En lamitología clásicaDolos (engriego Δόλος y enlatínDolus) era lapersonificación divina del «Engaño». Tanto en griego como en latín se trata de unsustantivo masculino. Está asociado de manera natural con laVerdad (Veritas) y laMentira (Mendacium). Para algunos autores el Engaño nació de la unión entre elÉter y laTierra[1] o bien deÉrebo y laNoche.[2] Y otros más dicen que también estuvo presente durante el asalto de las mujereslemnias cuando estas decidieron matar a sus esposos infieles.[3] Su contrapartida mitológica femenina esÁpate («fraude»).
El Engaño (Dolus) sólo aparece en un episodio mitológico posterior de mano delfabulista Fedro, que a partir de unproverbio latino crea su propia narración mitológica. El proverbio se trata de «mendacium appellatum est, quod negantibus» y de aquí proviene la expresión castellana «la mentira no tiene pies», o lo que es lo mismo, «antes se coge a un cojo que a un mentiroso».
Se dice que en cierta ocasiónPrometeo,alfarero de una raza nueva, había modelado la Verdad con exquisito cuidado para que entre los hombres pudiese gobernar la justicia. No obstante una llamada deJúpiter (Zeus) le obligó a ausentarse. Dejó al Engaño custodiando la inacabada obra y este, inflamado de ambición, aprovechó la salida de su maestro para hacer con sus propias manos una figura exacta en apariencia a la que estaba haciendo Prometeo. Sólo le faltaba terminar los pies cuando se quedó sin arcilla, y cuando regresó con ella, se encontró con que el titán ya había vuelto y, divertido por la similitud de las estatuas, había metido las dos en el horno para que terminaran de hacerse, a pesar de que la hecha por el Engaño no tenía pies. Una vez terminada la obra les insufló vida, y es por ello que la verdad caminaba grácilmente mientras su gemela, la Mentira, sigue sus huellas tambaleándose y casi sin sostenerse. Por ello se dice que aunque una empresa hecha con mentiras parezca empezar con buen pie, a la larga siempre prevalecerá la verdad.[4]