Uncortijo es unaconstrucción típica delhábitatruraldisperso de la zonameridional deEspaña. Consta de zonas devivienda y otras dependencias para laexplotación agrícola de un extenso territorio circundante. Su modelo original es lahacienda ycasa de labranza propias de laAndalucía occidental o bética (Valle del Guadalquivir), cuyo apogeo se dio en el siglo XVIII; de modo que es muy usual la expresión "cortijo andaluz"; aunque el término "cortijo" se usa, por extensión, para las formas similares de hábitat rural disperso enAndalucía,La Mancha yExtremadura.
Sus edificios (más o menos grandes, con muchas o pocas dependencias, dependiendo del tipo de explotación) se encuentran aislados en el campo, muy alejados de las localidades donde se concentra la población (en esa zona, grandespueblos o inclusoagrociudades). El gran tamaño de las propiedades agrícolas las sitúa en el ámbito dellatifundio, y explica buena parte de las características socioeconómicas que se desarrollaron durante los siglosXIX yXX (polarización social entre losjornaleros sin tierras y lospropietarios absentistas -señoritismo,caciquismo-, atraso productivo,emigración, etc.).
La palabra puede provenir delbajo latíncohorticulum, que es diminutivo decohors ("cohorte", pero también "patio" o "corral", por una extraña analogía[1]); aunque el DRAE da como etimología la palabra castellana "corte".[2] De "cortijo" deriva el término "cortijada", pequeño núcleo de viviendas rurales, rodeado de campos de cultivo, y que, al contrario de los cortijos, son propias de zonas deminifundio. Los que viven o trabajan en los cortijos, se denominan "cortijeros".[3]
Elcortijo es, en su origen, una edificación que responde a las necesidades de grandes explotaciones en las que, tradicionalmente, se ha combinado un sistema derotación de cultivos, como dedicación principal, con un aprovechamientoganadero complementario, que suministrabaanimales para la labor, posibilitaba elestercolado de los suelos, y aportaba unarenta adicional.[4]
Elcortijo daba así respuesta funcional a la necesidad de alojamiento de trabajadores, estables ojornaleros, al de los propietarios cuando estaban (pues elabsentismo era la norma general), al acomodo del ganado y al almacenamiento de losaperos y productos agrícolas, todo ello en edificios amplios, organizados en torno a uno o más patios de distribución.
Como antecedente delcortijo, se suele destacar lasvillas romanas, esta organización latifundista habría perdurado hasta la época musulmana con laalquería, conjunto de construcciones propia de las explotaciones agrarias de la época de laEspaña musulmana (al-Andalus).
Lacocina, con una chimenea de gran campana y poyos laterales, era la pieza principal para los jornaleros, los que, en el cortijo tradicional, solo disponían además degañanías de uso común. Los trabajadores de más cualificación, disponían dehabitación privada, y losencargados ycaseros, de vivienda propia. Todas ellas, construcciones sencillas y austeras. La vivienda del propietario, cuando la había, estaba situada de forma independiente, aunque conectada al conjunto, y era de mayorconfort y calidad constructiva.
La base delcortijo es el gran patio, cerrado en su frente con un gran portalón.[5] En torno al patio principal (podía haber otros secundarios), se situaban también las construcciones ganaderas (cuadras,zahúrdas,gallineros,parideras, etc.) y las de almacenaje, la principal de las cuales eran elalfolí (para guardar lassemillas) y losgraneros. Se completaba elcortijo con edificaciones dedicadas a otros menesteres, comofraguas,carpinterías otalleres de diversos tipos. En conjunto, era un núcleo autosuficiente.[6]
Evidentemente, el tamaño, volumen y calidad de estas construcciones, estaba directamente relacionado con las necesidades de cada explotación y, en áreas económicamente más débiles, como lasserranías, se prescindía de todo lo no imprescindible, llegando a limitarse a la vivienda y tres o cuatro construcciones adicionales, de pequeño tamaño.
En los cortijos grandes, lospatios se comunican unos a otros, por medio deportones, que suelen estar adornados artísticamente. En los patios suele haber asientos hechos de fábrica con respaldos deazulejo,fuente,pozo yabrevadero. Era costumbre que estuvieran cubiertos deparras. En estos cortijos de varias dependencias hay molinos deaceite, con sustrojes,silos,pajares, ybodegas, según la zona y, si la finca es detoros bravos, se añade la construcción de untentadero.
Laera es un elemento que también forma parte de los cortijos, aunque puedan encontrarse a decenas de metros de la construcción principal.
Como ya se ha indicado, hoy en día se utiliza la palabracortijo para designar cualquier construcción rural deAndalucía oExtremadura (más raramente enCastilla-La Mancha), aunque lo cierto es que la palabracortijo se ha referido, históricamente, a un tipo muy concreto de estas construcciones. Así, podemos distinguir varios tipos de hábitats rurales en las zonas indicadas:[7]
Son núcleos de construcciones adosadas, con cubiertas a dos aguas, rematadas a veces en la fachada del portón. La construcción suele ser detapial o ladrillo, converdugadas en algunos lugares, esquinazos demampuesto de piedra, todo ello encalado, y con rollizos sin desbastar en las armaduras de cubierta.
Abundan en las campiñas deJaén,Córdoba,Sevilla yBadajoz, en las planicies delrío Guadalhorce y en otros lugares dedicados al cultivo delolivo, como las serranías de Jaén, aunque no son usuales en las zonas de montaña. Se identifican fácilmente por la torre de laalmazara y por la casa señorial (cualquiera que sea su entidad), situada en lugar preferente y, por lo común, de espaldas al patio.
ElCortijo propiamente dicho, es siempre una casería decereal, es decir, asentada en tierras de campiña dedicadas al cultivo de cereal.
Suele estar asociado a una estructura de la propiedad de la tierralatifundista, en la que constituye el núcleo de explotación de una gran extensión de tierra. Es muy similar a la de olivar, aunque lógicamente carece de almazara y solo raramente tiene vivienda señorial, siendo en cambio visibles los grandesgraneros ysecaderos. Se da en amplias zonas de Jaén, Córdoba, Sevilla y Badajoz; algo menos, enGranada,Málaga yCádiz.
Similares en su planteamiento general, son las construcciones rurales de las zonas montañosas del norte deHuelva, Córdoba y Jaén, aunque no están vinculadas principalmente al cereal, sino a la ganadería.
En ocasiones, cuando no se centraban en los núcleos urbanos, las actividades de producción delvino han llevado a la aparición de unhábitat diseminado, diferenciado y de gran densidad, aún sin llegar a conformar una tipología constructiva en sentido estricto.[8] La casa característica de estas explotaciones en lacomarca deJerez se denomina comoViña, que es una casa-bloque similar a las de vega o huerta, y que se caracteriza porque la mayor parte de la superficie construida se dedica a lacuadra de lagares, sala de grandes dimensiones donde se sitúa el utillaje para la elaboración delmosto. La zonaindustrial de la finca, se completa con labodega de mostos, contigua a aquella, y donde se produce la primerafermentación, después de la cual se trasladaba el vino a las bodegas urbanas especializadas en crianza.
Usualmente carecen de casa señorial, existiendo sin embargo, frecuentemente, una casa para elcapataz. No obstante, hayViñas con interesantes ejemplos arquitectónicos de vivienda señorial, capilla, porches y jardines, al estilo de laHaciendas de Olivar.[9]
Antiguamente eran un importante centro de trabajo para desempleados de la zona ogañanes.[10]
Suelen estar formadas por un edificio principal, conformado como casa-bloque, al que se adosan algunas construcciones secundarias (graneros, cuadras, viviendas menores...), con acceso a todas ellas desde un patio lateral murado. La fachada de la casa principal suele dar a unalonja osolana.
Es el tipo propio de las zonas de olivar de montaña (Sur de Jaén y Córdoba), áreas deminifundismo como las vegas de Granada y Málaga, y en las zonas semimontañosas del sur de Sevilla y norte de Cádiz.
Es una construcción única, muy vinculada a las explotaciones minifundistas de limitada capacidad económica. Es muy común en las zonasmontañosas delSistema Bético, así como en lasaltiplanicies de Málaga y Granada, donde suele aparecer con un patio cercado lateral u otras pequeñas construcciones anexas.
También pueden considerarse de este tipo los cortijos populares que abundan en la franja litoral deAlmería (Níjar,Tabernas) lasAlpujarras y laRegión de Murcia. Sus moradores eran bien humildes aparceros, propietarios o arrendatarios o bien también de jornaleros, pastores y muleros. Los primeros estaban mejor dotados y frecuentemente tenían doble planta, varios dormitorios, pajares, cuadras, corrales y otras dependencias y los segundos tenían suelos de tierra, ventanucos y no se separaban las estancias de tal manera que los moradores vivían con los animales. No reunían buenas condiciones sanitarias, de tal modo que se blanqueaba techos, paredes y hasta suelos con lechadas decal fogada. Se podían presentar como cortijos en hilera.[11]
En cuanto a los componentes de la edificación hay que señalar que los muros se levantaban con piedra y cementaban conargamasa de barro arcilloso,mortero de arena ycal oyeso cocido. Otro tipo de muro es el detapia o el deadobe. Generalmente se revestían de mezcla de arena y cal o masa de yeso y se blanqueaban con cal viva fogada dando lugar a la imagen de "cortijo blanco Andaluz" pero también se presentan cortijos con la piedra vista. Tenían un exterior sin ornatos y culminaban enterraos conpretiles ycaños, aunque también había tejados a dos aguas o cerramientos mixtos, En el interior las paredes y los techos serepellaban con barro arcilloso, o con mezcla de cal y arena o yeso de construcción blanqueados con cal viva fogada. Los suelos eran de arcilla prensada, mezcla o yeso con granza y por donde pasaban los animales empedrado. La estancia principal era la cocina y las restantes estancias se ubicaban a su alrededor, a los que se accedía a través devanos en arco, como dormitorios, almacén de cosechas, cuadras, pajar y patios.