Carlos III de España (Madrid, 20 de enero de 1716-Madrid, 14 de diciembre de 1788), llamado «el Político»[a] o «el Mejor Alcalde de Madrid», fuerey de España desde 1759 hasta su muerte en 1788;duque de Parma y Plasencia —comoCarlos I— entre 1731 y 1735; yrey de Nápoles —comoCarlos VII— yde Sicilia —comoCarlos V— entre 1734 y 1759.
Carlos era el tercer hijo varón deFelipe V que llegó a la vida adulta y el primero que tuvo con su segunda mujer,Isabel Farnesio, por lo que fueron sus medio hermanosLuis I yFernando VI quienes sucedieron a su padre en un primer momento. La muerte sin descendencia de estos llevaría a Carlos a ocupar el trono español.
Carlos III con unos diez años de edad. Cuadro deJean Ranc.
Nació el 20 de enero de 1716 a las cuatro de la madrugada en elReal Alcázar de Madrid. Su cuidadora fue María Antonia de Salcedo. Luego, fueron responsables de él un grupo de hombres a cargo de Francisco María Spínola y Spínola, duque de San Pedro. El 25 de agosto de 1716, festividad de San Luis, rey de Francia, fue bautizado solemnemente en la iglesia del Monasterio de San Jerónimo el Real de Madrid junto con sus hermanos mayoresFelipe yFernando. Los padrinos de Carlos fueronMariana de Neoburgo, reina viuda de España y su tío abueloFrancisco Farnesio, duque de Parma; representados respectivamente por Ángela Foch de Aragón,condesa viuda de Altamira ycamarera mayor; y Domingo Acquaviva de Aragón, XVII duque de Atri.[2]
El 15 de enero de 1724 su medio hermano mayorLuis heredó el trono por la abdicación de su padre en su favor, pero falleció en agosto y su padre volvió a ser rey.
En 1729, se trasladó a Sevilla junto con su padre. Las naciones europeas, con elTratado de Utrecht de entre 1713 y 1715 y elTratado de Hannover de septiembre de 1725, firmado como respuesta alTratado de Viena de abril de 1725, establecieron sus posiciones en Europa. España había perdido muchos territorios e influencia tras la Guerra de Sucesión. Sin embargo, esta situación no duraría mucho ya que en los planes de Felipe V estaba recuperar sus territorios en Italia.
Desde Sevilla, el monarca puso en marcha un plan para asegurar la sucesión de su hijo en el Ducado de Parma, firmando elTratado de Sevilla con Inglaterra y Francia. Sin embargo, a la muerte del duque de Parma, el emperador del Sacro Imperio Romano Carlos VI invadió esos territorios y Felipe V, al no recibir apoyo de las dos potencias, amenazó con declarar la guerra por su cuenta.[3] En 1731, elSacro Imperio Romano se adhirió al Tratado de Sevilla y Carlos III, con 15 años, abandonó España rumbo a Italia para ocupar sus plazas.
El 1 de febrero de 1733 murióAugusto II, rey de Polonia, cuya monarquía no era hereditaria, sino elegida por el Parlamento polaco, elSejm. Felipe V envió desde Sevilla un emisario aVarsovia para negociar la candidatura del infante don Felipe y la del infante Carlos. Sin embargo, sus candidatos tenían pocas posibilidades frente a otros con apoyos de Austria y Francia. Felipe V se trasladó a Madrid y firmó el Tratado de El Escorial,Primer Pacto de Familia, con el que España abandonó su pretensión polaca y decidió aliarse con Francia para luchar contra el Sacro Imperio Romano a cambio de la ayuda de Francia en su campaña contra Nápoles y Sicilia, bajo el control austríaco, y para recuperarGibraltar. La guerra en Italia se ganó, y el 10 de mayo de 1734 el infante don Carlos ordenó proclamar rey a su padre. Sin embargo, Felipe V cedió Nápoles y Sicilia a su hijo.
Durante su reinado en Nápoles y Sicilia (Carlos VII,Carlo VII enitaliano, o simplementeCarlo di Borbone, que es como se le suele llamar allí), intentó reformar y modernizar el reino, unificándolo, conquistando el afecto de los ciudadanos junto con su esposaMaría Amalia de Sajonia.
Carlos contrajo matrimonio en 1738 conMaría Amalia de Sajonia, de 14 años. Ella era una princesa alemana de familia rica y fecunda, y su matrimonio tuvo un interés político, sin embargo fue también bien avenido. Se casaron por poderes en el Palacio de Dresde, en Sajonia, el 9 de mayo de 1738 y la boda se celebró en Nápoles el 9 de junio de ese año.[4]
Intentó dotar a la capital,Nápoles, del aspecto que debía tener una Corte. Hizo hincapié en mejorar las edificaciones públicas, como elHospicio, y trató de adaptar el palacio virreinal de acuerdo con la moda que imperaba desde la construcción deVersalles. También hizo construir complejos palaciegos en otros lugares del reino, como elPalacio Real de Caserta, uno de los mayores palacios reales del mundo, obra del arquitecto y urbanistaLuigi Vanvitelli. Otra de sus aportaciones fue elTeatro de San Carlos, para las representaciones de ópera.
Sus años como rey de lasDos Sicilias le dieron una experiencia muy valiosa como rey de España. Los barones y la Iglesia acaparaban más del 50 % de las tierras, y en el caso de los primeros tenían además jurisdicción sobre las mismas, por lo que impedían el acceso de sus vasallos a los tribunales. El rey limitó su influencia política, dejando clara la supremacía de la Corona, pero su poder económico siguió intacto. El 3 de julio de 1738, en ocasión de su matrimonio, fundó laInsigne y Real Orden de San Jenaro, de la cual fue su primer gran maestre.[5]
Escudo de Carlos de Borbón como rey de Nápoles y Sicilia.
En 1740, uno de sus consejeros, elduque de Salas, permitió a los judíos retornar al reino, de donde habían sido expulsados porCarlos I, con la finalidad de impulsar la actividad económica. El pueblo y la Iglesia se opusieron y Salas fue destituido, derogándose el permiso. Poco después, el arzobispoGiuseppe Spinelli intentó introducir laInquisición, pero el pueblo se opuso también a esta medida y hubo de desistir.
También durante estos años encontró el monarca a algunos de los hombres que más influirían en su vida, comoBernardo Tanucci, jurista al que nombró Ministro de Justicia primero y de Asuntos Exteriores después, y que quedó como miembro del Consejo de Regencia cuando Carlos III heredó el trono español.
Destaca el hecho de haber sido quien ordenó comenzar la excavación sistemática de las poblaciones sepultadas por la erupción delVesubio del año 79:Pompeya,Herculano,Oplontis y las VillasStabianas. No solo eso, sino que en 1752, al ordenar construir una carretera hacia el sur (precursora de la actual Statale 18), salieron a la luz los restos de la ciudad dePaestum, que llevaban años cubiertos por la maleza (parte del anfiteatro yace precisamente bajo dicha carretera). Fue un hallazgo especialmente importante, porque allí se hallaban tres templos griegos en muy buen estado de conservación. Se encargaron de su estudioFelice Gazzola (un culto aristócrata y militar de confianza de Carlos, al que servía desde su época de duque de Parma) yFrancesco Sabatini.
La muerte sin descendencia de su medio hermanoFernando VI, hizo recaer en Carlos la Corona deEspaña, que pasó a ocupar en 1759, dejando con gran tristeza, tanto de los reyes como del pueblo, la corona delReino de Nápoles y Sicilia a su tercer hijo,Fernando.
En 1761 se firmó elTercer Pacto de Familia y España entró en el conflicto bélico. El monarca se equivocó en cuanto a la ayuda real que podía prestar Francia y el estado de sus tropas. Una escuadra inglesa de 53 buques con un ejército de 14 000 hombres consiguiótomar La Habana por la falta de entrenamiento de las milicias, en número muy inferior a los ingleses, y la incompetencia del gobernador de la plaza,Juan de Prado. Poco después una escuadra procedente de la India bombardeó y tomóManila. Los ingleses no pudieron extender su dominio por lasFilipinas gracias a la resistencia de las guerrillas organizadas porSimón de Anda.[9] La guerra terminó con laPaz de París de 1763. España cedió aGran Bretaña laFlorida y territorios delgolfo de México, a cambio de la devolución deLa Habana yManila. LaLuisiana francesa pasó a manos de España, más preparada para defenderla.Portugal, aliado de los británicos, recuperó lacolonia del Sacramento.
Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1776-1783)
Fronteras norteamericanas propuestas por la diplomacia española hacia el final de la Guerra de Independencia de los EE. UU., 3 de agosto de 1782Retrato del monarca porGoya.
El Tratado de París puso fin a la guerra. España recuperó Menorca, Florida y la costa deHonduras, aunque no pudo conseguir lo mismo conGibraltar, que los ingleses se negaron en redondo a ceder.[9] España, de esta forma, contribuyó a la independencia de los Estados Unidos, hecho que creó un precedente para la emancipación de las colonias españolas en el sigloxix.
En 1785, el conde de Aranda, para poblar la Luisiana y evitar la instalación de los anglosajones, sugirió que el rey Luis XVI pudiera asentar allí a los últimosacadianos que no se habían asimilado en Francia. Las negociaciones con Vergennes finalizaron en abril de 1784. España se comprometia a pagar el coste del transporte y Francia se comprometía a pagar las pensiones debidas a los acadianos. En 1785 siete barcos fueron armados y partieron deNantes haciaNueva Orleans. 1.596 acadianos fueron transportados en los barcos elBon Papa y elSaint-Rémy, armados por Jean Peltier Dudoyer; laBergère, armada por Joseph Monesron Dupin; laCaroline, capitaneada porNicolas Baudin; elBeaumont,l'Amitié y laCiudad de Arcangel.
Rusia y Prusia
Dos nuevas potencias, Rusia y Prusia, entraron en el mapa político europeo del sigloxviii bajo los reinados de dos déspotas ilustrados:Catalina II yFederico II respectivamente. Ambos monarcas suscitaron interés y admiración en España, aunque la expansión rusa había alcanzado el Pacífico y se llegó a temer una alianza anglorrusa en el Mediterráneo. Tal evento no solo no llegó a materializarse, sino que Rusia se opuso a la pretensión inglesa de controlar todos los movimientos marítimos en tiempo de guerra.
Carlos III había firmado un tratado de comercio con elImperio otomano siendo rey deNápoles ySicilia, pues consideraba a este imperio un freno a los intereses ingleses, austríacos y rusos. El Monarca excluyó una alianza que estimó no sería bien recibida en el país, pero intervino enOrán que dependía delImperio otomano, con el doble objetivo de conseguir liberar el mar depiratas berberiscos y obtener concesiones económicas. En 1775 envió unaexpedición militar contraArgel al mando del generalAlejandro O'Reilly que acabó en desastre. Después de dos nuevos ataques, en 1783 y 1784, se firmó el Tratado Hispano-Argelino de 1786.
En diversas áreas delocéano Pacífico elVirreinato del Perú y elVirreinato de la Nueva España tuvieron la autorización del rey Carlos III de expandir el poder español y afianzarlo en el Gran Océano. Así pues, hubo varios intentos de incorporar la costa deOregón yAlaska al Virreinato de la Nueva España con grandesexpediciones a Canadá y Alaska como la deBruno de Heceta,Bodega y Quadra,López de Haro y otras. Mientras tanto, en el océanoPacífico Sur (llamado en ese momento el Mar del Sur) el Virreinato del Perú deManuel de Amat y Junyent ordenó dos expediciones: la primera, en la que se descubrió laisla de Pascua porFelipe González de Haedo tomando posesión de ella en nombre de Carlos III en 1770, y la segunda en 1772, capitaneada porDomingo de Bonechea que llegó alarchipiélago Tuamotu y a lasislas de la Sociedad donde estableció la soberanía española y la del rey sobre las islas. Los jefes de las principales aldeas deTahití aceptaron la soberanía de España y ser súbditos de la Corona española. Sin embargo, el proceso de ocupación de laPolinesia fue abandonado por el poco apoyo que le daban a esa iniciativa en Madrid y por los problemas religiosos del reino, por lo que dejaron la presencia española en esa área y abandonaron a finales de 1775.
El Monarca nombró al marqués de Esquilache Secretario de Hacienda. Este incorporó señoríos a la Corona,[10] controló a los sectores eclesiásticos y reorganizó lasFuerzas Armadas. Su programa de reformas y la intervención española en laGuerra de los Siete Años necesitaron más ingresos, que se consiguieron con un aumento de la presión fiscal y nuevas fórmulas, como la creación de laLotería Nacional. Al mismo tiempo liberalizó el comercio de los cereales, lo que originó una subida de los precios de los productos de primera necesidad a causa de las especulaciones de los acaparadores y de las malas cosechas de los últimos años. Campomanes apoyó esta medida, pero el pueblo hizo responsable de todo al siciliano.
En marzo de 1766 se produjo elMotín de Esquilache. Su detonante fue la orden de cambiar la capa larga y el sombrero de ala ancha de los madrileños por la capa corta y el sombrero de tres picos. La tensión subió gracias a los pasquines que circulaban por la capital y que aparecían en sitios públicos, pasquines cuyo léxico y ortografía solo podían provenir de hombres con cultura. La manipulación realizada por sectores nobiliarios y eclesiásticos lo convirtió en un ataque directo a la política reformista llevada a cabo por ministros extranjeros del gobierno del rey.
En Madrid el punto álgido de la revuelta se produjo cuando la muchedumbre que se había congregado frente alPalacio Real se topó con laGuardia Valona, que en 1764 había cargado contra el gentío durante la boda de una de las hijas del rey, la infantaMaría Luisa, con el futuro emperador de Austria. Se produjo una refriega y hubo bajas por ambas partes, sin que laGuardia Española interviniera. Carlos III recabó el parecer de sus consejeros, y aunque recibió opiniones contrapuestas, acabó siguiendo el consejo delconde de Revilla Gigedo, que declaró que dimitiría de su cargo antes que ordenar disparar a la multitud.
De Madrid, el levantamiento se trasladó a ciudades comoCuenca,Zaragoza,La Coruña,Oviedo,Santander,Bilbao,Barcelona,Cádiz yCartagena entre otras muchas. Pero mientras que en Madrid las quejas se referían al gobierno de la nación, en las provincias las quejas se dirigían contra las autoridades locales, lo cual revela un problema subyacente de corrupción e incompetencia administrativa.
Moneda de 4maravedíes con la efigie de Carlos III.
Los amotinados exigieron la reducción delprecio de los alimentos y la supresión de la Junta de Abastos, la derogación de la orden sobre la vestimenta, el cese de ministros extranjeros de Carlos III, su sustitución por españoles y un perdón general. El Monarca desterró a Esquilache y nombró en su lugar alconde de Aranda. Se tomaron medidas para acelerar la importación de cereales desdeSicilia y se reformaron los gobiernos concejiles, añadiendo a estos diputados del estado llano elegidos por sufragio.
Desaparecidos los ministros extranjeros, el rey se apoyó en los reformistas españoles, comoPedro Rodríguez de Campomanes, elconde de Aranda o elconde de Floridablanca. Campomanes, nombrado fiscal del Consejo de Castilla, trató de demostrar que los verdaderos inductores delmotín de Esquilache habían sido losjesuitas. Se nombró una comisión de investigación y sus principales acusaciones fueron:
Sus grandes riquezas.
El control de los nombramientos y de la política eclesiástica.
Sectores de la nobleza y diversas órdenes religiosas estuvieron claramente en contra. Por todo ello, mediante el decreto real del 27 de febrero de 1767, seexpulsó a la Compañía de Jesús de España y sus dominios y todas las posesiones de la Compañía fueron confiscadas.
La expulsión de losjesuitas se quiso aprovechar para realizar una reforma de la enseñanza que debía fundamentarse en las disciplinas científicas y en la investigación, pero de hecho produjo en primer término una debacle en el sistema académico como consecuencia de la clausura de diversos centros excelentes (por ejemplo, la Universidad de Cervera), y el despiadado envío al exilio de centenares de profesores muy bien formados tanto en las tradicionales materias humanísticas como en las más novedosas físico-matemáticas. Así se echó del país a la primera plana de la que se ha venido en llamarEscuela Universalista Española del siglo XVIII, es decir profesores y científicos extraordinarios comoMateo Aymerich,Juan Andrés,Lorenzo Hervás oAntonio Eximeno.[11]
Las universidades fueron sometidas al patronazgo real y se creó en Madrid losReales Estudios de San Isidro (1770), como centro moderno de enseñanza media destinado a servir de modelo, y también laEscuela de Artes y Oficios de Madrid, que han perdurado hasta el sigloxx. Las propiedades de los jesuitas sirvieron, aunque con notables errores, para crear nuevos centros de enseñanza y residencias universitarias. Sus riquezas, para beneficiar a los sectores más necesitados, se destinaron a la creación de hospitales y hospicios.
Promovió un nuevo plan de Estudios Universitarios, que fue duramente contestado por laUniversidad de Salamanca, proponiendo un plan propio, que a la postre fue implantado años después.
El impulso hacia la reforma de la agricultura durante el reinado de Carlos III vino de mano de lasSociedades Económicas de Amigos del País creadas por su ministroJosé de Gálvez. Campomanes, influido por lafisiocracia centró su atención en los problemas de la agricultura. En suTratado de la Regalía de la Amortización, defendió la importancia de esta para conseguir el bienestar del Estado y de los ciudadanos y la necesidad de una distribución más equitativa de la tierra.
En 1787, Campomanes elaboró un proyecto de repoblación de las zonas deshabitadas de las tierras de realengo deSierra Morena y del valle medio delGuadalquivir, creando lasNuevas Poblaciones de Andalucía y Sierra Morena. Para ello, y supervisado porPablo de Olavide, intendente real deAndalucía, se trajeron inmigrantes centroeuropeos. Se trataba principalmente de alemanes y flamencos católicos, para fomentar la agricultura y la industria en una zona despoblada y amenazada por el bandolerismo. El proyecto fue financiado por el Estado. Se fundaron así nuevos asentamientos, comoLa Carolina,La Carlota oLa Luisiana, en las actuales provincias deJaén,Córdoba ySevilla.
Se reorganizó el ejército, al que dotó de unasOrdenanzas en 1768 destinadas a perdurar hasta el siglo XX, se impulsó el comercio colonial formando compañías, como la deFilipinas, y mediante elReglamento de libre comercio de 1778 que liberalizó el comercio con América. También destaca el Decreto de libre comercio de granos de 1765.
Distribución de la población de España por provincias actuales según elcenso de Floridablanca (1787). Durante el reinado de Carlos III fue una preocupación constante la necesidad de incrementar la población de la nación.
Hizo un ambicioso plan industrial en el que destacan como punteras las industrias de bienes de lujo:Porcelana del Buen Retiro,Cristales de la Granja y traslada laPlatería Martínez a un edificio en el paseo del Prado, pero faltaron muchas otras para la producción de bienes de consumo, en toda la geografía española.
Entre los planteamientos teóricos para el desarrollo de la industria destacó el Discurso sobre el fomento de la industria popular de Campomanes, para mejorar con ella la economía de las zonas rurales y hacer posible su autoabastecimiento. Las Sociedades Económicas de Amigos del País se encargaron de la industria y su teoría en esta época.
Descendió en número, debido a la desaparición de los hidalgos en los censos por las medidas restrictivas hacia este grupo por el rey. Representaba el 4 % del total de la población. Su poder económico se acrecentó gracias a los matrimonios entre familias de la alta nobleza, que propiciaron una progresiva acumulación de bienes patrimoniales. Mediante un decreto en 1783, el rey aprobó el trabajo manual y lo reconoció, favoreciendo a los nobles. A partir de ese momento, los nobles podían trabajar, cosa que antes no podían hacer, únicamente podían vivir de sus riquezas. Los títulos nobiliarios aumentaron con las concesiones hechas porFelipe V y Carlos III. Se crearon laOrden Militar de Carlos III, las Reales Maestranzas con estatutos nobiliarios y elReal Cuerpo de la Nobleza de Madrid. En contrapartida se pusieron numerosas restricciones a losmayorazgos y a los señoríos, aunque nunca llegaron a desaparecer durante el reinado.[cita requerida]
LaIglesia poseía cuantiosas riquezas. Siendo el clero un 2 % de la población, según el Catastro de Ensenada era propietaria de la séptima parte de las tierras de labor deCastilla y de la décima parte del ganado lanar. A los bienes inmuebles se añadían el cobro de los diezmos, a los que se descontaban las tercias reales, y otros ingresos como rentas hipotecarias o alquileres. La diócesis más rica era la deToledo, con una renta anual de 3.500.000 reales. Carlos III ayudó a repartir las riquezas entre los más necesitados en el país y abolió algunas leyes dictadas por la iglesia que suprimían derechos del pueblo.[cita requerida]
Era el grupo más numeroso. En él se encontraban loscampesinos que gozaban de cierta estabilidad económica. Losjornaleros sufrían situaciones de miseria. De acuerdo con el Catastro de Ensenada, losartesanos representaban el 15 % del total de los asalariados y tenían mejores retribuciones que los campesinos. Laburguesía comenzó a despuntar tímidamente en España. Localizada en la periferia peninsular, se identificó con los propósitos reformistas y los ideales ilustrados del siglo. Fue especialmente importante enCádiz, por su vinculación al comercio americano, Barcelona y Madrid.[cita requerida]
Desde el fracaso de laGran Redada de 1749 losgitanos estaban sujetos a una situación muy problemática, que se pretendió resolver con una serie de iniciativas legislativas desde 1763, finalmente sustanciadas en laReal Pragmática de 19 de septiembre de 1783, con propósitos claramente asimiladores y de carácter utilitarista, tras dicha pragmática, se deja de considerar su origen o naturaleza diferenciada o inferior (raíz infecta); se prohíbe el uso de las denominacionesgitano ocastellano nuevo (tenidas por injuriosas); se concede libertad de residencia (excepto en la Corte y Reales Sitiospor ahora) y se permiten nuevos modos para ganarse la vida, incluyendo la admisión en gremios, pero se prohíben oficios como poseer tabernas o esquilar caballos, de vital importancia para el pueblo gitano; también se prohíben sus vestiduras tradicionales y sugerigonza (su idioma diferenciador, elcaló) y una vez más se establece la obligación de asentarse, abandonando el nomadismo; todo ello bajo graves penas a los desobedientes, que serían consideradosvagos y sujetos a las penas correspondientessin distinción de los demás vasallos (se les aplica el código penal general).[cita requerida]
Aquellos casos en los que un individuo se negase a acatar las leyes en cuanto a residencia, lengua, oficios, vestimenta y demás, la primera vez que fuese detenido sería marcado con un hierro candente en la espalda (en sustitución de las penas anteriormente previstas: la muerte o cortar las orejas), en caso de ser detenido una segunda vez serían condenados a lapena capital,[15][16] dicha ley no se aplicaba a los menores de diecieséis años, que serían separados de sus familias y educados por las Juntas o Diputaciones de caridad.[17]
Cuando el rey murió en 1788, terminó la historia del reformismo ilustrado en España, pues el estallido casi inmediato de laRevolución francesa al año siguiente provocó una reacción de terror que convirtió el reinado de su hijo y sucesor,Carlos IV, en un periodo mucho más conservador. Enseguida, la invasión francesa arrastraría al país a un ciclo de revolución y reacción que marcaría el siglo siguiente, sin dejar espacio para continuar un reformismo sereno como el que había desarrollado Carlos III.[18]
Reproducción de lasbanderas españolas elegidas por Carlos III en 1785 como pabellones de guerra y civil, y gallardete
Entre los aspectos más duraderos de su herencia quizá haya que destacar el avance hacia la configuración de España como nación, a la que dotó de algunos símbolos de identidad (como los que en el futuro se convertirían en suhimno y subandera nacionales) e incluso de una capital digna de tal nombre, pues se esforzó por modernizar Madrid (con la construcción de paseos y trabajos de saneamiento e iluminación pública) y engrandecerla con monumentos (de su época datan laPuerta de Alcalá, el Museo del Prado —concebido como Gabinete de Historia Natural—, elhospital de San Carlos o la construcción del nuevoJardín Botánico, en sustitución del antiguo deMigas Calientes) y con edificios representativos destinados a albergar los servicios de la creciente administración pública. El impulso a los transportes y comunicaciones interiores (con la organización del Correo como servicio público y la construcción de una red radial de carreteras que cubrían todo el territorio español, convergiendo sobre la capital) ha sido, sin duda, otro factor político que ha actuado en el mismo sentido, acrecentando la cohesión de las diversas regiones españolas.[18] Estas son solo algunas de las razones por las cuales Carlos III fue conocido como el «mejor Alcalde de Madrid».
Placa conmemorando la monumentalización de laPuerta de Alcalá deMadrid durante el reinado de Carlos III.Estatua de Carlos III en elReal Jardín Botánico de Madrid, que estableció en su localización actual en 1781.
La masonería llegó a España en 1726, para el año 1748, ya había 800 miembros en Cádiz, que era la puerta hacia la América Española. Durante el reinado de Carlos III, la masonería gozó de amplias libertades, donde los líderes políticos y figuras sociales más influyentes eran miembros distinguidos de las logias (de los que se rumorea a los hermanosRodríguez Campomanes,Esquilache,Wall,Azara,Miguel de la Nava,Pedro del Río,Jovellanos, Valle, Salazar,Olavide,Roda, elduque de Alba, elconde de Floridablanca y elConde de Aranda), logrando convencer al rey de limitar la autoridad de lainquisición española (incluso estar detrás de laexpulsión de los jesuitas), debido a que la presencia de la masonería fue muy influyente en lasCortes de Carlos III yCarlos IV para alentar eldespotismo ilustrado, siendo casi omnipresentes en las aristocracias nobiliaria, literaria y militar que le rodeaban. No es de sorprender que en el año 1751, cuando lainquisición peruana tuvo un caso de acusación hacia un Francés, este reveló que en la ciudad de Lima ya había al menos unos 40 iniciados en la masonería.[19][20][21][22][23][24] También se menciona que a través deFrancisco Saavedra y los hermanos Gálvez (Matías de Gálvez y Gallardo junto aJosé de Gálvez y Gallardo), la masonería presentó vínculos con la gobernación de los territorios coloniales en la América hispana.[19]
Sin embargo, pese a esta leyenda rosa de su relativa tolerancia, Carlos III seguía siendo un devoto católico que persiguió a la masonería, primero en elReino de Nápoles (donde en 1751 había publicado un edicto prohibiendo la masonería como perturbadora de la pública tranquilidad y de violar los derechos de la soberanía Real)[25] y después enEspaña, ganándose la fama de ser el monarca europeo más distinguido en reprimir a laFrancmasonería (acorde al registro de sus cartas) y ser obediente a las indicaciones antimasónicas de la bulaProvidas Romanorum Pontificum deBenedicto XIV, lo que imposibilitó el desarrollo de una masonería organizada en España hasta laEra napoleónica.[26][27] Autores comoJosé Antonio Ferrer Benimeli llegan a negar la influencia masónica durante laIlustración en España.
Sin embargo, autores comoMiguel Morayta (avalando la tesis de que Carlos III fue masón) que sus actitudes antimasónicas se debieron en realidad a su preocupación “por su dependencia extranjera” (a los intereses deReino Unido y en menor medida de sus rivales en losilustrados franceses), o que incluso sus políticas antimasónicas fueron aparentes, acorde al juramento de obediencia masónica y su voto de secretismo sobre sus actividades dentro de la masonería (siendo entonces, persecuciones aparentes y acordadas). Pero también aceptó que, frente a la posibilidad de que no haya sido masón, entonces su juicio se inclinó a la benevolencia sobre la orden debido a la influencia de funcionarios que si lo fueron, y que consciente o inconscientemente, "hizo muchas obras masónicas" (afirmando además que ya habría hasta 210 logias masónicas tras 6 años de reinado).[28] Pese a ello, hay consenso en que se desarrolló indudablemente la masonería en la España ilustrada de Carlos III, del mismo modo a como se estaba desarrollando en los demás países europeos (concretamente en las casas reales y nobiliarias de Alemania, Francia e Inglaterra).[29]
Según el masónCarlos José Gutiérrez de los Ríos, deja la opinión de que el aumento de ingreso de personas a la masonería, durante el reinado de Carlos III, fue producto de la ingenuidad de muchos españoles:[30]
“los demás iniciados lo ignoran y entran de buena fe por el atractivo de la diversión y aún los lisonjean a los reclutas con el socorro mutuo gozan de todas las ocasiones de gran facilidad para introducirse y hallar amigos por todas partes…”
María Luisa, infanta de España (24 de noviembre de 1745-15 de mayo de 1792). Casada conLeopoldo II de Austria, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico; con descendencia.
Felipe Antonio,infante de España yduque de Calabria (13 de junio de 1747-19 de septiembre de 1777). Fue excluido de la sucesión al trono de España y al de Nápoles debido a su condición de deficiente mental.
Gabriel,infante de España (12 de mayo de 1752-23 de noviembre de 1788). Casado conMariana Victoria de Braganza, infanta de Portugal; aunque murió joven (antes que su padre, lo que fue devastador para Carlos III que falleció poco después) de viruela como su mujer; le sobrevivió solo un hijo.
María Ana, princesa de Nápoles y Sicilia (3 de julio de 1754-11 de mayo de 1755).
Antonio Pascual, infante de España (31 de diciembre de 1755-20 de abril de 1817). Casado conMaría Amalia de Borbón, infanta de España; sin descendencia.
Francisco Javier, infante de España (15 de febrero de 1757-10 de abril de 1771). Murió sin descendencia.
↑Mirabent y Soler, José (1824).Memorias del padre J. Mirabent y Soler.
↑Aullón de Haro, P. (2022). "Fenomenografía de la Escuela Universalista", en Id.,Idea de la Ilustración: Estudios sobre la Escuela Universalista, Madrid, Verbum.
↑Filigrana, Pastora (2020).EL PUEBLO GITANO CONTRA EL SISTEMA-MUNDO. Reflexiones desde una militancia feminista y anticapitalista. Akal.ISBN978-607-8683-18-5.
Fernández Díaz, Roberto (2016).Carlos III. Un monarca reformista. Espasa Libros.
Tugdual de Langlais,L'armateur préféré de Beaumarchais Jean Peltier Dudoyer, de Nantes à l'Isle de France, Éd. Coiffard, Nantes, 2015, 340 p. (ISBN 9782919339280).