Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843-Madrid, 4 de enero de 1920)[1] fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español.[2]
Se le considera uno de los mejores representantes de lanovela realista del siglo XIX, no solo en España, y un narrador capital en la historia de la literatura enlengua española, hasta el punto de ser propuesto por varios especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después deCervantes.[3]
Transformó el panorama novelesco español de la época,[4] apartándose de lacorriente romántica en pos delnaturalismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica.[3] En palabras deMax Aub, Pérez Galdós, comoLope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano, y con «su intuición serena, profunda y total de la realidad» se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, «artísticamente transformado». De ahí que «desde Lope ningún escritor fue tan popular, ninguno tan universal desde Cervantes».[5] Fue académico de laReal Academia Española desde 1897.
Siendo aún niño, su padre lo aficionó a los relatos históricos contándole pasajes y anécdotas vividos en laguerra de la Independencia, en la que, como militar, había participado. En 1852, ingresó en el colegio de San Agustín, en el barrio deVegueta de Las Palmas de Gran Canaria (isla de Gran Canaria), con una pedagogía avanzada para la época, en los años en que empezaban a divulgarse por España las polémicas teoríasdarwinistas, polémicas que algunos críticos han rastreado en obras comoDoña Perfecta.[16]
Galdós, que ya había empezado a colaborar en la prensa local conpoesías satíricas, ensayos y algunos cuentos, obtuvo el título de bachiller en Artes en 1862, en elInstituto de La Laguna (Tenerife), donde había destacado por su facilidad para el dibujo y su buena memoria. La llegada de una prima suya, Sisita, al entorno familiar isleño, trastornó emocionalmente al joven Galdós, circunstancia que se ha considerado posible origen de la decisión final de Mamá Dolores de enviarlo aMadrid a estudiarDerecho.[17]
Entré en la Universidad, donde me distinguí por los frecuentes novillos que hacía, como he referido en otro lugar. Escapándome de las cátedras, ganduleaba por las calles, plazas y callejuelas, gozando en observar la vida bulliciosa de esta ingente y abigarrada capital. Mi vocación literaria se iniciaba con el prurito dramático, y si mis días se me iban en “flanear” por las calles, invertía parte de las noches en emborronar dramas y comedias. Frecuentaba el Teatro Real y un café de la Puerta del Sol, donde se reunía buen golpe de mis paisanos.
B. Pérez Galdós,Memorias de un desmemoriado, cap. II.
En 1865, asistió a la terribleNoche de San Daniel, cuyos sucesos le impresionaron vivamente:
Presencié, confundido con la turba estudiantil, el escandaloso motín de la noche de San Daniel —10 de abril del 65—, y en la Puerta del Sol me alcanzaron algunos linternazos de la Guardia Veterana, y en el año siguiente, el 22 de junio, memorable por la sublevación de los sargentos en elcuartel de San Gil, desde la casa de huéspedes,calle del Olivo, en que yo moraba con otros amigos, pude apreciar los tremendos lances de aquella luctuosa jornada. Los cañonazos atronaban el aire... Madrid era un infierno.
B. Pérez Galdós,Memorias de un desmemoriado, cap. II.
En 1867, hizo su primer viaje al extranjero, comocorresponsal enParís, para dar cuenta de laExposición Universal. Volvió con las obras deBalzac y deDickens y tradujo de este, a partir de una versión francesa, su obra más cervantina,Los papeles póstumos del Club Pickwick, que se publicó por entregas enLa Nación.[19] Toda esta actividad supone su inasistencia a las clases de Derecho y lo borran definitivamente de la matrícula en 1868. En ese mismo año, se produce la llamadarevolución de 1868, en que cae la reinaIsabel II, precisamente cuando regresaba de su segundo viaje a París y volvía de Francia a Canarias en barco vía Barcelona; en la escala que el navío hizo en Alicante se bajó del vapor en la capital alicantina y llegó así a tiempo a Madrid para ver la entrada de los generalesFrancisco Serrano yPrim. El año siguiente, se dedicó a hacer crónicas periodísticas sobre la elaboración de la nuevaConstitución.
En 1869, vivía en el barrio de Salamanca, en la calle Serrano número 8, con su familia, y leía con pasión aBalzac mientras formaba parte de la redacción deLas Cortes. Al año siguiente (1870), gracias a la ayuda económica de su cuñada,[20] publicó su primera novela,La Fontana de Oro, escrita entre 1867 y 1868 y que, aun con los defectos de toda obra primeriza, sirve de umbral al magno trabajo que comocronista de España desarrolló luego en losEpisodios nacionales.
La sombra, publicada en 1871,[21] había ido apareciendo por entregas a partir de noviembre de 1870, en laRevista de España, dirigida porJosé Luis Albareda y más tarde por el propio Galdós entre febrero de 1872 y noviembre de 1873;[22] en ese mismo año (1871), también de la mano de Albareda, entrará en la redacción deEl Debate y durante su veraneo enSantander conoció al novelistaJosé María de Pereda. En 1873, se alía con el ingeniero tinerfeño Miguel Honorio de la Cámara y Cruz (1840-1930),[23] propietario entonces deLa Guirnalda, en la que colabora desde enero con una serie de “Biografías de damas célebres españolas” entre otros artículos.
En 1873, Galdós comenzó a publicar losEpisodios nacionales (título que le sugirió su amigoJosé Luis Albareda),[22] una magna crónica del siglo XIX que recogía la memoria histórica de los españoles a través de su vida íntima y cotidiana, y de su contacto con los hechos de la historia nacional que marcaron el destino colectivo del país.[4][b] Una obra compuesta por 46 episodios,[24] en cinco series de diez novelas cada una (con la salvedad de la última serie, que quedó inconclusa), que arranca con la batalla deTrafalgar y llega hasta laRestauración borbónica en España.
La primera serie (1873-1875) trata de laguerra de la Independencia (1808-1814) y tiene por protagonista aGabriel Araceli, «que se dio a conocer como pillete de playa y terminó su existencia histórica como caballeroso y valiente oficial del ejército español».[25]
La segunda serie (1875-1879) recoge las luchas entre absolutistas y liberales hasta la muerte deFernando VII en 1833. Su protagonista es el liberalSalvador Monsalud, que encarna, en gran parte, las ideas de Galdós y en quien «prevalece sobre lo heroico lo político, signo característico de aquellos turbados tiempos».[25]
La tercera serie (1898-1900). Después de un paréntesis de veinte años, y tras recuperar los derechos sobre sus obras que detentaba su editor, con quien mantuvo un pleito interminable, Galdós continuó con la tercera serie, dedicada a laprimera guerra carlista (1833-1840). El periodo de la historia española recogido en las páginas de esta serie, arranca con laprimera guerra carlista y laRegencia de María Cristina, para cerrarse con la boda de Isabel II.
Este conjunto novelístico constituye una de las obras más importantes de laliteratura española de todos los tiempos y marcó una cota casi inalcanzable en la evolución de lanovela histórica española. El punto de vista adoptado es vario y multiforme (se inicia desde la perspectiva de un joven que mientras lucha por su amada se ve envuelto en los hechos más importantes de su época); la perspectiva del propio autor varía desde el aliento épico de la primera serie hasta el amargo escepticismo final, pasando por la postura radical de tendencia socialista-anarquista de las series tercera y cuarta.
Para conocer bien España, el escritor se dedicó a recorrerla en coches de ferrocarril de tercera clase, conviviendo con el pueblo miserable y hospedándose en posadas y hostales «de mala muerte».
Benito Pérez Galdós solía llevar una vida cómoda, viviendo primero con dos de sus hermanas y luego en casa de su sobrino, José Hurtado de Mendoza.
En la ciudad, se levantaba con el sol y escribía regularmente hasta las diez de la mañana a lápiz, porque la pluma le hacía perder el tiempo. Después salía a pasear por Madrid a espiar conversaciones ajenas (de ahí la enorme frescura y variedad de sus diálogos) y a observar detalles para sus novelas. No bebía, pero fumaba sin cesar cigarros de hoja. A primera tarde leía en español, inglés o francés; prefería los clásicos ingleses, castellanos y griegos, en particularShakespeare,Dickens,Cervantes,Lope de Vega yEurípides, a los que se conocía al dedillo. En su madurez empezó a frecuentar[aclaración requerida] aLeón Tolstói. Después volvía a sus paseos, salvo que hubiera un concierto, pues adoraba la música y durante mucho tiempo hizo crítica musical. Se acostaba temprano y casi nunca iba al teatro. Cada trimestre acuñaba un volumen de trescientas páginas.
Desde la óptica deRamón Pérez de Ayala, Galdós era descuidado en el vestir, usando tonos sombríos para pasar desapercibido. En invierno era habitual verle llevando enrollada al cuello una bufanda de lana blanca, con un cabo colgando del pecho y otro a la espalda, un puro a medio fumar en la mano y, ya sentado, completaba la estampa tópica su perro alsaciano junto a él. Tenía por costumbre llevar el pelo cortado «al rape» y, al parecer, padecía fuertesmigrañas.[c]
Galdós se ha echado en la corriente; ha publicado un programa de literatura incendiaria, su programa de naturalista: ha escrito en 507 páginas la historia de una prostituta.
ConLa desheredada abandona el género de la novela de tesis y abre el ciclo de lasNovelas españolas contemporáneas (1881-1889) que —en su mayoría— describen la sociedad madrileña en la segunda mitad del siglo XIX. A partir de entonces comparecen ampliamente bajo perspectivas naturalistas los elementos novelescos más caros a Galdós: la locura generosa y abnegada, la debilidad sentimental femenina, el egoísmo masculino, la exploración de la inquietud romántica y, a su lado, el análisis de la dureza pragmática. Los personajes ya no serán de una pieza y sus sueños o las contradicciones de su pensamiento ocuparán largo trecho, como sucede enEl amigo Manso (1882), intensa novelización de una renuncia amorosa narrada por un personaje cuya crisis de existencia parece anticipar a los muy posteriores deMiguel de Unamuno. Asimismo, como enLa comedia humana deBalzac, los personajes de unas novelas empiezan a aparecer en otras.[29] Entre enero y junio de 1887 publica en cuatro volúmenesFortunata y Jacinta.
Galdós fue uno de los escritores que mejor conoció y más a fondo vivió la ciudad deToledo. En palabras deGregorio Marañón, su amigo y principal biógrafo de sus estancias toledanas: «Su amor porToledo formaba parte de la vida íntima y literaria del escritor».[30]
Dos personajes eran su vínculo conToledo: Un amigo de su sobrino José Hurtado de Mendoza, el ingeniero Don Sergio Novales, dueño de la finca de La Alberquilla, situada entre el ferrocarril y el ríoTajo, donde D. Benito se retiraba a menudo para disfrutar de la vida campestre; y el pintorArredondo, con quien solía callejear por las intrincadas calles medievales compitiendo entre ambos por encontrar el recorrido más corto de un itinerario fijado de antemano. Fue este último quien le recomendó instalarse en una sencilla pensión de la calle Santa Isabel, para documentarse sobre la segunda parte de la novelaÁngel Guerra.
Galdós solía venir aToledo en dos fechas concretas: A tocar el esquilón de la ermita el día de la Romería de la Virgen del Valle (cada 1 de mayo) y con motivo de la procesiónCorpus Christi en Toledo, donde se situaba siempre entre la calle de Feria y la plaza de las Cuatro Calles. Entre sus lugares preferidos se encontraba laCatedral de Toledo, donde conoció junto al campanero Mariano todos los toques de campanas. De madrugada solía acudir a los conventos toledanos para escuchar salmodias, contándose entre sus preferidos las Jerónimas de San Pablo y elMonasterio de Santo Domingo el Real. Habitualmente solía almorzar en la concurrida casa de Granullaque, en la placita del Barrio Rey, justo al lado de laplaza de Zocodover, en su opinión, el centro umbilical toledano. Y también era habitual de la tienda del fotógrafoCasiano Alguacil en la cercana calle de la Plata, la misma calle en la que vivía el tío del joven escritorFrancisco Navarro Ledesma, quien facilitó a D. Benito documentación fundamental paraÁngel Guerra. Por último, D. Benito solía contemplar el atardecer desde elMonasterio de San Juan de los Reyes, cuyo claustro conocía al detalle al ir acompañado de su restaurador y amigoArturo Mélida.
La carrera parlamentaria de Galdós comienza, de un modo un tanto rocambolesco, cuando en 1886 y habiéndose aproximado el escritor alPartido Liberal, su amistad conSagasta lo llevó a ingresar en el Congreso como diputado porGuayama (Puerto Rico).[32][33][34] El escritor nunca llegaría a visitar su circunscripciónantillana, pero su obligada asistencia a lasCortes —donde, tímido por naturaleza, apenas despegaría los labios— le sirvió de nuevo de insólito observatorio desde el que analizar lo que luego titularía como «la sociedad española como materia novelable».[35][d]
Certificado de la toma de posesión como diputado en 1886 porPuerto Rico.
La vocación teatral de Galdós fue muy temprana y, como él mismo escribió en susMemorias de un desmemoriado, ya de estudiante hizo sus pinitos como dramaturgo: «Si mis días se me iban en “flanear” por las calles, invertía parte de las noches en emborronar dramas y comedias». Empezó conQuien mal hace, bien no espere (1861) y eldrama históricoLa expulsión de los moriscos (1865), que no se han conservado, y siguió con laalta comediaUn joven de provecho (1867), de edición póstuma; pero abandonó esa vocación muy pronto para entregarse por completo a la novela, hasta que el 15 de marzo de 1892 se estrenó en elTeatro de la Comedia de Madrid la primera obra madura de la producción teatral de Galdós:Realidad. El autor recordaría luego esa noche en susMemorias como «solemne, inolvidable para mí». El éxito de la obra, y la buena disposición dela Guerrero, los llevaría a estrenar en los primeros días de 1893 la versión teatral deLa loca de la casa (que como novela había pasado casi inadvertida).[37] Pero su confirmación como autor de éxito y crítica se la dioLa de San Quintín, estrenada el 27 de enero de 1894;[38] su cuarta obra llevada a las tablas, tras el fracaso de la adaptación del episodioGerona.
Pero el estreno más recordado de Galdós (junto con el posterior deCasandra en 1910) fue quizá el de suElectra, el 30 de enero de 1901, por lo que supuso de oportuno «alegato contra los poderes de laIglesia y contra las órdenes religiosas que la servían» en un momento histórico en el que en España, tras los avancesliberales del periodo 1868-1873, crecía de nuevo la influencia de los intereses políticos delVaticano.[39] Aquella bofetada, que para asombro del propio Galdós fue mucho más sonora de lo que él había esperado, encendería la mecha de una conspiraciónultramontana,[40] que al cabo de los años se llevaría una desproporcionada, triste y muy poco cristiana revancha: impedir que el genio literario de Galdós fuera reconocido con elPremio Nobel de Literatura.[41]
En general, el teatro de Galdós no tuvo sino un éxito discreto; abominaba con todas sus fuerzas de la rutina de empresarios, actores y espectadores que no aceptaban sus obras demasiado extensas y de numerosos personajes, sus tendencias al simbolismo, sus exigencias de decorados y elementos ambientales (como demuestra el airado prólogo que antepuso a la edición deLos condenados, 1894), aunque tuvo poderosos defensores que se esforzaron en llevar sus ideas dramáticas a las tablas, comoEmilio Mario.
Su primer intento resultó muy revelador sobre lo que buscaba en escena: convirtió unanovela epistolar sobre el tema deladulterio,La incógnita (1888-1889) en novela dialogada y luego en drama, en los dos casos bajo el título deRealidad (1889 y 1892, respectivamente), queriendo que la voz y el diálogo expresaran directamente la confusión y el dolor de unménage à trois donde todos sufren y conservan, de un modo u otro, su dignidad. Algunas de sus piezas se resienten de su origen narrativo, aunque muchas de ellas provienen de novelas dialogadas. Sus dramas contienen reflexionesregeneracionistas sobre el valor redentor del trabajo y del dinero, sobre la necesidad de una aristocracia espiritual, sobre la grandeza del arrepentimiento y sobre la función estimulante y mediadora de la mujer en la vida social:La loca de la casa (1893),La de San Quintín (1894),Mariucha (1903),El abuelo (1904),Amor y ciencia (1905),Alceste (1914). Sus dos grandes éxitos fueron el escándaloanticlericalElectra (1901) y el políticoCasandra (1910).[42]
Su fama provocó que algunos autores escribieran diversasparodias teatrales de sus obras, en lo que se especializó Gabriel Merino y Pichilo, comoElectroterapia, 1901, parodia deElectra (que llegó a tener cuatro parodias de distintos autores);El camelo, parodia deEl abuelo yLa del Capotín o Con las manos en la masa, deLa de san Quintín.[43]
Madrid.—Recepción de Benito Pérez Galdós en la Real Academia Española.—Marcelino Menéndez y Pelayo contestando al discurso del nuevo académico.
Por fin, el 7 de febrero de 1897, y pese a las oposiciones de los sectores conservadores del país —y en especial de losneos (neocatólicos)—, Galdós fue elegido miembro de laReal Academia Española.
Podría decirse que la sociedad llega a un punto de su camino en que se ve rodeada de ingentes rocas que le cierran el paso. Diversas grietas se abren en la dura y pavorosa peña, indicándonos senderos o salidas que tal vez nos conduzcan a regiones despejadas (...). Contábamos, sin duda, los incansables viajeros con que una voz sobrenatural nos dijera desde lo alto: por aquí se va, y nada más que por aquí. Pero la voz sobrenatural no hiere aún nuestros oídos y los más sabios de entre nosotros se enredan en interminables controversias sobre cuál pueda o deba ser la hendidura o pasadizo por el cual podremos salir de este hoyo pantanoso en que nos revolvemos y asfixiamos. Algunos, que intrépidos se lanzan por tal o cual angostura, vuelven con las manos en la cabeza, diciendo que no han visto más que tinieblas y enmarañadas zarzas que estorban el paso; otros quieren abrirlo a pico, con paciente labor, o quebrantar la piedra con la acción física de substancias destructoras; y todos, en fin, nos lamentamos, con discorde vocerío, de haber venido a parar a este recodo, del cual no vemos manera de salir, aunque la habrá seguramente, porque allí hemos de quedarnos hasta el fin de los siglos.
Fragmento del discurso leído por Pérez Galdós ante la Real Academia Española,La sociedad presente como materia novelable.[44]
Casa editorial de las obras de Galdós, fotografiada porChristian Franzen
Unlaudo arbitral de 1897 independizó a Galdós de su primer editor, Miguel Honorio de la Cámara, y se dividió todo en dos partes, de lo que resultó que Galdós, en veinte años de gestión conjunta, había recibido unas 80 000 pesetas más de lo que le correspondía. Después se averiguó que De la Cámara no había sido del todo legal respecto al número y fecha de las ediciones de sus obras; lo cierto es que a Galdós le dejó un déficit de 100 000 pesetas. Sin embargo, quedó en su propiedad el cincuenta por ciento del fondo de sus libros que quedaba en espera de venta, 60 000 ejemplares en total. Para librarse de ellos abrió el escritor una casa editorial con el nombre de Obras de Pérez Galdós en lacalle de Hortaleza (número 132 bajo). Los dos primeros títulos que puso en el mercado fueronDoña Perfecta yEl abuelo. Continuó esta actividad editorial hasta 1904, año en que, cansado, firmó un contrato con laEditorial Hernando.
La vida sentimental de Galdós, que el escritor conservó celosamente en secreto,[e] tardó en ser estudiada con cierto método.[45] Hubo que esperar a que en 1948, el hispanista lituano establecido en Estados Unidos,Chonon Berkowitz, publicase su estudio biográfico tituladoPérez Galdós. Spanish Liberal Crusader (1843-1920).[46]
Todos los críticos coinciden en la esterilidad biográfica de susMemorias de un desmemoriado (Galdós poseía una memoria portentosa), escrita en forma de diario de viajes, y no se sabe si para desalentar empeños biográficos ulteriores.[f]
Galdós permaneció soltero hasta su muerte. Algunos amigos y contemporáneos dejaron noticia de su debilidad por las relaciones con profesionales, aunque no se ha podido demostrar cuánto haya de mito y exageración en ello.[47] Se le conoce una hija natural, María Galdós Cobián, nacida en 1891 deLorenza Cobián.[g][27] La lista de pasiones amorosas más o menos carnales se puede complementar con los nombres de la actriz meritoria Concha (Ruth) Morell y con la novelistaEmilia Pardo Bazán.[48][47][49] Una dilatada colección de estudios intentando desentrañar las relaciones claras de los rumores, permiten añadir a estas tres mujeres mencionadas una variopinta lista en la que figuran los nombres de la actrizCarmen Cobeña; la poetisa y narradoraSofía Casanova que estrenó en elTeatro Español su comediaLa Madeja (con dirección artística del propio Galdós); la actriz Anna Judic; la cantanteMarcella Sembrich; la artista Elisa Cobun; la actrizConcha Catalá, que trabajó en la compañía deRosario Pino; y la viuda Teodosia Gandarias Landete, su último y algo más que platónico amor.[h][47]
Al hilo de estos temas, la escritora y pintoraMargarita Nelken, en su artículo titulado «El aniversario de Galdós/intimidades y recuerdos», y publicado en el diarioEl Sol del 4 de enero de 1923, comentaba la afición de Galdós por rodearse de «mujeres jóvenes que pusieran risas y se ponía más achacoso para que le mimásemos más».[47]
En el último periodo de su vida, Galdós repartió su tiempo entre los compromisos políticos y la actividad comodramaturgo.[i] Sus últimos años estuvieron marcados de modo progresivo por la pérdida de la visión y las consecuencias de sus descuidos económicos y tendencia a endeudarse de forma continua,[50] aspectos íntimos que el entonces joven periodistaRamón Pérez de Ayala, aprovechándose de su interesada amistad con el viejo escritor, recogió más tarde en susDivagaciones literarias:
En una ocasión don Gabino Pérez, su editor, le quiso comprar en firme sus derechos literarios de las dos primeras series de losEpisodios nacionales por quinientas mil pesetas, una fortuna entonces. Don Benito replicó: «Don Gabino, ¿vendería usted un hijo?». Y, sin embargo, don Benito no solo no disponía jamás de un cuarto, sino que había contraído deudas enormes. Las flaquezas con el pecado del amor son pesadasgabelas. Pero éste no era el único agujero por donde el diablo le llevaba los caudales, sino, además, su dadivosidad irrefrenable, de que luego hablaré. En sus apuros perennes acudía, como tantas otras víctimas, alusurero. Era cliente y vaca lechera de todos los usureros y usureras matritenses, a quienes, como se supone, había estudiado y cabalmente conocía en la propia salsa y medio típico, con todas sus tretas y sórdida voracidad. ¡Qué admirable cáncer social para un novelista! (Léase suFortunata y Jacinta y la serie de losTorquemadas). Cuando uno de los untuosos y quejumbrosos prestamistas le presentaba a la firma uno de los recibos diabólicos en que una entrega en mano de cinco mil pesetas se convierte, por arte de encantamiento, con carácter de documento ejecutivo o pagaré al plazo de un año, en una deuda imaginaria de cincuenta mil pesetas, don Benito tapaba con la mano izquierda el texto, sin querer leerlo, y firmaba resignadamente. Los intereses de la deuda ficticia así contraídos le llevaban casi todo lo que don Benito debía recibir por liquidaciones mensuales de la venta de sus libros. Muy pocos años antes de la muerte de don Benito, un periodista averiguó por esto su precaria situación económica y la hizo pública, lo que suscitó un movimiento general de vergüenza, simpatía y piedad (...) A principios de mes acudían a casa de don Benito, o bien le acechaban en las acostumbradas calles, atajándole al paso, copiosa y pintoresca colección de pobres gentes, dejadas de la mano de Dios; pertenecían a ambos sexos y las más diversas edades, muchos de ellos de semblante y guisa asaz sospechosos; todos, de vida calamitosa, ya en lo físico, ya en lo moral, personajes cuyas cuitas no dejaba de escuchar evangélicamente (...) Don Benito se llevaba sin cesar la mano izquierda al bolsillo interno de la chaqueta, sacaba esos papelitos mágicos denominados billetes de banco, que para él no tenían valor ninguno sino para ese único fin, y los iba aventando.[51]
Ramón Pérez de Ayala (1958)
Como parte de las fuerzas políticas republicanas, Madrid eligió a Galdós representante en las Cortes de 1907.[52] En 1909, presidió, junto aPablo Iglesias, la coalición republicano-socialista, si bien Galdós, que «no se sentía político», se apartó pronto de las luchas «por el acta y la farsa» dirigiendo sus ya menguadas energías a la novela y al teatro.[53]
En el aspecto literario, puede anotarse que su admiración por la obra deLeón Tolstói se trasluce en ciertoespiritualismo en sus últimos escritos y, en esa misma línea rusa,[55] no pudo disimular cierto pesimismo por el destino de España, como se percibe en las páginas de uno de sus últimosEpisodios nacionales,Cánovas (1912), al que pertenece este párrafo:
Los dos partidos que se han concordado para turnar pacíficamente en el poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve, no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...
El 20 de enero de 1919, se descubrió en elparque del Retiro de Madrid una escultura erigida por suscripción pública. Por razón de su ceguera, Galdós pidió ser alzado para palpar la obra y lloró emocionado al comprobar la fidelidad de la obra que un joven y casi novelVictorio Macho había esculpido sin cobrar su trabajo. Un año más tarde, Benito Pérez Galdós,cronista de España por designación del pueblo soberano,[56] murió en su casa de lacalle Hilarión Eslava de Madrid, en la madrugada del 4 de enero de 1920. El día de su entierro, unos 30 000 ciudadanos acompañaron su ataúd hasta elcementerio de la Almudena (zona antigua, cuartel 2B, manzana 3, letra A).[57]
Es habitual leer, en la abundante bibliografía y otros documentos que sobre la figura de Galdós se han producido, que el escritor murió pobre y olvidado. Es asunto debatido, pero sea como fuereJosé Ortega y Gasset denunció públicamente el olvido oficial, institucional y político, del autor,[58] en una encendidanecrológica publicada en el diarioEl Sol el 5 de enero de 1920, y que comenzaba así: «La España oficial, fría, seca y protocolaria, ha estado ausente en la unánime demostración de pena provocada por la muerte de Galdós. La visita del ministro de Instrucción Pública no basta... Son otros los que han faltado... El pueblo, con su fina y certera perspicacia, ha advertido esa ausencia... Sabe que se le ha muerto el más alto y peregrino de sus príncipes». Frente a esa falta de pasión, Ortega pronostica que la prensa de los días sucesivos se hará eco de la emoción y del dolor general.[59] Por su parte,Unamuno en idéntica fecha escribía que, leyendo su obra, «nos daremos cuenta del bochorno que pesa sobre la España en que él ha muerto».[60]
Según la prensa del momento,[61] uno de los primeros en presentarse en la casa mortuoria fue, efectivamente,Natalio Rivas, ministro de Instrucción Pública, además de políticos comoAlejandro Lerroux (siempre atento a la simbología de lo público) o la condesa y amiga íntima del finado,Emilia Pardo Bazán. Poco después llegó el toreroMachaquito y una interminable procesión de amigos, conocidos y personalidades varias. El desfile aumentaría en forma progresiva cuando desde las once de la noche del mismo día de su muerte quedó instalada la capilla ardiente en el Patio de Cristales del Ayuntamiento de Madrid. Allí acudieron el jefe del Gobierno y cinco de sus miembros junto con «cientos de miles de ciudadanos».[62] También ese mismo día 4, elministro Rivas puso a la firma delrey un Decreto «estableciendo honores y distinciones», entre las que se incluían que el entierro fuese costeado por el Estado y la asistencia de las Reales Academias, Universidades, Ateneo y Centros de Enseñanza y Cultura, además de otros funcionarios ministeriales. El Senado, por su parte, celebró una sesión para acordar el pésame de la institución y su asistencia oficial al sepelio. Se publicó una esquela mortuoria dándoles el pésame a los familiares (la hija de Galdós y su marido, su hermana Manuela, ausente enLas Palmas de Gran Canaria, elalbacea Alcaín...).
En señal de duelo, esa noche del 4 de enero se cerraron todos los teatros de Madrid con el cartel deNo hay función.[62] En la prensa madrileña y nacional, algunos diarios como el conservadorLa Época publicaron números extraordinarios glosando la imagen del escritor canario fallecido.[57]
El lunes 5 de enero de 1920, rodeando el féretro la Guardia Municipal, de gala, y cubierto por coronas de flores, partió el entierro de Benito Pérez Galdós. Los periódicos hablaron luego de que 30 000 personas habían pasado por la capilla ardiente y de que unas 20 000 formaron cortejo extraoficial hasta elcementerio.[63] Aunque en esa época no era costumbre que las mujeres acudieran a los entierros, en aquella ocasión abrió la excepción la actrizCatalina Bárcena, y en cuanto el duelo oficial se retiró, a la altura de laPuerta de Alcalá, progresivamente fueron acudiendo las otras mujeres de Madrid: las menestralas, las obreras, las madres de familia de las clases populares.[57][64] El abuelo que contaba historias que ellas podían entender y sentir, el hermano escritor que las había inmortalizado con muy diversos nombres y sentimientos, emprendía aquella fría tarde su último viaje.[65]
De entre las numerosas ediciones puede destacarse la preparada por laCátedra Pérez Galdós, espacio científico creado por laUniversidad de Las Palmas de Gran Canaria y elCabildo Insular de Gran Canaria que desde 2005 ha publicado el texto crítico de lasObras completas en varias series: una de 24 volúmenes entre 2005 y 2011 con las novelas, y cuatro años después, otra con la producción dramática (cuatro tomos entre 2009 y 2012). En 2013 recogieron en un solo volumen los cuentos.
Galdós, poseedor de una memoria privilegiada y una formación autodidacta sustentada por su curiosidad incansable, su capacidad de observación y su pasión por la lectura, acuñó un estilo narrativo personal con las siguientes características:[66]
Estilo directo que logra ocultar su academicismo en los pasajes meramente narrativos o sus comentarios a la acción, pero siempre natural, sobre todo en los diálogos, siguiendo los postulados estéticosrealistas.
Uso literario del lenguaje, tanto culto como callejero, siguiendo el modelocervantino.[67]
Construcción del relato en una línea abierta al humor y laironía.
Habilidad para desnudar sus reflexiones y su apabullante cultura de todoacademicismo.
Tratamiento coloquial del texto, recuperando recursos de la narrativa oral o el discurso familiar.
Este ejercicio, que varios autores consideran voluntario y meditado, y que le granjeó a Galdós un puesto privilegiado entre las clases populares, fue considerado por algunos críticos y colegas contemporáneos o de generaciones más jóvenes como ridículo, infantil y populachero,[68] aunquePío Baroja llegó a reconocer que Galdós «sabía hacer hablar al pueblo» como nadie.[69]
Numerosos estudios críticos han destacado la habilidad de Galdós en su construcción de personajes femeninos;[70] en este sentido y además de los títulos citados, cabría añadir las mujeres protagonistas deGloria (Gloria Lantigua);La de Bringas (Rosalía Pipaón);Tormento (Amparo);La desheredada (Isidora Rufete);La familia de León Roch (María Egipcíaca);Marianela; o la Benina deMisericordia.[71]
De la vasta obra literaria e histórica acometida por Benito Pérez Galdós, la crítica del mundo occidental ha coincidido en destacar novelas de resonancia mundial como las siguientes:
EnDoña Perfecta, y en el escenario de una ciudad imaginaria,Orbajosa, anclada en eltradicionalismo más radical, se desarrolla «la tragedia de España», donde confluyen y se enfrentan «los dos conceptos del mundo, el medieval (Doña Perfecta) y el moderno (Pepe Rey)», que tratan de conquistar a la España que vivió Galdós, encarnada en el personaje de la hija de aquella y novia de este: Rosario... «la España actual, en manos de la Intransigencia y el Fanatismo: Doña Perfecta».[72]Ricardo Gullón insiste en ese mismo conflicto colocandoDoña Perfecta a la cabeza de las que él agrupa como «novelas de la intolerancia», como «novela del fanatismo y la hipocresía», y cuya protagonista, Perfecta, y el «grupo de pueblerinos que la rodea personifican la voluntad intransigente de una actitud que pretende suplantar la caridad por la violencia».[73] Gullón también coincide con otros galdosistas en la posibilidad de que Galdós «evocara el recuerdo de su propia madre, cuyo autoritarismo marcó la pauta durante los veinte primeros años de su vida».[74]
Fortunata y Jacinta, novela realista con un complicado triángulo amoroso entre dos mujeres de diferentes clases sociales y un mismo hombre, elburguesito Juan Santa Cruz.[75][74] Novela universal, es también una de las obras de Galdós que mejor definen el concepto de «Madrid galdosiano».[76][77] Así lo han referido hispanistas y galdosistas, desdeLeopoldo Alas, Clarín aPedro Ortiz-Armengol.[78] El retrato que el escritor canario hace de la ciudad y sus gentes es comparable al que un siglo antes hicieraFrancisco de Goya.[79]
Misericordia fue la última novela del periodo que marcaría el zénit de la profesionalidad y honradez como escritor del Galdós inmerso en el planteamiento «espiritualista» del acto creador.[80]Casalduero, en su ejemplar estudio deMisericordia, descubre las consecuencias del esfuerzo de Galdós, «... su amargo pesimismo al contemplar la realidad española, se deshace en ironía, optimismo y bondad al soñar en un futuro mejor».[81]
Galdós y uno de sus perros en la finca de San Quintín (Cantabria), recibiendo la visita de los empresarios, directores y actores teatralesMaría Guerrero yFernando Díaz de Mendoza, en la primera década del siglo XX.[27]
En sus inicios Galdós comenzó a escribir cuentos. A lo largo de toda su carrera literaria publicó múltiples relatos cortos en diversos periódicos y revistas literarias de la época. Algunos de los más destacados son los siguientes:
La aportación más importante al conocimiento de la obra inédita de Galdós la hizo el argentinoAlberto Ghiraldo, con la publicación en 1923 de los nueve volúmenes de lasObras inéditas en laeditorial Renacimiento de Madrid. A partir de este texto (volúmenes VI y VII),Rafael Reig prologó la edición en 2003 deEl crimen de la calle Fuencarral. El crimen del cura Galeote,[83] inspirada en un turbio asunto muy popular en el verano de 1888, que inició una oleada deamarillismo en la prensa que alcanzaría su auge hacia 1898, coincidiendo con laguerra de Cuba. En opinión de Reig, estos relatos, extraídos de crónicas enviadas al diario argentinoLa Prensa, son comparables al estilo deDashiell Hammett y dan noticia de un Galdós pionero en elgénero policíaco apenas frecuentado hasta entonces en la literatura española.
En 1979, el hispanista Alan E. Smith localizó entre manuscritos guardados en laBiblioteca Nacional de Madrid un fragmento extenso de novela que, reconstruida en gran parte, se publicó en 1983 con el título deRosalía.[84] Por el estilo parece una novela fallida del «ciclo espiritualista» del segundo periodo de la novelística galdosiana.
... Imagen de la vida es la Novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje, que es la marca de raza, y las viviendas, que son el signo de familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción...
Benito Pérez Galdós (1897):La sociedad presente como materia novelable. Discurso de entrada en laReal Academia Española.
Galdós es considerado por muchos especialistas como uno de los mejores novelistas en castellano después deCervantes.[85] Así parece avalarlo su obra, con cerca de 100 novelas, casi 30 obras de teatro, y una colección importante de cuentos, artículos y ensayos. También se lo considera maestro indiscutible delRealismo en España y delnaturalismo del siglo XIX. Su valía ha sido reconocida por muy diversos creadores, como, entre otros muchos:Luis Buñuel oMax Aub en España,[86] oCarlos Fuentes,Rómulo Gallegos oSergio Pitol en Hispanoamérica.[87] De entre los reconocimientos de reputadoshispanistas, pudiera citarse por ejemplo esta reflexión deHayward Keniston:[j][88]
Con el paso del tiempo, creo que se hablará cada vez menos del aspecto puramente formal y artístico de su obra, de su faceta como realista o naturalista o de su técnica dramática. Porque hay en la obra y vida de este hombre (...) una visión vital. En la amplitud y potencia de esta visión, Galdós goza de un mérito especial en su época. ¡Qué gloriosa ironía hay en el hecho de que él, tan a menudo considerado enemigo de laFe, resulta ser el mayor defensor de la fe, de la fe en la democracia, la fe en la justicia, la fe en las verdades eternas, la fe en el ser humano! Este es el mensaje que predicó a una generación que avanzaba a tientas y confusa en la aparente desesperanza de la vida. Esta, también seguirá siendo la lección sempiterna de su interpretación de la vida incluso cuando los problemas y luchas que forman el trasfondo material de su obra hayan caído en el olvido.
Como le ocurriría —aunque en menor grado— a su contemporáneo y amigo íntimoLeopoldo Alas Clarín,[6] Galdós fue asediado y boicoteado por los sectores más conservadores de la sociedad española,[7] ajenos a su valor intelectual y literario.[8]
Diversos estudiosos de la obra galdosiana y su proyección social,[89][90][91][92] coinciden en que esesabotaje colectivo de un sector de la población española, aunque con una cabeza bien definida, se debió, como apunta Casalduero,[93] a su honestidad como hombre y como escritor,[k] y a sus ideasanticlericales,[94][l] que provocaron que elcatolicismo tradicionalista, muy poderoso en España y siguiendo algunos aspectos de la política de losReyes Católicos,[95] lo tuviese en el punto de mira hasta su muerte, y aun después de ella; dicho con las palabras deRosana Torres «el dedo que Galdós puso en la llaga de sus contemporáneos, y lo ha arrastrado hasta la misma herida que más de un siglo después aún no se ha cerrado: la del enfrentamiento entre la ilustración y el oscurantismo, entre la razón y el fanatismo, entre la ciencia y la religión...»[7]
Cuando en 1912, Galdós fue propuesto para el Nobel de Literatura, «el elemento oficial y reaccionario» (incluyendo la propiaReal Academia Española y la prensa tradicionalista católica),[96] vio la oportunidad de vengar por fin las ofensas que, desde su sensibilidad y obcecación, suponía —por «su serenidad y sinceridad»— la persona de Galdós y su obra.[93][m] Las «conjuras»,[97] en forma de campaña nacional e internacional, impidieron que le dieran el premio no solo en esa ocasión de 1912, sino también en 1913 y en una tercera convocatoria en 1915 (cuya propuesta en esa ocasión había partido de una mayoría de miembros de la propia Academia sueca, que como comentaPedro Ortiz-Armengol fueron ninguneados sin mayores explicaciones), consiguiendo desvirtuar una suscripción pública en favor de Galdós.[98][n]
En 1922, siete años más tarde, laAcademia Sueca le concedió elPremio Nobel de Literatura al dramaturgo españolJacinto Benavente (ya antes también lo había recibidoEchegaray, aunque compartido).[99] Es probable que tal gesto intentara ser una compensación política,[100] pero como también ocurrió con otros grandes maestros de la literatura comoTolstói,Ibsen,Emile Zola oStrindberg, vetados por el sesgoconservador en el seno de la propia Academia enEstocolmo,[101] la obra de Galdós, «una de las tres o cuatro figuras máximas de la literatura española», fue apartada del Premio Nobel «por la ciega hostilidad de adversarios políticos a quienes la saña transformó en enemigos suyos y de la gloria de su país».[96][o][102]
Varias son las interpretaciones en piedra que diferentes escultores en distintas épocas han hecho de la personalidad e imagen del escritor canario. De todas ellas quizá sea la más emotiva la que se conserva en elparque del Retiro deMadrid, en el paseo de Fernán Núñez, esculpida por un jovenVictorio Macho e inaugurada en 1919 en presencia del propio Galdós.[103] Otros homenajes en piedra —sin seguir un orden cronológico— son:
Una escultura, la segunda del escritor esculpida por Victorio Macho, hecha enpiedra caliza 1922, originalmente frente alocéano y conservada luego en laCasa-Museo Pérez Galdós en Las Palmas, en un prudente acto de traición al escultor castellano cuyo deseo, en sus propias palabras, fue: «... yo sueño que 'mi Galdós' llegue a confundirse con el paisaje y parezca una roca...»[104]"
De 1969 es la escultura dePablo Serrano instalada en la plaza de La Feria, también en Las Palmas. Y de 1991, en esa misma capital deGran Canaria, otro Galdós yacente en piedra, en un escorzo que copia el esculpido por Serrano, encargado aManuel Bethencourt y que se encuentra desde el 21 de febrero de 2008 ante elTeatro Pérez Galdós, pero que antes estuvo en la estación de "guaguas" de San Telmo. También en Las Palmas están: el busto colocado en elparque Doramas, obra deTeo Mesa del año 2000, y un Galdós en bronce, de tamaño natural, sentado leyendo en un banco de la plaza que lleva su nombre en la barriada deAlfredo Schamann.
Instalado desde el 24 de mayo de 2012 en la avenida del Cabildo del municipio deTelde, otro busto, acordado por el pleno del Ayuntamiento en 1911, se hizo realidad un siglo después, con ayuda del Cabildo de Gran Canaria. Y al otro lado del Atlántico, un busto en piedra blanca deCórdoba, obra del escultorErminio Blotta, instalado el 10 de mayo de 1943 en elparque Independencia de Rosario, Argentina. El monumento tenía una placa en bronce, en la que podía leerse: «Benito Pérez Galdós, 1843-1920. Homenaje de los españoles republicanos a la ciudad de Rosario en conmemoración del centenario del ilustre escritor. Rosario, 10 mayo MCMXLIII»... y que fue robada en fecha ignota.[105] También en Sudamérica, enCaracas, en la plaza Galdós de la avenida las Acacias se encuentra la escultura realizada en 1975 por el canario-venezolanoJuan Jaén Díaz.[106]
↑El abuelo materno de Galdós (nacido el 16 de junio de 1756, según aparece bautizado en el folio 112, partida 65 del libro de bautismo entre los años 1752-1778, de la parroquia de Santa María la Real, en Azcoitia), llegó a Gran Canaria acompañando a Francisco Xavier de Isuriaga, Oidor del Consejo de su Majestad. En cuya capital se casó en 1786 con María de la Concepción Medina Domínguez, hija de canariones.
↑Ricardo Gullón, en uno de sus estudios (Galdós, novelista moderno), define la intención del escritor canario con estas palabras: «la primera idea de Galdós fue contar para todos las historias de la Historia».
↑Era proverbial su timidez, que le hacía ser más que parco en palabras, y su aspecto manifestaba una modestia inverosímil, hasta el punto de sufrir al hablar en público. Entre sus dotes estaba el poseer una memoria visual portentosa y una retentiva increíble, que le permitía recordar capítulos enteros delQuijote y detalles minúsculos de paisajes vistos solamente una vez veinticinco años antes. De ahí también su facilidad para el dibujo. Todas estas cualidades desarrollaron en él una de las facultades más importantes en un novelista: el poder de observación.
↑La sociedad española como materia novelable fue, una docena de años más tarde, el título de su discurso de ingreso en laReal Academia Española, que pronunció en 1897, y que fue contestado por su mentor y amigo, el ortodoxoMenéndez Pelayo.
↑«Mi amor es secreto, misterioso y oculto, como las perlas, que además de estar dentro de una concha están en el fondo del mar. [...] No tengo celos más que de mi publicidad; odio de muerte a todo el que descubra y propale mi secreto». Así se expresa el personaje de lord Gray, en el episodio nacionalCádiz. Una vez más parece que los personajes hablan por su autor. (Según observación del galdosista Manuel Herrera Hernández, de la Asociación Internacional de Hispanistas).
↑En una carta a Leopoldo Alas, fechada el 8 de junio de 1888, escribió Galdós: «... Siento cierta repugnancia a entregar al público la vida privada. Nunca me han gustado los interviews ni la intrusión de los reporters en el hogar doméstico. Me parece a mí que los escritores, valgan lo que valieren, deben poner entre su persona y el vulgo o público como una muralla de la China, honesta y respetuosa (…) Las confianzas con el público me revientan. No me puedo convencer de que le importe a nadie que yo prefiera la sopa de arroz a la de fideos».
↑En la Casa-Museo de Galdós en Las Palmas puede verse copia del acta de nacimiento de una niña que «nació en la casa número 24, piso 3º, de la cuesta del Hospital, a las diez de la mañana del día 12 del corriente (enero)... Hija ilegítima de Dª Lorenza Cobián, natural de Bodes, provincia de Oviedo, mayor de edad, soltera, dedicada a las ocupaciones de su casa... y que a la expresada niña se le había de poner el nombre de María».
↑Teodosia aparece en las últimas obras del escritor reflejada en los personajes de la Cinthia-Pascuala deEl caballero encantado, la educadora Athenaida deLa razón de la sinrazón y la Floriana del episodio nacionalLa Primera República. La fiel Teodosia, que conociendo su mutuo y próximo final, falleció en Madrid el 31 de diciembre de 1919 (cuatro días después moriría Galdós).
↑En ese periodo llegó a concluir 22 piezas teatrales (algunas de ellas eran adaptaciones de sus novelas), a las que habría que sumar su producción de juventud, perdida a excepción deUn joven de provecho, yAntón Caballero, que no llegó a terminar.
↑Keniston fue hispanista y catedrático emérito de Lenguas Románicas de laUniversidad de Michigan.
↑En su edición de 1951 deVida y obra de Galdós, el profesor Casalduero escribe textualmente:
Sus juicios ni ahora ni nunca se debieron a la pasión. Se separó de la monarquía porque vió que ésta sólo quería la esclavitud moral y material de España. No hay que decir que todo el elemento oficial y reaccionario veía, certeramente, en su serenidad y sinceridad al peor enemigo, y procuraba vengarse de una manera baja y ruin: impidieron que le dieran el Premio Nóbel (1912); e hicieron que fracasara una suscripción pública abierta a su favor (1914).
Casalduero, 1951 (p. 40)
↑Sobre la honestidad de Galdós y los problemas que le supuso, Virginia Tovar Marín, en el volumen dedicado a GaldósMadrid en Galdós. Galdós en Madrid, en la monografía dedicada a «La vida religiosa», anota:
...la integridad y la sinceridad del mensaje novelístico de Don Benito Pérez Galdós, su mente clara y libre de prejuicios, su afán renovador o su intensa preocupación pedagógica, social o política, hoy es conocida, comprendida y alabada por muchos. (...) Galdós fue siempre enérgico en su crítica a aquella sociedad, acendradamente católica, que degeneró en tantas ocasiones en el más superficial ritualismo.
Virginia Tovar Marín (1988) (p 140)
↑Ante el complot de la Academia de la Lengua, la nominación de Galdós fue presentada por laReal Academia de Medicina, con el respaldo deSantiago Ramón y Cajal y el apoyo del anterior Nobel de Literatura español,José Echegaray, entre otros quinientos escritores y artistas más.
↑En enero de 1993,Pedro Ortiz-Armengol, diplomático y presidente de la Asociación Internacional de Galdosistas, se desplazó a Estocolmo a fin de intentar esclarecer desde la perspectiva sueca algunos aspectos confusos de la invalidación de Galdós como aspirante al premio. La Academia Sueca, haciendo gala de exquisita diplomacia lo atendió con cortesía pero no le pudo facilitar acceso a los supuestos «miles de telegramas» que el secretario permanente de la institución suecaErik Axel Karlfeldt argumentó en su día (1914-1915) como inconveniente decisivo para impedir la concesión a Galdós de dicho premio. (ver Ortiz-Armengol, pp=496-498)
↑A partir de la biografía de Berkowitz, Ricardo Gullón y Pedro Ortiz-Armengol, anotan en respectivos estudios sobre Galdós que, naturalmente, no todos los conservadores y religiosos españoles formaron parte de la conspiraciónultramontana, Así, por ejemplo, el astutoconde de Romanones, monárquico, liberal y amigo de Galdós, el obispo deJaca (Antolín López Peláez) y al menos un par de publicaciones de la Orden de San Agustín, apoyaron la candidatura del escritor canario. Sí se declararon en contra, sin embargo, los miembros del Congreso de Estudiantes Universitarios.
↑Herrera, Manuel (10 de mayo de 2010).«El nacimiento de Galdós».eldiario.es. Consultado el 10 de octubre de 2017. «La partida de nacimiento se custodia en el archivo de San Francisco en el Libro 1º de Bautismos, segundo en orden, fol. 64 v., asiento 582. La transcripción del original dice que «En Canarias, a doce de Mayo de mil ochocientos cuarenta y tres. Yo, el Presbítero don Francisco María Sosa, con licencia del infrascrito Cura del partido de Triana, bauticé, puse óleo y crisma a Benito María de los Dolores, que nació el día diez del corriente, a las tres de la tarde, en la calle del Cano, e hijo legítimo del Teniente Coronel del Regimiento Provincial de Las Palmas Don Sebastián Pérez, natural de Valsequillo y Doña María de los Dolores Galdós...»».
↑Cf. Carmen Bravo-Villasante,op. cit. p. 264 yDickens, Galdós y las traducciones, artículo deRicardo Bada publicado el domingo 19 de febrero del 2012 en el suplementoLa Jornada Semanal núm. 885, p. 16).
↑Ortiz-Armengol, en su compendio biográfico sobre Galdós, confirma el dato de que laFontana fue llevada a la imprenta gracias a la ayuda económica de lacubana Magdalena Hurtado, cuñada del escritor canario, viuda de su hermano Domingo, militar y negociante venido a menos.Ortiz-Armengol, Pedro (2000).Vida de Galdós. Barcelona: Crítica. pp. 124-127.ISBN8484320731.
↑Gutiérrez Aragón, Manuel (6 de junio de 2013).«‘Los episodios nacionales’, de Galdós».El País. Consultado el de febrero de 2017. «Los episodios nacionales son una colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas por Benito Pérez Galdós que fueron redactadas entre 1872 y 1912.»
↑abcMadariaga, Benito (1979).Pérez Galdós. Biografía santanderina. Santander: Instituto Cultural de Cantabria.
↑Citado por Carlos Alvar, José-Carlos Mainer y Rosa Navarro,Breve historia de la literatura española. Madrid: Alianza Editorial, 2014 (2.ª ed.) p. 518.
↑ Alvar, Carlos; José-Carlos Mainer y Rosa Navarro,op. cit.,ibidem.
↑Todo la información incluida en el epígrafe “Entre Madrid y Toledo” proviene de las siguientes obras:«El álbum de Galdós».ABC. 1 de enero de 2011. Consultado el 18 de agosto de 2021.; yCalvo, Mariano (1992).«Galdós y Toledo», en Rutas literarias de Toledo, pp. 188-212. Toledo: Cuarto Centenario.ISBN 978-84-940811-2-5.
↑Benito Pérez Galdós (2004). Comunidad de Madrid, Consejería de Educación, ed.Memorias de un desmemoriado. Juan Van-Halen, prólogo. Madrid: Visor. pp. 7-21.ISBN8475228135.
↑Benito Pérez Galdós (El escritor y la crítica). Varios autores, en edición y selección de textos de Douglass M. Rogers. Editorial Taurus, 1979; 2ª edic., pp. 257-268;ISBN 8430820621
↑Visión de Galdós porGonzalo Torrente Ballester, por María Dolores Troncoso Durán enLa Tabla Redonda: anuario de estudios torrentinos, ISSN 1697-0373, n.º 7, 2009, pp. 53-68. Consultado en abril de 2014.
↑[[Leopoldo Alas Clarín|Clarín, L. A.:Ensayos sobre Galdós. Editorial Fundamentos, 2001;ISBN 9788424508890
↑Baroja, Pío.Juventud, egolatría. p. 113. «[Justo Goñi critica las novelas de Baroja en este pasaje]: «Cuando leyó las tres novelas que les puse el título general de La lucha por la vida, me paró en la calle de Alcalá, y me dijo: — No me has convencido. — ¿Pues? — Tu personaje es un hombre de pueblo, falsificado. Es como tú, que no puedes ser más que un señorito. Hagas lo que quieras, te vistas de anarquista, de socialista o de golfo, no eres más que un señorito. El señoritismo que me reprochaba mi primo, exacto sin duda alguna, es un carácter común a casi todos los escritores españoles. No ha habido, ni hay, escritores españoles de alma, de efusión popular. El mismo [Joaquín] Dicenta no lo era. Su Juan José no es un obrero, es un señorito. No tiene de obrero más que la vitola, la ropa y los accesorios. Galdós, por ejemplo, sabe hacer hablar a la gente del pueblo; Azorín sabe describir las aldeas de Castilla en sus collados áridos sobre los cielos azules; Blasco Ibáñez pinta con unos colores fuertes y una facundia un poco vulgar la vida de los valencianos, pero el alma popular no la acoge nadie. Tendría que haber un poeta grande, y no lo hay».»
↑Martínez Expósito, Alfredo. «La estética del lugar enEl abuelo (Galdós/Garci) y la fortuna cinematográfica de la novela realista-naturalista española», en Spicer-Escalante, J. P., y Lara Anderson (dir.).Au Naturel. (Re)Reading Hispanic Naturalism, Cambridge Scholar Publishing, 2010, 295.
García Lorenzo, Luciano (1970-1971). cervantesvirtual.com, ed.Bibliografía galdosaina (Edición digital a partir de Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 250-251-252 (octubre 1970 a enero 1971) edición). Alicante. pp. 758-797. Consultado el 31 de marzo de 2018.