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En el siglo VII, los musulmanes habían comenzado una rápida conquista en la que ocuparonOriente Medio y el norte de África, llegando a la península ibérica a principios del siglo siguiente, en el marco del último proceso expansionista delCalifato Omeya deDamasco.
Los investigadores modernos destacan que el reino visigodo arrastraba en el siglo VIII una grave crisis social y económica-fiscal que afectaba a la estabilidad de sus estructuras en todos los ámbitos políticos, militares, jurídicos o eclesiásticos y lo situaba en un proceso de descomposición, con altas probabilidades de quedar escindido en diversos poderes o ser absorbido por una potencia mayor como finalmente ocurrió con los musulmanes, o ser anexionado dentro de un tiempo al imperio franco carolingio.[1]
Desde el año 622, que dio inicio a la era islámica con la marcha de Mahoma de La Meca, los musulmanes habían pasado en poco tiempo de ser un pequeño núcleo perseguido en su propia ciudad de origen a controlar un enorme imperio que ocupaba los territorios de Siria, el norte del actual Iraq, Egipto y el Magrebcuando llegaron a la península ibérica en el 711.[2]


En el 710, tropas delCalifato Omeya, compuestas por árabes ybereberes, cruzaron el estrecho de Gibraltar dirigidos porTáriq ibn Ziyad, lugarteniente del gobernador del Norte de África,Musa ibn Nusayr. En principio Tariq se atrincheró en el peñón que recibiría después su nombre Chabal Tariq, (Gibraltar), a la espera de la llegada del grueso de sus tropas. Solo entonces inició su ofensiva con la toma deCarteia (Cádiz), después de lo cual se dirigió al oeste e instaló su base de operaciones enAl-Yazirat Al-Hadra, (enárabe:الجزيرة الخضراء) lo que hoy esAlgeciras.
En el año 711, Tariq se enfrentó a losvisigodos en la trascendentalbatalla de Guadalete, donde venció a Rodrigo, último rey visigodo, y tras dar remate a lo que quedaba del ejército rival enÉcija emprendió una rápida conquista, primero en dirección aToletum (Toledo) y posteriormente haciaCaesar Augusta (Zaragoza). Hacia el 718 la península ibérica, salvo las zonas montañosas del norte habitadas porvascones,galaicos,cántabros yastures, estaba en manos delCalifato Omeya.
En el 712 Musa, acompañado por su hijoAbd al-Aziz ibn Musa y con un ejército de 18 000 hombres, cruzó elestrecho de Gibraltar y consolidó las conquistas realizadas.[3] OcupóMedina Sidonia,Carmona ySevilla y, seguidamente, atacóMérida poniendo sitio a la ciudad que resistió un año (30 de junio del 713). Desde Mérida, Musa, se dirigió aToledo, donde se encontró con Tariq.
Desde 716 la península fue dirigida desdeQurtuba,Córdoba, por un gobernador (wali) nombrado por el califa de Damasco. Los primeros gobernadores aparte de organizar el estado islámico y asentar a inmigrantes árabes, sirios y sobre todo bereberes, llevaron a cabo expediciones contra el reino franco hasta que después de labatalla de Poitiers en el 732, los francos emprendieron diversas campañas que expulsaron a los musulmanes de las tierras situadas al norte de los Pirineos hacia el 759.
En el territorio deal-Ándalus, los musulmanes respetaron a la población cristiana y judía a cambio de un tributo, por pertenecer a una de las religiones abrahámicas, que los dotaba de un estatus determinado, ladhimma. En el caso de los cristianos si no pagaban tributo eran condenados a muerte.[4] Este establecía que, aunque no formaran parte de laumma, comunidad islámica, quedarían protegidos, tendrían sus jueces y conservarían sus ritos. Estas circunstancias motivaron una política de pactos de capitulación donde muchos aristócratas visigodos pudieron conservar propiedades e incluso cierto grado de poder mediante nuevas fórmulas, como es el caso deTeodomiro (enárabe:تدمير Tūdmir), gobernador de laProvincia Carthaginense, que tras un acuerdo gobernó a título de rey un territorio cristiano visigodo autónomo dentro de al-Ándalus, denominadokora de Tudmir.
Este hecho, unido a que una parte de la población,cristianos unitarios yhebreos sobre todo, vieran con buenos ojos el nuevo poder musulmán que los libraba de la dura opresión que los visigodos habían ejercido contra ellos, podría explicar la rapidez de las conquistas árabes.

La composición social de al-Ándalus fue muy compleja y varió a lo largo de su historia; por un lado se encuentran los que pertenecían a la comunidad islámica,Umma, que se dividían en libres y esclavos y étnicamente enárabes,sirios,bereberes,muladíes (cristianos conversos al islam y sus descendientes)saqalibas (de origen eslavo y que podían ser esclavos o libres), y tambiénesclavos provenientes de África, aunque estos nunca llegaron a constituirse como un grupo social diferenciado. Entre los que no pertenecían a la Umma estaban los judíos y los mozárabes (cristianos de al-Ándalus).
| Musulmanes | árabes bereberes sirios saqalibas muladíes |
| Nomusulmanes | judíos mozárabes |
En el año 750, enDamasco, la familia de losabasídas desplaza a losomeyas del poder, matando a todos sus miembros excepto aAbderramán I, y trasladan el poder aBagdad.
En 750, losabasíes derrocaron a losomeyas del Califato de Damasco y ordenan el asesinato de toda la familia omeya. Seis años más tarde, en 756,Abderramán I –que había escapado del sangriento destino final de los omeyas logrando huir deDamasco– desembarcó enal-Ándalus y se proclamó emir (comandante en jefe) tras conquistar Córdoba y en 773, se independiza de la nueva capital abasí ubicada enBagdad. Esta independencia es política y administrativa, pero se mantiene la unidad espiritual y moral al continuar el vínculo religioso con elCalifato abasí. Abderramán solamente terminó por unificar la Iberia musulmana en el 781, tras capturar Zaragoza (779) y Pamplona y haber sometido a los señoresvascones delPirineo.
Sin embargo, el verdadero organizador del emirato independiente fueAbderramán II, quien delegó los poderes en manos de losvisires y logró una islamización muy rápida de la península, reduciendo considerablemente el número de cristianos en territorio musulmán (llamadosmozárabes odhimmis). No obstante, estos siguieron representando la mayoría de al-Ándalus por lo menos hasta el siglo X.
Las disputas entre árabes y bereberes no cesaron completamente tras la proclamación del Emirato, lo que permitió la reorganización de los reinos cristianos en el norte, dando inicio a laReconquista, alentada por la política proárabe mantenida por la dinastía omeya, lo que provocó numerosas sublevaciones protagonizadas pormuladíes, que llegaron a poner en peligro la existencia misma del Emirato.
A la llegada al trono deAbderramán III en 912, la decadencia política del Emirato era un hecho obvio y consumado. Para imponer su autoridad y terminar con las revueltas y conflictos que arrasaban la península ibérica, se proclamó califa en 929 estableciendo elCalifato de Córdoba.
A comienzos del año 929 (final del año 316 de lahégira), elemirAbd al-Rahman III proclama elcalifato de Córdoba, y se nombra a sí mismo Emir al-Muminin (príncipe de los creyentes), lo cual le otorga, además del poder terrenal, el poder espiritual sobre laumma (comunidad de creyentes), de este modo se convirtió en el primer califa independiente de la Península. Por otra parte, la naturaleza misma del poder dinástico cambió a causa de este acontecimiento, y el alcance histórico, reconocimiento y adhesión del pueblo a los califas de al-Ándalus fue inmenso.
Este importante acontecimiento histórico encuentra sus fundamentos en la victoria definitiva que el poder cordobés había logrado unos meses antes sobre la interminable revuelta deOmar Ben Hafsún con la toma deBobastro en enero de 928. Así mismo, se logró el restablecimiento de la autoridad del poder central deCórdoba sobre la mayor parte del territorio y la rendición de las últimas disidencias como la deBadajoz y deToledo.
Dentro del contexto general del mundo musulmán en los primeros decenios del siglo X, hay otra causa del acontecimiento que es la creación delcalifato fatimí proclamado en 910 enQairawan, norte de África, opuesto al abbassí; sin duda esta fue una justificación implícita de la instauración del título califal en al-Ándalus.
La relación con los reinos vecinos fue tensa; por una parte se encontraba elcalifato fatimí en las fronteras cordobesas del norte deÁfrica; en el año 931, las tropas andalusíes entraron enCeuta, donde se levantaron fortificaciones importantes. Desde entonces se establecieron tanto enCeuta como enMelilla guarniciones andalusíes con carácter permanente. El califato omeya desplegó grandes esfuerzos para contener lo mejor posible el avance fatimí, siguiendo en su política de alianzas con las tribus Magrawa-Zanata del Magreb occidental, hostiles a los Sanhaya del centro que sostenían el poder fatimí.
Por el norte se encontraban los reinos cristianos que seguían con sus incursiones en territorio andalusí aprovechando cualquier debilidad del emirato cordobés. En el 932Ramiro II atacóMadrid y derrotó a un ejército musulmán enOsma en el 933. Aliándose con el poderoso gobernador tuyibí deZaragoza. Abd al-Rahman III intentó restablecer la situación del lado cristiano organizando una campaña contra elreino de León para restablecer la supremacía musulmana sobre la frontera del Duero. Abd-el-Rahman no alcanzó su objetivo y sufrió una derrota en labatalla de Simancas, seguida de otra en el barranco deAlhándega, aunque estas derrotas no tuvieron, de hecho, graves consecuencias territoriales porque igualmente se consiguieron otras victorias de importancia, los problemas internos paralizaron León y porque el poder cordobés, con su tenacidad, logró mantener una presión lo suficientemente fuerte sobre la frontera, y desplegó un gran esfuerzo para protegerla, edificando nuevas defensas y fortificando las ya existentes.
Abd al-Rahman III mandó edificar en el año 936 la ciudad palatina deMedina Azahara donde se trasladó con su gobierno y la corte.
Cuando llega al poderAl-Hakam II el Califato cordobés se encuentra consolidado tanto en el norte de la Península, con los reinos cristianos bajo vasallaje, como en el Magreb occidental, controlado por el Califato cordobés, bien mediante sus propias tropas, bien por medio de tribus aliadas o sometidas.
A su muerte, Al-Hakam II dejó el trono cordobés a un muchacho de once años sin ninguna experiencia política llamadoHisham, este joven califa contaba con el apoyo de su madre la concubinaSubh de Navarra y el ministroAl-Musafi, además de la de un hombre llamado Abi Amir Muhammad, futuroal-Mansur (Almanzor para los cristianos), que mediante intrigas y movimientos políticos fue ascendiendo en el poder hasta hacerse con el poder absoluto. Al-Mansur puso en marcha un programa de reformas en la administración civil y militar y supo atraerse a las clases populares con una política de intensa actividad militar contra los cristianos del norte.
Al-Mansur inició una serie de campañas o algaradas que se adentraron en territorio cristiano, llegando hasta Santiago, Pamplona, etc. Esta política provocó que los reinos cristianos crearan una coalición contra al-Ándalus.


Las taifas (palabra que en árabe significa "bando" o "facción") fueron hasta veinticinco pequeños reinos en que se dividió el califato de Córdoba después del derrocamiento del califa Hisham III (de la dinastía omeya) y la abolición del califato en 1031, como consecuencia de la guerra civil.

Se conoce comoalmorávides (enárabe:المرابطون [al-murābiṭūn], y este delsingularمرابط [murābiṭ], es decir, «elmorabito», especie deermitaño y soldado musulmán, 'Marabout' en francés) a unos monjes-soldados surgidos de grupos nómadas provenientes delSáhara. Los almorávides abrazaron una interpretaciónrigorista delislam y sometieron a su autoridad grandes extensiones del occidentemusulmán con las que formaron un imperio centrado enMarruecos, a caballo entre los siglosXI yXII, que llegó a extenderse principalmente por los actualesMauritania,Argelia,Marruecos y la mitad sur de lapenínsula ibérica.
Con su llegada a la península ibérica en el 1086, comenzó un largo periodo de la historia andalusí caracterizado por la intervención de tres dinastías magrebíes (las de los almorávides, losalmohades y losbenimerines), entre cuyas hegemonías sucesivas hubo periodos de reacción peninsular (losreinos de taifas).[5] Los magrebíes, hasta entonces en posición de inferioridad frente a los andalusíes, pasaron a dominar la región, merced a su capacidad de formar un Estado centralizado que podía resistir las acometidas de los Estados cristianos del norte peninsular.[5] Estas intervenciones magrebíes en la península ibérica que comenzaron con los almorávides dieron lugar a casi un siglo y medio de unión del islam ibérico y magrebí.[6]
Los primeros indicios de malestar andalusí contra losalmorávides se produjeron enCórdoba en 1121, cuando la población se rebeló; en esta ocasión, solo la intervención de losalfaquíes pudo evitar un baño de sangre. Otras rebeliones se produjeron en distintas ciudades. A partir de 1140 el poder almorávide empieza a decaer en el norte de África por la presiónalmohade, y pronto llegan esas noticias a la península.
En 1144, unsufí llamadoIbn Qasi comenzó un movimiento antialmorávide, a partir del cual irían surgiendo más territorios musulmanes con gobiernos independientes, que constituyeron las llamadas Segundas Taifas. Fueron muy efímeras, puesto que la mayor parte de ellas sucumbirían en menos de un lustro al empuje delImperio almohade.
En efecto, en 1147, un ejército comandado por el líderalmohadeAbd Al-Mumin llegó aEspaña, y conquistó con rapidez una gran parte del sur peninsular, incluidas las ciudades deCádiz,Málaga ySevilla. SoloMurcia, regida por elRey Lobo, consiguió resistir al nuevo poder norteafricano, gracias al apoyo delReino de Castilla. Pero en 1172, el nuevo califa almohadeAbu Yaqub Yusuf completó la conquista deAl-Ándalus con la toma de Murcia, y puso así fin a la última taifa de este período histórico. Si bien todavía lataifa de Mallorca, debido a su carácter insular, consiguió resistir y seguir en manos almorávides, hasta que finalmente cayó en 1203.El tercer períodotaifas (o taifas postalmohades) es un período en la historia de al-Ándalus situado entre la dominaciónalmohade, y el establecimiento delReino nazarí de Granada.
Entre los años 718 y 1230 se forman los principales núcleos cristianos en la península en los reinos deCastilla,Portugal,Navarra y laCorona de Aragón.

ElReino nazarí de Granada, también conocido como Emirato de Granada o Sultanato de Granada,[7] fue unEstadomusulmán situado en el sur de lapenínsula ibérica, con capital en la ciudad deGranada, que existió durante laEdad Media.
El reino fue fundado en 1238 por el noblenazaríMohamed-Ben-Nazar. Aunque originalmente tenía su centro de poder situado enJaén, unos años después el monarca nazarí trasladó su corte a Granada, alrededor de la cual organizó su nuevo Estado. El reino sobrevivió en esta precaria situación gracias a su favorable ubicación geográfica, tanto para la defensa del territorio como para el mantenimiento del comercio con los reinos cristianos peninsulares, con los musulmanes del Magreb y con losgenoveses[8][9] a través delMediterráneo, lo que hizo que tuviera unaeconomía diversificada.
Sin embargo, fue perdiendo territorios paulatinamente frente a laCorona de Castilla hasta su definitiva desaparición tras laguerra de Granada, mantenida entre 1482 y 1492. El reino nazarí de Granada sería el último Estado musulmán de lapenínsula ibérica, la antiguaal-Ándalus. Su último rey fueMuhámmad XII (conocido como Boabdil el Chico), derrocado por losReyes Católicos, que se vio obligado a rendir Granada el 2 de enero de 1492. Tras esto fue definitivamente incorporado a la Corona de Castilla comoreino de Granada.Mientras lacorona de Aragón inició una política de expansión por elMediterráneo y se confirmó la unión de Castilla conLeón.LaReconquista finalizó en 1492 con la toma de Granada por parte de losReyes Católicos que lo anexionan a la Corona de Castilla. En este mismo año se produjo la expulsión de los judíos y el descubrimiento deAmérica, en nombre de Castilla, porCristóbal Colón.
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