Elgeorgismo —comúnmente llamado así porHenry George, su más conocido teórico— ogeoísmo, a veces confundido con lageonomía (unaciencia) y conocido históricamente como elmovimiento del impuesto único, es unafilosofía política eideologíaeconómica por la que los individuos sondueños de aquello que logren crear, pero todo aquello que es proporcionado por lanaturaleza, sobre todo latierra, pertenece a toda lahumanidad por igual. Políticamente busca establecer un sistema que, garantizando un profundo respeto a lapropiedad privada (activos yrentas), grave con un soloimpuesto el uso de los bienes naturales (físicos e increados), calculado de acuerdo alvalor de mercado de los bienes. Dentro del georgismo existen diferencias en torno a qué usos darle a la renta extraída, que podrían ser principalmente: a) para elpresupuesto público delEstado, en sustitución a otros impuestos, o b) algún tipo derenta ciudadana para la población, donde ésta determinará su uso.
Es de notar que el georgismo propone un solo impuesto alvalor del bien, y no impuestos a laproductividad delbien, ya que lo considera económicamente destructivo ycriminalizador de laprosperidad, y que tampoco propone canalizar todos los fondos en servicios asistenciales públicos, al menos no necesariamente, ya que considera que esto aumenta la burocracia y quita la libertad a los beneficiados de administrar tales fondos como mejor les parezca. Además este programa incluye la eliminación de todos los demás impuestos existentes.[cita requerida]
Los georgistas aducen que la totalidad de la renta económica (es decir, los ingresos no ganados) recogidos de la tierra, el espectro de radiodifusión, la extracción de minerales, los permisos de emisión comercializables, las cuotas de pesca, el uso de los corredores aéreos, las órbitas espaciales, etc., y beneficios extraordinarios de losmonopolios naturales, deben ir a lacomunidad antes que a los propietarios, y que ningún otro impuesto o regulación económica debe ser aplicada. En la práctica esto implica un alto impuesto al valor de la tierra, aunque ningún cambio en los precios de la renta de la tierra fuera de los derivados de la eliminación de otros impuestos y regulaciones por razones inicialmente explicadas porAdam Smith enLa riqueza de las naciones.[1] Con la implantación del «impuesto único», el Estado puede y debe evitar gravar cualquier otra clase de ingreso, riqueza o transacción.
Henry George se consideraba continuador delliberalismo y la tradición clásica dellaissez faire de Smith,Ricardo yMill, incluyendo predecesores en algunos puntos comoThomas Paine (notorio porJusticia agraria),Benjamin Franklin,William Penn,Herbert Spencer y losfisiócratas. Tradición que a su vez pretendía conciliar con las reivindicacionessocialistas, en especial lasno centralistas:
[...]lo que he hecho en este libro [...] es unir la verdad percibida por la escuela de Smith yRicardo, a la verdad percibida porProudhon yLasalle; demostrar que ellaissez-faire (en su sentido auténtico y completo) abre el camino a la realización de los nobles sueños delsocialismo; identificar la ley social con la ley moral, y rechazar ideas que ensombrecen las mentes de algunos para las percepciones grandes y elevadas.Henry George,Progreso y miseria
Ellaissez faire, en la verdadera plenitud de su significado, flanquea el camino a la realización del noble sueño del socialismo; identificar la ley social con la ley moral y reprobar ideas que en muchos pensamientos oscurecen grandes y elevadas percepciones.Henry George,Progreso y miseria
Las ideas georgistas sobre la propiedad privada, al igual que las de los economistas clásicos, derivaban de la tradición británica de laley natural, especialmente deJohn Locke: elderecho de propiedad era un «derecho natural sagrado», innato e inalienable. Sólo que consideraban que esta interpretación de la justificación de la propiedad privada basada en el trabajo era incompleta, pues la propia tradición iusnaturalista enseñaba que la tierra y los recursos naturales habían sido entregados a toda la humanidad en común.
La teoría económica común reconoce que un impuesto sobre el valor de la tierra sería muy eficiente.[2] Economistas modernos como elPremio Nobel de 1976Milton Friedman estaba de acuerdo con que el impuesto sobre la tierra de Henry George es potencialmente beneficioso, porque a diferencia de otros impuestos, los impuestos sobre la tierra no imponen exceso de carga sobre la economía y, por tanto, estimulan un crecimiento económico más rápido.
La idea de la tierra como propiedad común de la humanidad ha resonado en losambientalistas de tiempos modernos, y algunos han respaldado la idea de una reforma fiscal ecológica (ecotasas) como un reemplazo a la reglamentación de mando y control. Esto incluiría los impuestos sobre el uso de la tierra y los recursos naturales, incluidos los impuestos sustanciales o tasas por contaminación.
El georgismo intenta que existan organismosparticipativos con asesoríatécnica-profesional que promuevan unas directrices flexibles, que tiendan a serfederados, que tengan en cuenta la diversidad de situaciones locales, para la estructuración de las reglas deconvivencia en torno a la obtención yuso de los recursos obtenidos del impuesto único, buscando siempre el máximoconsenso posible entre las partes implicadas. No pretende una planificación formal, rígida e impositiva, sino el pleno ejercicio de laslibertades individuales y ellibrecambio enigualdad de oportunidades.
La mayoría de los grupos de promoción temprana se describieron comoSingle Taxers (de un solo impuesto), y George hizo suya esta como una descripción exacta de la circulación principal del objetivo político de la sustitución de todos los impuestos con un impuesto al valor de la tierra. En la era moderna, hay grupos inspirados por Henry George, con más de un énfasis en la ecología o la economía monetaria.
En el mundo económicamente más complejo de hoy en día, un cambio rápido y profundo al impuesto al valor de la tierra es una idea muy difícil de promocionar políticamente por lo que el término «georgista» se ha vuelto en boga, siendo un término más general que abarca incluso a los cambios progresivos de reemplazar los impuestos injustos y económicamente destructivos sobre la actividad económica por la recuperación de la renta económica de las tierras para los fines y beneficios del público que crea valor de la tierra.[cita requerida]
Georgismo es el nombre más popular para esta idea, convirtiéndose prácticamente en sinónimo del «impuesto único» sobre la tierra, sin embargo no es el más adecuado técnicamente ya que sería preferible el uso de un término genérico.[3] La etiqueta «georgista» no es del todo satisfactoria, Henry George es ahora poco conocido, y el principio es anterior a él.
Hubo una escuela de economistas que percibió con claridad lo que es evidente para las percepciones naturales del hombre cuando no están influidas por la costumbre: que la renta de la propiedad común, la tierra, se ha de adjudicar al servicio de la colectividad. Los economistas franceses del último siglo, con Quesnay y Turgot al frente, propusieron exactamente lo que yo propongo: que todos los impuestos fuesen suprimidos, salvo uno sobre el valor de la tierra [...] Vieron la relación fundamental entre la tierra y el trabajo, que desde entonces se ha perdido de vista, y [...] llegaron a la verdad práctica, aunque tal vez por un razonamiento defectuosamente expresado.Henry George
Por ello se utiliza también el término «geoísmo»,[4] con el significado de «Geo» deliberadamente ambiguo. «Compartir la tierra», «geoísmo», «geonomía» y «geolibertarismo» o «geoanarquismo». Estos términos reflejan una diferencia de énfasis, y, a veces, las diferencias reales sobre cómo la renta sobre la tierra debe ser gastada (renta ciudadana o simplemente ser un sustituto de otros impuestos), pero todos están de acuerdo en que la renta de la tierra debe recuperarse de sus beneficiarios privados.
Existen diversas personalidades que en algún momento de su carrera han propugnado las ideas georgistas, aunque sin necesariamente declararse como tales, han sido:Herbert Spencer,[5]León Tolstoi,[6]Sun Yat Sen,[7]Helen Keller,Matt Bellamy ,Winston Churchill,[8]Clarence Darrow,[9]Albert Einstein,Silvio Gesell,Aldous Huxley,Blas Infante,[10]Joaquín Costa,Baldomero Argente,Julio Senador Gómez,Mumia Abu-Jamal,[11]Henry Ford,[12]Albert Jay Nock,David Lloyd George,[13]Mark Twain,[14]William Morris, entre otros.
En la elección presidencial deEstados Unidos de 2004, el candidatoRalph Nader por elPartido Verde, mencionó a Henry George como parte de su plataforma. EnDinamarca existe el Partido de la Justicia de Dinamarca basado en los ideales georgistas, ha estado en una coalición gobernante en los 50 y una vez en elParlamento Europeo en los 70.
EnGran Bretaña en 1909, el gobierno liberal de ese tiempo trató de poner en práctica sus ideas como parte del denominado Presupuesto del Pueblo. Críticos argumentan que esto causó una crisis constitucional que condujo indirectamente a la reforma de laCámara de los Lores. Las ideas de George también se han tomado hasta cierto grado enAustralia,Hong Kong,Singapur,Sudáfrica,Corea del Sur yTaiwán. En estos países, los gobiernos todavía extraen alguna forma de impuesto sobre el valor de la tierra, aunque con excepciones.[15]
Hong Kong es quizás el mejor ejemplo actual de una aplicación con éxito de un alto impuesto sobre el valor de la tierra. El Gobierno de Hong Kong genera más del 35 % de sus ingresos de los impuestos sobre la tierra.[16] Debido a esto, pueden mantener a sus otros impuestos bajos o inexistentes, y aún mantener un superávit presupuestario. Sin embargo, se señala que el Gobierno de Hong Kong mantiene un fuerte monopolio sobre la tierra con un accesoelitista que crea unaescasez artificial de estas a favor de las grandes empresas,[17] contrario a las aspiraciones igualitarias de Henry George.
Comunidades de un solo impuesto existentes:
Los alquileres de tierra todavía son un tema más adecuado de los impuestos que el alquiler de viviendas. Un impuesto a las rentas del suelo no aumentar los alquileres de viviendas. Se caería por completo a la propietaria del terreno de alquiler, que actúa siempre como un monopolista, y se cobra la mayor renta que puede ser recibido por el uso de su terreno. Más o menos se puede para que de acuerdo con los competidores resultan ser más rico o más pobre, o puede darse el lujo de satisfacer su fantasía de un lugar determinado de terreno en mayor o menor gasto. En todos los países el mayor número de competidores es rica en la capital, y es allí en consecuencia que el mayor motivo de los alquileres son siempre para ser encontrado. A medida que la riqueza de los competidores a no aumentar el respeto de un impuesto a los alquileres del suelo, que probablemente no estarían dispuestos a pagar más por el uso de la tierra. Si el fiscal iba a ser adelantados por el habitante, o por el propietario del terreno, serán de poca importancia. Cuanto más el habitante se vio obligado a pagar el impuesto, menos se inclina a pagar por el terreno, a fin de que el último pago del impuesto recaería totalmente sobre el propietario del terreno de alquiler.