Proporcionar una formación integral de las personas, con el fin de que sean profesionales competentes y socialmente responsables.

Generar conocimiento para colaborar a mejorar las organizaciones y la sociedad.

Contribuir al debate social para construir sociedades libres, prósperas, más justas y social y medioambientalmente sostenibles.

Actuar con integridad en el trabajo académico y profesional.Significa comportarse, incluso en circunstancias difíciles, de forma comprometida con valores fundamentales como el rigor y esfuerzo en el desempeño, la honradez, el espíritu crítico, la equidad y el sentido de responsabilidad.

Respetar a los compañeros, a todas las personas y a uno mismo, y ser sensible a la situación concreta de los demás. Significa reconocer la dignidad de todas las personas y ser capaz de acompañar y ayudar a los demás cuando lo necesiten, colaborando así a construir un mundo más justo y humano.

Valorar positivamente la diversidad y aprender de las diferencias entre personas, ideas y situaciones.Significa comprender que las diferencias de género, origen étnico, cultura, lengua, religión, orientación sexual, cualidades físicas u otras diferencias, son oportunidades para aprender y enriquecernos con visiones diferentes de otras personas, del mundo y de uno mismo.

Buscar, compartir y contribuir al bien común.Significa ser consciente de que la obtención del propio bien no puede desligarse del bien de toda la comunidad y que, por tanto, ha de reflejarse en actitudes de respeto y responsabilidad hacia la comunidad.

Asumir responsabilidades y compromisos al servicio de una sociedad más justa y sostenible.Significa comprender no solo lo que la realidad "es" de hecho, sino también lo que "debería ser" de acuerdo con el valor fundamental de la justicia y la sostenibilidad medioambiental.

La Fundación Esade nace de la iniciativa de un grupo de empresarios que, en 1958, encomendaron a los jesuitas de la Compañía de Jesús la formación de profesionales, con la visión de formarlos para liderar la transformación social y económica que, en los años 60, tuvo su máximo desarrollo.

La larga tradición y experiencia de los jesuitas en educación, tiene como objetivo el desarrollo integral de la persona y su formación, con una clara orientación "hacia los demás".

Esta tradición educativa, se traduce en una línea pedagógica cuya clave está enenseñar a pensar y aprender, basándose en el fuerte compromiso social. Y su ámbito alcanza no solo a colegios, sino también a centros universitarios y escuelas de negocios en todo el mundo.