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Miscellanées

Introducción al estudio del poblamiento beréber en la marca superior de al-Andalus (siglosviii-xii)

Introduction à l’étude du peuplement berbère dans la Marche Supérieure d’al-Andalus (viiie-xiie siècle)
Introduction to the study of Berber settlement in the Upper March of al-Andalus (8th-12th centuries)
BilalSarr
p. 209-230

Résumés

Este artículo establece un primer balance de los resultados obtenidos en el programa de investigación sobre el poblamiento beréber en la Marca Superior de al-Andalus (siglosviii-xii). Asimismo, presenta el panorama de la investigación sobre el tema para proponer varias pistas a desarrollar en el futuro. Se puede adelantar que los datos escritos y la toponimia han aportado más información de lo que se esperaba en un principio.

Cet article dresse un premier bilan des résultats obtenus dans le cadre d’un programme de recherche relatif au peuplement berbère dans la Marche Supérieure d’al-Andalus (viiie-xiie siècle). Il dresse également un état de la recherche sur ce thème pour proposer finalement plusieurs pistes à mener à l’avenir. On soulignera que les données fournies par les sources écrites et la toponymie ont d’ores et déjà fournis davantage d’information que ce que l’on avait supposé.

This article offers a preliminary outline of the findings emerging from the research programme on Berber settlement in the Upper March of al-Andalus (8th-12th centuries). It also reports on the status of the research into this subject and finally proposes a number of lines for future research. We should note that the data yielded by written sources and toponymics have already furnished more information than had been expected.

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Texte intégral

Historiografía y estado de la cuestión

  • 1 El presente trabajo reúne parte de las conclusiones obtenidas en el proyecto posdoctoral del mismo(...)

1En este artículo presentamos un balance de la reconstrucción que hemos realizado, gracias al apoyo de la Casa de Velázquez, del poblamiento beréber en la Marca Superior de al-Andalus, en concreto en el valle central del Ebro1. La información que exponemos procede en parte de los datos dispersos insertos en la bibliografía, de las fuentes árabes y de la Arqueología, tanto de los datos publicados como de nuestras visitas a los yacimientos y territorios aquí tratados.

  • 2Manzano Moreno, 1990, p. 399.
  • 3 VéaseEncylopédie Berbère,t. I, pp. 14-26 (porCamps);ibid., t. IV, pp. 562-568 (s. v. «Amazigh»(...)
  • 4Encylopédie Berbère, t. I, p. 8.

2La primera advertencia que debemos realizar al abordar esta temática está relacionada con su complejidad y las diferentes perspectivas desde las que puede ser tratada, ya que podría incluso insertarse dentro del grupo de pueblos tradicionalmente marginados y sin estados, siempre historiados por terceros, por cronistas generalmente cargados de prejuicios o con una perspectiva islámica totalizadora2. La segunda gira en torno a la definición del propio término «beréber», entendemos como tal aquel conjunto de pueblos que ocupaban desde tiempos remotos3 la práctica totalidad del norte de África, desde Siwa en Egipto hasta el Océano Atlántico, y desde el Mediterráneo hasta los límites meridionales del desierto del Sáhara. Si hay una característica que les defina es precisamente la ausencia de homogeneidad interna: así, encontramos diferentes formas de hábitat, actividades económicas, religiones e incluso distintos grados de organización sociopolítica. Por lo que nos enfrentamos ante una realidad no uniforme pero, como señalaría G. Camps, «cependant les Berbères existent4», pues la lengua, a pesar de sus variedades dialectales, y la coexistencia a lo largo de la historia confeccionarían eso que podemos denominar «berberidad».

  • 5 Para más detalle véaseFelipe, 2009, pp. 105-117.
  • 6 Es obligado señalar la figura de Gabriel Camps (m. 2002) como gran impulsor de dicha temática en oc(...)
  • 7Dubler, 1943.
  • 8Oliver Asín, 1973.
  • 9 Véase la reseña deId., 1943, pp. 262-267.

3En lo que se refiere a la Historiografía5, debemos realizar una primera distinción. Por una parte contamos con aquella que se dedica a los beréberes como pueblo autóctono del Magreb y a su relevancia a lo largo de la historia6 y, por otra, la que más nos interesa, la que ha tratado el asunto de la presencia de grupos beréberes en al-Andalus. En lo que se refiere a esta última, las aproximaciones comenzaron relativamente pronto, y vamos a observar cómo de las interpretaciones más prejuiciosas, parciales y racistas del siglo xviii se pasa a las más científicas y multidisciplinares del xx. Probablemente, el primero que debamos destacar en utilizar la toponimia como fuente para tratar el poblamiento, es el germano C. E. Dubler7, con buena voluntad pero con grandes desaciertos, algunos corregidos por J. Oliver Asínaunque reiterados posteriormente8, de tal forma que incluye derivaciones difíciles de asimilar, sin tener en cuenta la evolución fonética normal de los arabismos9. Como mérito podemos destacar el intento de establecer un mapa de los asentamientos a través de la toponimia y de dividir en dos fases el establecimiento de los beréberes, una anterior al 1050 y otra posterior.

  • 10Bosch, 1956, 1959, 1964, 1965, 1976, 1980 y 1984 entre otras. Véase más bibliografía enMolina Lópe(...)
  • 11 En parte continuados por su discípulo E. Molina López enibid.

4El autor que marcó el desarrollo definitivo de los estudios beréberes fue D. Jacinto Bosch, quien con una veintena de títulos10 ha sido el que más ha impulsado esta temática revalorizando su importancia tanto en la ocupación como en el desarrollo de la historia de al-Andalus11. Paralelamente, destaca la labor del profesor P. Guichard, que ha representado hasta el presente la aportación más seria sobre el impacto del poblamiento beréber en un marco geográfico concreto como fue el Šarq al-Andalus. Así, supo combinar por primera vez las fuentes escritas con la realidad material de la Arqueología. En gran parte su metodología será la que seguiremos en nuestro proyecto de investigación ya que, al margen de algunas cuestiones, ya matizadas, es la que consideramos más completa y multidisciplinar.

  • 12Felipe, 1997.
  • 13Id., 1993 a, pp. 57-62;Id., 1993 b, pp. 149-157;Id., 1999, pp. 227-238 yId., 2009, pp. 105-117.
  • 14 Sobre la zona deben tenerse en cuenta las pinceladas trazadas por Sophie Gilotte. VéaseGilotte, 20(...)
  • 15 Existen asimismo trabajos sobre Baleares (Barceló, 1980,Id., 2001, etc.) y la Serranía de Ronda (M(...)

5Por otro lado, la primera tesis que se ocupa del tema beréber en su totalidad, con el objeto de reconstruir la nómina y a partir de ahí la presencia beréber en al-Andalus, es la de H. de Felipe. Publicada en forma de monografía12, reúne las conclusiones de sus grandes aportaciones sobre la temática13, así como todas las informaciones sobre las familias y personajes destacados insertos en los diccionarios biográficos, obras deṭabaqāt y demás fuentes escritas, desde la Conquista hasta el siglo xi. A partir de entonces,han ido apareciendo diferentes acercamientos al poblamiento beréber en forma de artículos, concentrados en determinadas regiones geográficas, lo que les da un mayor grado de especificidad. Así, A. Fernández viene a incidir en el importante poblamiento beréber en la Marca Media y, por su parte, B. Franco Moreno se concentra en la Marca Inferior, otro de los espacios con mayor densidad poblacional beréber14 que nos sirven para establecer comparativas15.

  • 16Manzano, 1991,Sénac, 2000,Viguera, 1988 yId., 1995.
  • 17Barceló, 1991;Barceló yKirchner, 1992.

6Sin embargo, en lo que se refiere a la Marca Superior, apenas contamos con trabajos precedentes. La única excepción son las referencias insertas en las obras colectivas o de temática general16, y los artículos de M. Barceló sobre la zona del Penedés17. Por lo tanto, nuestro proyecto, si no es del todo nuevo en su temática, sí lo es en cuanto a su interés específico por esta entidad territorial en su conjunto y en su propuesta metodológica multidisciplinar.

Beréberes en la Marca Superior: la aportación de las fuentes escritas

7La primera oleada importante de beréberes se produciría ya desde la expedición de conquista y probablemente sería la más numerosa. En estos momentos, es lógico que los beréberes, como población autóctona del norte de África, formasen el grueso de los primeros contingentes. Así las fuentes dejan meridianamente claro que hubo una mayoría de grupos beréberes que atravesaron el Estrecho, en principio, atraídos por el botín que representaba el derruido reino visigodo y, una vez tomada la Península, habría un flujo constante con un gobierno que fomentaba su llegada.

  • 18Ajbār Maŷmūʿa, p. 6.
  • 19 Citado en Al-Maqqarī,Nafḥ,t. I, texto ár. pp. 239 y 254 / trad.pp. 266-268.
  • 20Ajbār Maŷmūʿa, p. 7.
  • 21 Citado enAl-Maqqarī,Nafḥ,t. I, pp. 231-232 (texto ár.).
  • 22IbnʿAbd al-Ḥakam,FutūḥMiṣr wa-l-Magrib,t. I, texto ár. pp. 275-276 / trad. p. 41.
  • 23Ibnabīb,Kitāb al-Ta’rīj, ed.Aguadé, p. 137.

8Las cifras, aunque sean frecuentemente exageradas e imprecisas, deben llamarnos la atención en cuanto a la proporcionalidad entre árabes y beréberes. Así, según losAjbār Maŷmūʿa, en la primera expedición de Ṭāriq b. Ziyād, cuya tripulación sería beréber, habría 7.00018. En otro fragmento, al‑Rāzī calculó en 12.000 el número de beréberes, menos unos 12-1619 que serían árabes. Mientras que con Mūsā b. Nuṣayr el número de combatientes apenas llegarían a los 5.00020, y además incluiría también una importante cifra de imazigen. Todas estas cifras las reiteran Ibn Ḥayyān21 e Ibn ʿAbd al‑Ḥakam22 en sus respectivas obras. Por su parte, Ibn Ḥabīb se atreve a precisar que había unos 10.000 beréberes y sólo unos 16 árabes23.

  • 24Ibn Jaldūn,Kitāb al-ʿIbar,texto ár., t. IV, p. 150 / trad.,t. I, pp. 250, 259 y 272 respectivame(...)
  • 25Crónica Mozárabe, 1981, cap. lii.
  • 26 Para toda esta cuestión, véaseChalmeta, 1994, pp. 109-159.
  • 27 Al-Maqqarī,Nafḥ,t. I, p. 239.
  • 28Bosch, 1980, p. 32. La llegada de contingentes beréberes en los siglos x y xi, luego los almorávide(...)

9Pero, según Ibn Jaldūn, Ṭāriq b. Ziyād vino con una gran cantidad de Gumāra y también con miembros de los Madyūna, Miknāsa y Hawwāra24: en total, según el autor tunecino, alrededor de 10.000 beréberes y no más de 300 árabes. Por otro lado, resulta llamativo el hecho de que en la mismaCrónica Mozárabedel 754 se haga una distinción entre árabes y «mauri» enviados por «Muze y Taric»25. Por lo tanto, existe una diferencia notoria entre ambos componentes, y para nada se ha producido aún una asimilación de un grupo que, por otra parte, sería muy mayoritario. Pues, según todas las fuentes, los árabes sólo representarían una minoría («wa lam yakun fī-him min al-ʿarab illā yasīr»)26 e incluso en algunos autores especifican que el escaso número de árabes eran para la islamización de los beréberes27, por lo que sí resulta útil diferenciar entre estos dos estratos no sólo durante la Conquista sino, como veremos, prácticamente a lo largo de toda la historia de al-Andalus y el Magreb28.

  • 29 Al-Rāzī (citado en Fatḥ al-Andalus, p. 104) cita 40.000 entre beréberes y eslavos reclutados por ʿA(...)

10A todo esto hay que añadirle el importante número de beréberes que vendrían con ʿAbd al‑Raḥmān al‑Dājil. Éste tendría una guardia personal zanāta y de otras tribus beréberes, con los ṣinhāŷa a la cabeza y se conocen bien sus planes de atraerse a determinados grupos beréberes tanto de la Península como del norte de África para luchar contra el califato fatimí y sofocar la rebelión de losŷundi-s29. Esta cuestión no es liviana porque a todos estos grupos tendría que asentarlos en algún lugar.

  • 30Ajbār Maŷmūʿa, texto ár. p. 38 / trad. p. 48.

11En lo que concierne a la Marca Superior, las noticias de los primeros periodos son muy parcas. De tal forma que aún seguimos sin conocer los grupos que se establecieron y, menos aún, en qué volumen lo hicieron. Tradicionalmente, se ha defendido que habría una comunidad beréber de poca importancia, todo ello basado en una única referencia de los Ajbār Maŷmūʿa en la que se justificaba la no participación en la gran revuelta beréber del 741 porque los árabes constituían la mayor parte de los habitantes y eran más numerosos que los beréberes («fa-inna-hum kānū akṯar min al-barbar30»), algo que se ha extrapolado al resto de los períodos sin tener en cuenta las posibles llegadas posteriores, es decir, excluyéndose la aportación de los siglos x-xi.

  • 31Ibn ʿIḏārī,al-Bayān al-Mugrib,t. II, pp. 37-39; véase otras versiones en:Ajbār Maŷmūʿa,p.6, tex(...)

12Por otro lado, tenemos referencias sobre la participación de algunas comunidades beréberes en las distintas revueltas locales que tuvieron lugar en la Marca Superior que, aunque sean muy puntuales, al menos nos confirman la existencia de estos grupos con identidad propia y con un papel activo políticamente. Así, por ejemplo, Ibn ʿIḏārī nos relata que los beréberes se unieron a al‑Ḥubāb b. Rawāḥa b. Banī Zuhra b. Kilāb al‑ʿAbdarī y a un grupo de yemeníes que se sublevaron contra Yūsuf al‑Fihrī en 75431.

  • 32 Es al-ʿUḏrī quien nos da estanisba (al-ʿUḏrī,Tarṣī al-Ajbār, texto ár. pp. 26-29 / trad. pp. 17-2(...)
  • 33Ibnayyān,al-Muqtabas V,p. 244.
  • 34Ajbār Maŷmūʿa, texto ár. p. 116 / trad. p. 105.
  • 35Ibid.,texto ár. p. 115 / trad. p. 105.

13Otro caso es el de la rebelión de Maṭrūḥ b. Sulaymān al‑Aʿrābī en 792, para la que se tiene constancia de la intervención de un grupo de beréberes también en Zaragoza. En dicha agitación contra el emir Hišām I, Maṭrūḥ sería asesinado precisamente por dos de sus acompañantes, un tal ʿAmrūs b. Yūsuf y Šarḥabīl b. Ṣaltān al‑Zawāgī, este último con unanisba que lo relaciona directamente con los zawāga zanāta32. Por su parte, Ibn Ḥayyān33 en suMuqtabis V y elAjbār Maŷmūʿa34nos hablan de un tal Rizq de los barānis que participó en una agitación contra el primer ʿAbd al‑Raḥmān35.

14Otra anécdota de gran interés es la que nos aporta al‑Jušanī ocurrida en los tiempos de al‑Ḥakam I (796-822) que pone en boca de Muḥammad b. Ḥafṣ una serie de sucesos de al‑Faraŷ b. Kināna. Según este autor, al‑Ḥakam I nombró como gobernador de Zaragoza a un general ʿAbd al‑Raḥmān b. Abī ʿAbda, al parecer no árabe, lo que llevó a ʿUmāra, que sí era árabe, a sublevarse a pesar de que venía en auxilio suyo. Y ante este rechazo, el mismo al‑Faraŷ b. Kināna tuvo que encargarse del gobierno de la ciudad. Pero el fragmento que nos interesa es el siguiente:

  • 36Ibn ḤāriṯAl-Jušanī,(Quḍāt Qurṭuba), 2005, texto ár. pp. 83-84 / trad. pp. 91-92.

… Omara se hizo amigo de un grupo de berberiscos a los cuales metió en la ciudad [de Zaragoza] y, juntos, se sublevaron contra Alfárech ben Quinena y se apoderaron de él36.

  • 37 Ibid.

15Lo cierto es que se trata de un texto muy interesante porque una vez más hace referencia a los beréberes de Zaragoza o más bien de sus alrededores que, en este caso, establecen una alianza con los árabes de la ciudad. Del texto en su conjunto, se puede deducir que losbarbarconstituían un grupo separado, al margen del centro urbano. De hecho, entre las acusaciones que se dirigen posteriormente contra ʿUmāra está la de «meter a los beréberes en la ciudad37» algo que debería de estar prohibido, por lo que, de ser cierto, estaríamos ante un caso, aislado o no, de clara segregación.

16Por lo tanto, esta serie de noticias viene a contrarrestar la idea de una escasa y poco activa comunidad beréber, como se ha querido señalar basándose exclusivamente en el dato de la ausencia de revueltas durante el 741. Además, debe subrayarse que todas las revueltas que hemos ido señalando se producen en torno a Zaragoza, lo que nos remite, sin duda alguna, a las comunidades beréberes presentes en los núcleos de Monzalbarbar o de la puerta de la Cineja.

  • 38 VéaseSesma Muñozet alii, 1996, pp. 67-84, ySesma Muñozet alii, 2001, pp. 31-39.
  • 39 Ibid.

17En tiempos de ʿAbd al‑Raḥmān III (323 H/934), tenemos la referencia de unḥiṣn denominado Warša, identificado como Huesa del Común38 y donde habitaba un grupo de beréberes junto a Ibrāhīm b. Hišām al‑Tuŷībī, hermano de Muḥammad b. Hišām al‑Tuŷībī. Esta presencia enḥiṣn Warša no es una referencia aislada pues tenemos constancia de la existencia de una serie de asentamientos cuya toponimia, bien documentada, apunta a grupos norteafricanos. Nos referimos a Lagata (Banū Lawāta), Letux, Nepza (Nafza) y Azuara (Zuwāra) que constituirían un foco de concentración de poblamiento beréber en torno al río Aguasvivas, afluente del Ebro en su margen derecha39.

  • 40García Gómez, 1948.
  • 41Ibn Buluqqīn,Kitāb al-Tibyān,p. 57 /«Memorias», pp. 95-96.

18Otra gran oleada de beréberes se dio con toda seguridad en el período que va desde la llegada al poder de al‑Ḥakam II (961-976) a la desaparición delḥāŷibal‑Manṣūr bi-Llāh (1002). Los textos de Ibn Ḥayyān40 y de lasMemorias del reyʿAbd Allāh41no dejan lugar a dudas a este respecto. El reclutamiento de mercenarios y la llegada de voluntarios a al-Andalus van a ser constantes. A los ecos de esplendor de un Estado en expansión, que resonarían a lo largo de todo el Magreb, se unen las promesas deiḥsān que tienen como objeto atraer un grupo de milicias. En este mismo contexto arribarían entre otros grupos los ziríes.

  • 42Sarr, 2011.
  • 43Manzano Moreno, 1990, p. 426.

19Del periodo taifa podemos aportar poco más que las referencias sobre la formación de taifas dirigidas por dinastías de procedencia beréber en la frontera de nuestra zona, como son los casos de Alpuente, Albarracín o Toledo. Somos conscientes de que esto no quiere decir que sean estados ni territorios ocupados exclusivamente por beréberes en su totalidad, como se ha precisado en otros trabajos42, ni que éstos presentaran diferencias por el origen étnico-cultural de sus sultanes, pero al menos no puede negarse que estos datos apuntan a la importancia de estas comunidades en la zona y al desarrollo en su seno de unas élites locales43.

  • 44Montón Broto, 1997.
  • 45Bàssols, 1990, pp. 127-154.

20Del dominio almorávide en estas tierras (1110-1150), lo primero que hay que destacar es su exigüidad debido a una excepcional prolongación de la taifa hūdī de Zaragoza. Con Huesca ya perdida, no restará más que el sur de la Marca y el este. Sin embargo, a pesar de ser un período corto, resulta sorprendente la impronta destacable que deja en cuanto a lo que a la cultura material se refiere. Pues va a llevarse a cabo un programa de fortificaciones de determinados puntos, bien preexistentes o creadosex nihilocomo nueva frontera frente a los avances de los reinos feudales, como observamos en Los Zafranales44, La Torraza, Velilla de Ebro, la torre de Santa Quiteria de Fraga y otras torres ubicadas más al este, que portan un claro topónimo almorávide, lo que indica la estrategia de establecer alcaides en puntos clave para controlar el territorio desde un punto de vista militar45.

  • 46 Esto puede plantear dudas referentes a la idoneidad de llamar «oleada beréber» a este período. Beré(...)
  • 47 VéaseViguera, 1988, p. 235, cl. 26.

21No obstante, en el plano social, debe considerarse que poco pudieron mezclarse estos ṣinhāŷas con la población andalusí residente en estos territorios, dada no sólo la brevedad de su dominio sino su escasa presencia numérica46. Clara muestra de ello es que en las capitulaciones de Zaragoza se discierna meridianamente entre «almorávides» y «musulmanes autóctonos», como si se tratara de dos elementos diferenciados social y jurídicamente. Por lo tanto, dicha integración no se daría sino que se mantendría más bien al margen, controlando militarmente el territorio47.

El aporte de los diccionarios biográficos

  • 48 Sobre las limitaciones de este tipo de fuentes, véaseFelipe, 1992, p. 178, y 1995 b, pp. 185-186,(...)

22Las fuentes biográficas y deṭabaqāt son otra de las posibilidades que poseemos para aproximarnos a la realidad del poblamiento beréber en la Marca Extrema. Nuestro trabajo sobre este campo se ha centrado en la consulta de las principales obras de este género, así como en los estudios desarrollados hasta el momento por la historiografía48.

  • 49 Muy documentada en las fuentes y en la bibliografía:Molina Martínez, 1989, pp. 69-70;Fierro, 1995(...)
  • 50Ibn Ḥāriṯ Al-Jušanī,Ajbār al-fuqahāʾ, p. 68 (nº 63);Ibn Jayr,Fahrasa, t. I, p. 193.

23Realizada esta precisión, hemos de destacar que entre las familias que tenemos constatadas, de sabios y cargos político-religiosos beréberes de la Marca Superior, hallamos exclusivamente una: los Banū Ṯābit49, conocidos como al‑ʿAwfī. Éstos eranmawla-s, por relación (ʿalāqa) de los Banū Zuhra b. Kilāb pero, por algún motivo que desconocemos, acabaron renegando de ello y acudieron a lanisba del personaje con el que se convirtieron al Islam, ʿAbd al‑Raḥmān al‑ʿAwfī, según nos narra al‑Jušanī50. De ser cierto este último vínculo, podría señalarse que su llegada a la Península se habría producido durante los primeros tiempos de la Conquista. Sin embargo, sólo conocemos miembros de este grupo desde 832 y ya de forma continua hasta la caída de Zaragoza en manos cristianas. Citamos a continuación los nombres recopilados:

    • 51Ibn al-Faraḍī,Tā’rīj ʿulamā’ al-Andalus, nº 308;Vernet, 1950, p. 283, nº 200;Marín, 1988, nº 335(...)

    Ṯābit b. Ḥazm b. ʿAbd al‑Raḥmān b. Muṭarrif b. Sulaymān b. Yaḥyī al‑ʿAwfī, dekunya Abū l-Qāsim, nacido en 217 H/832-833 y muerto en 313 H/915, fue tradicionista51;

    • 52Ibn Jayr,Fahrasa,pp. 191-193; Yāqūt,Muʿŷam al-buldān,t. III, p. 213;Vernet, 1950, p. 281 (nº 1(...)
    • 53Ibn al-Faraḍī,Tā’rīj ʿulamā’ al-Andalus, nº 310;Ibn Jayr,Fahrasa,t. I, p. 193; Yāqūt,Muʿŷam al(...)

    Qāsim b. Ṯābit (255 H/868-303 H/915), introductor delKitāb al-ʿAyn de Jalīl52;;— Ṯābit b. Qāsim (289 H/901-352 H/963), muerto en una alquería cuyo nombre se basa en la raíz Ḥrkš, al sur de Zaragoza53;

    • 54Ibn al-Abbār,al-Takmila, ed. 1915, nº 2620;Ibn Jayr,Fahrasa,t. I, p. 193;Ḏayl,t. IV, p. 64;M(...)

    Saʿīd b. Ṯābit (966-967)54;

    • 55Ibn al-Abbār,al-Takmila,ed. 1955, nº 624;Molina yÁvila, 1985 b;Felipe,1997,p. 99.

    Ṯābit b. Saʿīd (Abū Isḥāq)55;

    • 56Ibn al-Abbār,al-Takmila,ed. 1955, nº 1954;Ḏayl,t. IV, nº 348;Vernet, 1950, p. 270, nº 21;Moli(...)

    ʿAbd Allāh b. Ṯābit (Abū Muḥammad), alfaquímušāwar. Muere con fecha posterior al 425 H/1034-103556;

    • 57Ibn al-Abbār,al-Takmila,ed. 1955, nº 1954;Ḏayl,t. IV, nº 348;Ibn Baškuwāl,al-Ṣilat al-Ṣila,t(...)

    Abū l-Ḥasan Ṯābit b. ʿAbd Allāh al‑ʿAwfī (m. 514 H/1120-1121): el último que nació y vivió en la Marca Superior que conocemos, desempeñó el cargo de juez. Es un personaje que nos resulta muy interesante por ser el que redacta la carta de petición de ayuda al emir almorávide Tamīm b. Yūsuf, justo antes de la capitulación de Zaragoza (17 šaʿbān 512/3 de diciembre de 1118)57.

  • 58Ibn al-Abbār,al-Takmila,ed. 1915, nº 2620;Al-Ḥumaydī,Ŷaḏwat al-muqtabis, nº 345 yAl-Samaʿānī,(...)

24De lo que no cabe duda, es de que esta familia constituye un buen ejemplo de enmascaramiento y asimilación de las raíces beréberes, para no ser objeto de los posibles prejuicios en su ascenso social. Pues sólo sabemos de su origen beréber, además del mencionado texto de al‑Jušanī, por otras referencias de Ibn al‑Abbār, al‑Ḥumaydī y al‑Samaʿānī58.

  • 59Ibn al-Abbār,al-Takmila, t. II, ed. 1955, p. 729, nº 1843;Vernet, 1950, p. 277, nº 118;Marín, 19(...)

25Por otro lado, conocemos a través de Ibn al‑Abbār a un tal Maʿn b. Muḥammad b. Maʿn al‑Barbarī al‑Anṣārī (m. 330 H/941-942), también identificado con lanisba«al‑Ṣinhāŷī» por lo que tendríamos su filiación tribal, y con la de al‑Saraqusṭī. Sukunya fue Abū l-Aḥwaṣ59. Ejerció el cadiazgo en Zaragoza nombrado por el mismo ʿAbd al‑Raḥmān III en 326 H/937, y precisamente es uno de los citados en el amán que concede el califa omeya a Zaragoza. Sunisba «al‑Anṣarī» debe llamarnos la atención ya que podría indicarnos de quién se hizomawlā y cómo trataba de ocultar sus orígenes para que no le pesaran en su ascenso político-social.

  • 60 Yāqūt,Muʿŷam al-buldān,t. III, p. 151;Ibn Abī Zarʿ,Rawḍ al-qirṭās, pp. 147 y 164.

26Yāqūt cita de época almorávide a través de Ibn Gālib al‑Garnāṭī a un tal Abū l-Ḥasan ʿAlī b. ʿAbd al‑ʿAzīz al‑Zanātī, muerto después del 533 H/1139, del que conocemos muy pocos datos, sólo que estudió elKitāb al-Istiʿāb de Ibn ʿAbd al‑Barr de Abū Isḥāq Ibrāhīm b. Muḥammad b. Ṯābit al‑Qurṭubī en el año 53360.

27Por lo tanto, la nómina de ulemas beréberes de Huesca y Zaragoza se limita a unos 9 individuos de los que 7 son miembros de una misma familia. De éstos, los únicos que presentan signos manifiestos de identidad beréber son los dos últimos (al‑Barbarī y al‑Zanātī), mientras que los Banū Ṯābit han intentado camuflar su identidad en todo momento. Este es un aspecto que debe llamarnos la atención, no olvidemos el fragmento de al‑Jušanī en el que se acusa a ʿUmāra de haber introducido a los beréberes dentro de lamadīnade Zaragoza; ante esta realidad discriminatoria, resultan comprensibles las estrategias de arabización seguidas por losbarbar.

28Sin embargo, el escaso balance de los diccionarios bio-bibliográficos se contradice, como comprobaremos, con los datos que la toponimia nos ha aportado hasta el momento.

La toponimia beréber

29A continuación incluimos los principales topónimos de filiación beréber que hemos hallado, dentro del marco geográfico de las provincias de Zaragoza y Huesca, fruto de un rastreo sistemático de las fuentes escritas y de la cartografía tanto histórica como contemporánea. En algunas ocasiones hemos podido contrastarlos a través de diferentes vías pero en otras, ante la ausencia de citas, se han quedado en una mera propuesta.

  • 61Ibnazm,Ŷamhara, p. 496;Ibn Jaldūn,Kitāb al-ʿIbar,texto ár.,t. VI, p. 120 / trad. enHistoire(...)
  • 62 Situada en Zalamea de la Serena por unos, se ha planteado que ocupase el espacio entre Alcuéscar, A(...)

30Mequinenza (Miknāsa). — El primer asentamiento en el que nos centraremos es el de Mequinenza. Asentada en un lugar privilegiado, está en la desembocadura de los ríos Ebro y Segre. Su topónimo es una de las huellas más claras de la presencia beréber, de los Banū Miknāsa, tribu procedente de la rama Butr que estuvo presente ya desde la conquista de al-Andalus61. Esta ciudad era conocida como Miknāsa al‑Zaytūn (de los olivos), a diferencia de la otra situada en torno a Mérida denominada Miknāsa al‑Aṣnām (de los ídolos)62. Ambas deben ser puestas en relación con el Meknès magrebí.

  • 63Al-Iṣtajrī,Kitāb al-Masālik wa-l-Mamālik, p. 44.
  • 64Al-Idrīsī,Nuzhat al-muštāq,texto ár. p. 190 / trad. p. 231.
  • 65Al-Zuhrī,Kitāb al-Ŷaʿrāfiyya, texto ár. p. 225 (§ 212) / trad. p. 144.
  • 66Al-Rāzī,Ajbār mulūk al-Andalus, trad.Lévi-Provençal, pp. 73-74.
  • 67 EnIbn ʿIḏārī,al-Bayān al-Mugrib,t. IV, p. 95, aparece en 3 ocasiones como uno de losḥuṣūn del e(...)

31Las referencias que poseemos sobre Mequinenza son exiguas. Al‑Iṣtajrī63 la define brevemente, al‑Idrīsī64 se limita a incluirla en el itinerario hacia Tortosa (Turtūša) como una ciudad pequeña, parecida a unḥiṣn en las fronteras de al-Andalus. Por su parte, al‑Zuhrī la recuerda como el punto en el que se unen los ríos Ebro y el de Lérida (el Segre)65. La cita que quizás sea más relevante es la de al‑Rāzī que la califica como unḥuṣūn próximo a la desembocadura del Ebro66, no por la información transmitida sino por la fecha en la que ésta se produce, el siglo x, lo que se traduce en que Mequinenza existe antes de dicha centuria. Por último, resultan interesantes las menciones esporádicas de Ibn ʿIḏārī que la destaca como uno de losḥiṣn del Šarq al‑Andalus, al que no pertenece, pero nos deja entrever, con motivo de una expedición almorávide, un territorio poblado de fortalezas, subordinados y comunicados con ésta67.

  • 68 VéaseGuitard Aparicio, 1976, pp. 95-98;Florensa Ferrer, 1960 yVallés i Pujals, 1959.
  • 69 A falta de intervenciones arqueológicas, el único referente islámico de Mequinenza es su anáfora, n(...)

32El resto antiguo más destacado de Mequinenza es su castillo, que poco tiene que ver con elḥiṣn que evocan las fuentes árabes, siendo en su mayor parte una reconstrucción de los años 1950-1960 de otro señorial levantado hacia el siglo xiii68.De hecho, hemos de advertir que hasta el momento, en esta colina no se han localizado piezas cerámicas del periodo islámico; sin duda, las alteraciones tanto medievales como contemporáneas han mermado nuestra posibilidad de conocimiento de lo que podría ser el reducto andalusí. Y sobre todo, la construcción de la presa de Ribarroja que hizo que el pueblo en su totalidad se trasladara unos kilómetros, desmantelándose el «Poble Vell». Con ella han quedado sumergidas todas las hectáreas de regadío tradicional, las 269, por lo que difícilmente se podría reconstruir su paisaje tradicional69.

  • 70 Yāqūt,Muʿŷam al-buldān, t. III, p. 151.
  • 71 Sobre éste, véaseIbn Abī Zarʿ,Rawḍ al-qirṭās, pp. 147 y 164 que cita a Yāqūt como fuente;Ibn ʿI(...)
  • 72Sénac, 2000, p. 219. Algunos paralelos encontramos en Levante, como la alquería de Zeneta y la alde(...)

33iṣn Zanāta. — Es Yāqūt al‑Rūmī quien menciona Zanāta como unanāḥiya(región) de Zaragoza70. El mismo Yāqūt, basándose en el Farḥat al-Anfus de Ibn Gālib, cita a un tal Abū l-Ḥasan ʿAlī b. ʿAbd al‑ʿAzīz al‑Zanātī (muerto después del 533 H/1139) ya en época almorávide71. Sin embargo, ningún dato más conocemos de esta fortaleza, que Ph. Sénac ha propuesto identificar como el yacimiento islámico de Lizana. Quizás las próximas intervenciones arqueológicas arrojen nuevos datos al respecto72.

  • 73 Hallamos la palabraCineega oCine Eia ya desde el 1089, como lugar, puerta y barrio. Sería un arra(...)
  • 74 Ceneja y Soneja en Castellón, Senija en Alicante… (Dubler, 1943, pp. 193-194 y 197, aunque algunos(...)

34Cinegia (Ṣinhāŷa). — Sería un claro ejemplo de asentamiento al margen del núcleo urbano. La huella en este caso es exclusivamente toponímica, se refiere al arco, en la actualidad, que era anteriormente la puerta del arrabal de los ṣinhāŷa73. Hallamos abundantes paralelos a este topónimo en otras zonas de al‑Andalus74.

  • 75 Al-ʿUḏrī,Tarṣī al-Ajbār, texto ár. p. 29 / trad. p. 24; supuestamente ya que no se llega a complet(...)
  • 76 En 1123 (Lacarra, 1982-1985, t. I, pp. 107-109, doc. 94), Mezalbarber en 1138 (ibid., p. 279, doc. (...)
  • 77Guitard Aparicio, 1979, p. 75.Lacarra, 1982-1985, t. I,«Deus o vol» p. 164, doc. 151; «Deus Adiuta(...)
  • 78Guitard Aparicio, 1979, p. 75.

35Manzil al-Barbar («morada/asentamiento de beréberes75»). — Actualmente llamado Monzalbarba, situado a la orilla derecha del Ebro, tiene el reconocimiento de «barrio rural» de Zaragoza. Aparece en las fuentes latinas de la Reconquista como Mezalbarba76, Mezalbarber y Mucalbaruas. En sus proximidades se encuentra Juslibol, que aparece con el nombre «Mezimeeguer77» en la documentación de 1160 relativa a la donación que realiza Ramón Berenguer IV al obispo de Zaragoza donde contamos con los restos de un castillo islámico78.

  • 79Bosch Vilà, 1964.
  • 80Guichard, 1995, p. 437. Señala una población conocida como Favara.
  • 81 Entre Teruel y Cuenca (Terés, 1978, p. 374).

36Fabara (posiblemente de Hawwāra79). — Sin embargo, hasta el momento la única evidencia es el parecido fonético, ya que en ninguna intervención se han localizado restos de asentamiento islámico. Habría que ponerlo en relación con la Favara del Levante andalusí que señala el profesor P. Guichard80, con Albarracín, ya que los Banū Razīn eran una facción de ésta, y con otros topónimos al sur de la Marca como ʿAqabat al‑Hawwāriyyīn81.

  • 82 El primero en proponer esta ubicación es al-Ahwānī (Al-ʿUḏrī,Tarṣī al-Ajbār,trad. p. 13, nota 1)(...)
  • 83 Al-ʿUḏrī,Tarṣī al-Ajbār, texto ár. p. 150 / trad. p. 13 (nota 1).
  • 84 Laliena Corbera y Ortega Ortega, 2010, p. 176.

37ʿAqabatMalīla (la cuesta de Malīla). — Estos Banū Malīla serían un grupo de los Hawwāra. Tradicionalmente relacionado con Velilla, por el cierto parecido fonético82, si nos atenemos a lo que señala al‑ʿUḏrī: «El distrito de la ciudad, que va desde la Puerta meridional de Zaragoza hasta ʿAqabat Malīla83», sería el límite norte de esteiqlīmpor lo que de ninguna manera podría estar situado al sureste de Zaragoza, en Velilla de Ebro. J. A. Sesma, C. Laliena y J. F. Utrilla lo han situado recientemente entre Zaragoza y la sierra de Alcubierre84.

  • 85Ḏikr bilādal-Andalus, texto ár. p. 71 / trad. p. 77.
  • 86 Yāqūt,Muʿŷam al-buldān,t. II, p. 117.
  • 87Oliver Asín, 1973, pp. 366-367.

38Ŷarāwa. — El anónimoḎikr bilād al-Andalus, nos señala que los Ŷarāwa, o Ŷurāwa según otras fuentes, eran del distrito de Zaragoza85. También están en el valle de los Pedroches; al menos Yāqūt cita un lugar llamado de este modo86. Estanāḥiyatiene, a su vez, su equivalente en el norte de África en un lugar situado entre Constantina y Qalʿat Banī Ḥammad. Nuestra propuesta, como la de J. Oliver Asín, es que probablemente pueda tratarse de Jaraba, tanto por evolución fonética (encontramos también «Xaraua» en 1131) como por las condiciones de su ubicación87.

  • 88Ibid., p. 367.
  • 89Ubieto Arteta, 1972, pp. 79-80.

39addīna (Cetina). — Situada al suroeste de la provincia de Zaragoza, en la margen derecha del río Jalón, cuando confluye con el Henar88. Çedina, segúnToponimia aragonesa medieval89(está clara su posible evolución). Conviene destacar que es un lugar estratégico, al estar situado entre la Meseta y el Ebro.

  • 90Ibn ʿIḏārī,al-Bayān al-Mugrib,t. II, p. 148;Oliver Asín, 1973, p. 361;Felipe, 1997, p. 292.
  • 91Oliver Asín, 1973, pp. 337-338 y 361.

40iṣn al-Barbar (?). — La «fortaleza de los bárbaros» es citada por Ibn ʿIḏārī90 en una expedición hacia Pamplona de ʿAbd al‑Malik al‑Ṭawīl y ʿAbd Allāh b. Muḥammad b. Lubb. Allí se dice que incendió sus alrededores… Estaría por lo tanto en el camino entre Huesca y Pamplona. Sin embargo, desconocemos más detalles sobre el mismo. El único que se atreve a situarlo de forma más exacta es J. Oliver Asín que lo ubica en la sierra de Orba, en el noroeste de la provincia de Huesca a escasos kilómetros de Navarra91, con lo que los relaciona con los Awraba, pero ignoramos en qué criterios exactos se basa.

  • 92Moret, 1994, p. 346.

41Cotema (¿de Kutama?). — Situado dentro del término municipal de Mequinenza, Vall Cotema aparece registrado como una partida en la ribera derecha del Ebro entre Les Boqueretes y Vall de Granada92. Es poco fiable, simplemente se basa en un parecido fonético muy claro; en este lugar aún no hemos hallado ningún resto que nos remonte a un pasado andalusí.

  • 93Ibnazm, Ŷamhara,p. 499;Viguera, 1995, p. 82.

42Oseja (ʿAwsaŷa). — Cien kilómetros al suroeste de Zaragoza, se ha relacionado con los ʿAsaŷa, tribu de los malzūza según Ibn Ḥazm. En la cora de Šantabariya (Santaver), hallamos incluso un Balaṭ ʿAwsaŷa (Calzada de los ʿAwsaŷa)93. No se han hallado restos andalusíes hasta el momento.

  • 94 Analizados enSesma Muñozet alii,1996, pp. 67-84 y enSesma Muñozet alii,2001.
  • 95Ibnazm, Ŷamhara, pp. 499 y 501;Felipe, 1997, pp. 165-168. En este último se propone que sea Ibn(...)
  • 96Felipe, 1997, pp. 287-288.
  • 97Ibid., p. 295.
  • 98Ibid., p. 344.

43A estos topónimos debemos agregar otros menores como los ubicados a orillas del río Aguasvivas que tanto por su morfología como por episodios citados en las fuentes nos muestran una clara presencia beréber: Lagata (Lawāta), Nepza (Nafza), Letux, Azuara (Zuwāra)94. Y los grupos maṣmūda asentados en el sector occidental de la Marca; los Banū Maḍā b. Tīhalt95, en Villarroya de la Sierra conocida como Qaṣr/Ḥiṣn Maḍā, Ateca96, Pozuel de Ariza y Deza, situada ya en Soria97, y a los Banū Faraŷ en Tarazona98.

Consideraciones finales, hipótesis de partida

44El estado, prácticamente inicial, en el que se encuentran nuestras investigaciones no nos permite calificar como concluyentes las ideas que apuntamos a continuación, sino más bien como incógnitas y puntos de partida. En cualquier caso, lo que sí hemos podido evidenciar es una tendencia que niega algunas de las hipótesis tradicionales sobre el poblamiento beréber en la Marca Superior.

45La primera de estas hipótesis giraba en torno a la relativa ausencia de establecimientos beréberes, de tal forma que si bien no puede calificarse de una ocupación tan densa como en las otras marcas, sí observamos una presencia de grupos tribales más abundante de lo considerado y de lo que reflejan los mapas hasta ahora elaborados. Así, en esta primera incursión, hemos contabilizado 19 núcleos cuyos topónimos son de procedencia beréber y/o para los que las fuentes nos aseguran una considerable existencia de familias de dicho origen.

  • 99 Ya Ph. Sénac (Sénac, 1991, p. 400) advirtió sobre la inexistencia de un modelo de poblamiento único

46La segunda se refiere al marco geográfico de estos asentamientos: según dichas hipótesis los establecimientos beréberes se ubicarían en zonas exclusivamente marginales, montañosas e improductivas. Sin embargo, como hemos podido constatar, hubo una pluralidad de entornos: unos son enclaves privilegiados, que controlan importantes vías de comunicación fluvial, al estilo de Mequinenza, y otros están situados en lugares más apartados, o al margen de los núcleos urbanos (como Ḥiṣn Zanāta, Oseja, Fabara…). Por lo tanto, se puede afirmar, siempre con la debida prudencia que nos debe dar contar todavía con una muestra limitada, que no hay un patrón de asentamiento único99, al igual que tampoco existe homogeneidad interna en estos grupos ni en las condiciones en las que se establecen. A grandes rasgos, lo que sí constatamos es una mayor concentración en torno a los afluentes de mediano y pequeño caudal del Ebro, aunque esto podría extrapolarse a otro tipo de establecimientos, y una mayor densidad hacia el suroeste y sureste que conectaría con las zonas de intensaberberización de la Marca Media y del Šarq al‑Andalus respectivamente (véase fig. 1).

47Otro asunto que deberemos abordar es el de la cronología de todos estos núcleos de población, ya que corremos el riesgo de que nuestro trabajo acabe evocando una realidad andalusí atemporal si no tratamos de precisar las fechas aproximadas en las que se originaron. Afortunadamente, sobre algunos podemos proponer, al menos, límitespost quem a través de las citas eventuales recogidas en las fuentes. Sin embargo, sobre otros, sólo nos cabe lanzar opiniones, que podrán ser confirmadas o desechadas en un futuro. Resulta evidente que en estos aspectos, como en otros muchos, se hace imprescindible el aporte de la Arqueología; esperamos que el inicio de las intervenciones arqueológicas que tenemos proyectadas pueda ofrecer algo de luz, aportando dataciones relativas de primera mano de algunos de los yacimientos aquí enumerados.

48Por otra parte, otra idea que subyace está vinculada a la entidad de los emplazamientos aludidos, son siempre arrabales:ḥuṣūn,quṣūr e incluso ciudades pequeñas o medianas, pero nunca alcanzan el rango de grandes urbes y raramente presentan un pasado preislámico. Todos estos aspectos tendrán que ser abordados con su debida atención en los meses venideros.

Fig.1. — Principales asentamientos beréberes

Fig. 1. — Principales asentamientos beréberes
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Notes

1 El presente trabajo reúne parte de las conclusiones obtenidas en el proyecto posdoctoral del mismo nombre que nos otorgó la Casa de Velázquez para el año 2011. Agradecemos a dicha institución su apoyo y la ayuda concedida; y, por supuesto, al profesor Philippe Sénac su asesoramiento y guía a lo largo del desarrollo del mismo. En la actualidad, estamos profundizando en dicha temática, en el marco de una estancia posdoctoral financiada por el Ministerio de Educación y Cultura de España. Para más detalle véase: <http://www.berebermarcasuperior.org/>.

2Manzano Moreno, 1990, p. 399.

3 VéaseEncylopédie Berbère,t. I, pp. 14-26 (porCamps);ibid., t. IV, pp. 562-568 (s. v. «Amazigh» porChaker); yCamps, 1980, entre otros.

4Encylopédie Berbère, t. I, p. 8.

5 Para más detalle véaseFelipe, 2009, pp. 105-117.

6 Es obligado señalar la figura de Gabriel Camps (m. 2002) como gran impulsor de dicha temática en occidente por su extensa bibliografía y por dejar en marcha un proyecto como laEncyclopédie Berbère ahora dirigida por Salem Chaker.

7Dubler, 1943.

8Oliver Asín, 1973.

9 Véase la reseña deId., 1943, pp. 262-267.

10Bosch, 1956, 1959, 1964, 1965, 1976, 1980 y 1984 entre otras. Véase más bibliografía enMolina López, 1985-1986, pp. 30 y 31.

11 En parte continuados por su discípulo E. Molina López enibid.

12Felipe, 1997.

13Id., 1993 a, pp. 57-62;Id., 1993 b, pp. 149-157;Id., 1999, pp. 227-238 yId., 2009, pp. 105-117.

14 Sobre la zona deben tenerse en cuenta las pinceladas trazadas por Sophie Gilotte. VéaseGilotte, 2010, pp. 250-252.

15 Existen asimismo trabajos sobre Baleares (Barceló, 1980,Id., 2001, etc.) y la Serranía de Ronda (Martínez Enamorado, 2001-2002 yId., 2003).

16Manzano, 1991,Sénac, 2000,Viguera, 1988 yId., 1995.

17Barceló, 1991;Barceló yKirchner, 1992.

18Ajbār Maŷmūʿa, p. 6.

19 Citado en Al-Maqqarī,Nafḥ,t. I, texto ár. pp. 239 y 254 / trad.pp. 266-268.

20Ajbār Maŷmūʿa, p. 7.

21 Citado enAl-Maqqarī,Nafḥ,t. I, pp. 231-232 (texto ár.).

22IbnʿAbd al-Ḥakam,FutūḥMiṣr wa-l-Magrib,t. I, texto ár. pp. 275-276 / trad. p. 41.

23Ibnabīb,Kitāb al-Ta’rīj, ed.Aguadé, p. 137.

24Ibn Jaldūn,Kitāb al-ʿIbar,texto ár., t. IV, p. 150 / trad.,t. I, pp. 250, 259 y 272 respectivamente yt. II, p. 136.

25Crónica Mozárabe, 1981, cap. lii.

26 Para toda esta cuestión, véaseChalmeta, 1994, pp. 109-159.

27 Al-Maqqarī,Nafḥ,t. I, p. 239.

28Bosch, 1980, p. 32. La llegada de contingentes beréberes en los siglos x y xi, luego los almorávides en elxii, van a permitirnos hablar de grupos diferenciados del resto de la población. No se trata de una cuestión étnica sino sociocultural. La mejor prueba de ello, es que se conserve la identidad beréber, sus lenguas y culturas, en el norte de África.

29 Al-Rāzī (citado en Fatḥ al-Andalus, p. 104) cita 40.000 entre beréberes y eslavos reclutados por ʿAbd al-Raḥman I y enAl-Maqqarī,Nafḥ (t. III, pp. 36-37) se apunta el reclutamiento en el norte de África y las concesiones otorgadas a éstos. Véase asimismoGuichard, 1995, p. 477;Manzano Moreno, 1990, pp. 421-425, yFierro, 1999, p. 93.

30Ajbār Maŷmūʿa, texto ár. p. 38 / trad. p. 48.

31Ibn ʿIḏārī,al-Bayān al-Mugrib,t. II, pp. 37-39; véase otras versiones en:Ajbār Maŷmūʿa,p.6, texto ár. pp. 3-74 / trad. pp. 67-77; Fatḥ al-Andalus, pp. 71-76;Al-Maqqarī,Nafḥ,t. I, p. 238 yt. III, pp. 26, 30 y 32. Véase tambiénManzano, 1986.

32 Es al-ʿUḏrī quien nos da estanisba (al-ʿUḏrī,Tarṣī al-Ajbār, texto ár. pp. 26-29 / trad. pp. 17-22); sin embargo, debe tenerse en cuenta que en otro pasaje omite a este Ibn Ṣaltān y atribuye a ʿAmrūs b. Yūsuf y a un tal Šabrīṭ este asesinato (ibid., texto ár. p. 29 / trad. p. 22). Sin embargo, en Ibn ʿIḏārī sí aparece este personaje como tal pero sin señalarse su origen (Ibn ʿIḏārī,al-Bayān al-Mugrib,t. II, p. 63). Para más detalles, véaseSénac, 2000, pp. 91-93.

33Ibnayyān,al-Muqtabas V,p. 244.

34Ajbār Maŷmūʿa, texto ár. p. 116 / trad. p. 105.

35Ibid.,texto ár. p. 115 / trad. p. 105.

36Ibn ḤāriṯAl-Jušanī,(Quḍāt Qurṭuba), 2005, texto ár. pp. 83-84 / trad. pp. 91-92.

37 Ibid.

38 VéaseSesma Muñozet alii, 1996, pp. 67-84, ySesma Muñozet alii, 2001, pp. 31-39.

39 Ibid.

40García Gómez, 1948.

41Ibn Buluqqīn,Kitāb al-Tibyān,p. 57 /«Memorias», pp. 95-96.

42Sarr, 2011.

43Manzano Moreno, 1990, p. 426.

44Montón Broto, 1997.

45Bàssols, 1990, pp. 127-154.

46 Esto puede plantear dudas referentes a la idoneidad de llamar «oleada beréber» a este período. Beréberes no cabe ninguna duda de que lo son, en este caso saharianos, pero por su aporte poblacional, que desconocemos por otra parte, muy probablemente no pudiera categorizarse como las llegadas precedentes.

47 VéaseViguera, 1988, p. 235, cl. 26.

48 Sobre las limitaciones de este tipo de fuentes, véaseFelipe, 1992, p. 178, y 1995 b, pp. 185-186, entre otras.

49 Muy documentada en las fuentes y en la bibliografía:Molina Martínez, 1989, pp. 69-70;Fierro, 1995, pp. 46 y 53, yFelipe, 1997, pp. 65 y 95-100.

50Ibn Ḥāriṯ Al-Jušanī,Ajbār al-fuqahāʾ, p. 68 (nº 63);Ibn Jayr,Fahrasa, t. I, p. 193.

51Ibn al-Faraḍī,Tā’rīj ʿulamā’ al-Andalus, nº 308;Vernet, 1950, p. 283, nº 200;Marín, 1988, nº 335;Molina yÁvila, 1985 b, p. 90. Su nombre varía en otros autores, así sería Ṯābit b. Ḥazm b. ʿAbd al-Raḥmān b. Gānim b. Yaḥyà b. Sulaymān, según Ibn Jayr (Ibn Jayr,Fahrasa,t. I, p. 193). Por su parte, según al-Zubaydī (al-Zubaydī,Ṭabaqāt, p. 309) y al-Qifṭī (al-Qifṭī,Inbāh al-ruwāt,t. I, p. 262), es ʿAbd al-ʿAzīz en vez de Ḥazm.

52Ibn Jayr,Fahrasa,pp. 191-193; Yāqūt,Muʿŷam al-buldān,t. III, p. 213;Vernet, 1950, p. 281 (nº 181);Marín, 1988,nº 1051;Molina yÁvila, 1985 b,pp. 90, 103 y 104.

53Ibn al-Faraḍī,Tā’rīj ʿulamā’ al-Andalus, nº 310;Ibn Jayr,Fahrasa,t. I, p. 193; Yāqūt,Muʿŷam al-buldān,t. III, p. 213;Molina yÁvila, 1985 b,p. 90;Felipe, 1997, p. 98.

54Ibn al-Abbār,al-Takmila, ed. 1915, nº 2620;Ibn Jayr,Fahrasa,t. I, p. 193;Ḏayl,t. IV, p. 64;Molina yÁvila, 1985 b;Felipe, 1997.

55Ibn al-Abbār,al-Takmila,ed. 1955, nº 624;Molina yÁvila, 1985 b;Felipe,1997,p. 99.

56Ibn al-Abbār,al-Takmila,ed. 1955, nº 1954;Ḏayl,t. IV, nº 348;Vernet, 1950, p. 270, nº 21;Molina yÁvila, 1985 b; Felipe, 1997.

57Ibn al-Abbār,al-Takmila,ed. 1955, nº 1954;Ḏayl,t. IV, nº 348;Ibn Baškuwāl,al-Ṣilat al-Ṣila,t. I, nº 288;Ibn Farḥūn,Dibāŷ,t. I, p. 320;Vernet,1950, p. 270 (nº 21: como discípulo de su padre);Grau Montserrat, 1957-1958, p. 270, nº 182;Molina yÁvila, 1985 b;Felipe, 1997.

58Ibn al-Abbār,al-Takmila,ed. 1915, nº 2620;Al-Ḥumaydī,Ŷaḏwat al-muqtabis, nº 345 yAl-Samaʿānī,Kitāb al-Ansāb, t. IX, nº 406 respectivamente. De éstos lo tomaría Yāqūt que los relaciona con ʿAwf b. Gaṭafān (Yāqūt,Muʿŷam al-buldān, t. III, p. 213).

59Ibn al-Abbār,al-Takmila, t. II, ed. 1955, p. 729, nº 1843;Vernet, 1950, p. 277, nº 118;Marín, 1988, p. 93, nº 1415;Molina yÁvila, 1985 b, pp. 88 y 96, yḤaqqī, 2001, pp. 67 y 321 (único que precisa la nisba al-Ṣinhāŷī).

60 Yāqūt,Muʿŷam al-buldān,t. III, p. 151;Ibn Abī Zarʿ,Rawḍ al-qirṭās, pp. 147 y 164.

61Ibnazm,Ŷamhara, p. 496;Ibn Jaldūn,Kitāb al-ʿIbar,texto ár.,t. VI, p. 120 / trad. enHistoire desBerbères,t. I, p. 172, y enFelipe, 1997, pp. 316-317.

62 Situada en Zalamea de la Serena por unos, se ha planteado que ocupase el espacio entre Alcuéscar, Arroyomolino, Valdemorales y Almoharín, junto al Puerto de las Herrerías (Franco, 2005, p. 45). Véase sobre el debate,Gilotte (2010, pp. 141-148).

63Al-Iṣtajrī,Kitāb al-Masālik wa-l-Mamālik, p. 44.

64Al-Idrīsī,Nuzhat al-muštāq,texto ár. p. 190 / trad. p. 231.

65Al-Zuhrī,Kitāb al-Ŷaʿrāfiyya, texto ár. p. 225 (§ 212) / trad. p. 144.

66Al-Rāzī,Ajbār mulūk al-Andalus, trad.Lévi-Provençal, pp. 73-74.

67 EnIbn ʿIḏārī,al-Bayān al-Mugrib,t. IV, p. 95, aparece en 3 ocasiones como uno de losḥuṣūn del este de al-Andalus.

68 VéaseGuitard Aparicio, 1976, pp. 95-98;Florensa Ferrer, 1960 yVallés i Pujals, 1959.

69 A falta de intervenciones arqueológicas, el único referente islámico de Mequinenza es su anáfora, noria hidráulica, también anegada por las aguas de la presa.

70 Yāqūt,Muʿŷam al-buldān, t. III, p. 151.

71 Sobre éste, véaseIbn Abī Zarʿ,Rawḍ al-qirṭās, pp. 147 y 164 que cita a Yāqūt como fuente;Ibn ʿIḏārī,al-Bayān al-Mugrib t. IV, p. 95.

72Sénac, 2000, p. 219. Algunos paralelos encontramos en Levante, como la alquería de Zeneta y la aldea de Zeneta (Guichard, 1995, p. 437), o en Extremadura (Franco Moreno, 2005, p. 47).

73 Hallamos la palabraCineega oCine Eia ya desde el 1089, como lugar, puerta y barrio. Sería un arrabal de cierta entidad, de hecho desde allí redactaría Sancho Ramírez una concesión a la catedral de Jaca (Lacarra, 1982-1985, t. I, doc. 6, pp. 223 y 260).

74 Ceneja y Soneja en Castellón, Senija en Alicante… (Dubler, 1943, pp. 193-194 y 197, aunque algunos topónimos son poco creíbles; yGuichard, 1995, pp. 437-438).

75 Al-ʿUḏrī,Tarṣī al-Ajbār, texto ár. p. 29 / trad. p. 24; supuestamente ya que no se llega a completar el nombre, es F. de la Granja quien lo propone (nota 3 del § 25). Véase tambiénOliver Asín, 1973, p. 330.

76 En 1123 (Lacarra, 1982-1985, t. I, pp. 107-109, doc. 94), Mezalbarber en 1138 (ibid., p. 279, doc. 279) y en 1141 (ibid., pp. 301-302, doc. 308).

77Guitard Aparicio, 1979, p. 75.Lacarra, 1982-1985, t. I,«Deus o vol» p. 164, doc. 151; «Deus Adiuta» p. 220, doc. 216; «Deus o uol» p. 243, doc. 240 ; yibid., t. II, «Deuslibol» p. 29, doc. 346.

78Guitard Aparicio, 1979, p. 75.

79Bosch Vilà, 1964.

80Guichard, 1995, p. 437. Señala una población conocida como Favara.

81 Entre Teruel y Cuenca (Terés, 1978, p. 374).

82 El primero en proponer esta ubicación es al-Ahwānī (Al-ʿUḏrī,Tarṣī al-Ajbār,trad. p. 13, nota 1) y a partir de ahí se reitera el error (Souto, 1992, p. 144;Viguera, 1995, p. 82 sq). Por otro lado, la evolución fonética de las más de veinte velillas que encontramos en la Península (Velillas en Huesca, Velilla del Cinca, Velilla de Medinaceli, Velilla…) demuestran que no es más que la modificación de un diminutivo de villa, Villella/villula y que Malīla daría Melilla, Malila, Las Melillas (Guichard, 1995, p. 402).

83 Al-ʿUḏrī,Tarṣī al-Ajbār, texto ár. p. 150 / trad. p. 13 (nota 1).

84 Laliena Corbera y Ortega Ortega, 2010, p. 176.

85Ḏikr bilādal-Andalus, texto ár. p. 71 / trad. p. 77.

86 Yāqūt,Muʿŷam al-buldān,t. II, p. 117.

87Oliver Asín, 1973, pp. 366-367.

88Ibid., p. 367.

89Ubieto Arteta, 1972, pp. 79-80.

90Ibn ʿIḏārī,al-Bayān al-Mugrib,t. II, p. 148;Oliver Asín, 1973, p. 361;Felipe, 1997, p. 292.

91Oliver Asín, 1973, pp. 337-338 y 361.

92Moret, 1994, p. 346.

93Ibnazm, Ŷamhara,p. 499;Viguera, 1995, p. 82.

94 Analizados enSesma Muñozet alii,1996, pp. 67-84 y enSesma Muñozet alii,2001.

95Ibnazm, Ŷamhara, pp. 499 y 501;Felipe, 1997, pp. 165-168. En este último se propone que sea Ibn Timlit y no Tīhalt la filiación (ibid.,p. 165, nota 538).

96Felipe, 1997, pp. 287-288.

97Ibid., p. 295.

98Ibid., p. 344.

99 Ya Ph. Sénac (Sénac, 1991, p. 400) advirtió sobre la inexistencia de un modelo de poblamiento único.

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Table des illustrations

TitreFig. 1. — Principales asentamientos beréberes
URLhttp://journals.openedition.org/mcv/docannexe/image/4931/img-1.png
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Pour citer cet article

Référence papier

BilalSarr,« Introducción al estudio del poblamiento beréber en la marca superior de al-Andalus (siglosviii-xii) »Mélanges de la Casa de Velázquez, 43-1 | 2013, 209-230.

Référence électronique

BilalSarr,« Introducción al estudio del poblamiento beréber en la marca superior de al-Andalus (siglosviii-xii) »Mélanges de la Casa de Velázquez [En ligne], 43-1 | 2013, mis en ligne le15 avril 2015, consulté le05 avril 2025.URL : http://journals.openedition.org/mcv/4931 ;DOI : https://doi.org/10.4000/mcv.4931

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BilalSarr

Universidad de Granada – Université Toulouse II

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