
Exaltados (o «veinteañistas»)[1] era la denominación que recibieron durante elTrienio Liberal (1820-1823) losliberales españoles de tendencia más progresista, por oposición a los liberales "moderados" de tendencia más conservadora (también conocidos como «doceañistas»).Juan Francisco Fuentes ha señalado que esta división, solo vagamente perceptible al principio, «sería uno de los hechos de mayor trascendencia del Trienio Liberal, de forma que la lucha política que marcó la historia de este período no se comprendería sin el enfrentamiento entremoderados yexaltados, representantes del ala más conservadora y más progresista, respectivamente, del liberalismo español».[2] «Ninguna de estas tendencias llegará a constituirse como unpartido político moderno, aunque los prepara», ha señaladoAlberto Gil Novales.[3]
Los políticos liberales exaltados más destacados fueronAntonio Alcalá Galiano,Francisco Javier de Istúriz,José María Moreno de Guerra,José María Calatrava,Juan Romero Alpuente,Juan Palarea,Francisco de Paula Fernández Gascó yÁlvaro Flórez Estrada.[4]
Durante elreinado de Isabel II los exaltados y sus herederos formaron elPartido Progresista, opuesto alPartido Moderado, por lo que pasaron a llamarseprogresistas.
El que se comenzó a llamar en la prensa y en las reuniones públicas elpartido exaltado se identificó con el liberalismode base, de las juntas locales que se formaron en las ciudades durante laRevolución española de 1820, integradas sobre todo por los sectores populares y de clases medias y del propio ejército más radicales, y «cuyas pretensiones de cambio iban más allá, en algunos casos, de lo que representaba el nuevo poder constituido», detentado por los "moderados", «partidarios de administrar con moderación el poder recibido del rey en marzo de 1820».[5]
Los exaltados y los moderados compartían el mismo proyecto político, iniciado por lasCortes de Cádiz, de poner fin a lamonarquía absoluta y alAntiguo Régimen y sustituirlos por unnuevo régimen liberal, tanto en lopolítico como en loeconómico.[6] En lo que se diferenciaban era en la «estrategia» a seguir para alcanzar ese objetivo común. Así lo reconoció el moderadoJosé Canga Argüelles en sus memorias: «la diferencia entre los que se llamaban exaltados y moderados en las cortes no estaba en los principios constitutivos del orden establecido, sino en la elección de los medios para sostenerle».[7] Los moderados consideraban que la «revolución»" ya estaba terminada y que lo que había que garantizar era el «orden» y la «estabilidad», intentando integrar en él a las viejas clases dominantes, como la nobleza (mediante compromisos con ellas); los exaltados, por el contrario, pensaban que había que seguir desarrollando la «revolución» con medidas que buscaran el apoyo de las clases populares.[8][9]
Sin embargo, también se diferenciaban en cuanto a la propiaConstitución de 1812 que los exaltados defendían mantenerla tal como había sido aprobada por lasCortes de Cádiz y los moderados querían reformar en un sentido restrictivo, introduciendo elsufragio censitario y una segunda cámara, en la que estuviera representada la aristocracia territorial, como contrapeso al Congreso de los Diputados.[10] Como ha destacadoIgnacio Fernández Sarasola, «elbicameralismo llegaría a convertirse en uno de los grandes caballos de batalla entre exaltados y moderados durante el Trienio. Los primeros consideraban que cualquier mención a una Cámara alta era un síntoma de conservadurismo inaceptable, en tanto que los segundos entendían que la Cámara Alta resultaba imprescindible para calmar las acometidas “democráticas” de la Cámara popular».[11]
El primer conflicto entre moderados y exaltados se produjo cuando el gobierno decidió el 4 de agosto de 1820 disolver el «Ejército de la Isla», es decir, el ejército que había llevado a cabo elpronunciamiento que había puesto fin al absolutismo. La razón era la desconfianza delpartido moderado hacia la figura deRafael del Riego, aclamado por los exaltados como el «héroe de las Cabezas» (de San Juan), porque creían que en torno a él se podría articular un amplio frente de oposición al Gobierno.[12][13][14]

La ruptura definitiva entre moderados y exaltados tuvo lugar en octubre de 1820, con motivo del debate en las Cortes sobre la propuesta de prohibir lassociedades patrióticas.[15] Los moderados las veían «más como un peligro para el orden público que como un aliado en la defensa del orden constitucional», que era como las veían los exaltados,[16] y también como «una especie de contrapoder ilegítimo que los exaltados utilizaban para contrarrestar su escasa representación en el parlamento».[17] Además temían que se transformaran en los radicales clubsjacobinos de laRevolución Francesa.[18] Como ha destacadoJuan Francisco Fuentes, esta visión contrapuesta sobre las sociedades patrióticas respondía a la «diferente concepción que moderados y exaltados tenían de la base social sobre la que debía descansar el liberalismo español. Para los primeros, la solidez del régimen pendía del apoyo que tuviera entre las clases propietarias y medias: burguesía, aristocracia terrateniente, clases medias profesionales... [Y] las sociedades patrióticas podían ser, por su carácter abierto y participativo una vía de entrada de las clases populares en la vida política. [...] Para los diputados exaltados, por el contrario, las sociedades patrióticas eran un instrumento fundamental para crear en España una verdadera opinión pública, la "reina de las naciones", como la calificó el diputado aragonésRomero Alpuente».[19][20] Finalmente los moderados consiguieron que las Cortes aprobaran un decreto promulgado el 21 de octubre de 1820[21] cuyo primer artículo decía: «No siendo necesarias para el ejercicio de la libertad de hablar de los asuntos políticos las reuniones de individuos constituidos y reglamentados por ellos mismos, bajo los nombres de sociedades, confederaciones, juntas patrióticas o cualquiera otra sin autoridad pública, cesarán desde luego con arreglo a las leyes que prohíben estas corporaciones».[22] Sin embargo, se permitía que continuasen actuando sin constituirse como tales y bajo la responsabilidad de la autoridad superior local que podía suspenderlas en cualquier momento (lo que en el futuro daría lugar a muchos conflictos).[23]

Justo al día siguiente del decreto sobre las sociedades patrióticas las Cortes aprobaban otro sobre lalibertad de imprenta que volvió a ahondar la división entre moderados y exaltados pues estos últimos consideraron que la regulación que hacía de los «abusos» la restringía enormemente.[23] Otro de los motivos de enfrentamiento entre moderados y exaltados laMilicia Nacional, que los segundos quisieron convertir en un instrumento revolucionario («la Patria armada») y los primeros en un garante del orden público, atajando los frecuentes actos de indisciplina y de insubordinación para que fuera una fuerza organizada y eficaz.
Además de las Cortes, el ámbito más visible de la confrontación entre moderados y exaltados fue la prensa. Entre los periódicos "exaltados" destacaronEl Conservador (a pesar de su título),El Eco de Padilla,El Amigo del Pueblo,El Espectador,La Tercerola y, muy especialmente,El Zurriago (que llegó a alcanzar una tirada de más de seis mil ejemplares). También era afín a los "exaltados" el periódico político-satíricoLa Periodicomanía (cuyo antecedente eraLa Diarrea de las imprentas publicado durante las Cortes de Cádiz). Los "exaltados" también contaban con periódicos de esta tendencia editados fuera de Madrid.[24]
La división entre exaltados y moderados también se produjo en el seno de lamasonería —la únicasociedad secreta existente en España—[25] a la que estaban afiliados muchos políticos liberales.[26] En enero de 1821 un grupo de masones afines a los exaltados rompió con la masonería oficial, dominada por los "moderados",[27] y fundó la sociedad secreta de laComunería, cuyos miembros serán conocidos como loscomuneros o los hijos dePadilla.[26] SegúnAntonio Alcalá Galiano, laComunería «sustentaba las doctrinas y el interés de la parcialidad exaltada».[28] Su órgano oficioso de prensa era el periódico que tenía el significativo título deEl Eco dePadilla y su símbolo el color morado delpendón de Castilla enarbolado durante laRevuelta de las Comunidades, que era su referente histórico.[29][30]
Entre los más destacados exaltados se encontraban el coronelAntonio Quiroga,[31]Francisco Javier de Istúriz,Espoz y Mina,Juan Romero Alpuente,José María Calatrava,Álvaro Flórez Estrada,Juan Álvarez Mendizábal,[32]Evaristo Fernández de San Miguel,Antonio Alcalá Galiano,[33] etc.