Elbiocombustible de algas obiodiésel de algas (eninglés:algal fuel,algal oil oalgal biofuel) es unbiocombustible fabricado a partir de los productos de lasalgas marinas.[1][2][3] Algunos estudios lo sitúan como una posible alternativa a otras fuentes de biocombustible conocidas, como elmaíz y lacaña de azúcar.[4][5] Cuando se genera a partir demacroalgas, también se lo conoce en inglés por su varianteseaweed oil («combustible de macroalgas»).
Varias compañías y agencias gubernamentales financian esfuerzos para la reducción de sus costes operativos y de capital, con el fin de lograr que la producción de combustible sea comercialmente viable.[6] Al igual que loscombustibles fósiles, este combustible también libera CO2 cuando se quema, pero a diferencia de los primeros, el combustible de algas, así como otros biocombustibles, solo libera eldióxido de carbono recién capturado de laatmósfera con lafotosíntesis a medida que las algas o plantas se desarrollaban. La «crisis» del modelo energético y lacrisis alimentaria de principios del siglo XXI despertaron un mayor interés en el cultivo de algas para la producción debiodiésel y otros biocombustibles con el uso de tierras no aptas para la agricultura. Sus principales características positivas son el bajo impacto que su cultivo genera en las reservas deagua dulce,[7] además de la posibilidad de producirse utilizando tanto aguas salinas comoresiduales; tienen un altopunto de inflamabilidad,[8] sonbiodegradables y relativamente inofensivos para el medio ambiente en caso de vertido accidental.[9] Sin embargo, el precio de las algas por unidad de masa es mayor que otros cultivos destinados a la producción de biocombustibles de segunda generación, debido a sus altos costos operativos y de capital,[10] aunque su producción por unidad de área está estimada, por algunas fuentes, en un rango de entre 10 y 100 veces mayor.[11] ElDepartamento de Energía de Estados Unidos estimó que si el combustible de algas reemplazara el consumo depetróleo del país, se requeriría para su cultivo 39 000 kilómetros cuadrados, un 0,42% de la superficie del país,[12] que si bien podría parecer enorme, es menos de una séptima parte de la superficie que Estados Unidos dedicó al cultivo de maíz en el año 2000.
En los últimos años, las perspectivas sobre su viabilidad comercial han cambiado drásticamente. En 2010, el jefe de la «Algal Biomass Organization» declaró que en el año 2018 podría alcanzarse la paridad de precios con el petróleo de otorgarse créditos fiscales a la producción.[13] En 2013 el CEO deExxon Mobil,Rex Tillerson, especuló que la viabilidad comercial de este combustible «podría demorarse otros 25 años».[14] Para entonces, Exxon llevaba cuatro años en unajoint venture con Synthetic Genomics, encabezada por el biólogoCraig Venter y 100 millones de dólares invertidos de los 600 millones comprometidos hasta 2019. En 2017, las dos empresas anunciaron avances en sus investigaciones conjuntas, gracias a que lograron duplicar el contenido delípidos habitual (del 20% al 40-55%) de una cepa genéticamente modificada de la especieNannochloropsis gaditana.[15]Aunque algunas empresas relevantes comenzaron la venta de biocombustible de algas a lo largo de la década de 2010, en 2017 la mayoría de los esfuerzos habían sido abandonados o desviados hacia otras líneas de investigación, manteniéndose apenas unos pocos y sin haberse cumplido las grandes expectativas generadas en los años precedentes.[16]
El 2008 un equipo de expertos de laUniversidad de Jaén (UJA), encabezado por Sebastián Sánchez Villasclaras, ha iniciado un estudio de investigación dirigido a la limpieza deaguas residuales terciarias a través de lamicroalgaBotryococcus braunii, que produce grandes cantidades de hidrocarburos líquidos.[17]
↑Marcos Martín, Francisco; Almazan Garate, Jose Luis; Palomino Monzón, M. Carmen (2008-11).«Biodiesel de Algas».Energética XXI: 100-104.ISSN1577-7855. Consultado el 20 de diciembre de 2019.