
Laguerra civil española (1936-1939) tuvo un desarrollo desigual en las provincias de la actual comunidad autónoma deCastilla y León. EnValladolid, laguardia de asalto se sublevó a las 5 de la tarde del 18 de julio[1] y losmilitares sublevados en la noche del 18 al 19 de julio de 1936 se hicieron con el control de las fuerzas militares tras detener violentamente a su legítimo jefe, el generalMolero.
Valladolid se convirtió en la primera gran ciudad peninsular en la que triunfó la sublevación.[2] Con el importante apoyo de losfalangistas y de losmonárquicos alfonsinos, controlaron en poco tiempo toda la provincia, procediendo a organizar una columna que marchó sobre Madrid a través de los puertos deGuadarrama (Alto del León) y deNavacerrada dando lugar a la primera batalla de la guerra: labatalla de Guadarrama. La provincia quedó desde el principio de la contienda en el interior de lazona sublevada, no siendo en ningún momento de la guerra parte del frente. La provincia sufrió una fuerterepresión franquista, estimándose en más de 2500 personas asesinadas (la mayoría enterradas en fosas comunes) y más de 7000 represaliadas.[3][4]

Valladolid era la sede de la 7.ªDivisión orgánica, uno de los puntos fuertes con los que contaba el generalEmilio Mola en sus planes golpistas. La división estaba mandada por el generalNicolás Molero Lobo, que había sido ministro de la Guerra en 1935 conPortela Valladares, y tenía sus fuerzas acantonadas en Valladolid,Segovia,Ávila,Medina del Campo,Salamanca,Zamora,Plasencia yCáceres. Las unidades más importantes de guarnición en Valladolid eran los regimientos de infanteríaSan Quintín núm. 25, de CaballeríaFarnesio núm. 10 y de Artillería Ligera núm. 14.

En el contexto político, Valladolid era una provincia con tradicional carácter conservador. En laselecciones de 1936, en las que estaban en juego 6 diputados, dieron como resultado la designación de 4 diputados de la derecha (3 de la CEDA y otro de Renovación Española), frente a 2 del Frente Popular (uno socialista y otro de Izquierda Republicana).[5] También es de los pocos lugares dóndeFalange Española tenía cierta relevancia.[6] En las elecciones de 1936 obtuvo más de 4000 votos, que representaban más o menos el 4 % de los votos, la cifra relativa más alta de toda España.[7]
Anteriormente laRevolución de octubre de 1934 provocó disturbios y algunos enfrentamientos con la Guardia Civil en las localidades vallisoletanas deMedina del Campo,Medina de Rioseco yTudela de Duero que fueron sofocados rápidamente.[8][9]

El general Mola había designado como jefe de la junta militar clandestina, que comenzó a funcionar en marzo de 1936, alcoronelRicardo Serrador Santés, pero sus actividades levantaron sospechas y en abril fue sancionado por el Gobierno con un mes de arresto enCartagena y posterior residencia obligatoria enMadrid. Le sustituyó en la junta clandestina elcomandante de artilleríaGabriel Moyano Balbuena.
Los golpistas se organizaron en todas las unidades de la división, en Valladolid y en las restantes plazas, así como entre la Guardia Civil y el Cuerpo de Seguridad y Asalto. Precisamente entre losguardias de Asalto era donde el ánimo antigubernamental estaba más exaltado, debido a que muchos de ellos eranfalangistas (lo cual en cierta manera era sorprendente porque fue un cuerpo que en general destacó por su obediencia al gobierno).[10] Por su parte, destacadas mujerescamisas viejas de Falange como Carmen García del Salto o Marjorie Munden (esta última con pasaporte británico) fueron empleadas para suministrar pistolas y armas largas a las milicias golpistas en Valladolid antes de la sublevación.[11]
| Golpe de Estado de julio de 1936 en la provincia de Valladolid | ||||
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| Golpe de Estado en España de julio de 1936 Parte deGuerra Civil Española en Castilla y León | ||||
La tarde del sábado 18 de julio de 1936 una columna deguardias de asalto ocupó la sede deCorreos enValladolid, desencadenando la sublevación que se consumó por la noche en elPalacio Real. | ||||
| Fecha | 18 - 19 de julio de 1936 | |||
| Lugar | Provincia de Valladolid,Castilla la Vieja,España | |||
| Resultado | Victoria sublevada | |||
| Consecuencias |
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| Cambios territoriales | Valladolid y el resto de municipios vallisoletanos pasan acontrol de los sublevados durante el resto de la guerra. | |||
| Beligerantes | ||||
| Comandantes | ||||
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Para dirigir el alzamiento en Valladolid, Mola contaba con el general de divisiónAndrés Saliquet Zumeta, que se encontraba enMadrid en situación de disponible forzoso. Antes de tomar esta decisión, Mola había rechazado el ofrecimiento deQueipo de Llano que quería sublevarse en Valladolid, su tierra (había nacido en Tordesillas). En vez de eso Mola le destina finalmente a Sevilla (Andalucía), un objetivo mucho más difícil de sublevar. Por tanto, Mola le había encomendado a Saliquet que estuviera en Valladolid el 17 de julio (1936), pero Saliquet se presentó dos días antes, acompañado del generalMiguel Ponte y Manso de Zúñiga, retirado del servicio activo desde la reforma deManuel Azaña en 1931, y de otros militares más. Para evitar que se detectara su presencia, todos ellos se alojaron, de paisano, en la finca “Monte Mucientes”, cercana a la ciudad, en el monte deTorozos, en el que se habían concentrado cientos defalangistas en espera de órdenes para ocupar la ciudad.[14]
El día 17, cuando se tuvo noticia delalzamiento de tropas en el Melilla a través de la estación de radio de la Guardia Civil, el general Molero, que se encontraba convaleciente de una operación, se incorporó a su puesto para comunicar a los regimientos que el Gobierno controlaba totalmente la situación. Sin embargo, el mayor peligro iba a venir, en principio, delCuerpo de Seguridad y Asalto. El gobernador civil,Luis Lavín Gautier, expulsó del Cuerpo el mismo día 17 a los tenientes y Cuadra (poco antes había expulsado el capitán Ruiz) por su manifiesta desafección, pero los guardias siguieron manteniendo una actitud de resistencia pasiva a las órdenes del gobernador, a pesar de que su comandante, Martínez Gómez, era leal a este. El gobernador ordenó que la guardia de asalto se dirigiera a Madrid, ésta desobedeció la orden y se declaró en rebeldía el día 18 a las 5 de la tarde, empezando a ocupar los edificios del centro de la ciudad.[1]
En la noche del 17 al 18 grupos de jóvenessocialistas ycenetistas recorrieron la ciudad vigilando los cuarteles. El sábado 18 de julio se constituyó un comité permanente en laCasa del Pueblo y se declaró lahuelga general. Ese mismo día, por la mañana, el gobernadorLuis Lavín tomó una serie de medidas para abortar el golpe militar: por un lado, ordenó el arresto de algunos civiles derechistas muy significados; por otro, ordenó a la Guardia Civil que entregara a lasJuventudes Socialistas más de dos mil armas que se custodiaban en elcuartel de Fabio Nelli, orden que no fue cumplida en modo alguno. También les ordenó que batieran el monte de Torozos, donde era vox populi que se habían concentrado numerosos falangistas. Pero los guardias, que eran mayoritariamente partidarios del golpe militar, no encontraron nada extraño.
Por último Lavín, según instrucciones del gobierno, ordenó a los de Asalto que salieran para Madrid, consiguiendo que saliera un grupo por la mañana. Pero por la tarde una improvisada columna de guardias de Asalto se sublevó y ocupóCorreos, laTelefónica,Radio Valladolid y la sede de laCNT. Poco después la Guardia Civil se sublevó también, desde el momento en que el segundo jefe de la comandancia, comandanteMariano Salinas Bellver, detuvo al teniente coronelRuiz Guerra, opuesto al alzamiento.
Mientras tanto, un enlace salió en coche hacia la finca “Monte Mucientes” para avisar a Saliquet y Ponte de que los guardias de Asalto se habían sublevado por su cuenta. Inmediatamente los golpistas se pusieron sus uniformes y partieron hacia Valladolid, llegando al cuartel general de la División hacia las once y media de la noche acompañados del abogadoEmeterio Estefanía, dirigente deRenovación Española, y de otros golpistas. El general Molero se encontraba en su despacho con sus ayudantes, los comandantesÁngel Liberal Travieso yRoberto Riobóo Llobera, cuando se le anunció que el general Saliquet quería hablar con él. Tras una breve conversación, en la que Saliquet instó a Molero a que se uniera al alzamiento, replicando éste que sólo obedecía las órdenes del Gobierno, el comandante Riobóo disparó contra los golpistas, alcanzando de muerte a uno de ellos. Los acompañantes de Saliquet dispararon contra Riobóo y Liberal, que resultaron heridos y murieron poco después. El general Molero, también herido, quedó arrestado y Saliquet se hizo con el mando de la División. Por su parte, el general Ponte se dirigió al gobierno civil y se hizo cargo del mismo, proclamando el estado de guerra a las dos de la mañana del día 19.[15]
Elayuntamiento fue tomado el domingo 19 por la mañana. Aunque parecía defendido por un nutrido grupo, a tenor de los disparos, luego se vio que en realidad los defensores eran media docena debomberos. Saliquet nombró alcalde al comandante de intendenciaFlorentino Criado Sáenz, y presidente de la Diputación al generalMartín Píriz.
Durante todo el día 18 la Guardia Civil había estado en contacto con los sublevados enTetuán a través de su estación de radio, que fue utilizada tanto para obtener noticias e instrucciones de los sublevados en elMarruecos español (que a su vez fueron dirigidas a otras comandancias) como para dar información falsa al gobierno, en el sentido de que en Valladolid no pasaba nada. Sin embargo, desde la sublevación de los guardias de Asalto no habían faltado los tiroteos en la ciudad, protagonizados por grupos socialistas y sindicalistas, por un lado, y falangistas por otro. Ya la primera manifestación subversiva de los guardias de Asalto había sido contestada con tiros por militantes socialistas y cenetistas. En algunas zonas de la ciudad abundaron los controles de uno u otro signo, mientras que por la noche proliferaron lospacos. El domingo 19 de julio por la mañana sólo resistían algunos núcleos de ferroviarios y unas quinientas personas —entre ellas muchos niños— que se habían refugiado en la Casa del Pueblo. Ciertamente resulta incomprensible, desde cualquier punto de vista, este encierro masivo en la Casa del Pueblo, sin armas y sin posibilidad ninguna de resistir. Bastó con que los militares hicieran varios disparos de artillería contra la fachada para que los ocupantes salieran y se entregaran. Parece ser que muchos de ellos eran simples viandantes que sólo pretendían refugiarse de los tiroteos.
El grueso de la resistencia al golpe lo protagonizaron los obreros del ferrocarril. ElSindicato Nacional Ferroviario (UGT) tenía en la 5.º zona (Valladolid,Palencia,Burgos,Venta de Baños yAranda de Duero) una gran fuerza. También fueron muy activos contra el alzamiento los tipógrafos delSindicato Único deArtes Gráficas (CNT). Hasta el día 25 no se restableció el trabajo en los ferrocarriles y en las imprentas yrotativas.
Durante varios días se mantuvieron los tiroteos entre fuerzas sublevadas y piquetes de izquierdas, sobre todo en los barrios periféricos. Estos enfrentamientos dieron lugar a numerosas detenciones y ejecuciones. Entre los sublevados hubo ocho muertos entre los días 18 y 19, según reconoció la prensa local. Los paqueos desde los tejados e incluso desde automóviles en marcha se sucedieron durante una semana larga.
Gran cantidad de militantes y dirigentes de las izquierdas salieron de la ciudad para esconderse en los pinares, en cuevas, o en casas de confianza, a la espera de que el gobierno recuperase el control de la ciudad. Como esto no se produjo, fueron siendo detenidos a medida que volvían a casa agotados. Sólo entre los días 20 y 25 de julio de 1936, la prensa vallisoletana informaba de la detención de más de doscientas personas en la provincia.[16] Se dio el caso excepcional del alcalde de Rueda,Eulogio de Vega, que se pasó escondido hasta 1964 (28 años).[17]
Desde el gobierno civil y la División se alertó a todas las unidades de la Guardia Civil para que detuvieran a los “extremistas”, al tiempo que grupos de falangistas salían en todas direcciones para controlar la provincia.Onésimo Redondo y los falangistas vallisoletanos que habían sido detenidos semanas antes y trasladados a la cárcel deÁvila, se presentaron en Valladolid en cuanto el triunfo del golpe en esa ciudad les permitió recuperar la libertad.
Inmediatamente tras el triunfo de la sublevación en Valladolid el general Saliquet, siguiendo el guion que le correspondía según los planes de la conspiración, organizó una columna para marchar sobreMadrid por los puertos deGuadarrama yNavacerrada, formada con unbatallón del regimiento de infantería San Quintín, unescuadrón del regimiento de caballería Farnesio y dosbaterías del regimiento de artillería ligera, a los que se sumaron 94 falangistas dirigidos porJosé Antonio Girón de Velasco y 150 voluntarios derechistas. En total unos 800 hombres. Saliquet encomendó el mando de la columna alcoronel Serrador, que se había presentado en Valladolid el día 21 después de huir de Madrid.
Así pues, a medianoche del martes 21 de julio, salió deValladolid, "en medio de escenas de indescriptible entusiasmo", la columna rebelde compuesta por falangistas vallisoletanos mandada por elcoronel Serrador con la misión de ocupar un puerto importante de laSierra de Guadarrama, elAlto del León, situado al oeste del de Somosierra (provincia de Segovia). A las dos de la mañana del 22 salieron por la carretera deOlmedo haciaVillacastín y el puerto de Guadarrama (Alto del León) por la carreteraN-VI Madrid-La Coruña. En la columna del coronel Serrador participaban falangistas entre los que destacabaOnésimo Redondo (que moriría en una emboscada en el pueblo deLabajos el 24 de julio y había sido fundador de lasJONS -el grupo fascista que se unió a laFalange Española deJosé Antonio Primo de Rivera en 1934 en el teatro Calderón-), otro miembro de la columna era el joven dirigente falangista de ValladolidJosé Antonio Girón. Cuando llegaron al puerto se encontraron con que ya había sido ocupado por un grupo de milicianos procedentes de Madrid, pero consiguieron desalojarlos de allí y el día 25 de julio ya estaba en su poder.[18] A esta bandera (unidad militar de Falange) se la denominó "Leones de Castilla". Una parte considerable de estos jóvenes vallisoletanos falangistas moriría las semanas siguientes luchando en el Alto del León.[19]
Al quedar el frente estancado en Guadarrama desde aproximadamente el 10 de agosto de 1936 hasta el final de la guerra,[20] la posibilidad de que la provincia de Valladolid se situara en primera línea del frente, bien por un ataque delbando sublevado o uno delbando republicano desapareció por completo.

La provincia quedó rápidamente en el interior de la zona sublevada, por lo que no se combatió en el lugar aunque, como el resto de territorios en poder del bando sublevado, sufrió larepresión franquista.[3] La capital también experimentó las penalidades propias de la guerra (hambre, racionamientos...) de una zona de retaguardia. Valladolid se convirtió en uno de los principales núcleos del bando sublevado y albergó tropas delCTV italianas e incluso laLegión Cóndor alemana.[21] La ciudad era la sede de laVII Región Militar y contaba entonces con una población de unos 100 000 habitantes. De hecho cuando se creó elGobierno General tuvo la sede enValladolid. El primer gobernador general fue el generalFrancisco Fermoso Blanco (6 de octubre de 1936), sustituido por el generalLuis Valdés Cabanillas (5 de noviembre de 1936) hasta la supresión del Gobierno General el 30 de enero de 1938. Sólo en la primavera de 1937, con unaofensiva republicana contra Segovia, que fracasó rápidamente, fue cuando hubo un mínimo de peligro de que la provincia de Valladolid se situara en primera línea del frente.
Durante la guerra y también una vez finalizada esta, la represión franquista fue especialmente intensa. Un testigo ocular afirmó que, al comienzo de la guerra, una patrulla de falangistas asesinaba diariamente a cuarenta personas.[22] Como en otras ciudades de la zona sublevada, los presos eran sacados por la noche en camiones para ser fusilados en las afueras de la ciudad sin siquiera el simulacro de un juicio.[23] Elgeneral Mola enviaría un comunicado pidiendo que estas ejecuciones se hiciesen en lugares más discretos y que se enterrase a los muertos, algo que hasta entonces no se hacía.[24] Se estima en más de 2500 víctimas mortales, y más de 7000 represaliados en toda la provincia.[3][25] Destaca como lugar de ejecuciones en la capital el Campo de San Isidro (se llegó a instalar aquí un puesto de venta de churros para los espectadores que acudían a presenciar los fusilamientos), y fuera de ella losMontes Torozos. Elcementerio de El Carmen es, por su parte, uno de los lugares donde se ubica una de las mayoresfosas comunes de la guerra civil a nivel nacional.[26] Entre las víctimas, destaca el caso del propioalcalde de Valladolid durante laSegunda República entre 1932 y 1934, que había sido reelegido nuevamente en las elecciones de 1936,Antonio García Quintana. Tras el levantamiento, permaneció escondido hasta que fue delatado y fusilado en el Campo de San Isidro de Valladolid el 8 de octubre de 1937.
En la provincia de Valladolid se establecieron 3 campos de concentración:[27]
Tras el fin de laguerra civil española, las autoridadesfranquistas otorgaron por decreto laCruz Laureada de San Fernando a la ciudad, máxima condecoración militar española (creada en el siglo XIX), "como recuerdo a las gestas heroicas de Valladolid en el Movimiento Nacional y homenaje a quien desplegó decisiva aportación a él en los primeros momentos de la guerra de liberación de España, concedo a aquella ciudad la Cruz Laureada de San Fernando que desde hoy debe grabar en sus escudos.[13][31] En 1962 elAyuntamiento de Valladolid permitió la incorporación de la Cruz al escudo del club de fútbol de la ciudad, elReal Valladolid.[32] La inclusión de los 2 leones en el escudo provincial se debe a que al inicio de la guerra civil unaunidad militar de Falange formada por vallisoletanos luchó en labatalla de Guadarrama apoderándose delAlto del León consiguiendo que a partir de entonces a la unidad militar se la denominara "Leones de Castilla".
El 21 de abril de 2017 el Pleno de la Diputación de Valladolid aprobó el cambio de escudo eliminando la cruz laureada otorgada en 1939 y por tanto la elaboración de un nuevo escudo que represente a la provincia.[33]
Valladolid fue la sexta ciudad de la retaguardia de la zona nacionalista más bombardeada por la aviación republicana, después de Córdoba, Palma de Mallorca, Granada, Ávila y Sevilla. SegúnEl Norte de Castilla hubo 412 afectados por los 20 bombardeos acontecidos en la provincia.En 1938 la Delegación local de Falange daba cuenta, con todo detalle, de los bombardeos acaecidos en la capital. Arrojaba la cifra de diez ataques, 183 muertos y 861 heridos distribuidos del siguiente modo:[34]
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