excepcionalmente, surgió en el norte de la India una nueva religión: elsijismo.

EnAmérica Latina elcatolicismo fue impuesto como religión prácticamente exclusiva siguiendo los lineamientos de laContrarreforma, pero al mismo tiempo las antiguas religiones y creencias precolombinas y africanas reprimidas, reaparecieron combinando sus creencias con elcristianismo mediante elsincretismo religioso.Un ejemplo de ello es la fusión de cultos como el de laPachamama y laVirgen María en la región andina y la presencia de losorishás de la religiónyoruba en lasantería y elcandomblé. El catolicismo latinoamericano, especialmente en sus vertientes más ligadas a las culturas de los pueblos originarios y afroamericanos, dio comienzo a nuevos enfoques ante losderechos humanos, lanaturaleza, laigualdad social y elrepublicanismo, alcanzando expresiones destacadas en casos como el deBartolomé de las Casas y lasMisiones Jesuíticas.

La otra gran religión en expansión, elislam, no tuvo una separación de autoridades civiles y religiosas, lo que no significa necesariamente un mayorfundamentalismo, y la prueba habían sido los periodos detolerancia y gran intercambio cultural de la Edad Media. Los ImperiosTurco,Safávida oMogol no fueron menos, sino más tolerantes en materia religiosa que laMonarquía católica o laGinebra deJuan Calvino, y elMediterráneo Oriental (Balcanes incluidos) fue durante toda la Edad Moderna una diversidad étnica y religiosa que acogió la diásporasefardí de forma equivalente a como lo hizoÁmsterdam. No obstante, en la Europa cristiana elhumanismo renacentista (en principio, la simple reivindicación de losstudia humanitatis frente a lateología) va acentuando la separación de los ámbitos religioso y laico.

Elerasmismo o conceptos como lalibertad de conciencia no solo dan lugar a otras religiones (protestantismo), sino a nuevas posturas delhombre ante lanaturaleza, como laduda cartesiana, elracionalismo y elempirismo. Muy diferentes entre sí, laindiferencia religiosa, loslibertinos, lamasonería, elpanteísmo, elagnosticismo y elateísmo empezarán a ser consideradas como posturas imaginables –aunque de ninguna manera toleradas– y adquirieron paulatinamente aceptación a medida que trascurriera la Edad Moderna. La trayectoria personal e intelectual deVoltaire significará un referente que quedará fijado en el espírituenciclopedista. Ladescristianización ligada a laRevolución francesa hará posible en un efímero episodio un culto secular a laDiosa Razón, bajo uncalendario revolucionario privado de toda huella litúrgica.

El Leviathan, deThomas Hobbes, es una justificación del absolutismo frente a la Revolución Inglesa, pero su argumentación es plenamente secular, al contrario de la deBossuet, que simultáneamente está defendiendo la teoría delderecho divino de los reyes. El monstruo que puede ejercer sin límites su poder lo hace porque el cuerpo social (del que cada individuo es una célula, como aparece en el grabado) le cede el poder, porque retenerlo cada uno para sí en un estado de naturaleza solo llevaría a la guerra de todos contra todos. La expresiónHomo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre), que parece no ser suya aunque se suele atribuir a Hobbes, lo expresa muy bien.
Sacrificioazteca,Códice Mendoza. El contacto con las culturas americanas proporcionó argumentos para ambas partes en debates como el de laJunta de Burgos de 1512 o laJunta de Valladolid de 1551 en que sobresalieronBartolomé de las Casas yJuan Ginés de Sepúlveda: los indígenas ¿eran sujetos a una esclavitud natural o merecían ser tratados como iguales, en un precoz concepto dederechos humanos? Aquí se ve costumbres que desde un punto de vista aristotélico pueden calificarse de antinaturales y una arquitectura tan civilizada que causaba asombro a unos conquistadores que comparabanTenochtitlan con Venecia. La humanidad de los indios (con su correspondiente alma inmortal sujeta a salvación y por tanto, a la mediación de la Iglesia) quedó establecida por la bulaSublimis Deus en 1537. Lasleyes de Indias fueron la respuesta por parte de una monarquía que, además de escrúpulos morales, intentaba evitar el excesivo poder de unosencomenderos demasiado lejanos y garantizarse jurídicamente el dominio temporal y elpatronato regio que lasbulas alejandrinas le daban a cambio de la evangelización.
El cambista y su mujer,Quentin Massys, 1515. La eficaz conjunción de metales preciosos y documentos escritos revolucionó la economía mundial y los conceptos jurídicos; terminó disolviendo las relaciones sociales feudales. No obstante, este cuadro tiene una lectura bien distinta: la mujer está consultando un libro religioso, y duda de la legalidad teológica de las transacciones de su marido: el desprecio social por las actividades financieras, que incluía la sospecha decriptojudaísmo en sociedades como la española, y la persecución legal del lucro, significaban la pervivencia del mundo feudal, en que la renta y el privilegio son los procedimientos socialmente aceptables de la posición social elevada. Mientras el trabajo siga siendo uncastigo divino, elinterés deba camuflarse con todo tipo de excusas y elprecio justo algo a debatir con el confesor, el triunfo del capitalismo habrá de esperar. Los navegantes holandeses y británicos desarrollarán un sistema deseguros para racionalizar económicamente sus arriesgadas actividades; simultáneamente los españoles, con toda lógica, prefieren la doble protección que les ofrece la monopolística y bien armadaflota de Indias y la divina providencia: el dinero que no emplean en seguros, se les extrae en impuestos obligatorios y en "voluntarios" donativos a las instituciones religiosas (limosnas, fundaciones piadosas, dotes para ingresar a sus hijas en conventos, mandas testamentarias). La opinión que suscitaría un comerciante poco piadoso es fácil de imaginar.
Castigo a un esclavo en Brasil, porJean-Baptiste Debret (circa 1800). Laexpansión colonial de Europa generalizó laesclavitud en las colonias y organizó, con la imprescindible colaboración de las élites europeas (tanto católicas como protestantes), americanas (incluyendo a los criollos) y africanas (tanto subsaharianas como islámicas), eltráfico de esclavos como uno de los negocios más lucrativos del período, conLiverpool como el mayor puerto esclavista del mundo. Paradójicamente, uno de los impulsores intelectuales de la aprehensión de negros en África para trasladarlos como esclavos a América fue el propio fraileBartolomé de las Casas, que de este modo pretendía liberar a los indígenas americanos del inhumano trato que estaban sufriendo. Consideraba inicialmente que la naturaleza del amerindio era más débil, y la del africano más fuerte, además de las razones teológicas que confluían en la distinta exposición al evangelio del Nuevo y del Viejo Mundo. Curiosos argumentos, más propios de sus opositores en la Junta deValladolid, que demuestran que realmente las Casas no estaba tan alejado del mundo cultural neoescolástico y neoaristotélico del que provenía. Posteriormente se arrepintió de aquella idea y desarrolló un pensamiento más amplio de los derechos elementales de todos los seres humanos.
Reconstrucción de la propuesta deSello de los Estados Unidos hecha porBenjamin Franklin.La rebelión contra los tiranos es obediencia a Dios, ilustrado por el episodio bíblico delmar Rojo. En 1776, la población de lastrece colonias británicas enNorteamérica, inició laRevolución Americana sobre la base de conceptos políticos que significaban un cambio radical:independencia,derechos humanos (si bien no para todos, los esclavos negros estaban excluidos),federalismo,constitución,república, basados en los postulados de laIlustración llevados a sus conclusiones. Algunos autores americanos[23]​ postulan la tesis, controvertida por otros,[24]​ de que las prácticas políticas de laConfederación Iroquesa (Haudenosaunee) —su Gran Ley de la Paz— fue«inspiración directa de la constitución estadounidense».[23]​ La embajada de Franklin en París probó la simpatía con que los Estados Unidos fueron acogidos por la opinión ilustrada (no solo la francesa, también ingleses como Burke), admirada ante la demostración empírica de las teoríasrousseaunianas del "buen salvaje", que se estaba convirtiendo en una orgullosa "nueva Roma" poblada de águilas ycincinatos (símbolos rechazados por el propio Franklin y otros americanos pertenecientes al ala progesista de la revolución).[25]
Con un modelo iconográfico muy común,Elias Hille pinta en 1596 a la familia Friedrich, un fabricante decristal de Bohemia. Muestra el ideal social defamilia nuclear: numerosa (tanto en muertes, acechantes en la calavera del Gólgota, como en nacimientos), jerarquizada, sumisa a los valores religiosos, sexuada y comprometida con su destino futuro desde la infancia. En todo ello, pocas diferencias con la familia extensa,clánica, que organizaba la sociedad entera como un conjunto de lazos familiares; pero la sociedad moderna genera nuevas expectativas a los individuos, que cada vez más basan su posición social en sus logros personales. Cuando no importe el origen familiar sino lo que cada uno es por sí mismo, se habrá terminado lasociedad preindustrial. Por otro lado, lalibertad de testar, lavinculación de los patrimonios familiares (mayorazgo) o el reparto forzoso entre los hijos (lalegítima), suponen distintos sistemas de herencia que, sumados a los distintosregímenes matrimoniales (dote o su contrario, elprecio de la novia;sociedad de gananciales,separación de bienes, todos ellos conectados con el papel social de la mujer), constituyen una parte muy importante de las condiciones jurídicas que favorecen o dificultan, según el caso, y en combinación con muy distintos factores económicos sociales e ideológicos (incluyendo los religiosos) laacumulación originaria de capital necesaria para el surgimiento del capitalismo.

El derecho y el concepto del hombre en sociedad.

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Tras elTratado de Westfalia, la religión dejó de ser invocada como la causa de las guerras en Europa, imponiéndose elpragmatismo de lasrelaciones internacionales que invocan intereses más secularizados para ellas, como había reclamadoNicolás Maquiavelo en su famoso tratadoEl Príncipe. Esta obra para algunos marca el comienzo de la modernidad, y su estela fue continuada por los fundadores delderecho de gentes, el neerlandésHugo Grocio o, desde un punto de vista opuesto, laneoescolásticaEscuela de Salamanca.

La supuesta incapacidad (discutida ya en la época) de las civilizaciones no occidentales para adecuarse a los conceptos jurídicos que conducen o se identifican con la modernidad (propiedad,seguridad jurídica,estado de derecho) es una de las cuestiones más interesantes de la historia comparada de las civilizaciones (véaseinterpretaciones de la historia de China). Suele argumentarse que detrás de esa alegada predisposición occidental a la modernidad está la herencia delDerecho Romano, elderecho consuetudinario germánico o elhumanismo cristiano; pero las mismas herencias puede reclamar el Absolutismo del Antiguo Régimen, laInquisición y los sistemas judiciales comunes en todos los países durante la Edad Moderna, que incluían latortura y laspruebas diabólicas sin respeto a lapresunción de inocencia. En sentido contrario se ha señalado el atraso causado por elcolonialismo europeo en las sociedades deAmérica Latina y elCaribe, también pertenecientes a Occidente, así como el desarrollo de sociedades modernas no occidentales comoJapón,China y otros países del este asiático. Cierto o no, y aunque puedan buscarse muchos precedentes (notablementeIbn Jaldún y otros avanzados analistas sociales del mundo islámico desde el siglo XIV), la realidad histórica señala que fue en la revolucionaria Inglaterra del siglo XVII, con las contradictorias concepciones deThomas Hobbes yJohn Locke, donde se abre la cuestión de la naturaleza de las relaciones sociales que a partir de ese momento demostrarán en el mundo europeo su eficacia no únicamente teórica, sino su implicación con el desarrollo social y el cambio político: igualmente demuestra su capacidad de extensión y contagio, al ser retomada en Francia porMontesquieu yRousseau, comparada con las originales culturas políticas de las sociedades precolombinas (Confederación Iroquesa), sintetizada y realizada por los revolucionarios americanos en la nueva era histórica abierta en 1776. La naturaleza del hombre y su condición de animal social, que se había iniciado en la filosofía griega, no había sido ajena al pensamiento medieval, pero su reaparición como punto central del mismo espíritu de la Edad Moderna es plenamente propio de esta época, y su debate intelectual se suscitó en parte por el impacto de la diversidad cultural mostrada por los descubrimientos y su reverso cruel (colonialismo,tráfico de esclavos) dando origen a productos intelectuales como el mito delbuen salvaje o las hispánicas polémicasde la guerra a los naturales y de los justos títulos del dominio sobre América.

Durante la Edad Moderna Europa laesclavitud pasó a tener una función completamente distinta de la que había tenido en otras épocas históricas. Aunque no fue la forma de producción dominante (papel que cumplió únicamente en laGrecia y Roma clásicas[26]​), pasó a ser uno de los sistemas centrales de trabajo en la periferia de laeconomía-mundo,[27]​ hecho que llevó a establecer altráfico de esclavos como uno de los negocios más lucrativos del período. Tras su cuestionamiento intelectual por algunos de los revolucionarios franceses (por ejemploRobespierre), y los primeros movimientos emancipatorios (destacadamente la revolución deHaití, liderada porToussaint L'Ouverture), a comienzos del siglo XIXGran Bretaña y lasnaciones hispanoamericanas recién independizadas de España (con cierta confluencia de intereses con aquella), emprendieron laabolición de la esclavitud que llegaría a cubrir prácticamente la totalidad del mundo en el curso de la centuria. El movimiento distaba mucho de ser puramente altruista u obedecer a alegados principios cristianos: responde a la nueva lógica del sistema capitalista industrial, y además permitió a laMarina Real británica convertirse en una suerte de policía oceánico, con capacidad de inspeccionar los barcos a su conveniencia, función que estaba en condiciones de cumplir una vez que se había convertido en "taller del mundo" gracias a laRevolución industrial y ha suprimido a sus flotas competidoras enTrafalgar.

Una visión más idealista de la posibilidad de formación de una sociedad perfecta, pero no en un paraíso escatológico, sino realmente en la tierra, fue la que proporcionó un nuevo género literario surgido hacia aproximadamente 1500 y también suscitado por el descubrimiento que los europeos hicieron en América: laUtopía, título de una novela deTomás Moro, y en el que pueden encuadrarse autores de la talla deErasmo de Róterdam (Elogio de la locura),Tomás Campanella (La ciudad del sol) y elInca Garcilaso de la Vega (Comentarios Reales).

Las consecuencias que de eso se derivaron no tenían por qué ir necesariamente en el sentido de fundar la doctrina de losderechos humanos, ni siquiera en la Europa protestante, buena parte de ella sometida a sistemas más propios del Antiguo Régimen. Incluso hay argumentos para proponer que más cerca de ello se encontraba la oscurantista España, que además de acoger (no sin problemas) elerasmismo, produjo en su propio solar el corpus legislativo de lasLeyes de Indias, la defensa del indígena deBartolomé de las Casas o la famosa justificación deltiranicidio ya citada, y mantuvo hasta el siglo XVII un equilibrio institucional entrerey y reino, y de los distintos reinos entre sí (véaseInstituciones españolas del Antiguo Régimen), no demasiado diferente al de Inglaterra. Por otro lado, en Francia, se pasó de la tolerancia pragmática de lospolitiques de la corte de Enrique IV a la teorización del absolutismo más radical y completa, con la obra deBossuet. Por el contrario, en América elmovimiento independentista se organizó desde un inicio íntimamente relacionado con la doctrina de los derechos humanos y lademocracia, aunque la práctica política de ese concepto distaba todavía mucho de ser la contemporánea. LasRevoluciones Comuneras como la que fuera liderada en 1735 enParaguay porJosé de Antequera y Castro bajo el lema: «La voluntad del común es superior a la del propio rey»[28]​ fueron un temprano precedente. La interrelación entre lasrevoluciones liberales a uno y otro lado del Atlántico ha sido definida como un movimiento de ida y vuelta, y tras ser influida por laIlustración y desarrollarse endógenamente, laIndependencia de Estados Unidos acabará convirtiéndose en modelo de libertad política para Europa y el resto de América.

Las prácticas mercantiles, desarrolladas desde la Baja Edad Media (ferias,banca,préstamos,letra de cambio), se sofisticaron todavía más con el nacimiento de las finanzas públicas (deuda pública, como losjuros españoles) acostumbraron a juristas y confesores a enfrentarse con los conceptos teológicamente escurridizos deprecio ybeneficio (asociados en un principio allucro y al pecado deusura, garantías ideológicas del predominio social de los privilegiados que basan su riqueza no en el trabajo sino en la renta, y paulatinamente aceptados) y diseñaron el concepto deobligación contractual oresponsabilidad limitada. No es fácil decir cuál es la hermana mayor: lasociedad civil o lasociedad mercantil (otra homónima es laSocietas Iesus, laCompañía de Jesús).

Lafamilia y su tratamiento jurídico también experimentan cambios. La modernidad representa el paso de la familia extensa,patriarcal, a lafamilia nuclear, no necesariamente estable. Eldivorcio no se convierte en una práctica extendida, y tampoco es original de la Edad Moderna, pero la sonora separación deEnrique VIII yCatalina de Aragón dividiría Europa tanto como la Reforma. Se ha argumentado incluso que los diferentes regímenes delmatrimonio y de la herencia, tanto como las distintas religiones conformarán distintas estrategias económicas ymentalidades sociales de cara a la formación de la sociedad capitalista.

La Malinche yHernán Cortés, en elLienzo de Tlaxcala, Diego Muñoz Camargo, 1585. La sumisión de la mujer coincide aquí con la sumisión de un continente entero, pero también demuestra cómo puede jugarse un papel activo, incluso determinante. En otros casos, las mujeres podían llegar a ocupar el poder, como reinas o regentes, circunstancia poco común fuera de Europa.
Catalina de Erauso, la monja alférez, representa una trayectoria vital radicalmente distinta, pero no tan opuesta como podría parecer. Lo excepcional de su caso nos recuerda que la salida de los roles esperables: madre, monja o prostituta, no era asumible socialmente.

La mujer

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Todas las grandes civilizaciones de la Edad Moderna siguen el modelo patriarcal que restringe a la mujer a un papel subordinado y la invisibliliza ante la historia; pero la mujer no está ausente, ni de la sociedad ni de los documentos. Los llamados estudios de género o, más propiamente, laHistoria de la mujer tienen para el periodo de la Edad Moderna mucha tarea por realizar. El papel de la mujer en la civilización occidental fue seguramente más visible, y su visibilidad histórica mayor, cuando el azar y las leyes dinásticas le permitían el papel de reina o regente. Aunque la Edad Media había dispuesto de mujeres en esa función (Teodora de Bizancio,Leonor de Aquitania,Urraca de León y Castilla), la historiografía solía tratarlas con una extraordinariamisoginia. En cambio, algunas reinas de la Edad Moderna han sido tratadas con gran admiración (Isabel I de Castillala católica, que ha sido incluso propuesta para beatificación, oIsabel I de Inglaterrala reina virgen), aunque bien es cierto que muchas otras han sufrido su inclusión en crueles estereotipos (Juanala loca,Maríala sangrienta de Inglaterra,Cristina de Suecia,Catalina II de Rusiala grande) algunos de ellos vinculados a una libertad de costumbres en lo sexual que en los reyes varones se daba por supuesta. El estereotipo de la mujer pacificadora (tan viejo como la humanidad, como puede verse en el mito delrapto de las sabinas) también se vio escenificado en su papel comoprenda de paz entre dinastías que las conduce al matrimonio (Isabel de Valois aFelipe II de España,Ana de Habsburgo aLuis XIII de Francia...) o en la llamadaPaz de las Damas. Lo excepcional son las mujeres a las que se concede un papel intelectual, a veces vinculado con su posición excéntrica, bien las monjas (en camino de ser santa, comoTeresa de Jesús o poeta, comoSor Juana Inés de la Cruz), bien las cortesanas venecianas (comoVerónica Franco). Un caso paralelo son lasgeishas japonesas, que a lo largo de la Edad Moderna fueron suplantando a los varones que antes realizaban las funciones no evidentemente sexuales que las caracterizan. En algún caso, la posición de subordinación de una mujer quedaba superado por las circunstancias para adquirir un insospechado protagonismo individual, como ocurrió conLa Malinche, la esclava-traductora-concubinaazteca deHernán Cortés.

Sin perjuicio de esa tendencia general, la Edad Moderna registra algunas civilizaciones y situaciones en las que las mujeres ocuparon un papel protagónico, como el de laConfederación Iroquesa, en donde existía una división del poder político entre hombres y mujeres, de resultas del cual las cinco naciones que integraban la alianza estaban gobernadas por las mujeres que eran cabeza de cada clan.[29]​ Algunosantropólogos analizan el caso como uno de los muchos y diferentes ejemplos de situaciones de lo que tradicionalmente se llamabamatriarcado y sostienen que solo anacrónicamente pueden entenderse como un precozfeminismo.[30]​ Otros autores describen una realidad más compleja, ya que entre los iroqueses el poder político-militar estaba rigurosamente dividido entre hombres y mujeres, ocupando aquellos los cargos militares y estas los cargos políticos.[31]​ Una situación favorable para el protagonismo femenino se produjo en las revoluciones liberales, como la revolución francesa (en la que algunas mujeres pretendieron superar el papel social que se las limitaba al poder informal de los salones deMadame Pompadour) o laGuerra de Independencia Hispanoamericana en la que algunas mujeres ocuparon puestos decisivos como la CoronelJuana Azurduy en elAlto Perú.

Santa Prisca,Taxco, México. Las torres y fachadas de retorcida decoración y la promiente cúpula destacan armónicamente sobre un conjunto urbano propio de las ciudades hispanoamericanas.
Iglesia dePaoay, isla de Luzón, Filipinas. Con similitudes y diferencias, forma parte del mismo mundo cultural que Santa Prisca de Taxco o San Pedro de Roma. Tal cosa hubiera sido imposible antes de la Edad Moderna.
Catedral de San Basilio, Moscú, Rusia. Construida entre 1551 y 1561, representa una evolución delarte bizantino, al igual que el imperiozarista quería ser unaNueva Roma después de la caída deConstantinopla. La proximidad estética con el arte occidental es más relativa, y podría verse también con Taj Mahal.
San Carlos Borromeo, Viena,Johann Bernhard Fischer von Erlach (1716-1739) representa un barroco más clasicista, con las columnas historiadas que remiten a laAntigua Roma.

Consideraciones acerca del arte Moderno

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Artículo principal: Arte de la Edad Moderna

Lo que hoy se consideraarte moderno no es la producción artística de la Edad Moderna, sino delarte contemporáneo: lasvanguardias europeas en torno a 1900, que de hecho significan una reacción contra el arte europeo de la Edad Moderna, que se consideraba acartonado por elacademicismo y limitado por la sujeción al principio deimitación a lanaturaleza; no así contra el arte extraeuropeo, que se recibe con admiración por suexotismo (estampas japonesas y tallas africanas). Incluso, desde otra perspectiva, hubo una escuela pictórica inglesa (elprerrafaelismo) que pretendía volver a la pureza de losprimitivos italianos yprimitivos flamencos anteriores al siglo XVI y aldivinoRafael.

Por tanto, a las creaciones culturales que se produjeron entre los siglosXV yXVIII se le debe llamar "Arte de la Edad Moderna", con la suficiente distancia intelectual sobre él para considerarlo, aunque esté claro que el concepto de "moderno" (también para lo que hoy llamamos así) será siempre provisional.

Esta reflexión no es en absoluto reciente: en Europa, elRenacimiento de los siglosXV yXVI inicia y se identifica con el concepto de modernidad,[32]​ identificándola con la ruptura frente al arte medieval (despreciado por los italianos mediterráneos y añorantes de la antiguas glorias imperiales con el adjetivo degótico, es decir, propio degodos, bárbaros del norte de Europa) y con la imitación (mímesis) tanto de los modelos que se consideraban clásicos (elarte grecorromano) como (sobre todo) de lanaturaleza. No conviene olvidar, no obstante, que la clave de la riqueza creativa de la época fue el intercambio entre Italia y Flandes. Los flamencos se enamoran de las montañas italianas, de las que ellos carecen, y las reproducen en sus tablas; los italianos aprovechan muchas de las innovaciones técnicas que provienen de estos bárbaros del norte (elóleo). La investigación sobre laperspectiva se hace con criterios distintos, pero casi simultáneamente.

Un mundo "barroco"

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Quizás el arte más representativo de la Edad Moderna no fuese tanto el Renacimiento sino su período siguiente: elBarroco,[33]​ si consideramos que es el que alcanzó más extensión en el tiempo (siglosXVII yXVIII, en solapamiento con elManierismo previo y elRococó posterior) y el espacio (puede encontrarse desde la protestante Europa del Norte hasta la América colonial católica o las Filipinas). Este estilo se caracterizaba por ser visualmente recargado, y alejado de la simplicidad y búsqueda de la armonía propias del Renacimiento pleno. Aunque se discute su etimologías posibles, suele hacérsele sinónimo a "extraño", "irregular". Se postula que el Barroco nació como una reacción a la crisis de la confianza humanista y renacentista en el ser humano, lo que explica su potente carácter religioso, así como el abandono de la simplicidad clásica para intentar expresar la grandeza del infinito, y la predilección por motivos grotescos o «feos», realistas, que contradice la búsqueda de labelleza ideal renacentista. Se ha hablado también de una cultura del barroco, del equívoco y lo efímero, coincidiendo con la llamadacrisis del siglo XVII, en la que se valoraba más la apariencia que la esencia, la escenografía que la solidez.[34]

Palacio de Versalles,chambre du roi (cámara del rey), con su busto en mármol porCoysevox. El arte barroco cuida tanto los exteriores como los interiores (éstos en concreto han pasado a dar nombre a la expresiónlujo versallesco). Hoy no nos parece nada asombroso, pero fue una proeza técnica lograr espejos de un tamaño semejante. Los delsalón de los espejos reflejarán las primeras reuniones de losEstados Generales de 1789. La vulgarización del símbolo clásico delnosce te ipsum permitió por primera vez una nueva clase de autoconocimiento que ayudará a la consideración de la posición del hombre en el mundo.
Gopuram deltemplo de Meenakshi,Madurai, Tamil Nadu, India, siglo XVII. Las diferenciasiconográficas y estilísticas son evidentes, pero no puede negarse cierta similitud visual con elhorror vacui del estilochurrigueresco, la tensión ascensional del espacio deBernini, o la policromía sensorial deRubens y laimaginería española; todos ellos simultáneos en el tiempo.
Ángel arcabucero,Maestro de Calamarca, Bolivia, siglo XVII. El sincretismo de la producción artística andina (que puede etiquetarse comopintura virreinal) se basa en la adopción de modelos iconográficos europeos (los ángeles eran muy venerados en la corte de los Habsburgo) que se reinterpretan desde una sensibilidad estética indígena.

Esto no quiere decir, de todas maneras, que el Barroco haya renunciado totalmente alClasicismo. No en balde, uno de los más grandes monumentos de la arquitectura barroca es elpalacio de Versalles, construido en torno a la noción del culto al dios solarApolo, como representación del monarcaLuis XIV, elRey Sol. La Europa del siglo XVIII se llenará de réplicas de Versalles, a veces pasados por la sensibilidad local, como los palacios vieneses. Habría un barroco primero, el profundo y concentrado deCaravaggio y eltenebrismo, un barroco pleno, triunfante, el deBernini oRubens, y un barroco final, el de mayor exceso decorativo, deChurriguera y los interioresrococó.

Elurbanismo barroco requiere la vivencia de la ciudad como un escenario artificioso, más allá de los edificios o monumentos singulares, en el que lasperspectivas glorifiquen los espacios representativos del poder siguiendo un programa iconográfico que el entendido sea capaz de leer (por ejemplo, laplaza de San Pedro en laCiudad del Vaticano o elpaseo del Prado deMadrid). La integración de todos los artes y todos los sentidos se produce en algunas ocasiones de forma sublime, en el tiempo y el espacio de lafiesta, como laSemana Santa de Sevilla o la deMurcia, o losCarnavales de Venecia o deOruro. El barroco protestante, más individualista, produce los espléndidos interiores deVermeer o la competitiva mole de lacatedral de San Pablo de Londres, rival de la de San Pedro de Roma.

La interpretación pendular de laHistoria del Arte[35]​ se corresponde bien con la vuelta a la disciplina academicista a mediados del siglo XVIII, cuando el redescubrimiento de las ruinas romanas dePompeya yHerculano puso de moda nuevamente elarte clásico. Esta vez, quienes se inspiraron en él lo hicieron de manera todavía más rigurosa que en el Renacimiento, generando así el llamadoNeoclasicismo. El Neoclasicismo es considerado muchas veces como un arte de transición a la Edad Contemporánea, porque se lo asocia políticamente no alAbsolutismo, sino a laRevolución francesa y alImperio napoleónico.

Arte asiático y africano

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Durante la Edad Moderna, el arte en Asia y África produjo manifestaciones artísticas del mismo nivel, bien siguiendo su propia dinámica, como en elarte africano, elarte islámico, elarte de China o elarte de Japón.

En elarte islámico, el tradicional rechazo de la iconografía llevó a enfatizar los patrones geométricos, la caligrafía islámica y la arquitectura. En laIndia y elTíbet se desarrolló la expresión artística mediante esculturas pintadas. EnChina continuó el desarrollo de su gran variedad de artes y estilos completamente originales, tallas en jade, trabajos en bronce, cerámica, poesía, caligrafía, música, pintura, teatro, etc. EnJapón se prosiguió la amplia interrelación artística entre la caligrafía y la pintura, mientras que los grabados desde planchas de madera se volvieron importantes luego del siglo XVII.

Arte colonial en el Nuevo Mundo

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Artículo principal: Arte colonial hispanoamericano
Antonio Francisco Lisboa,«el Aleijadinho», destacado escultor y arquitecto del barroco colonial enBrasil. En la foto, un fragmento de la serieLos Profetas, ubicada en el Santuario deCongonhas,Minas Gerais

En América se desarrolló un arte bajo el signo de la dominación colonial, que recibió tanto influencias europeas, como africanas y de las culturas precolombinas, muchas veces fusionadas de maneras complejas y novedosas del mismo modo que elsincretismo del cultocatólico con las religiones precolombinas. Agrupando estilos muy distintos, suele utilizarse el término dearte colonial;[36]​ término que no debe confundirse con el dearte indígena, a veces apreciado en su autenticidad, y otras veces objeto de verdaderos zoológicos humanos como en lasexposiciones coloniales, muestras de laantropologíaimperialista del siglo XIX. Elbarroco colonial tuvo caracteres distintivos del europeo, como su extraordinaria diversidad, la presencia delcolor, la proliferación de formas mixtilíneas y el soporte antropomorfo. EnBrasil sobresale la figura extraordinaria del escultor y arquitectoAntonio Francisco Lisboa,«el Aleijadinho». Laescuela cusqueña de pintura se caracterizó por el naturalismo, un fuerte colorido y la presencia de rostros y temáticas indígenas y mestizas.Diego Quispe Tito introdujo cierta libertad en el manejo de la perspectiva y el protagonismo del paisaje, la fauna y la flora. En las colonias inglesas, francesas u neerlandesas de América del Norte, elarte colonial se mantuvo más ligado a las características del arte de sus metrópolis, con escasas variaciones.

Función del artista

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Una diferencia esencial puede señalarse a partir de la Edad Moderna entre el denominadoarte occidental y las demás denominaciones geográficas (arte africano,arte asiático, etc. –véaseEstudio de la Historia del Arte–): la función social y la consideración delartista. A diferencia de las demás zonas del mundo, en Europa y sus colonias, desde el Renacimiento, pintores, escultores y arquitectos no solo salen del anonimato y empiezan a firmar su obra, sino que se codean de igual a igual con filósofos y príncipes. Este ascenso social se adelanta varios siglos al de otras partes de la burguesía, y conforma una nueva aristocracia del mérito intelectual, en la que más tarde ingresarán también los literatos y científicos. Por otro lado, la Iglesia, la nobleza y la monarquía, clientes tradicionales, dejan de serlo exclusivos, como puede ejemplificarse en la burguesía neerlandesa, y nace un verdadero mercado del arte que empieza a no funcionar por encargo y puede surgir la creación del artista con mucha mayor libertad. Cuando en el siglo XIX el proceso se complete, y la sociedad responda ella misma a los criterios del mercado, habrá muerto el arte de la Edad Moderna y nacido el arte contemporáneo (paradójicamente junto con la figura del artista maldito, que no triunfa en vida).

LaDanza de aldeanos, vista porRubens (1635), es una orgiástica diversión popular, que como en todas las épocas y lugares, cohesiona al grupo social y marca el ritmo cíclico anual de ocio y trabajo. Es difícil ver que de estos precedentes se derivan las refinadas músicas y ballet de las cortes europeas.
Tokubei Kabuki, grabado del siglo XVIII.
Federico Guillermo II de Prusia ameniza él mismo la velada en el palacio deSanssouci. La música no es una diversión vulgar, sino aceptable en las más altas esferas (al igual que Dios hace mover los planetas conarmonía celestial).El son dulce, acordado, del plectro sabiamente meneado que anhelaFray Luis de León puede servir para serenar el alma, y rodear de fasto el ritual de la misa católica, pero también para sacudir las mentes y aunar las voluntades de una forma revolucionaria, como hizo Lutero con el canto litúrgico de las comunidades protestantes, incluso antes que los movimientos románticos.
La representación balinesa delKatchak, como elMisterio de Elche o cualquier otra dramatización sagrada, son también antecedente de lasartes escénicas que se desarrollan en la Edad Moderna.

El teatro y la música

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Esas dos artes alcanzaron una madurez sublime en la Edad Moderna. Mientras que muchas culturas del mundo se habían producido expresiones refinadísimas de formas teatrales y musicales sagradas, como lasdanzas balinesas basadas en lamitología hindú (Katchak yBarong), en el siglo XVII, de una forma simultánea en cada extremo del mundo, se desarrollan paralelamente elkabuki japonés, y losteatros clásicos de las tres principales culturas de Europa Occidental (éstas sí interrelacionadas): el español (Lope de Vega,Calderón de la Barca,Tirso de Molina), el inglés (William Shakespeare) y el francés (Jean Racine,Pierre Corneille yMolière). En el surgimiento del teatro clásico europeo confluyen tradiciones medievales, tanto de escinificaciones religiosas (autos sacramentales) como profanas (titiriteros antepasados de los cómicos de la legua, todavía presentes en laComedia del arte, que también se dejará ver en la raíz de un teatro ilustrado como el deCarlo Goldoni), y se ahorman a la disciplina de las normas literarias clásicas, recuperadas de la antigüedad grecolatina en un extraordinario caso de resurrección arqueológica. Las artes escénicas comprenden también una música que, además de la tradición coral e instrumental eclesiástica medieval, recoge temas, aires y danzas populares e incluso, en algún caso, la influencia de otras civilizaciones (el siglo XVIII vivió unafiebre turca en lo musical, con incorporación de instrumentos y un peculiar sentido del ritmo de las potentes marchas militares otomanas). La llamada música clásica, cuyos primeros exponentes fueron en compositores barrocos comoJohann Sebastian Bach,Vivaldi oHaendel, culmina con las cumbres del clasicismo musical (Haydn yMozart). Niños prodigio como este último o cantantes como elcastratoFarinelli (que demostró tener más visión para los negocios) recorren Europa "fichados" por las casas reales. Los instrumentos y las agrupaciones se van perfeccionando, quedando establecida la llamadamúsica de cámara, adecuada a la escenografía de los palacios rococó, mientras que los teatros requieren mayores formaciones, pues acogían a un público más amplio, que, (a la espera de lassinfonías deBeethoven o losvalses deStrauss), celebraLa flauta mágica. Como forma musical, laópera (nacida con elOrfeo deMonteverdi en 1607) solo ha empezado a recorrer un camino que la llevará en el siglo XIX a ser un vehículo de la ideología revolucionaria (Giuseppe Verdi oWagner), pero de momento sirve perfectamente para adaptar libretos tan subversivos como los deBeaumarchais (Las bodas de Fígaro de Mozart yEl barbero de Sevilla, deRossini).

Entretanto, la música europea se difunde por el mundo, en primer lugar por las colonias americanas, donde es recibida y reelaborada con gran éxito, incluyendo los famosos indígenas músicos de lasreducciones jesuíticas del Paraguay.

Reconstrucción del telescopio reflectante queIsaac Newton construyó en 1672, el mismo año en que ingresó en laRoyal Society. Elparadigma newtoniano supuso una verdaderaRevolución científica, apoyada en las nuevas condiciones económico-sociales de laRevolución Burguesa de Inglaterra (que no se daban en otras partes de Europa, como la Italia deGalileo), supuso el triunfo delmétodo que incluye deobservación, cuantificación, formulación de hipótesis,experimentación, publicación yreproducibilidad; más allá de la mera especulación teórica y los debates filosóficos entreracionalismo yempirismo. Para el mundo intelectual supuso laCrisis de la conciencia europea.
Matteo Ricci (a la izquierda) yXu Guangqi (徐光啟) (a la derecha) en la edición china deLos Elementos deEuclides (幾何原本). A comienzos del siglo XVII la distancia entre la ciencia europea y la china comenzaba a ser apreciable, y los jesuitas fueron aceptados como astrónomos en la corte imperial china. La posibilidad de un intercambio cultural amplio se vio frustrada tanto por el recelo chino como por la inflexibilidad papal, que no permitió transigir en cuestiones deculto como le proponía lamisión jesuita en China (incluyendo la canonización deConfucio).

Ciencia y magia

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La nueva mentalidad inquisitiva, que puede considerarse como parte de la mentalidad burguesa, produjo un cuestionamiento general de la sabiduría medieval, basada en el criterio de autoridad, y expresada en aforismos comomagister dixit («el maestro lo ha dicho») oRoma locuta, causa finita («Roma ha hablado, la cuestión está terminada»). Nació así, ya en la Baja Edad Media, la investigación empírica de la naturaleza, aunque al menos hasta laIlustración convivió con elementos que hoy nos sorprenden y que tendemos a calificar de irracionales: figuras comoParacelso (el constructor de layatroquímica) oNostradamus (respetadísimo por todos los reyes de Europa), que reclaman conocimientos mistéricos, son tan representativas del Renacimiento científico como el cirujano militarAmbroise Paré o el constructor de autómatasJuanelo Turriano. Los problemas que llevaron a la muerte aGiordano Bruno oMiguel Servet son justamente la no separación de las esferas de la ciencia y la religión. Casos menos trágicos, pero que hacen ver cómo no había una evidente separación entre el mundo de la ciencia y el de conocimientos menos metódicos son el deJohannes Kepler oJohn Dee, que se ganaban la vida como astrólogos, lo que les permitió acercarse al poder además de desarrollar otra faceta más científica de su producción intelectual, o el del propioIsaac Newton que, en este caso de forma oculta, tenía su lado oscuro relacionado con laalquimia.

El choque cultural entre los diversos pueblos del mundo (europeos, americanos, asiáticos, africanos) llevó a que las diferentes civilizaciones explotaran la credulidad y la condición «poco civilizada» que indefectiblemente asignaban a los otros, a partir de la predicción de eclipses, las técnicas antisísmicas, los hábitos higiénicos, las novedosas armas, los conocimientos sobre especies vegetales y animales, el uso de tecnologías nunca vistas por el otro. En algunos casos los «otros» fueron considerados dioses y en otros casos, animales.

La credulidad de los pueblos europeos adquiría formas específicas. Se seguían venerando reliquias e imágenes de diversos seres sobrenaturales (entre los católicos) o cruzando el mundo para fundar jerusalenes terrestres (entre los protestantes), acudiendo a los reyes para curar la escrófula, o exorcizándolos cuando estaban "hechizados" (Carlos II de España)... En pleno siglo XVIIIFeijoo tenía que dedicarse a combatirsupersticiones que al mismo tiempo eran mantenidas desde la cátedra de matemáticas de Salamanca (el inefableDiego de Torres Villarroel). El mundo del ocultismo y lo esotérico convivió entre los mismísimos ilustrados (el caso del napolitanoRaimondo di Sangro).

La escuela de Atenas, fresco deRafael, en lasEstancias Vaticanas (1510). ApareceLeonardo da Vinci comoPlatón,Bramante comoEuclides yMiguel Ángel comoHeráclito; el mismo autor nos mira de frente. El atrevimiento era enorme, e inimaginable en cualquier otra época anterior, o en otra civilización, no solo por esa razón: este fresco se opone en laEstancia de la Signatura al deLa Disputa del Sacramento, de idéntico formato, pero de contenido opuesto: si los personajes de este cuadro buscan laverdad con larazón, los del otro lo hacen con lafe. La conciliación de ambas parecía posible en ese momento; pocos años después, la reforma de Lutero y la contrarreforma católica parecerán desmentirlo. Los artistas del renacimiento eran verdaderoshumanistas que entendían de todas las artes y las letras (posiblemente las sieteartes liberales están aludidas iconográficamente en la composición). todavía no se habían separado, como ocuriría en la Edad Contemporánea,las letras y las ciencias (lo que nos origina el problema delas dos culturas).[37]​ Como carrera digna de lavocación de un joven, a lasletras se le oponían lasarmas (como en el famosodiscurso de Don Quijote)[38]​ y a lasletras humanas, lasletras divinas. Un refrán (también citado porCervantes) proporcionaba otros dos destinos diferentes, pero también inverosímiles antes de esta época:Iglesia, mar, o Casa Real.[39]​ Por otro lado, no olvidemos que, al tiempo que se revaloriza la antigüedad clásica, se pone en cuestión laautoridad. Eldebate de los antiguos y los modernos, resuelto finalmente en favor de éstos, supondrá el punto de partida del pensamiento moderno.
LaHistoria Naturalis Brasiliae (1648) recoge los resultados de la expedición del neerlandéswillem von Piso y el alemánGeorg Marcgraf, en el momento en que Holanda era la potencia colonial predominante en el área brasileña. La Era de los Descubrimientos está dando paso paulatinamente a las expediciones con fines científicos que no excluyen, sino que racionalizan la búsqueda de recursos y la explotación utilitaria del conocimiento.
ElChimborazo estudiado porAlexander von Humboldt (1805), el descubridor científico del Nuevo Mundo, segúnSimón Bolívar y, además de un perfectoilustrado y una figurapre-romántica, uno de los últimos científicos humanistas: a la vez explorador, geógráfo, oceanógrafo, geólogo, botánico, demógrafo, diplomático y amigo de los mejores poetas de su tiempo. Su expedición a América enviado por Carlos IV (con motivo de la cual se entrevista conJosé Celestino Mutis en Bogotá) pudo haber sido uno de los episodios más decisivos de la ciencia en la Monarquía Hispánica, cada vez más implicada en proyectos punteros que implicaban a ambos lados del Atlántico (como laexpedición Balmis, que difundió la vacuna de la viruela), pero debido a la crisis final del Antiguo Régimen (que también lo fue de la mayor parte del régimen colonial español) la publicación de sus hallazgos no pudo ser aprovechada por sus promotores y más bien aprovechó a una potencia emergente: los recién nacidos Estados Unidos. Sus investigaciones, como otras coetáneas, es muestra de que por fin una percepción científica de la Tierra estaba esbozándose en esos últimos años de la Edad Moderna, con las expediciones deCook,La Pérouse,Malaspina y los trabajos de determinación delsistema métrico decimal.

La presencia de lo sobrenatural en la vida cotidiana era admitida por todos los planos sociales, incluyendo movilizaciones colectivas de miedo, como lacaza de brujas, más cruel e irracional en el norte europeo (supuestamente más "moderno") y en las colonias británicas, que en el sur (supuestamente más "atrasado") y en las colonias iberoamericanas.[40]​ La percepción popular de los complicados debates teológicos estaba muy lejos de ser racional, en un mundo mayoritariamente iletrado (incluso con el esfuerzo divulgador de la escritura hecho por la Reforma gracias a la imprenta), y producía casos en los que la persecución inquisitorial se encontraba buscando herejías inexistentes, que los acusados eran incapaces de elaborar por sí mismos.[41]​ La comparación con otras civilizaciones tampoco deja a la occidental en mejor lugar: la experiencia en Estambul de la lady inglesaMary Montagu[42]​ en fechas tan avanzadas como la primera mitad del siglo XVIII (que la permitió comparar a loseffendi otomanos con pensadores tan secularizados comoAlexander Pope oJonathan Swift) es lo suficientemente ilustrativa.

El año 1543 fue un año en el que aparecieron dos obras trascendentales:Nicolás Copérnico postuló por primera vez elHeliocentrismo cuestionando así elGeocentrismo del griegoTolomeo, mientras queAndrés Vesalio revisó laanatomía deGaleno. La senda abierta por ambos fue fructífera: en Física y Astronomía, los aportes acumulados deTycho Brahe,Galileo Galilei yJohannes Kepler cambiaron la visión deluniverso, mientras que lo propio hacían en la MedicinaMiguel Servet,William Harvey yMarcello Malpighi, entre otros. Toda una escuela de matemáticos italianos, comoBonaventura Cavalieri, prepararon las herramientas matemáticas necesarias para queIsaac Newton postulara de manera científica laLey de la gravedad, con la publicación de losPrincipios matemáticos de filosofía natural en 1687.

Fue determinante para la construcción de la ciencia moderna la comunicación entre científicos que permitía el intercambio epistolar (fue particularmente enriquecedora la correspondencia de Newton conLeibniz), la publicación y la institucionalización (Royal Academy,Academia de Ciencias Francesa). Pero sería erróneo considerar que la sucesión de descubrimientos y el enlace de biografías de científicos conducía inevitablemente al nuevoparadigma. La resistencia al cambio era o parecía tan fuerte como las (no tan evidentes) pruebas de la nueva visión de la naturaleza: Tycho Brahe hizo jurar a Kepler no pasarse al bando copernicano; este tuvo que hacer un costosísimo ejercicio de honestidad científica para defraudar a su maestro y a sus propias preconcepciones místicas de laarmonía celestial; la retractación de Galileo no fue tan insincera como la visión romántica nos puede hacer creer, pues él mismo tenía un verdadero problema de conciliación de su fe con el testimonio de su razón y sus sentidos; el mismoGiovanni Cassini, que había sido capaz de la extraordinaria proeza de convertir en reloj a lossatélites de Júpiter (lo que permitió dar la primera estimación de lavelocidad de la luz), jamás llegó a aceptar semejante posibilidad. Para ello era necesaria una verdaderaRevolución científica no muy alejada de las revoluciones social o política que la sostuvieron.[43]

En el siglo XVIII se manifestó un avance de otras disciplinas fundamentales, como fueron laquímica o las ciencias biológicas, con no menos trabas conceptuales. Hasta queLavoisier no dio el puntapié definitivo a la nomenclatura sistemática y la cuantificación de la disciplina (1789),[44]​ no se descartaron del todo antiguas teorías como la delflogisto, que trataban de conciliar los nuevos datos experimentales con las viejas concepciones alquímicas o derivadas del concepto deelemento clásico griego. Por otro lado, en el campo de la Taxonomía, las sistematizaciones taxonómicas deBuffon oLinneo también fueron esenciales, pero hubo que esperar hasta mucho más tarde para desmentir teorías como lageneración espontánea o integrar lamicroscopía que se venía desarrollando desde el siglo XVII (Leeuwenhoek). La separación de la ciencia de las creencias no llegó a producirse nunca del todo (como comprobó más tardeDarwin), pero al menosLaplace pudo atreverse a replicar aNapoleón, cuando este le preguntó qué papel le reservaba a Dios en el Universo, queno había tenido necesidad de tal hipótesis.

Paralelamente, en el campo de la Física se desarrolló elmaquinismo de la primerarevolución industrial (máquina de vapor deThomas Newcomen 1705, deJames Watt, 1774), pero sin que la ciencia tuviera mucho que ver en ello, puesto que los principios de latermodinámica se descubrieron por el desafío que suponía la nueva máquina, y no al contrario. Hubo de esperarse a lasegunda revolución industrial para que la ciencia y latecnología se retroalimentaran.

Los acontecimientos nuevos económicas que el desarrollo del capitalismo comercial trajo consigo la aparición de la primera literatura económica, cuyos primeros testimonios fueron losmercantilistas españoles (Tomás de Mercado,Sancho de Moncada). La definición de unadoctrina económica con pretensiones más científicas (que realmente no pasaba de ser un sencillo aparato matemático, que no rivalizaba con el de otras ciencias) debió esperar a laFisiocracia deQuesnay (Tableau Economique, 1758), que, en oposición a la obsesión intervencionista del mercantilismo, propone lalibertad económica (ellaissez faire) y una simplificación fiscal, sobre la base de que es la tierra la única fuerza productiva. En 1776, el escocésAdam Smith da el certificado de nacimiento a la modernaeconomía con su libroLa riqueza de las naciones, rápidamente divulgado porJean Baptiste Say oJovellanos, y que todavía sigue siendo considerada como la Biblia delliberalismo económico.

La resistencia de los ciudadanos a los avances científicos fueron notables, y no provinieron únicamente de personas con ideologíasreaccionarias tradicionales. China se mantuvo abierta durante un tiempo al intercambio cultural, aunque luego prefirió mantener el aislamiento, en lo que no tuvo tanta eficacia como Japón. Posiblemente en esa diferencia estribó la divergente trayectoria de uno y otro país a partir de la segunda mitad del siglo XIX: evitar o no las relaciones de dependencia parece retrospectivamente esencial para generar sociedades tecnológicamente desarrolladas. La minoría ilustrada y los zares reformistas de Rusia anhelaban la modernización y el acercamiento a una Europa occidental que veía idealizadamente como una contrafigura de su atraso. SiÁmsterdam permitía una excepcional libertad de pensamiento y prensa, también lo hacíaVenecia. Las universidades protestantes no eran menos escleróticas que las católicas frente a las innovaciones. En Europa eldespotismo ilustrado fue muy receptivo a toda clase de ciencias, mientras que en la República que él mismo había contribuido a traer,Lavoisier fue guillotinado al grito funesto deLa revolution n'a pas besoin de savants (La revolución no necesita sabios). En América, las nuevas repúblicas recurrieron a la ciencia y la educación popular como un mecanismo para la construcción de sus naciones, en especial losEstados Unidos, que un siglo después desplazaría a las europeas como potencia mundial dominante.

Laalfabetización fue en todo el mundo un recurso esencial para ello: desde la imprenta deGutemberg hasta losmedios de comunicación de masas, la escritura tuvo un fuerte papel en la sociedad. No obstante, incluso en plenaEdad Contemporánea, en la mayor parte del mundo la capacidad de entender su significado seguía estando reservado a las capas sociales superiores, más numerosas que en la Edad Media, pero que condenaban a los menos favorecidos a la ignorancia de la cultura escrita y a las limitaciones de la (por otra parte riquísima)cultura tradicional oral.

Nota

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  1. Esta clasificación fue propuesta porCristóbal Celarius
  2. No deben confundirse con los seguidores delmodernismo, estilo artístico y literario, y movimiento religioso (Modernismo teológico), de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
  3. Concepto deFernand Braudel desarrollado porImmanuel WallersteinEl moderno sistema mundial
  4. Similar a como lallegada del hombre a la Luna dio inicio a laera espacial.
  5. El concepto fue acuñado porEric J. HobsbawmLas revoluciones burguesas, Barcelona, LaborISBN 84-335-2987-1 (título originalThe Age of Revolution. Europe 1789-1848, Londres, 1964).
  6. E. P. Thompson es el autor que trata más extensamente esos conceptos, desde una perspectiva materialista no ortodoxa enEconomía moral de la multitud (un artículo de gran repercusión, en que pide que se estudie no de forma mecanicista, sino con la misma sutileza el comportamiento de las masas preindustriales que el de los pueblos primitivos sometidos a la ciencia antropológica),La formación histórica de la clase obrera (traducción del títuloThe making of the english working class, un voluminoso tratado), yTradición, revuelta y conciencia de clase.
  7. Sin incluir a lasexpediciones polares contemporáneas
  8. El término quedó acuñado en el célebre debate que a mediados del siglo XX mantuvieron personalidades de lahistoriografía y laeconomía más o menos cercanas al paradigma delmaterialismo histórico, en su versión inglesa o francesa (por ejemplo las revistasPast and Present yAnnales), comoMaurice Dobb,Karl Polanyi,R. H. Tawney,Paul Sweezy,Kohachiro Takahashi,Christopher Hill,Georges Lefebvre,Giuliano Procacci,Eric Hobsbawm yJohn Merrington entre otros. Una recopilación de los artículos con sus respuestas se hizo en HILTON, Rodney (ed.) (1976, 1977 en español)La transición del feudalismo al capitalismo, Barcelona, Crítica,ISBN 84-7423-017-9.
  9. Algunos historiadores, comoHenry Kamen, polemizan negando lahispanidad del Imperio de los Habsburgo, afirmando que el español era una lengua minoritaria. La idea de Kamen de que España fue creada por el Imperio y no el imperio por España es bastante defendible: tambiénJózef Piłsudski dijo que es el estado quien crea a la nación y no la nación al Estado.

Véase también

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Referencias

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  9. Romano y Tenenti, op. cit. pg. 294.
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  27. Immanuel Wallerstein, op cit
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  30. Ahora se denomina más propiamentematrilocalidad ymatrilinealidad), que tienen interpretaciones muy diversasMarvin Harris, (1991)Nuestra especie, Madrid, Alianza,ISBN 84-206-9633-1 pgs. 312-313
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  32. Jacob Burckhardt fue el historiador del arte que sentó definitivamente el concepto enLa cultura del Renacimiento en Italia.
  33. Heinrich Wölfflin, discípulo de Burkhardt, fue el historiador del arte que definió el Barroco como oposición al Renacimiento desde un punto de vista artístico, en su clásico de 1888Renacimiento y Barroco 1977, Madrid, Comunicación.ISBN 84-7053-181-6 y su enfoque más amplio de 1915:Conceptos fundamentales en la historia del arte
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  36. Véase como, por ejemplo, elMuseo de Arte Colonial de Colombia.
  37. C. P. Snow,Las dos culturas y un segundo enfoque, Alianza Editorial, Madrid, 1987.
  38. Capítulo XXXVIII ("Que trata del curioso discurso que hizo Don Quijote de las armas y las letras").Texto en cvc.
  39. Capítulo XXXIXdel Quijote, el relato del capitán cautivo, que había partido como sus otros dos hermanos de las montañas de León al mandarles su padre ganarse la vida por un camino distinto cada uno de ellos.Texto en cvc.
  40. Julio Caro Baroja (1961)Las brujas y su mundo, Madrid, Revista de Occidente.
  41. El estudiomicrohistórico deCarlo Ginzburg (1981),El queso y los gusanos, Barcelona, Muchnik.ISBN 84-7669-281-1 (Il Formaggio e i Vermi, 1976) trata de forma particular la extrañacosmología desarrollada por un inquieto molinero italiano del siglo XVI que había sido capaz de leer ¡varios libros!, incluyendo elCorán. Hay muchos otros casos similares tratados por la disciplina de la microhistoria.
  42. Fernando Savater:La civilización y Lady Mary, El País, 20 de octubre de 2001.[2]
  43. Thomas KuhnLa estructura de las revoluciones científicas.
  44. Traité élémentaire de chimie, Tratado elemental de química, el mismo año de la Revolución francesa.

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  • SUSKIND, Patrick.El perfume. Historia de un asesino (Francia, siglo XVIII). Barcelona, Seix Barral.ISBN 84-322-2803-6. 
  • TORRENTE BALLESTER, Gonzalo (1989).Crónica del rey pasmado (Felipe IV, España, siglo XVII). Madrid, Espasa Calpe.ISBN 84-670-2219-1. 
  • YOURCENAR, Margerite (1993).Opus Nigrum (Flandes, siglo XVI). Barcelona, RBA.ISBN 84-473-0064-1. 

Filmografía

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Enlaces externos

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Predecesor:
Edad Media
Periodos de la Historia
Edad Moderna
Sucesor:
Edad Contemporánea
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