Carlos I de Austria (Karl von Habsburg-Lothringen; enhúngaro:IV Károly; Persenburg, 17 de agosto de 1887[1]-Funchal, 1 de abril de 1922) fue el últimoemperador delImperio austrohúngaro y rey deBohemia yCroacia, entre 1916 y 1918. Fue conocido como Carlos I de Austria, IV de Hungría, III de Bohemia y IV de Croacia. ElpapaJuan Pablo II lobeatificó en 2004, conmemorando su festividad el 1 de abril, en recuerdo al día de su muerte.
Boda del Archiduque Carlos de Austria y la Princesa Zita de Borbón-Parma en el Palacio Schwarzau.
Primogénito delarchiduqueOtto y de la princesaMaría Josefa Luisa de Sajonia.[1] Su niñez fue feliz y los traslados de una guarnición a otra de su padre hicieron que viajase por gran parte del imperio.[2] Aprendió alemán (su idioma materno), inglés, francés y húngaro.[2] Estaba versado enderecho constitucional y ciencias políticas.[2] En 1901 visitó gran parte de laTransleitania.[2] En 1905 sirvió enBohemia como teniente de una pequeña guarnición y recibió la orden delToisón de Oro.[2]
El 21 de octubre de 1911 se casó conZita de Borbón-Parma, impetuosa, muy religiosa y más conservadora que Carlos.[2] El matrimonio tuvo 9 hijos.[2] Desde enero de ese año, Carlos se desempeñó en el Estado Mayor austrohúngaro, enViena.[2]
Carlos accedió al trono con 29 años, después de que falleciese su anciano tío abuelo, el emperadorFrancisco José I, la noche del 21 de noviembre de 1916,[3] en medio de laPrimera Guerra Mundial. Su coronación era urgente y tuvo lugar el 29 de diciembre de ese año, cuarenta días después de morir el anterior monarca, evitando las ceremonias dilatorias que hubieran sido usuales en los Habsburgo en tiempo depaz, lo que puso de manifiesto el declive final del Imperio.
Desde este momento, el nuevo emperador trató de sacar alImperio austrohúngaro de la guerra europea.[4] La razón principal que le llevó a ello fue la situación económica del país, que no paraba de empeorar, con una altainflación, descontento masivo entre los campesinos por las requisiciones de guerra, y fuerte rechazo de lossindicatos obreros a la militarización de laindustria. Al desvanecerse a fines de 1916 la posibilidad de que Rusia pudiera invadir Austria-Hungría, se hizo evidente queAlemania era la fuerza dominante de losimperios centrales en lo político y lo militar, provocando una nueva causa de descontento entre la población eslava deAustria-Hungría. El propio emperador deseaba lapaz por la convicción personal de que la sangría humana del conflicto podría continuar durante mucho tiempo más.
Sin suficiente capacidad de maniobra, durante la primavera de 1917 Carlos I mantuvo, a espaldas deAlemania, unospolémicos contactos con el gobierno francés, que fracasaron, para tratar de alcanzar una paz por separado con los aliados a través de su cuñado, elpríncipeSixto de Borbón-Parma,[5] quien era oficial delEjército belga.[6] En las conversaciones secretas realizadas entre Sixto y Carlos enViena, el emperador se comprometió a defender la devolución deAlsacia y Lorena a Francia y el mantenimiento de unaBélgica independiente, a cambio de lograr la paz,[6] mientras laTriple Entente aceptaría la preservación de Austria-Hungría y Alemania en su integridad territorial.
El estallido de laRevolución de Octubre enRusia causó que Carlos I intensificara sus esfuerzos para una paz negociada, en tanto el derrumbe ruso reafirmaba la subordinación deAustria-Hungría respecto aAlemania y también podría servir de ejemplo para una revolución social extrema en losimperios centrales. En abril de 1918, el ministro de Asuntos Exteriores de Carlos I, el conde checoOttokar von Czernin, enterado de las negociaciones de Carlos, presumió ante la prensa internacional que Francia estabamendigando la paz a los imperios centrales, a lo que el primer ministro francésClemenceau respondió haciendo públicas las negociaciones del emperador austriaco conSixto de Borbón-Parma,[5] causando un gran perjuicio a la credibilidad de Carlos y minando su posición internacional,[6] pues si bien Carlos había informado anticipadamente alkáiser alemánGuillermo II sobre las conversaciones de paz, no le mencionó las concesiones que Carlos proponía a los franceses.
Mientras tanto, como resultado del escándalo, laEntente reconocía poco después al gobierno checoslovaco independiente en París,[5] abandonando su anterior postura de mantenimiento de un imperio reformado, Carlos tuvo que viajar urgentemente aAlemania para asegurar aGuillermo II su lealtad como aliado, en tanto el propioEstado mayor delReichsheer alemán, al saber las concesiones que Carlos ofrecía a los Aliados, planificaba inclusive una "invasión preventiva" de Austria para deponer a Carlos I al considerar su conducta como unatraición.
Carlos visitandoCortina d'Ampezzo, liberada tras la victoria de Isonzo.
En el interior, declaró con motivo del cumpleaños de su heredero (2 de julio de 1917) unaamnistía de los prisioneros políticos,[5] gesto con el que trató, con escasos resultados, de mostrar su disposición a un nuevo orden político en el imperio.[6] De igual manera, a lo largo del año 1917 y la primera mitad de 1918, Carlos promulgó diversas normas destinadas a mitigar el descontento social de laclase obrera de su Imperio, suavizando las severas leyes marciales aprobadas al inicio de la guerra. No obstante, la contienda proseguía y por tanto las medidas tomadas por el emperador apenas eran paliativos de una grave situación interna.
Tras el hundimiento del frente búlgaro en septiembre de 1918, Carlos decidió llevar a cabo drásticas medidas reformistas para convencer a laTriple Entente que elImperio Austrohúngaro debía salvarse, o al menos mantenerse como unafederación de estados independientes.[6] Con ayuda de sus asesores y del consejo de ministros, Carlos I definió un plan de federalización del país, que se hizo público en octubre de 1918.[7] En él, el imperio se convertía en unaconfederación donde sus miembros mantenían plena autonomía política, económica y militar, compartiendo únicamente la jefatura del Estado.[6] Estos intentos llegaron demasiado tarde y losconsejos nacionales que Carlos fomentó entre las distintas nacionalidades optaron por abandonar al gobierno de Viena, en vez de adaptar el plan del emperador.[6]
Iniciada la disolución del Imperio tras la derrota frente a lositalianos en laBatalla de Vittorio Veneto, y tras resistirse a abandonar lo que él consideraba sus obligaciones, Carlos I renunció a la jefatura del Estado el 11 de noviembre de 1918 y a formar parte de cualquier futuro gobierno austriaco,[6][8] pero no a sus derechos como jefe de ladinastía. Trataba así de mantener la posibilidad de que perviviese la monarquía Habsburgo con otro miembro de la familia imperial. Partió de inmediato hacia el exilio enSuiza.[9]
El gobierno suizo acogió al exemperador con la condición de que residiese lejos de la frontera austriaca y se abstuviese de cualquier actividad que pudiese comprometer al país.[9] Tras unas semanas de buscar alojamiento, la familia se instaló en mayo junto alLago de Ginebra, en una villa donde la ex emperatriz dio a luz su sexto hijo.[9]
En abril se había formado en Hungría un gobierno contrarrevolucionario bajo protección francesa enSzeged y otro grupo de similar orientación se formó en Viena.[10] Carlos mantuvo contactos con los dos grupos.[10] El grupo vienés, que logró hacerse con fondos de la embajada húngara, financió con ellos un grupo militar (ladivisión Lehar) que apoyó la restauración de Carlos en Hungría occidental, ocupando cierto territorio durante 15 meses.[10]
Durante la primavera Carlos se había mostrado dispuesto a recuperar el trono, no considerando su abdicación en Hungría como válida al no haber sido confirmada por el primer ministro y el Parlamento.[10] Por su parte, el gobierno húngaro había comunicado a Suiza que consideraba a Carlos como su monarca y esperaba un trato correspondiente.[10]
Sus tratos con el regente Horthy, sin embargo, eran ambiguos: sus proclamas no eran publicadas y sus órdenes eran desoídas o aplicadas de manera ambigua.[10] El regente exigió a los oficiales un juramento de lealtad personal, lo que indignó a Carlos, que perdió su confianza en él.[10]
El 24 de marzo de 1921 el exemperador Carlos abandonó secretamenteSuiza y desde allí viajó secretamente a Hungría con un pasaporte español falso[11] para restaurar lamonarquía húngara y ser proclamado rey, alegando que podría contar con apoyo delgobierno francés para ello. Tras desplazarse aEstrasburgo en automóvil tomó un tren para Viena como diplomático español, pasando noche en casa de un conde húngaro y viajando elSábado Santo a la frontera húngara en taxi como funcionario de la cruz roja británica.[11]
ElDomingo de Resurrección viajó a Budapest y logró reunirse en secreto con elalmirante Horthy quien en una discusión personal rechazó apoyar esta pretensión[11] alegando que, por el contrario,Francia yGran Bretaña se opondrían a tal proyecto, mientras los Gobiernos de laPequeña Entente, anunciaban estar dispuestas a invadir Hungría y ocuparBudapest con sus tropas para impedir la restauración de un Habsburgo en el trono (que, según temían, podría intentar el restablecimiento delImperio Austrohúngaro y amenazar la independencia de sus países). Ambos personajes acordaron suspender su conversación tres semanas, para hallar una solución, pero mientras tanto los nacionalistas húngaros temían que la coronación de Carlos significase resucitar el predominio austriaco sobre Hungría y lograron que elparlamento magiar impidiera la restauración de Carlos (1 de abril de 1921).[12] El mismo día la junta de embajadores de la Entente, reunida en París, declaraba su oposición a aceptar las restauración.[12] Ante ello el exemperador (que al parecer sólo esperaba ser llamado para reinar al vencer el plazo de tres semanas) se retiró deHungría el 4 de abril,[12] sintiéndose traicionado porHorthy.
A su regreso a Suiza, el Gobierno del país endureció sus condiciones para darle asilo que debía ser, en todo caso, temporal.[12] A comienzos de mayo, la familia se trasladó al palacio de Hertenstein.[12] Horthy mantenía su actitud ambigua con el exemperador.[12]
Pocos meses después Carlos intentó nuevamente forzar la restauración, contando con el apoyo de militares y políticos húngaros aún leales a losHabsburgo: el 21 de octubre de 1921 entró en avión de nuevo en Hungría reuniendo un contingente de soldados afines a su causa para marchar sobreBudapest.[13] Si bien los monárquicos y el propio Carlos habían previsto una marcha pacífica donde las tropas gubernamentales no se atreverían a cerrar el paso al exemperador (como sucedió casi en toda la ruta deSzombathely aBudapest), el Gobierno deMiklós Horthy sí estaba dispuesto a resistir este nuevo intento y en las afueras de la capital batallones del Ejército y voluntarios, en su mayoría estudiantes movilizados por el capitánGyula Gömbös,[14] rechazaron por la fuerza a unos soldados del contingente monárquico el 23 de octubre,[13] mostrando que unaguerra civil era posible por causa de la restauración monárquica. Esa misma tarde, los Gobiernos de laPequeña Entente enviaron tropas a su frontera húngara para impedir que Carlos fuese restaurado.[13] Asustado ante la posibilidad de una guerra civil, y notando que el apoyo a su causa no era unánime, el exemperador desistió de su intento el 24 de octubre y capituló con sus seguidores; mientras tanto, el Gobierno delalmirante Horthy reaccionaba colocando a Carlos y su esposa bajo custodia militar en la localidad deTihany a orillas delLago Balatón, accediendo a las presiones de laPequeña Entente y de los nacionalistas húngaros (unidos en su empeño de evitar la restauración de losHabsburgo).Francia yGran Bretaña también manifestaron oficialmente a Horthy el 29 de octubre su oposición al retorno de Carlos al trono húngaro, apoyando los temores de laPequeña Entente.
División de Austria-Hungría en 1918. Imperio deAustria en 1914 Reino deHungría en 1914Bosnia y Herzegovina en 1914 Las líneas rojas señalan las fronteras posteriores a la desintegración del Imperio.
En abril de 1919,Austria, tras proclamarse comorepública, había declarado nulos los privilegios políticos y embargado las propiedades de la familia imperial, mientras se eliminaban los derechos nobiliarios.[6]Checoslovaquia había hecho lo propio ya apenas terminada la guerra, a comienzos de noviembre de 1918.[6]
El exemperador Carlos salió de Hungría el 1 de noviembre de 1921 con su esposa, Zita, llevados por un buque de laRoyal Navy británica por elDanubio[13] hasta el puertorumano deGalati en elMar Negro; de ahí la expareja imperial fue trasladada por la marina británica a la isla portuguesa deMadeira[13][15] el 19 de noviembre del mismo año, por decisión de Francia y Reino Unido.
Allí Carlos murió deneumonía el 1 de abril de 1922.[15][16] Sus restos aún permanecen en la isla, en la iglesia deNossa Senhora do Monte, con permiso de sus sucesores, a excepción de su corazón, que fue trasladado a la capilla de Loreto de laabadía de Muri, en Suiza. Después de este episodio, el rey de España Alfonso XIII medió para "rescatar" a Zita y a sus hijos de la apartada isla, y se instalaron enLequeitio hasta 1929. En 1972, se abrió su tumba, y se dieron cuenta de que su cuerpo estaba incorrupto.[17]
Para Austria, la consecuencia más importante de la disolución del Imperio fue perder definitivamente su condición de potencia europea, hasta el punto de serabsorbida porAlemania en 1938. InclusiveViena, que había sido una de las principales ciudades del mundo antes de 1914, se convirtió repentinamente en la cabeza de una república pequeña en población y en territorio. En el siglo XXI Viena aún se halla lejos de la población que tenía en 1916 (1,9 millones de habitantes en el año 2022 frente a los 2,3 millones en 1916).
Carlos I fue beatificado en Roma el 3 de octubre de 2004, por el papaJuan Pablo II. Las razones de esta beatificación se basan en las tentativas que Carlos hizo por promover la paz en 1917, apoyando la mediación del papaBenedicto XV, así como por sus virtudes cristianas.[19] Según la semblanza publicada por laSanta Sede, el beato Carlos tuvo una grandevoción eucarística y se había comprometido a seguir las enseñanzas de Cristo en su vida privada y pública. También, según la misma fuente, adhirió a la enseñanza social de la Iglesia y las primeras medidas tomadas por él, en tanto que emperador-rey, fueron suprimir el tren de vida de la corte para poder ayudar a la gente más necesitada y adoptar las reformas sociales necesarias. Creó, bajo la influencia de la emperatriz Zita, el primer ministerio de asuntos sociales del mundo. Por este motivo elArbeiter Zeitung (Periódico Obrero) lo denominó «el Emperador del pueblo». Al igual que el papa, temía el establecimiento de un estado comunista en Europa Central.[19]
El 31 de enero de 2008 un tribunal eclesiástico reconoció, tras 16 meses de investigación, un segundo milagro por mediación del beato Carlos de Habsburgo enFlorida (EE. UU.).[20]