Elepitalamio (del griego ἐπιθαλάμιος ‘nupcial’, de ἐπί ‘encima’ y θάλαμος ‘lecho nupcial’) es un poema lírico, de origengriego imitado después por losromanos, consistente en un canto deboda. Se cantaba regularmente a la puerta de la habitación de losnovios por coros de jóvenes ydoncellas, acompañados deflautas o de otros instrumentos suaves y armónicos, como liras o arpas. Entre quienes compusieron epitalamios en la antigüedad, se encuentra los poetas griegosSafo yCalímaco y el romanoCatulo.
El origen de los epitalamios o cantos nupciales es de la mayor antigüedad. En tiempo deDavid estaba ya en uso entre los hebreos. Otros quieren atribuir su invención aEstesícoro, que floreció en la XVII olimpíada. Pero en aquella épocaHesiodo había ya compuesto muchos, entre otros el que fue cantado en las bodas deTetis yPeleo.
Entre los griegos el epitalamio en un principio no fue más que unas sencilla llamada aHimeneo, cuya palabra pasó a ser después no más que un accesorio del epitalamio, la cual se intercalaba en el poema y con ella expresaban loscoros o circunstantes en ciertos períodos los aplausos y votos que hacían a favor de los desposados.[1]
El epitalamio latino tuvo un origen muy poco diferente del griego. Consistía primero entre los romanos en la aclamación de la palabraThalassius oThalassus, que era el dios de las bodas o quizá solamente una sencilla expresión de alegría consagrada a la solemnidad de esta clase de fiestas y que significaba lo mismo queHymen oHymenée entre los griegos.
Los versos que se cantaron luego con este motivo fueron losfesceninos, poesías llenas de groserías y obscenidades, los cuales estuvieron en uso hasta el tiempo deCatulo. Este poeta fue el primero de los latinos que tomando por modelo aSafo, sustituyó a la vozTalassius la deHymeneo de los griegos, y llevó los epitalamios al adelanto y perfección que vemos en sus obras.
Tras laEdad Media, el género fue reabsorbido con otros de inspiración clásica por elRenacimiento, en poetas disímiles comoGiovanni Pontano,Juan Segundo,Antonio Agustín,Jerónimo Ramírez,Gabriele Altilio,Giovanni Gigli yMartín Ivarra.[2]
Diversos poetas españoles y latinoamericanos han escrito y publicado epitalamios, comoLuis de Góngora (un epitalamio suyo figura en laSoledad Primera, del verso 767 al 844),José Joaquín de Olmedo («[Epitalamio] Que cantó en las bodas del señor conde del Villar de Fuente con la señora Pando, [...] Año de 1802»),Francisco Sosa Escalante,Rubén Darío («Epitalamio bárbaro», enProsas profanas y otros poemas),Julio Herrera y Reissig («Epitalamio ancestral»),Pablo de Rokha (enLos gemidos),Pablo Neruda (enLos versos del capitán),Javier Sologuren (enFolios de el enamorado y la muerte),Carlos Germán Belli, entre otros.
En 1966,Cintio Vitier publicó un libro de poemas tituladoEpitalamios, en el que incluye varios textos epónimos.
El escritor españolRamón J. Sender publicó, en 1942, un libro tituladoEpitalamio del prieto Trinidad.[1]
Los epitalamios no están tan en uso entre nosotros como entre los pueblos antiguos, en especial los orientales. Actualmente es usado para resaltar la solemnidad de un acto cualquiera como bodas,entierros, misas, entre otros cultos.[1]